Estudio bíblico de Éxodo 22-23

Exodo 22-23

Exodo 22

Tema: Las leyes sobre robo, daños y perjuicios, ofensas, préstamos, fornicación, brujería, bestialidad, idolatría, y las leyes sobre los extranjeros y las viudas.

Observaciones

Los capítulos 21 al 24 de Éxodo tratan el Tema de la legislación social. Se formularon leyes básicas para la que llamaríamos una sociedad civilizada.

Este pasaje Bíblico forma parte de la sección formada por los capítulos 21 al 24 que, como hemos visto en programas anteriores, se ocupa de la legislación social. Son leyes básicas de lo que podríamos llamar una sociedad civilizada y de las cuales el mundo occidental ha obtenido modelos para su propio derecho y para la definición de los delitos.

El primer párrafo del capítulo 22 trata sobre

La ley sobre los derechos de propiedad

En la actualidad con frecuencia surge la pregunta "¿Qué es correcto o justo y qué es incorrecto o injusto?". Hace un tiempo un profesor universitario, que afirmaba ser ateo, discutía conmigo sobre este asunto y el pensaba, como muchos hoy, que esos son conceptos relativos, y que lo que él consideraba justo, y lo que yo tenía por justo, podrían ser polos opuestos. Entonces el me preguntó: "¿En que basa Ud. sus conclusiones dogmáticas?" Le respondí: "En la Palabra de Dios" Y continué diciéndole que mi naturaleza era como la suya, y que a mí me agradaría ceder en ciertas circunstancias y poner mis propios límites en algunas situaciones, de acuerdo con mi conveniencia, pero que Dios me había provisto un modelo a seguir. Resulta interesante que el modelo de Dios ha producido sociedades en las que existe una medida de la ley y de la justicia.

Las leyes expuestas en los capítulos 21 al 24 se dirigen directamente a los problemas y abarcan todos los aspectos esenciales de la vida cotidiana. Una gran parte de nuestras leyes se basa en estos preceptos. A mi me agrada que la Palabra de Dios diga: "No matarás". Porque ello me protege a mí y a mi familia. Y me tranquiliza que la Biblia advierta: "No robarás", porque esa norma protege lo poco que yo pueda tener. Estas y otras leyes son fundamentales para mantener el orden en cualquier sociedad.

Leamos el versículo 1

"Si alguno roba un buey o una oveja, y lo mata o vende, pagará cinco bueyes por el buey y cuatro ovejas por la oveja."

Probablemente la restitución estaba en relación con la importancia económica del daño y el buey era especialmente útil para la supervivencia de una familia. Lo que hay que subrayar y que está en la base de este versículo es que el robar no era lícito, y el damnificado debía ser resarcido por su pérdida. Es interesante que en el Nuevo Testamento, el Evangelio según Lucas 19:8 nos relata que Zaqueo actuó según ese principio. Leamos ese pasaje:

"Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado."

¿Por qué dijo eso? Simplemente se estaba refiriendo a la ley de Moisés.

También nuestras leyes actuales establecen que si uno destruye una propiedad ajena, debe pagar el valor del objeto dañado o reponerlo. Habría que reconocer que la ley de Dios que obligaba a reponer cuatro veces lo robado o dañado, es más adecuada para la forma de ser de la naturaleza humana. Si esta norma estuviese vigente, todos seríamos más cuidadosos. La condición humana continúa siendo la misma y Dios es siempre el mismo, y trata al ser humano en base a lo que considera mejor para él.

Continuemos leyendo los versículos 2 y 3:

"Si el ladrón es sorprendido forzando una casa, y es herido y muere, no habrá culpabilidad de sangre; pero si ya ha salido el sol, habrá culpabilidad de sangre. Ciertamente, el ladrón debe hacer restitución; si no tiene con qué, entonces será vendido por el valor de su robo."

Aquí encontramos las bases de la ley de defensa propia. La protección de Dios abarcaba la propiedad y el hogar. Bajo este principio, un hombre estaba justificado al proteger su propiedad y a sus seres queridos.

