Estudio bíblico de Nahum 1:3-10

Nahum 1:3-10

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro del profeta Nahúm. Debemos mantener en mente que aquí tenemos a un hombre que aparentemente había nacido en el reino del norte, y que durante su juventud se trasladó al reino del sur. Con todo, él tenía una gran preocupación por el reino del norte, y aparentemente estaba con vida cuando ese pueblo fue llevado cautivo por los Asirios. Su mensaje se centró en el juicio que vendría sobre Asiria como nación y, particularmente, sobre la gran ciudad de Nínive, que era su capital. Ahora, en el versículo 3 de este primer capítulo que estamos estudiando, Nahúm destacó un gran principio por el cual Dios no sólo juzgó a la nación de Asiria y a su capital, sino que ésta era también la manera en la cual Dios juzga al mundo, y lo juzgará en el futuro. Por tanto, queremos volver a leerla al comenzar nuestro estudio de hoy. Leamos entonces la primera parte del versículo 3, que dice:

"El Señor es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable."

Dice aquí que Dios es lento para la ira. Esto lo dejó el profeta bien aclarado. Dios había enviado al profeta Jonás a Nínive, para comunicar a sus habitantes que serían destruidos a causa de su tremendo pecado y maldad. Ellos eran conocidos probablemente como uno de los pueblos más brutales del mundo antiguo, y Dios les anunció que el juicio vendría sobre ellos. Pero en aquel tiempo, todos los habitantes de la ciudad se volvieron a Dios. Obviamente el mensaje de Jonás había penetrado en la totalidad del imperio y se produjeron grandes cambios, como parte de una gran renovación espiritual. Sin embargo, esa condición no debió durar mucho. Esta ha sido una característica de los grandes movimientos de renovación en otras partes del mundo; que no han continuado como un estado permanente. La renovación de Wesley en Inglaterra tuvo un gran impacto en todo el país y en Estados Unidos, así como efectos colaterales en otros países, pero fue de corta duración. Aunque, por supuesto, han quedado algunos resultados, visibles incluso en la actualidad. Lo mismo fue cierto de la gran renovación producida por el predicador y maestro Moody en Estados Unidos, que afectó a muchas ciudades de ese país. En nuestro relato Bíblico, Nahúm dijo que Dios era lento para manifestar su ira, pero la gran ciudad de Nínive recayó en sus antiguas prácticas. Unos 100 años después de Jonás, el profeta Nahúm envió un mensaje anunciando que el tiempo de la tolerancia de Dios había llegado a su fin, y la paciencia de Dios no se alargaría por más tiempo. El juicio estaba por llegar.

Y el versículo 3 continúa afirmando que El Señor no tendrá por inocente al culpable. La justicia de Dios puede ser contemplada en Su juicio, porque Él es lento para la ira. Le llevó unos 100 años venir para ejecutar su castigo contra esta ciudad, y Él fue justo al hacerlo así. Dios no aceptaría la impunidad en el problema del pecado. No librará de castigo al malvado a menos que éste se vuelva a Él. A menos que los malvados acepten al Señor Jesucristo como Salvador, porque Él pagó el castigo por sus pecados, tendrán que ser juzgados por sus pecados.

Es que el perdón de Dios es diferente a nuestro perdón. Cuando alguien ha obrado mal con nosotros, le decimos "te perdono" y ya queda zanjado el problema. No se ha pagado ningún castigo. Nuestro perdón puede deberse a veces a una insignificancia o a un asunto mucho más importante. Pero cuando Dios perdona, la penalidad o el castigo ya ha sido pagado. Dios es el Juez de esta tierra; no sólo es el Creador. No sólo controla el universo, sino que es el gobernante moral del mismo. No es un juez corrompido; Él es insobornable. No importa quién sea usted, si pertenece a esta o a aquella familia, o si algún familiar suyo es un personaje influyente. Ninguno de esos factores puede librarle a usted del castigo. Nadie puede tratar con Dios de esta manera.

