Estudio bíblico de Miqueas 6:16-7:5

Miqueas 6:16 - 7:5

En nuestro estudio del libro de Miqueas, llegaremos hoy al último versículo del capítulo 6, que lleva el título "Suplicando la redención presente a causa de la redención pasada."

En los versículos 14 y 15, que comentamos en nuestro programa anterior, vimos que Dios, por medio de Miqueas, avisó a Su pueblo que iba a quitarles muchas cosas antes de finalizar el castigo. Dios les hizo saber que no iban a poder disfrutar de todas estas cosas a las que se habían acostumbrado hasta entonces. Dios dijo que iba a comenzar a derribarles. Y lo haría gradualmente. Este actuar lento y con mucho aviso anticipado le daría al pueblo israelita más tiempo y más oportunidades para volverse a Dios. Un poco más adelante veremos que Dios les habría perdonado en cualquier ocasión, si ellos se hubieran vuelto a Él con arrepentimiento. Pero esa nación, el reino del norte, se encontraba en una condición moral y espiritual muy cercana a la nuestra. Dios manifestó que iba a traer castigo sobre esa nación, a pesar DE ser Su pueblo elegido, Él los castigaría severamente. Ahora, pensando en nuestro tiempo, y en nuestro caso, diremos que es necesario que nos volvamos a Él. Porque aunque Dios castiga el pecado, perdona al pecador arrepentido. Así que, al observar la similitud de la sociedad de aquel entonces con nuestra actualidad, nosotros también creemos que es urgente y necesario arrepentirnos y volver a Dios, para recibir Su perdón y Su ayuda.

Ahora, el versículo 16 de este capítulo 6 de Miqueas, dice:

"Porque los mandamientos de Omri se han guardado, y toda obra de la casa de Acab; y en los consejos de ellos anduvisteis, para que yo te pusiese en asolamiento, y tus moradores para burla. Llevaréis, por tanto, el oprobio de mi pueblo."

Ahora, una persona que lea este pasaje por primera vez, no estará familiarizada con estos nombres y se preguntará naturalmente quién era Omri, y quién era Acab. Este interrogante demuestra la necesidad de un planteamiento diferente en el estudio del Antiguo Testamento, que por años hemos considerado de mucha ayuda. Sugerimos que cuando usted estudie los libros históricos del Antiguo Testamento, también deben estudiarse los libros proféticos o libros que correspondan al mismo período de tiempo que los libros históricos. Por ejemplo, este método implicaría que el libro de Miqueas debería ser estudiado junto con el relato histórico de los reinos de Acab y Jezabel, del reino del norte (o de Israel). Si los libros históricos fueran estudiados junto con los libros proféticos, ofrecerían una imagen completa.

Sin embargo, si ahora recurrimos al libro histórico de 1 Reyes, en el capítulo 16 veremos que Omri fue uno de los reyes del reino del norte; en realidad, fue uno de los más malvados. Este rey y Zimri, después Tibni, reinaron como reyes rivales hasta que ambos murieron y entonces Omri sobrevivió para reinar sobre todo el reino del norte. En 1 Reyes 16:24, leemos: "Y Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el monte; y llamó el nombre de la ciudad que edificó, Samaria, del nombre de Semer, que fue dueño de aquel monte". Así que esa ciudad se llamó Samaria, nombre que conservó hasta el día de hoy, y las ruinas de la ciudad que Omri edificó aún se encuentran allí. Pero Omri no fue el que realmente desarrolló la ciudad. Después de la muerte de Omri, accedió al trono Acab. Si seguimos leyendo en el mismo capítulo de 1 Reyes 16, vemos que en los versículos 28 y 30 dice: "28Omri durmió con sus padres y fue sepultado en Samaria. En su lugar reinó Acab, su hijo. 30y reinó sobre Israel en Samaria veintidós años. Pero Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos del Señor, más que todos los que reinaron antes de él". Una de las razones por la cual él llegó a ser un personaje decisivo fue la ayuda e influencia de su esposa Jezabel. En los versículos 31 y 32 de este mismo capítulo 16 de 1 Reyes se dice: "31pues no le bastó andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, sino que tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal, rey de los sidonios, y fue, sirvió a Baal y lo adoró. 32Construyó además un altar a Baal en el templo que él le edificó en Samaria". Así que Acab y Jezabel convirtieron la adoración a Baal en la religión de Israel.