Si un ladrón entraba de noche a robar y el dueño de la casa lo mataba, no sería culpado de asesinato. Pero si lo mataba de día, el dueño de la casa sería culpado de homicidio. Aparentemente, de día se podía ver al ladrón y pedir ayuda con facilidad. El código Mosaico buscaba proteger la vida humana, aun la de los criminales. El ladrón tenía que compensar el robo con sus propios bienes materiales o, en caso contrario, ser vendido como esclavo.

Hace un tiempo, en América, un hombre se introdujo en una vivienda y su propietario le disparó hiriéndole. El ladrón herido le puso una demanda judicial por varios miles de dólares en daños y perjuicios. El caso fue al juzgado y el ladrón lo ganó porque aquel juez determinó que el propietario no tenía derecho a dispararle. Para hacer frente a la indemnización, el propietario tuvo que vender su casa. Y no hubo ningún fallo contra el ladrón. En nuestras sociedades, a veces se pone un gran énfasis en las garantías y protección de los derechos individuales. Pero en muchos casos se protegen los derechos del culpable a expensas de los derechos del inocente.

Y por otra parte hay que reconocer que la sociedad moderna es muy diversa y compleja, en comparación con la de la época de Moisés y sería absurdo aplicar literalmente algunas de aquellas leyes a nuestra realidad. Las leyes de Dios constituían principios básicos que proporcionaban a la sociedad orden y seguridad. Si la humanidad hubiese practicado la legislación social expuesta en el libro del Éxodo, no tendríamos los problemas sociales actuales en las calles de nuestras ciudades.

Y ya hemos subrayado en varias ocasiones que la ley fue dada al ser humano no para que éste por sí mismo satisficiese las demandas de la justicia y santidad de Dios, sino para demostrarle su necesidad de ser objeto de la gracia de Dios. Dios aborrece el pecado y lo condena duramente en todas sus formas. Y la ley pone en evidencia que cada ser humano está sujeto por la fuerza del pecado y la rebelión contra Dios. Por eso Dios concede la salvación por Su gracia y misericordia, por la fe en la obra de Jesucristo en la cruz.

Entre los versículos 5 y 15 se reglamentan los eventuales daños causados a la propiedad ajena. Leamos los versículos 5 y 6:

"Si alguno deja que un campo o viña sea pastado totalmente, y deja suelto su animal para que paste en campo ajeno, hará restitución con lo mejor de su campo y con lo mejor de su viña. Si estalla un incendio y se extiende a los espinos, de modo que las mieses, amontonadas o en pie, o el campo mismo se consuman, el que encendió el fuego ciertamente hará restitución."

En estos estatutos vemos que el código de Moisés enfatizaba el derecho a la vida y a la propiedad, principios básicos para la convivencia y el bienestar de la humanidad. Dios había dado estas leyes para que aquel pueblo de Israel fuese un ejemplo a las otras naciones de la tierra.

Continuemos leyendo los versículos 16 y 17, con sus estatutos sobre la seducción sexual:

"Si alguno seduce a una doncella que no esté desposada, y se acuesta con ella, deberá pagar una dote por ella para que sea su mujer. Y si el padre rehúsa dársela, él pagará una cantidad igual a la dote de las vírgenes."

Las hijas solteras y sin compromiso matrimonial eran consideradas como propiedad de su padre; por eso, cuando la hija perdía su virginidad, su valor disminuía y el padre debía recibir una compensación. Si alguien engañaba o seducía a una joven virgen no comprometida, el varón debía dotarla y tomarla por mujer. Normalmente se pagaba a los padres de una joven una dote cuando se confirmaba el compromiso. Si su padre no quería que su hija se casara, el varón todavía estaba obligado a pagar la dote de las vírgenes. Cabe destacar que en la actualidad, la violencia sexual y las violaciones forman parte de las noticias de todos los días.

Los versículos 18 al 20 contienen estatutos sobre costumbres propias de la idolatría. Leamos el versículo 18:

"No dejarás con vida a la hechicera."