Y Dios tiene que juzgar al malvado y en la Biblia se nos dice que el corazón humano es sumamente engañoso y no tiene remedio (según vemos en Jeremías 17:9). Usted y yo no conocemos realmente la profundidad de la maldad de nuestro corazón; no sabemos lo que realmente seríamos capaces de hacer. Ahora, Dios no puede absolver al malvado y por lo tanto, si vamos a ser absueltos, alguien tiene que pagar la penalidad, el castigo. Es por tal motivo que Dios nos ha proporcionado un Redentor. Pero cuando un individuo o una nación le da la espalda a la redención que Dios nos ha provisto en Cristo, entonces el juicio vendrá inevitablemente, no queda otra alternativa. Y finaliza el versículo 3 diciendo:

"El Señor marcha sobre la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies."

Dios actúa en la naturaleza, amigo oyente. Y las tormentas que vienen están bajo Su control y sirven a Su propósito. Nuestro Dios es el Creador, el Redentor, y es también el Juez. Así que, amigo oyente, deje hoy todo en Sus manos y encuentre su verdadero reposo espiritual en Él, porque Él es bueno, es compasivo, y es el Salvador. Leamos ahora el versículo 4 de este primer capítulo de Nahúm:

"El amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida."

Al leer estas referencias al poder de Dios increpando al mar y haciendo que los ríos se evaporen, recordamos cuando Dios manifestó su poder al secar al Mar Rojo, y posteriormente, al interrumpir el curso del río Jordán.

Esos lugares mencionados aquí eran lugares muy fértiles de esa zona; el valle de Basán, el Carmelo y el Líbano, El Carmelo es en realidad el llamado valle de Esdraelón, y en aquella zona, la ciudad principal era Meggido. Esta región era uno de los lugares más fértiles de esa tierra. Uno puede dirigirse un poco más hacia norte, a lo largo de la costa del Líbano, hasta pasar por Beirut, y llegar a las ruinas de la antigua ciudad de Tiro, y entonces contemplará una región muy hermosa. Durante la primavera pueden verse los árboles frutales cargados de fruto y en la distancia se puede apreciar a una parte del Líbano cubierta de nieve. También pueden verse árboles frutales, melocotones, albaricoques y varias clases de frutos que crecen muy bien en esa zona, muy apropiada para la agricultura.

Nahúm predijo que iba a venir una sequía. Y estamos seguros que muchos de nuestros oyentes recordarán las terribles sequías que hubo en el pasado en algunos países. Y quizá podríamos considerarlas como un juicio de parte de Dios. Lamentablemente, la gente no presta atención a estos fenómenos que convulsionan a toda la naturaleza, y a la mayoría, estas catástrofes no le producen una reflexión espiritual, incluso en nuestro tiempo, en el que hemos sufrido o presenciado verdaderas catástrofes que han producido miles de víctimas y casi incalculables daños materiales. Con el tiempo, la mente humana, en general, se ha ido insensibilizando hasta el punto de considerar estos fenómenos como simples accidentes, aunque muchos son conscientes de factores como los excesos humanos y su efecto en la ecología y el medio ambiente. Ahora, en el versículo 5 de este primer capítulo del profeta Nahúm leemos:

"Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan."

Dios es el Creador y el protector de este universo, y el que lo mantiene unido, bien integrado en todas sus partes.

La frase "los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten", se refiere, por supuesto a los terremotos y a las erupciones volcánicas. Y usted puede pensar que Él es responsable por cualquier cosa que tiene lugar en este mundo, por las inundaciones que se producen, y por los terremotos que ocurren. Pero no podemos decir que Él es responsable por las personas que mueren en tales ocasiones, porque Dios le ha dado al hombre la inteligencia suficiente como para evitar las imprudencias, las faltas de previsión, los daños producidos en las zonas ricas en vegetación, así como la emisión de gases y demás productos tóxicos que dañan la capa de ozono, produciendo graves trastornos climáticos y fenómenos catastróficos. Dios controla la naturaleza que Él ha creado, pero permite que el ser humano sufra las consecuencias de su egoísmo, que le lleva a atentar contra esa misma naturaleza, impulsado por ese afán incontrolable por enriquecerse. Por todo ello, resulta improcedente que se culpe a Dios de todo aquello que, a la hora de la verdad, ha sido provocado por el hombre.

