Estudio bíblico de Zacarías 6:1-3

Zacarías 6:1-3

Continuamos estimado amigo oyente, nuestro viaje por el libro del profeta Zacarías, llegando hoy al capítulo 6. Pero, antes de entrar a estudiar lo que se nos presenta en este texto, quisiéramos aclarar un poco más un tema que comentamos del capítulo 5.

En nuestro programa anterior leímos acerca de la visión del profeta Zacarías en la que vio a una mujer que volaba dentro de un efa, que es un recipiente. El efa, o recipiente, era llevado por dos mujeres que volaban con alas semejantes a las de las cigüeñas, que son fuertes y poderosas, pero según las leyes hebreas, son unas aves consideradas "inmundas". Zacarías vio como estas dos mujeres se llevaban el recipiente, por el aire, hacia la tierra de Sinar, la tierra que conocemos por Babilonia. También vimos en la lección anterior que estas tres mujeres representaban la esencia de toda maldad.

Por otro lado el efa y el peso del plomo que se mencionaron en la visión que estudiamos en nuestro anterior programa, representaban los grandes negocios, las grandes transacciones económicas, financieras a gran escala. Dios, por medio de este simbolismo en la visión que tuvo Zacarías le estaba indicando que se refería al comercio y a los negocios. Mencionábamos en nuestro programa anterior que este simbolismo representaba a las técnicas que el pueblo de Israel había aprendido de los gentiles durante su cautiverio en las tierras Babilonia. El pueblo hebreo desde sus inicios había sido un pueblo mayormente compuesto por pastores y agricultores. Gran parte de la Ley mosaica tiene que ver con ese estilo de vida, porque da instrucciones precisas sobre los viñedos, las cosechas y los rebaños de animales. También esta visión era parte de la revelación que Dios le dio a Zacarías porque representaba un cuadro relacionado con el juicio de Dios sobre Su pueblo. La mujer dentro del efa, el recipiente, simbolizaba todo aquello que era inadecuado, inaceptable a los ojos de Dios.

El cuadro que estábamos comentando en el programa anterior representaba a un sistema económico y financiero, pero según se le reveló a Zacarías, ese sistema tenía que ver con un comercio injusto y abusivo; y todo el tema de esa visión estaba relacionado con transacciones comerciales que sólo perseguían el enriquecimiento abusivo de unos pocos. En los tiempos actuales, en los que los países más ricos del planeta están experimentando una crisis generalizada, de una inseguridad financiera sorprendente, es la bolsa internacional la que determina la desaparición de muchos bancos y empresas consideradas como sólidas. Muchas personas han perdido su empleo a causa de esa crisis económica inesperada, y los expertos y analistas financieros no tienen buenos augurios para los próximos años. En algunos países el dinero ha perdido el valor que tenía, ya que la inflación actual provoca una reducción del valor adquisitivo de la moneda en curso. Pero aún así, el dinero mueve el mundo, y aquellos que poseen mucho, desean siempre más; nunca es suficiente, todos buscan cómo multiplicarlo. Éste era el verdadero sentido de lo que representaba esta visión sobre el sistema económico, frío, calculador, despiadado e injusto.

Según la Palabra de Dios, el amor al dinero, es una forma de idolatría, porque, ¿no es la codicia idolatría? Y entendemos por "idolatría" cualquier cosa, objeto, persona, o bienes materiales que se antepone, y son para nosotros una prioridad, pero que restan importancia a Dios, a Su dignidad, honor y poder. El apóstol Pablo así lo afirma en sus epístolas.

