Estudio bíblico de Oseas 8:1-9:16

Oseas 8:1-9:6

Continuamos hoy, nuestro viaje por el libro del profeta Oseas. Y si usted ya tiene su Biblia a mano, le invitamos a que la abra en el libro de Oseas, capítulo 8. Todos los profetas tuvieron no solo un mensaje local, sino también un mensaje que se proyectaba hacia el futuro, incluso hacia un futuro situado en el tiempo más allá de nuestro tiempo. Sin embargo su mensaje sí tiene una aplicación para nosotros. No hay profecías más aplicables a nosotros que las de Oseas y Jeremías. Cada uno de estos profetas profetizó justamente en el los días de la caída de la nación. Sus mensajes deberían alarmarnos hoy, teniendo en cuenta la situación que encontramos en nuestros pueblos. Pero no tenemos ya la fe de que los juicios de Dios se lleven a cabo, porque nos tememos que probablemente hemos cruzado esa línea a partir de la cual no hay retorno, y que ese juicio es inevitable, tal como lo fue para Israel. En el primer párrafo de este capítulo, veremos que

Israel se volvió a los becerros de oro y altares de pecado

A medida que Israel se fue alejando de Dios, los israelitas recurrieron a su rey a sus riquezas para ser liberados. Leamos entonces los versículos 1 al 4 de este octavo capítulo de 8 de Oseas:

"Lleva a tu boca la trompeta, pues un águila viene sobre la casa del Señor, porque traspasaron mi pacto y se rebelaron contra mi Ley. A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. Israel desechó el bien: el enemigo lo perseguirá. Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos."

En la frase porque traspasaron mi pacto y se rebelaron contra mi ley, Dios les estaba explicando por qué los iba a enviar al cautiverio. Antes, Él les expuso en detalle sus pecados y les mostró que ellos habían quebrantado sus mandamientos, pero que sus pecados también producido el resultado el su quebrantamiento del pacto que Dios había hecho con ellos. Dios había hecho un pacto con Abraham que era aplicable a ellos, y había hecho un pacto con Moisés que también era aplicable a ellos, especialmente en lo que se refería a la tierra, pero si ellos no le servían Él los expulsaría de la tierra. Y después, Dios también hizo un pacto con David. Ahora, el pueblo había quebrantado estos pactos, pero Dios nunca los quebrantaría. El pacto que Dios hizo con Abraham y el pacto que hizo con David eran incondicionales (el pacto con Moisés era condicional). El pueblo podía transgredir el pacto, y cuando lo hicieron, fueron castigados. Fueron expulsados de la tierra, pero ello nunca ha alterado el hecho de que Dios les daría esa como posesión eterna. Simplemente significó que aquella generación fue expulsada de la tierra, pero que otra generación sería traída de regreso. Eso fue lo que sucedió cuando ellos salieron de Egipto. Como el pueblo no entraría en la tierra a causa de su incredulidad, Dios les dijo que ellos nunca entrarían en la tierra, pero sus hijos sí la habitarían.

Y continuó diciendo Dios. Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí. Dios había dicho que la línea de David iba a reinar en Israel. Jeroboam dirigió una rebelión, y la línea de reyes que a partir de entonces se estableció no estuvo formada por reyes que se volvieran al Dios vivo. Estos reyes nunca intentaron, de ninguna manera, llevar a la gente a la adoración de Dios. En cambio, todos ellos se volvieron hacia la idolatría. Jeroboam, desde el mismo comienzo, instaló dos becerros de oro; uno en Samaria, el otro en Betel ---y lo hizo para evitar que el pueblo regresara a Jerusalén en el sur para adorar en el templo. Dios los juzgó y castigó, por haber establecido reyes que Él no aprobó. Y en el versículo 5 de este capítulo 8 de Oseas, leemos:

"Tu becerro, Samaria, te hizo alejarte. Se encendió mi enojo contra ellos: ¿Cuando alcanzaréis la purificación?"

Destacamos la pregunta: ¿Cuándo alcanzaréis la purificación? Ellos eran culpables; eran pecadores, no eran inocentes en absoluto.

Aquí dice: Tu becerro, Samaria. Samaría se había convertido en la capital de Israel bajo el rey Omri, el padre del rey Acab. Acab se casó con Jezabel, cuyo padre era un sacerdote en Sidón, entre los Fenicios, y adorador de Baal. Jezabel había trasladado a Israel a varios centenares de profetas de Baal, y muchos israelitas se convirtieron en adoradores de Baal.