El versículo 16 de Miqueas 6, que leímos anteriormente decía: "Porque los mandamientos de Omri se han guardado, y toda obra de la casa de Acab". En vez de seguir los estatutos del Señor, los israelitas siguieron los estatutos de Omri y Acab. Rechazaron la palabra del Señor y vivieron siguiendo los consejos de aquellos reyes. Y entonces, en los días del profeta Miqueas, casi doscientos años más tarde, los efectos e influencia de aquellos malvados reinos eran aún evidentes.

Miqueas presentó la filosofía de gobierno de Dios. Y el liderazgo de cualquier nación, si esa nación va a prosperar bajo la bendición de Dios, tendrá que tener en cuenta los principios éticos de las Sagradas Escrituras, es decir, las normas de la Palabra de Dios. Hay naciones que muestran un deterioro de su integridad y claras señales de decadencia en la convivencia social. Este declive sólo podrá rectificarse con una auténtica renovación espiritual y moral de la sociedad. Y así llegamos al:

Miqueas 7

Con el que comenzamos con un párrafo que hemos titulado:

Perdonando toda la maldad a causa de quién es Dios, y de lo que él hace

Este es el último capítulo de esta profecía tan destacada de Miqueas. Vamos a tener dos estudios más en este libro de Miqueas, y luego entraremos nuevamente en el Nuevo Testamento, para estudiar la Segunda Epístola del Apóstol Juan.

En los primeros nueve versículos, el profeta confesó que Dios tenía razón en Su queja contra Israel. La acusación y la exactitud de la misma conmovió el corazón del profeta. Él no era insensible. Él estaba impresionado y muy afectado por el juicio que vendría sobre su pueblo. Por lo tanto en esta primera sección tenemos una penosa reflexión personal, una serie de sufrimientos, un lamento, una elegía dolorosa. Leamos el versículo 1 de ese séptimo capítulo de Miqueas.

"¡Ay de mí! porque estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos."

El profeta comenzó hablando de una forma muy personal, cuando dijo: "¡Ay de mí!" Y no sólo era muy personal, sino que también estaba muy afectado por el mensaje de Dios que estaba transmitiendo, así como el profeta Jeremías se había sentido abrumado por el mensaje que le tocó comunicar. Miqueas estaba muy entristecido por su anuncio. No se deleitaba pronunciando estas palabras, de la misma manera en que ninguno de nosotros encontraría placer en hacer anuncios pesimistas con respecto al futuro de nuestra nación, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Por supuesto, disfrutaríamos anunciando la llegada de una renovación espiritual que afectara a los principios éticos que prevalecen en medio nuestro, en la convivencia social y en la experiencia de las personas. Desgraciadamente, si hiciéramos pronósticos, nuestra forma de expresarnos se parecería a la del profeta Miqueas.

El versículo 1 continuó diciendo: "estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia y no queda racimo para comer, mi alma deseó los primeros frutos".

Recordemos que en la Biblia, la vid fue una figura que representaba al pueblo de Israel. Y el profeta Isaías, contemporáneo de Miqueas, entró en detalles sobre este tema y así lo presentó. Él dijo de una manera muy clara que Israel era la vid. Miqueas contempló al conjunto de la nación y dijo: "No hay racimo de uvas para comer, ni higo tierno que tanto deseo" La vid no estaba produciendo frutos.

Y ahora veremos que Miqueas iba a tratar asuntos específicos. En el versículo 2 de este capítulo 7, dijo:

"Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano."

