Biblia online - Génesis 37 - Reina Valera 1995

Génesis 37

José es vendido por sus hermanos

1Jacob habitó en la tierra donde había vivido su padre, en la tierra de Canaán.
2Esta es la historia de la familia de Jacob: José tenía diecisiete años y apacentaba las ovejas con sus hermanos; el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre de la mala fama de ellos.
3Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores.
4Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos, lo aborrecían y no podían hablarle pacíficamente.
5Tuvo José un sueño y lo contó a sus hermanos, y ellos llegaron a aborrecerlo más todavía.
6Él les dijo: --Oíd ahora este sueño que he tenido:
7estábamos atando manojos en medio del campo, y mi manojo se levantaba y se quedaba derecho, y vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban ante el mío.
8Entonces le respondieron sus hermanos: --¿Reinarás tú sobre nosotros, o dominarás sobre nosotros? Y lo aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.
9Después tuvo otro sueño y lo contó a sus hermanos. Les dijo: --He tenido otro sueño. Soñé que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban hacia mí.
10Y lo contó a su padre y a sus hermanos; su padre le reprendió, y le dijo: --¿Qué sueño es este que tuviste? ¿Acaso vendremos yo, tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?
11Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en esto.
12Un día, sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre en Siquem.
13Entonces Israel dijo a José: --Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem. Ven, y te enviaré a ellos. --Aquí estoy --respondió él.
14--Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la noticia --dijo Israel. Lo envió, pues, desde el valle del Hebrón, y José llegó a Siquem.
15Lo halló un hombre, andando él errante por el campo; y aquel hombre le preguntó: --¿Qué buscas?
16--Busco a mis hermanos; te ruego que me muestres dónde están apacentando --respondió José.
17--Ya se han ido de aquí; pero yo les oí decir: "Vamos a Dotán" --dijo el hombre. Entonces José fue tras sus hermanos y los halló en Dotán.
18Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos conspiraron contra él para matarlo.
19Se dijeron el uno al otro: --¡Ahí viene el soñador!
20Ahora pues, venid, matémoslo y echémoslo en una cisterna, y diremos: "Alguna mala bestia lo devoró". Veremos entonces qué será de sus sueños.
21Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos. Dijo: --No lo matemos.
22Y añadió: --No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no le pongáis las manos encima. Quiso librarlo así de sus manos y hacerlo volver a su padre.
23Sucedió, pues, que cuando llegó José junto a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica --la túnica de colores que llevaba puesta--,
24lo agarraron y lo echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.
25Luego se sentaron a comer. En esto, al alzar la vista, vieron una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, con camellos cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.
26Entonces Judá dijo a sus hermanos: --¿Qué vamos a ganar con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte?
27Venid y vendámoslo a los ismaelitas; pero no le pongamos las manos encima, porque es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él.
28Cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron ellos a José de la cisterna, lo trajeron arriba y lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y estos se llevaron a José a Egipto.
29Después Rubén volvió a la cisterna y, al no hallar dentro a José, rasgó sus vestidos.
30Luego volvió a sus hermanos y dijo: --El joven no aparece; y yo, ¿adónde iré yo?
31Entonces tomaron ellos la túnica de José, degollaron un cabrito del rebaño y tiñeron la túnica con la sangre.
32Enviaron la túnica de colores a su padre, con este mensaje: "Esto hemos hallado; reconoce ahora si es o no la túnica de tu hijo".
33Cuando él la reconoció, dijo: "Es la túnica de mi hijo; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado".
34Entonces Jacob rasgó sus vestidos, se puso ropa áspera sobre su cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.
35Se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo, pero él no quiso recibir consuelo, diciendo: "¡Descenderé enlutado junto a mi hijo hasta el seol!" Y lo lloró su padre.
36En Egipto, los madianitas lo vendieron a Potifar, oficial del faraón y capitán de la guardia.

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