Los hijos de Israel, cuando fueron llevados como esclavos a Babilonia, aprendieron en los setenta años de cautiverio todas las artes relacionadas con el comercio. Allí se convirtieron en excelentes hombres de negocio, y desarrollaron un instinto comercial que a lo largo de la historia les ha servido para la supervivencia de la raza y un insaciable amor por las riquezas, que vieron entre los gentiles en Babilonia. Dios va a quitar ese amor de ellos, porque ellos deben ser Sus sacerdotes durante el milenio que viene en el futuro. ¿Ante qué nos encontramos? Ante un modo de vivir, un sistema, que se originó fuera del jardín del Edén. No está limitado a una sola raza, afecta a todas. Y quisiéramos presentar aquí la descripción de este sistema que dio el Dr. Unger, profesor de Biblia muy destacado, al comentar el libro de Zacarías. Él dijo: "Este sistema comprende toda la población no regenerada de la humanidad. En más de treinta pasajes importantes del Nuevo Testamento, se presenta una revelación completa del sistema mundial satánico, alejado, apartado de Dios, hostil hacia Cristo, y organizado como un sistema o federación bajo Satanás. Y a Satanás se lo revela como quien dirige todo". Hasta aquí, la declaración del Dr. Unger.

La descripción del sistema mundial la podemos encontrar en varios pasajes de las Escrituras. En el evangelio según San Juan, capítulo 12, versículo 31; también en Apocalipsis, capítulo 2, versículo 13. Este sistema mundial se revela desde el punto de vista de Dios como algo completamente maléfico. Dios así lo llamó. Y permítanos compartir un pasaje de los muchos que encontramos en las Escrituras. El apóstol Pablo, escribió en su epístola a los Gálatas, capítulo 1, versículo 4: "el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre".

Bueno, este "presente siglo malo"- este sistema mundial es antagónico, opuesto a las verdades reveladas por Dios en Su Palabra. Otro pasaje similar lo encontramos en la carta del apóstol Pablo a los Colosenses, capítulo 1, versículo 13. Este sistema mundial, y su influencia, es limitado y temporal, porque Dios lo va a juzgar. Cuando venga Cristo en su Segunda Venida será condenado a destrucción. Sus características son el orgullo, la avaricia y la guerra. Y a esta lista podemos añadir muchas peculiaridades, pero la que se destaca es la codicia.

Ahora, Dios quiere erradicar del corazón de su pueblo la mentalidad de ese sistema, pero también de todos los que le conocen, pero no han regresado a Él. ¿Por qué? En el libro de Apocalipsis, capítulo 17, encontramos el juicio de Dios sobre todo lo que representa la aparentemente religiosa Babilonia. En el capítulo 18 de Apocalipsis tenemos el juicio de Dios sobre la Babilonia comercial, la de los grandes negocios. El sistema económico también será juzgado por el Dios Todopoderoso. Y eso es lo que revelan estas escenas tan terribles que se nos presentan en el libro profético de Zacarías.

Bien, ahora sí, llegamos al capítulo 6 de Zacarías. Y al llegar a este capítulo tenemos ante nosotros la última de las 10 visiones. Es bueno recordar en este momento todas las visiones que hemos considerado hasta ahora. En primer lugar, tenemos la visión de los "jinetes y de los mirtos". Luego, tuvimos la de los "cuatro cuernos"; la de los "cuatro carpinteros"; y la "del hombre con el cordel de medir". Después tuvimos la de "Josué, el Sumo Sacerdote y Satanás". Le sigue la "del renuevo y la piedra donde hay siete ojos". La séptima fue la del "candelero de oro y los dos olivos", y la octava "la del rollo volador". La novena fue "la mujer y el efa". Y ahora, llegamos a la décima: la visión de "los cuatro carros", mencionada aquí en el capítulo 6. Aunque hay algunos expositores bíblicos que sólo encuentran ocho visiones al considerar este libro, nosotros creemos, después de esta relación que acabamos de enumerar, que son diez las visiones dadas al profeta. Esta última visión es de "los cuatro carros". Así como las anteriores visiones, también ésta que trataremos a continuación tiene un mensaje que puede ser aplicado a nuestro presente, al del hombre moderno del siglo 21. El versículo 1, de este capítulo 6 de Zacarías, dice:

"De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce."