Todos sabemos que no es muy seguro andar por ciertas calles por la noche en nuestras ciudades. Abunda la ilegalidad y la desobediencia a la ley. Pero aun así, hay muchas buenas personas y ciudadanos que respetan las leyes de la convivencia. Seguramente en Israel había también buenas personas, pero el profeta estaba hablando en general. Pero la persona ideal en aquel tiempo no constituía una mayoría. Aquí dice que las personas piadosas habían sido eliminadas del país. En la actualidad, esas personas no constituyen el ideal; el hombre recto no forma parte de la mayoría en el presente. Ahora, el versículo 3 comienza diciendo:

"Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda"

Éstos no estaban satisfechos de hacer el mal de una forma limitada, reducida, de manera pequeña, sino que utilizaban ambas manos. Realmente, estaban ocupados en practicar el mal a pleno tiempo. Y luego sigue diciendo este versículo 7:

"Y el juez juzga por recompensa"

O sea, que practicaban la maldad para recibir ganancias. No sólo se rebajaban para hacer lo prohibido, lo éticamente censurable, sino también porque estaban dominados por la codicia. Se habría esperado que los gobernantes y jueces ejercieran su autoridad con justicia, con equidad, pero sucedía todo lo contrario. Y concluye este versículo 3 diciendo:

"Y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman."

Los escritores de algunas publicaciones o guionistas de películas o programas de televisión parecen tener un elemento que, como se dice coloquialmente, "engancha", o sea que atrae con arte captando el interés de lectores, amantes del cine y telespectadores. Ese elemento suele contener dosis de inmoralidad, y de ridículo hacia lo que es sagrado o que está relacionado con Dios, con los relatos de las Sagradas Escrituras y con lo que creen los cristianos o creyentes en Jesucristo. Y todo ello se hace bajo el amparo de la libertad de expresión, olvidando que ésta incluye el respeto hacia las creencias de una parte considerable de la sociedad. Y después nos sorprendemos que se deteriore la convivencia, que aumente la delincuencia, y que un número cada vez más numeroso de ciudadanos, especialmente de jóvenes, se dejen controlar por las drogas y el alcoholismo e incluso niños y adolescentes se entreguen a abusos y acosos violentos en los centros educativos. Ahora, veamos que Miqueas continuó diciendo aquí en la primera parte del versículo 4 de este capítulo 7 de su libro:

"El mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu castigo viene, el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión."

Aquellos que parecían buenos e ingeniosos, eran enmarañados como una zarza. Nadie querría levantar un seto de espinos y quedar atrapado en él. Y esta advertencia se debía a que ésta era la condición de las mejores personas en el tiempo del profeta Miqueas. Creemos que algún día Dios intervendrá contra aquellas personas que en nuestro tiempo actúen de esa manera, aprovechándose de medios de difusión, o de la cultura en general. En su tiempo Dios actuó contra Israel, y más tarde contra ciertos aspectos de las culturas romana y griega. Al final, lo único que prevalecerá será todo aquello que tenga un valor eterno. Hay que reconocer la exactitud de la descripción del profeta en este capítulo y, al mismo tiempo, tomar nota de la advertencia que señala al castigo de Dios. Ahora, recordemos lo que dice la segunda parte de este versículo 4:

"El día de tu castigo viene, el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión."

En el evangelio de Lucas, capítulo 21 y versículo 25, vemos que el Señor Jesús dijo: "Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas". Es decir, que lo que iba a caracterizar el fin de las edades, el fin de los tiempos, la angustia, la perplejidad y confusión de las naciones. La señal principal de que estamos cerca del fin de los tiempos, no se encuentra en Israel, amigo oyente. La nación actual de Israel no es esa señal. Estamos viviendo en la época de la iglesia. No debemos estar buscando o tratando de encontrar un día en particular; más bien debemos buscar, -hablando figurativamente y desde un punto de vista espiritual- un informe del estado del tiempo, y ese informe meteorológico nos indica que el mar y las olas rugen hoy, y que las tormentas que se abaten furiosamente sobre la tierra en los tiempos en que vivimos. Ésta es la imagen que la Biblia presenta sobre las naciones de los últimos tiempos.