El versículo continúa diciendo Se inició mi enojo contra ellos. Dios tenía la intención de juzgarlos. Samaria es hoy un lugar desolado aun en la actualidad. Aunque es un lugar muy hermoso, una zona muy poblada, cuando un turista visita ese lugar, descubre que la desolación allí es sobrecogedora. Uno no puede evitar ese sentimiento cuando visita ese lugar. Pero uno no puede menos que recordar que en una época hubo en Samaria palacios de marfil. Los arqueólogos dicen que han encontrado en aquellas ruinas, hermosas botellas de perfume hechas de marfil, y toda clase de hermosos objetos de marfil desechados. A veces hemos observado que los turistas sienten una cierta depresión después de visitar esas ruinas, y con toda la razón. Dios había juzgado a Samaria. Era una hermosa región, con edificios atractivos, pero el juicio de Dios vino sobre ella porque el pueblo se había alejado de Él, y estaban adorando al becerro en aquel lugar. Continuemos leyendo el versículo 6 de este capítulo 8 de Oseas:

"Porque ese becerro es de Israel; un artífice lo hizo. No es Dios, por lo que será deshecho en pedazos el becerro de Samaria."

No sabemos donde se podría encontrar ese becerro de oro en la actualidad. Los arqueólogos no han encontrado ningún fragmento de él en esa zona. Probablemente fue llevado a algún otro lugar y despedazado o incluso fundido. Dios le dijo a este pueblo: "Os habéis alejado de mí para adorar este becerro, pero él no es Dios y no os puede ayudar". Escuchemos lo que dice el versículo 7 de este capítulo 8:

"Porque sembraron vientos, segarán tempestades. No tendrán mies ni su espiga dará harina; y si la da, los extranjeros la comerán."

Este versículo nos habla del juicio del hambre y del enemigo que iba a llegar a la tierra. Y dice el versículo 8:

"¡Devorado será Israel! Pronto será entre las naciones como vasija que no se estima"

Veamos esta frase. ¡Devorado será Israel! ¿Sabe usted donde están las diez tribus hoy? Muchas personas se han volcado a la idea de identificar a la tribu de Efraín con alguna nación, Pero usted puede leer en estos capítulos que hablan del juicio de Dios contra Efraín. Por ello es imposible identificar a cualquier nación del presente con Efraín No hay otra cosa que se mencione sobre Efraín sino juicio.

Y añade el versículo pronto serán entre las naciones como vasija que no se estima. No podemos localizar o identificar hoy a las tribus de Israel. Creemos que el pueblo de Israel se mezcló con la tribu de Judá cuando ellos regresaron a la tierra después del cautiverio, y que no ha habido forma de separarlos desde aquel tiempo. En la actualidad, ellos están dispersados por todo el mundo. En realidad, hay más judíos en la ciudad de Nueva York que en toda la nación de Israel; se calcula que, por lo menos, el número de personas que vive fuera de Israel es cuatro veces mayor al que vive hoy en Israel. Y después, en el versículo 9, tenemos otra razón específica del por qué de este juicio y castigo. Leamos el versículo 9:

"Pues ellos subieron a Asiria como un solitario asno salvaje. Efraín se ha alquilado amantes."

Aquí tenemos otra acción específica que desencadenó el juicio de Dios sobre Israel. ¡Y qué condenación fue esta! Fueron comparados con esos asnos de orejas largas. Israel se dirigió a Asiria buscando ayuda y trató de sobornar a Asiria, como vemos en la frase Efraín se ha alquilado amantes.

Sin embargo, descubrieron que no podían sobornar a Asiria. En cambio Dios utilizaría a Asiria para juzgarlos. Leamos ahora los versículos 10 y 11 de este octavo capítulo de Oseas:

"Aunque las alquile entre las naciones, ahora los reuniré, y serán afligidos un poco de tiempo bajo la carga del rey y de los príncipes. Porque multiplicó Efraín los altares para pecar, tuvo altares solo para pecar."

Un altar es un lugar para la adoración, y Dios le dio había dado a la nación de Israel un altar. Si usted estuvo con nosotros cuando estudiábamos la epístola a los Hebreos (el libro anterior antes de comenzar el estudio de este libro de Oseas) recordará que allí vimos que la iglesia tiene un altar celestial; el trono de Dios es hoy un trono de gracia para nosotros, y el Señor Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en ese altar, haciendo intercesión por nosotros. En realidad, un altar es un lugar de adoración, pero Dios dijo aquí Porque multiplicó Efraín los altares para pecar, tuvo altares solo para pecar. Israel se había vuelto a la religión, a la adoración de ídolos, y esa conducta no les ayudó, sino que trajo juicio sobre ellos.