Ahora, detengámonos por unos momentos a considerar la experiencia del profeta Zacarías al recibir estas visiones de parte de Dios. Nuestros amigos oyentes habituales, aquellos que han podido seguir los estudios de este programa con cierta frecuencia ya nos han escuchado afirmar que la experiencia del profeta Zacarías no se puede considerar como un sueño nocturno como los que habitualmente todos pudiéramos tener. Las visiones de Zacarías ocurrieron de noche, pero él afirmó que no estaba dormido, sino que las vio con sus propios ojos físicos. El profeta dijo reiteradamente: "De nuevo alcé mis ojos y miré". Por lo tanto, sus visiones no fueron sueños. Y cuando uno "mira", estimado amigo oyente, se utiliza la facultad de las vista, es decir, se usan los ojos. Ahora, el primer versículo dice otra vez:

"De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce."

Ahora, ¿cuáles son esos dos montes? Bueno, hemos observado que la mayoría de los destacados comentaristas bíblicos interpretan que al mencionar estos dos montes, Zacarías se refería al monte de Sión y al monte de los Olivos. Y esto nos sitúa en el valle de Hebrón. Por otra parte tenemos a estos cuatro carros que se encontraban en el valle.

Cuando se nos habla de carros imaginamos que eran carromatos tirados por caballos, conducidos por personas experimentados en trasladarse en este tipo de carros. Veremos cómo esto es así.

Ahora, al mencionar los cuatro carros en esta visión, esta descripción nos hace recordar a los famosos cuatro jinetes del Apocalipsis. Ahora, hay otra forma de interpretar esta escena, ya que también los estudiosos bíblicos relacionan esta mención con los cuatro grandes imperios mundiales que vio el profeta Daniel. Estos cuatro imperios fueron juzgados por Dios, y todos ellos fueron importantes imperios en la historia de la humanidad, pero constituidos por "gentiles". Recordemos que Dios había escogido a un pueblo y los hizo suyo, al pueblo de Israel, y todos los demás pueblos fueron clasificados en el grupo de "los gentiles."

Cada uno de estos imperios vivieron tiempos de auge, pero también de declive, porque fueron juzgados por Dios. Esa parte de la visión del profeta Daniel ya ha sido cumplida literalmente. Pensamos que estos cuatro carros de la visión de Zacarías podrían representar esos imperios. Pero, el apóstol Juan, en el libro de Apocalipsis, hablando de los acontecimientos que ocurrirán en el futuro, explicó que el período de la Gran Tribulación, comenzará con la presentación de los "cuatro jinetes del Apocalipsis". Así es que creemos que existe una relación muy estrecha entre estos cuatro carros y sus caballos, y los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Pero lo importante es lo que vimos en el último capítulo, el capítulo 5 de Zacarías en el rollo volador y la mujer en el efa, o en un recipiente, donde vimos que esto implicaba un juicio del pueblo terrenal de Dios, la nación de Israel.

Ahora, esa visión reveló el juicio de Dios sobre los gentiles. No sólo se trataba de un juicio que ya ocurrió en el pasado, como lo fue el juicio contra las cuatro naciones, o imperios, sino también implica un juicio futuro que vendrá durante el período de la Gran Tribulación. Cuatro juicios, que finalmente, traerán a esta tierra al Señor Jesucristo, y el establecimiento de Su reino sobre esta tierra. Esto es importante y deseamos resaltarlo. Leamos pues, este versículo 1 del capítulo 6 de Zacarías:

"De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce."

Como usted sabrá, estimado amigo oyente, el bronce era un material conocido desde tiempos muy remotos de la civilización. Pues bien, el bronce puede encontrarse prácticamente desde el principio mismo de la civilización. Fue uno de los metales utilizados en el Tabernáculo que el pueblo hebreo llevó consigo al atravesar el desierto en su marcha hacia la Tierra Prometida. Fue utilizado en dos artículos que se usaban en el rito relacionado del juicio del pecado. Uno de ellos era el altar de bronce, y otro era el lavacro de bronce. Ambos estaban en la parte exterior del Tabernáculo.