Miqueas nos estaba describiendo las dificultades que este pueblo estaba teniendo, causadas por el pecado en sus vidas. Recordemos la hermosa declaración que leímos en este mismo libro, en el capítulo 6, versículo 8, y que dice: "Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide el Señor de ti; solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios". El pueblo simplemente no estaba cumpliendo este deseo de Dios y fueron conscientes de que no podían hacerlo. El apóstol Pedro siglos más tarde diría que estaban bajo el yugo de la ley, y que ni ellos, ni sus padres, habían podido cumplirla. Y lo mismo sucede en la actualidad. Hay muchísimas personas que acuden a la iglesia, creyendo que son salvas por sus propias buenas obras que son aceptadas por Dios en base a las acciones que realizan. Algunas lo creen sinceramente y otras actúan con hipocresía. La gente que vivió en la época antigua bajo la ley podría ser disculpada por pensar de esta manera, pero tengamos en cuenta que nosotros disponemos de una Biblia que podemos abrir y que nos aclara que somos salvos sólo por la gracia de Dios. Continuemos ahora leyendo el versículo 5 de este séptimo capítulo de Miqueas:

"No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca."

Estas palabras nos revelan algo sobre la terrible condición que existía en aquellos tiempos, y que se ha hecho realidad en gran medida en las llamadas civilizaciones que han pasado por esta tierra a través de los siglos. Tenemos que reconocer que vivimos en un mundo malvado, de lo cual seremos conscientes, especialmente en el momento en que demos a conocer que estamos de parte de Dios. El Señor Jesucristo dijo en Mateo 10:34, "No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada". Mientras haya maldad en el mundo, habrá un conflicto y una guerra entre aquello que proviene de las pasiones de la naturaleza humana, y lo que procede del Espíritu, entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal.

Si nos levantamos temprano por la mañana, es interesante observar como la oscuridad lucha contra la luz hasta que finalmente el sol aparece brillando en el horizonte y entonces, la oscuridad finalmente se desvanece. Siempre veremos ese momento del amanecer, cuando parece que la oscuridad está luchando con la luz. Lo mismo ocurre al atardecer, cuando nuevamente la oscuridad quiere desplazar a la luz. En el área de lo espiritual, en el mundo se está desarrollando esa clase de conflicto espiritual.

El Señor Jesucristo continuó diciendo en Mateo 10:35 y 36, "porque he venido a poner en enemistad al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. 36Así que los enemigos del hombre serán los de su casa". En un futuro, quizás no muy distante por las señales y actitudes de agresividad que se observan en nuestra generación, una persona no podrá confiar ni siquiera en su propia familia. Y ya hemos leído las palabras del profeta Miqueas en este mismo capítulo, el capítulo 7 y en el versículo 5. Ahora lo leeremos en otra versión de la Biblia, que aquí dice: "No creas en tu prójimo, no confíes en tus amigos; cuídate de lo que hablas con la que duerme en tus brazos". Volviendo a nuestro tiempo y al mirar atrás, seguramente casi todos habremos sabido de situaciones matrimoniales que han llegado al extremo en que un cónyuge ya no confía en el otro. Imaginemos entonces, cómo será el panorama de la convivencia familiar en ese futuro del cual dijimos que no parecía tan distante. Imaginemos como será la convivencia social en un mundo en el que reina la desconfianza y la sospecha de la traición. Indudablemente será un tiempo en el que las personas se sentirán sumamente inseguras, y experimentarán una gran soledad.

Bien, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy, retomando nuestro estudio a partir de este versículo 5 y añadiendo algunos comentarios al mismo. Como esperamos contar con su compañía y participación nos permitimos sugerirle que lea por sí mismo, adelantándose a nuestra lectura, hasta el versículo 15 de este séptimo capítulo de Miqueas. Y si en cualquier momento le surge alguna duda o quiere formularnos una pregunta, le invitamos a que se ponga en contacto con nosotros para que podamos aclararla. El contacto directo con nuestros amigos oyentes nos estimula, nos inspira, y nos proporciona ánimo para continuar con nuestra labor de promover el estudio de la Palabra de Dios. Le esperamos, pues, para continuar juntos este largo viaje que estamos realizando "a través de la Biblia", y le deseamos la bendición, la guía y la provisión de Dios a usted y a su familia.

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