La religión, estimado oyente, ha sido una de las cosas más negativas que este mundo jamás ha experimentado. La religión ha condenado al mundo. Usted puede observar algunos países en el presente donde la gente no puede comer ciertos alimentos por el carácter sagrado que se ha asignado a ciertos animales. Hay multitudes muriendo de hambre, y sin embargo, la gente no puede criar cierta clase de ganado para obtener alimentos. Estimado oyente, a través de la historia, la religión no nos ha ayudado mucho sino, más bien, ha inutilizado o detenido el progreso, perjudicando a la raza humana, Solo el Señor Jesús puede librarnos. Continuemos leyendo el versículo 12 de este capítulo 8 de Oseas:

"Le escribí las grandezas de mi Ley, y fueron tenidas por cosa extraña."

Dice aquí: y fueron tenidos por cosa extraña. Es decir, que la gente no sabía nada sobre la ley de Dios. Decimos esto con frecuencia porque son tan pocos que lo están diciendo. Dios estaba diciendo aquí, "les he dado mi Palabra escrita, y para ellos es algo extraño, Le escribí las grandezas de mi ley, pero ellos la veían como algo extraño. La ignoraban. Esa fue la condenación de Israel y, estimado oyente, y la condenación de otras naciones también. Algunas naciones tratan de pasar por naciones cristianas civilizadas, y son cualquier cosa menos eso. La ignorancia que existe sobre la Palabra de Dios, es sorprendente. Esa es la razón por la cual nos dedicamos a enseñar la Biblia. La tarea más importante que tiene la iglesia es exponer y difundir la Palabra de Dios. Lo importante es que cuando un pastor o predicador ocupe su lugar en el púlpito presente la Palabra de Dios. Y si él así lo hace, entonces debería ser respaldado por todos los que amamos esa Palabra. Y hay muchas personas que están llevando a cabo esta tarea en muchas partes. Nos alegramos al contemplar el crecimiento que ha experimentado nuestro programa; sin embargo, esto es sólo como una gota en un cubo, porque multitudes de personas hoy son ignorantes de la Palabra de Dios. Continuemos leyendo ahora el versículo 13 de este capítulo 8 de Oseas:

"En los sacrificios de mis ofrendas sacrificaron carne y comieron; El Señor no los quiso aceptar. Ahora se acordará él de su iniquidad, castigará su pecado y tendrán que volver a Egipto."

Ellos cumplían la ceremonia, tenían el ritual, y conocían bien el vocabulario, pero eso era todo. El Señor los conocía y no los aceptaba. Uno se da cuenta que hay personas que aprenden muy bien el lenguaje de las verdades fundamentales de la Biblia, ya que existe un vocabulario especial. Hay personas que aprenden a decir: "Alabado sea el Señor", y "Que el Señor le bendiga". Y estas son expresiones maravillosas por cierto, pero en la boca de algunas personas, no tienen sentido. A ellas se les podría aplicar la frase de este versículo: el Señor no los quiso aceptar.

Y continúa diciendo el versículo 13, Ahora se acordará él de su iniquidad, castigará su pecado y tendrán que volver a Egipto. Fue evidente que cuando Babilonia destruyó a Asiria, muchas personas de las diez tribus (del reino del norte) se unieron a aquellos que desde Judá fueron llevados al cautiverio en Babilonia y regresaron a la tierra. También sabemos, por el libro de Jeremías, que en el tiempo del cautiverio de Babilonia, muchos del pueblo se dirigieron a Egipto. Creemos, que esto fue de lo que Oseas estaba hablando aquí, pero hay algunos buenos expositores Bíblicos que no están de acuerdo con este punto de vista. Ahora, el versículo 14, de este capítulo 8, de Oseas, dice:

"Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos. Judá multiplicó sus ciudades fortificadas, mas yo mandaré a sus ciudades fuego que consumirá sus palacios."

La primera frase es significativa. Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos. Ellos habían tratado de edificar sustitutos para el templo de Jerusalén. Era en aquel templo, y solo en aquel templo, que Dios había dispuesto que los sacrificios debían ofrecérsele a Él. Dice aquí también Judá multiplicó sus ciudades fortificadas. El pueblo de Judá también había pecado y Dios los juzgaría más tarde. Lo primero que iba a suceder sería que estos templos en Israel iban a ser destruidos. Es interesante que la parte norte de Israel parezca estar más desolada que cualquier otra parte de esa tierra. En la zona del Neguev, hacia el sur, donde no llueve, uno esperaría que la tierra estuviera en esa condición desolada. Pero en la zona norte, especialmente en el valle del Esdraelon ---que es uno de los valles más ricos y fértiles del mundo--- uno no espera ver la desolación que encuentra allí. Sin embargo por toda esa parte, aun hasta el día de hoy, uno ve las evidencias del juicio de Dios que cayó sobre esa tierra. Y así llegamos al