Así es que, podemos imaginarnos que al estar hablando de dos montes de bronce, Zacarías estaba diciendo que en esta visión también se estaba hablando de juicio. Ese juicio era de Dios, y en realidad se mencionan aquí cuatro juicios. No entraremos en los detalles, pero los vamos a incluir en nuestro próximo programa. Notemos ahora lo que se nos dice en los versículos 2 y 3 de este capítulo 6 de Zacarías:

"En el primer carro había caballos alazanes, en el segundo carro caballos negros, en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados."

Estos últimos caballos mencionados en el versículo 3, son caballos de un color pálido, blanquecino y con manchas.

Es interesante, estimado amigo oyente, que Zacarías mencionó los mismos cuatro colores que podemos encontrar en el texto bíblico en relación a los cuatro jinetes del Apocalipsis. No creemos que esta referencia sea casualidad. Zacarías presentó estos cuatro carros, y Juan describió a los cuatro jinetes. Y aquí estamos hablando de una misma cosa. El caballo rojo o alazán en la visión de Juan representa la guerra. Luego, el caballo negro, representa el hecho de que vendrá una gran hambre sobre la tierra. Y luego tenemos a estos caballos pálidos que representan a la muerte, en forma de plagas que vendrán sobre la tierra. Todos estos son juicios del Dios Todopoderoso.

Ahora, aquí se menciona también a un caballo blanco. El caballo blanco es un animal que muchos identifican con hechos ocurridos en la historia. También encontramos un caballo blanco en el libro del Apocalipsis.

Sobre el primer caballo blanco se encuentra un jinete, e inmediatamente detrás de él encontramos mencionado a un caballo alazán o rojo, que es símbolo de la guerra. Creemos que el primer jinete representa al anticristo, aquel que traerá una paz falsa a este mundo. Pensamos que es esta la interpretación correcta porque después de él, llegará a esta tierra el caballo alazán, que simboliza la guerra. Luego, se desata un terrible conflicto bélico como jamás se ha visto sobre este planeta. Será una guerra a escala mundial, que abarcará a todas las naciones. Creemos que esta tierra se encontrará en llamas provocadas por la guerra que se desatará al fin de las edades, porque el ser humano es una criatura guerrera, porque en su corazón anida el pecado. Y cuando ese jinete recorra la tierra, se desatará sobre ella un verdadero infierno. Será terrible cuando se desate sobre esta tierra la Gran Tribulación. Y comenzará con la salida del caballo que mencionamos.

Pensamos que estas visiones del profeta Zacarías fueron enviadas por Dios para darle ánimo y esperanza a Su pueblo. Zacarías presentó estas visiones, explicando que Dios también iba a juzgar a las naciones gentiles, así como Él juzgaba a los Suyos, a Su pueblo, en el futuro. Juan presentó esta revelación en su libro llamado del Apocalipsis, que habla del final de los tiempos, y del juicio de Dios sobre esta tierra, comenzando con la salida de los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Consideraremos algunos detalles más sobre estos temas proféticos en nuestro próximo programa.

Vamos a detenernos en este punto. Confiamos que los temas tratados sobre las diversas visiones del profeta Zacarías hayan despertado su interés. Y por ello nos permitimos sugerirle que continúe leyendo los siguientes versículos de este capítulo 6 de Zacarías, para alcanzar una comprensión mayor del texto que trataremos en nuestro próximo programa.

Como siempre continuamos pidiendo a Dios para que la luz del Evangelio de las Buenas Noticias, de vida, paz y perdón, llegue a su alma y espíritu, y usted también pueda experimentar la cercanía de la presencia de Jesucristo en una relación personal que dará un nuevo sentido a todas las esferas de su vida. Será entonces, hasta nuestro próximo programa, amigo oyente, es nuestra oración ¡que Dios le bendiga en gran manera!

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