Escuchemos lo que dijo el profeta aquí en el versículo 6 de este capítulo 1 de Nahúm:

"¿Quién puede resistir su ira? ¿y quién quedará en pie ante el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas."

Así es que, a fuerza de golpes el hombre sabe que no puede enfrentarse a las fuerzas de la naturaleza, cuando éstas reaccionan con una intensidad devastadora. Víctor Hugo escribió tres grandes novelas. Una de ellas fue Los Miserables, para demostrar que la sociedad es enemiga del hombre. También escribió El jorobado de Notre Dame, para demostrar que la religión es enemiga del hombre. Y también escribió Los Trabajadores del Mar, para demostrar que la naturaleza es enemiga del hombre. Bueno, todo ello depende de cómo el hombre se ha aproximado a estos factores. La religión, y la sociedad pueden convertirse en enemigas del hombre. Y la civilización no es necesariamente amiga de la gracia de Dios. Y ¿qué diremos de la naturaleza? La naturaleza también puede convertirse en enemiga del hombre, aunque también puede convertirse en amiga del hombre. Pero el asunto es que si uno va a luchar contra la naturaleza, está luchando en una batalla en la que seguramente resultará perdedor. Eso es lo que Víctor Hugo trató de decirnos en su obra.

Y aquí leemos: "¿Quién puede resistir su ira? ¿Y quién quedará en pie ante el ardor de su enojo?" Esta pregunta fue dirigida al pueblo de Nínive, que había rechazado la misericordia y compasión de un Dios Todopoderoso. ¿Tiene usted la respuesta a esta pregunta? Quisiéramos dirigirle esta pregunta a usted, amigo oyente, si usted aún no es salvo, no es creyente. Quizá usted esté dependiendo de su propia justicia y de su propia bondad. ¿Cree realmente que puede presentarse ante la presencia de un Dios santo que aborrece el pecado de manera absoluta y que va a castigar el pecado? ¿Podrá estar usted presentarse ante Su presencia santa?

Esto nos hace recordar algo escrito por C. S. Lewis, el catedrático de Oxford, en su libro Cartas a un Diablo Novato. Él cuenta acerca de un viaje en autobús que partía desde el infierno, y se dirigía al cielo. Se trataba de una especie de excursión turística. Cuando el autobús se llenó, partió y cuando llegaron al cielo, el chofer del autobús aparcó su vehículo y les dijo a todos los pasajeros del autobús que a las cuatro de la tarde, iba a regresar al lugar de donde había venido, es decir, al infierno. Así fue que, a las cuatro de la tarde el autobús estaba repleto, porque todos los pasajeros habían regresado. Antes de iniciar el viaje, el chofer del autobús les dijo que si querían quedarse, podían hacerlo. Y, ¿por qué no se quedaron? C. S. Lewis dice: "Ellos descubrieron que no había ningún lugar para ellos en el cielo". Y en este sentido, uno de los grandes cristianos del pasado dijo, "preferiría ir al infierno sin pecado, que ir al cielo con pecado".

En el versículo 6 dijo Nahúm: "¿Quién puede resistir su ira?" Si usted no tiene un Salvador, amigo oyente, ¿cómo va a poder estar, como un pecador, ante la presencia de un Dios santo? ¿Piensa usted que podrá tener una oportunidad? Lamentablemente no, no tiene usted la más mínima posibilidad. Usted no puede presentarse allí sin un Salvador. Para poder estar en Su Presencia, tiene que haber experimentado el haber sido aceptado y unido a Cristo por la gracia de Dios, gracias a la obra de su amado Hijo en la cruz. Éste fue un gran principio que Nahúm dejó registrado en este pasaje. Dios tiene que juzgar el pecado. Habría algo radicalmente fuera de lugar y contrario a la misma naturaleza de Dios si algún día Él no castigara el pecado. Ahora, veamos el versículo 7:

"El es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían."