Oseas 9 - Israel se volvió a oucpar de la productividad de la tierra

Ahora, cuando llegamos al capítulo 9 de Oseas, entramos a una nueva sección. En los capítulos 9 y 10, vemos que Israel entonces se dedicó a la producción agrícola. En aquel tiempo Israel estaba comenzando a considerar la prosperidad como una indicación que todo estaba bien en la nación. En otras palabras, estaban tratando de incrementar la producción de la tierra. Pero Dios dijo que no eran más que una novilla obstinada y reincidente. Él los había bendecido con prosperidad, y ello los había enceguecido con respecto a la realidad de su condición espiritual. En realidad, estaban al borde del cautiverio, que era el castigo de Dios. Leamos ahora el versículo 1 de este capítulo 9 de Oseas:

"No te alegres, Israel, no saltes de gozo como otros pueblos, pues te has prostituido al apartarte de tu Dios. Amaste el salario de rameras en todas las eras de trigo."

La frase inicial, no te alegres, Israel, no saltes de alegría como otros pueblos. Estaban pecando más, y disfrutándolo menos.

Y continúa diciendo el versículo: pues te has prostituido al apartarte de Dios. Se habían comportado como una ramera.

Y añade: amaste el salario de las rameras en todas las eras de trigo. En otras palabras, Israel estaba tratando de aumentar su producción, pero en vez de ello, esta situación se convirtió en un juicio sobre ellos. El mercado de valores estaba en alza e imperaba la abundancia. Las estanterías de los supermercados estaban llenas de alimentos; había muchas bebidas alcohólicas a la venta, lo cual fue negativo para Israel.

Para algunas personas en muchos países, la bolsa de valores es mucho más importante que las Escrituras. Esto fue lo que estaba sucediendo en Israel --- había una prosperidad falsa en la tierra, y estaban lejos de sentir una dependencia de Dios. Y El los juzgó con la prosperidad. Fue como si les hubiera dicho: "Os he provisto de todo. Le estáis atribuyendo el mérito a vuestra propia ingenuidad, a vuestra propia capacidad. Sois un pueblo orgulloso, no me estáis mirando a mí, ni me estáis atribuyendo el mérito en absoluto". Esta era, pues, la situación en Israel, y ocurre que también es la misma situación imagen de otros pueblos hoy. Dice el versículo 2:

"El trigo y la uva no los sustentarán, y les fallará el mosto (o vino nuevo)"

En otras palabras, iba a haber escasez en vez de abundancia. En el versículo 3, leemos:

"No se quedarán en la tierra del Señor, sino que Efraín volverá a Egipto y a Asiria, donde comerán comida inmunda."

Esta frase fue terminante. No se quedarán en la tierra del Señor. Dios dejó en claro que Él iba a expulsarlos de la tierra. Aunque les dijo que nunca olvidaría Sus pactos con Abraham, Moisés y David, la posesión de la tierra por parte de Israel, siempre dependió de su obediencia a Dios. Y en aquel tiempo Él iba a removerlos de la tierra.

Y continúa diciendo el versículo que en Egipto y en Asiria, se alimentarían de comida inmunda. El pueblo se había estado apartando de Dios y quebrantando Su ley. Entonces Dios dijo: "Verdaderamente voy a daros una dieta de alimentos impuros", No se iban a divertir más ---estaban pecando más, pero disfrutándolo menos. Y creemos que esto es cierto en la experiencia de muchas personas. Un hombre se acercó una vez a un pastor y le dijo: "El motivo por el cual he venido esta noche es que he probado todo lo que hay en el mundo, y estoy harto del pecado". Este hombre estaba pecando más, pero había dejado de disfrutarlo, y ese factor fue el que finalmente lo trajo a Cristo. Finalmente por hoy, leamos los versículos 4 al 6 de este capítulo 9 de Oseas:

"No harán libaciones de vino al Señor ni sus sacrificios le serán gratos; cual pan de duelo será para ellos, y todos los que coman de él serán impuros. Su pan será, pues, para ellos mismos: ese pan no entrará en la casa del Señor. ¿Qué haréis en el día de la solemnidad, y en el día de la fiesta del Señor? Ellos se fueron a causa de la destrucción. Egipto los recogerá, Menfis los enterrará. La ortiga conquistará lo deseable de su plata, y el espino crecerá en sus moradas."

Muchos de ellos fueron a la tierra de Egipto después del cautiverio. Fuera de la tierra, ellos no podrían adorar a Dios como Él querría que le adoraran.

Estimado oyente, nuestro tiempo ha llegado a su fin y continuaremos con este pasaje en nuestro próximo programa. Le sugerimos que lea lo más posible del resto de este capítulo para familiarizarse con su contenido, y le esperamos, entonces, para continuar juntos este recorrido por este libro del profeta Oseas.

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