El Señor es bueno. Tengamos esto en mente. Recuerde lo que el salmista dijo en el Salmo 107, versículos 1 y 2: "Alabad al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos del Señor". Si no lo proclaman los redimidos, nadie lo va a decir. Así es que, yo lo diré, alto y claro: "Dios es bueno, Dios ES bueno, amigo oyente". Es maravilloso saber y experimentar la Bondad, la Misericordia y el incondicional Amor de Dios. Yo no sé quién es usted, amigo oyente, o dónde está, o cómo se encuentra. Pero donde quiera que usted se halle, sepa que Dios le ama, y que Dios quiere salvarle. Si usted todavía no es salvo, es porque usted no quiere acercarse a Él, porque Él puede y quiere salvarle, y Él le salvará. Dios es bueno. Ésa es la verdad fundamental de las Escrituras. También es la verdad fundamental para la vida. ¡EL SEÑOR ES BUENO!

El Señor es bueno, fortaleza en el día de la angustia. ¿Está usted pasando por momentos de angustias, amigo oyente? Si usted necesita llegar a un buen refugio, el Señor es ese refugio. Dice aquí: "Y conoce a los que en Él confían". Es bueno saber que nosotros no nos vamos a perder entre las multitudes. Escuchando las estadísticas sobre el aumento de la población global, es difícil imaginarse que somos tantos miles de millones de personas en un mismo planeta. Sólo con observar la aglomeración de coches en las carreteras, a la hora punta, al regresar la gente a sus hogares después de la jornada laboral, nos damos cuenta que somos miles de personas, una multitud. También las playas, en verano, nos dan una sensación de agobio al ver una aglomeración de gente en la cual una persona fácilmente puede pasar desapercibida, o un niño, pueda perderse. No importa a qué lugares viaje; a cualquier continente, a cualquier país del mundo, en todas partes uno puede encontrar a las multitudes. Y cuando nos sintamos abrumados por nuestra insignificancia, por representar quizá sólo un número en las estadísticas, entonces es bueno recordar que el Señor se acuerda de cada uno de nosotros por nombre. Nos recuerda perfectamente, individualmente, porque hemos confiado en Él. Y es bueno saber que las Escrituras dicen: "Y conoce a los que en Él confían". Estimado oyente, Dios no necesita un ordenador para recordar mi nombre, o el suyo. Nosotros, los que hemos confiado en Él, tenemos nuestros nombres escritos en Su propio corazón. Si usted ha confiado en Jesucristo, entonces Él ha escrito su nombre, amigo oyente, en las palmas de Sus manos que llevan las marcas de la Cruz. Él le conoce. Él conoce aquellos que han confiado en Él. En el versículo 8 de este primer capítulo de Nahúm, leemos:

"Mas con inundación impetuosa consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos."

Nahúm advirtió que Dios sorprendería y destruiría a los Asirios. Una inundación tempestuosa describe a un río que desborda sus orillas y causa una destrucción por donde pasa la corriente. Se cree que esta descripción se refirió al ejército invasor de los babilonios que tomó a la ciudad de Nínive. Un historiador griego del quinto siglo AC registró que el ejército babilónico pudo invadir Nínive cuando el río Tigris repentinamente se desbordó con tal fuerza que socavó las puertas de contención de la ciudad y desmoronó los fundamentos del palacio.

El versículo que acabamos de leer también dice: "Y tinieblas perseguirán a sus enemigos". Esta mención me hace preguntarme acerca del lugar del castigo permanente. Las Escrituras dicen más acerca de la oscuridad que será el destino de los perdidos, que sobre el fuego. La oscuridad se mencionó aquí Y tinieblas perseguirán a sus enemigos. Hasta el Señor Jesucristo también utilizó esa expresión, que encontramos en el evangelio según San Mateo, capítulo 8, versículo 12, cuando dijo: "mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera" (Mateo 8, 12 y Mateo 22,13). El fuego, literalmente, sólo puede tener efectos físicos, pero nunca sobre la parte espiritual. ¡Ah, los fuegos de una conciencia que súbitamente se ha despertado al terrible significado de haber rechazado a Cristo! ¡Tantas cosas que podrían haberse hecho y no se hicieron! Piense, estimado oyente, en las oscuras tinieblas de una eternidad perdida. Para nosotros, las tinieblas son una mejor y más terrorífica descripción del infierno, que el fuego mismo. Quizá este pensamiento sea nuevo para algunas personas, pero le animamos a indagar en la Palabra de Dios. Cuando lleguemos al libro de Apocalipsis, vamos a tratar este tema detalladamente.

Llegamos ahora al versículo 9, en este primer capítulo del profeta Nahúm. Podríamos titular la siguiente sección con la frase: La Decisión de Dios de destruir a Nínive y de ofrecer el Evangelio. Leamos este versículo 9:

"¿Qué pensáis contra el Señor? El hará consumación; no tomará venganza dos veces de sus enemigos."

Dios prometió la destrucción completa del poder de los Asirios. Para tener una mejor comprensión de este hecho le recomendamos leer el libro de Isaías, capítulo 37.

Nahum escribió no tomará venganza dos veces de sus enemigos. Es decir, que Nínive no iba a tener una segunda oportunidad. Ellos tuvieron su última oportunidad. Habían cruzado esa línea invisible, difícil de marcar, pero que se establece en algún punto cuando se rechaza a Dios reiteradamente. Esto no quiere decir que la gracia de Dios no pueda alcanzarle, pero sí que usted ya no puede alcanzarla porque ha llegado a ese punto en particular. En el versículo 10, leemos:

"Aunque sean como espinos entretejidos, y estén empapados en su embriaguez, serán consumidos como hojarasca completamente seca."

La frase "Aunque sean como espinos entretejidos" probablemente describió al ejército Asirio que presentó un frente tan unido que parecían espinos entretejidos, imposible de romper. Y continúa diciendo el versículo "Y estén empapados en su embriaguez, serán consumidos como hojarasca completamente seca" Dios los destruiría completamente. El cumplimiento de esta profecía está registrado en el libro de Isaías 37, versículos 36 y 37.

Queremos dirigirnos ahora especialmente a los jóvenes. Tome su decisión por Cristo mientras usted es joven, amigo oyente, y desarrolle una mente inteligente, despierta. Por otra parte, puede continuar jugando con temas intelectuales, que al final le dejarán insatisfecho y vacío. Amigo oyente, usted podría quizá distraerse con muchas cosas, no todas negativas o malas, para evitar afrontar su condición espiritual delante de Dios. Regresando a aquel tiempo, Nahúm profetizó que en Nínive, cuando llegara el día del juicio, sus habitantes iban a tropezar como ebrios; confusos, desorientados, ofuscados y endurecidos; ya no podrían tomar ninguna decisión, porque habían cruzado la línea en su rechazo a Dios.

Bien, debemos detenernos aquí y continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa. Esperamos que usted nos acompañe, mientras continuamos nuestro recorrido por este breve, pero muy interesante, libro de Nahúm. Nos permitimos sugerirle que lea los restantes versículos de este primer capítulo para estar más interiorizado sobre el tema de nuestro próximo estudio. Nuestra ferviente oración y nuestro profundo deseo es que usted permita que Dios le hable a su corazón y mente, y que usted tome HOY una decisión por JESUCRISTO. Él es la Persona que más le ama, en todo el Universo. Le esperamos en nuestro próximo programa.

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