Las hechiceras predecían el futuro o controlaban a otros por el poder demoníaco. Hoy en día podemos ver un resurgimiento de sectas satánicas y un gran interés en lo sobre natural. Dice el versículo 19:

"A cualquiera que se eche con un animal, ciertamente se le dará muerte."

El bestialismo era comúnmente practicado por los cananeos en sus ritos de adoración a su dios Baal. Nos demuestra hasta que nivel de degradación en su dignidad puede descender el ser humano. Y el versículo 20, dice:

"El que ofrezca sacrificio a otro dios, que no sea el Señor, será destruido por completo."

Este estatuto tenía el castigo más severo, y quizás podría considerarse como la base de toda otra desviación moral o aberración. Estas prácticas han caracterizado los períodos de decadencia y caída de imperios y la disolución de pueblos.

Vamos a leer los versículos 21 al 25, que contienen estatutos acerca del cuidado de los necesitados:

"Al extranjero no maltratarás ni oprimirás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. A la viuda y al huérfano no afligiréis. Si lo afliges y él clama a mí, ciertamente yo escucharé su clamor, y se encenderá mi ira y os mataré a espada, y vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre vosotros, no serás usurero con él; no le cobrarás interés."

La Palabra de Dios ha inspirado e impulsado a grandes movimientos de ayuda a los más débiles que han surgido en la humanidad. Por ejemplo, los orfanatos comenzaron bajo los auspicios de iglesias y organizaciones cristianas. De la misma manera, nadie podría aprovecharse del pobre que pidiese un préstamo ni comportarse con el como un prestamista.

Pero hay algunas leyes más. Así que pasemos al capítulo

Exodo 23

Tema: Leyes sobre la difamación y el falso testimonio; justicia; caridad; el año del reposo; el sábado; la idolatría; las 3 fiestas; el sacrificio; y la promesa del Angel.

Pasemos a considerar ahora la parte final de

La ley sobre los derechos de propiedad

Leamos los versículos 1 y 2:

"No propagarás falso rumor; no te concertarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a la multitud para hacer el mal, ni testificarás en un pleito inclinándote a la multitud para pervertir la justicia"

Estas normas nos advierten que debemos ser cuidadosos con lo que decimos, lo cual es la regla de conducta divina. Un chismoso actuando entre la gente puede llegar a ser tan peligroso como un asesino, un ladrón o un adúltero. Sin embargo, en nuestra sociedad, un chismoso consigue, muchas veces, pasar inadvertido. Esta regla ampliaba el noveno mandamiento y recalcaba la necesidad de actuar con justicia imparcial en las cortes: los israelitas debían llevar testigos veraces a los juicios. No debían dejar que la justicia se pervirtiese ni dejarse influenciar por la mayoría. El juicio no debía inclinarse hacia el rico ni hacia el pobre. El juicio y la práctica de la justicia debían realizarse con imparcialidad. Los romanos representaban a la justicia con la imagen delicada de una mujer con los ojos vendados, que no actuaba con favoritismo hacia ciertas personas; en una mano sostenía una balanza y en la otra, una espada. La espada significaba que cuando se pronunciaba una sentencia, se ejecutaría el castigo. La balanza representaba la imparcialidad de un juicio sin favoritismos.

El siguiente párrafo, los versículos 10 y 11, trata de

La ley sobre la tierra y el día del reposo

"Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; pero el séptimo año la dejarás descansar, sin cultivar, para que coman los pobres de tu pueblo, y de lo que ellos dejen, coman las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y con tu olivar."

Dios repasaría esta ley con Israel cuando entrasen en la tierra prometida. Los Temas del día del reposo, el año Sabático y el año del Jubileo se tratarán en nuestro estudio del libro del Levítico. En pocas palabras, el día Sábado o día del reposo era el séptimo de la semana y era un día de estricto descanso. El año Sabático, al final de un período de siete años, era de reposo para la tierra, que se dejaba sin cultivar. El año del Jubileo, era también llamado año de la libertad. Cada 50 años se celebraba un año sabático en el que se dejaba reposar la tierra, se condonaban las deudas y se daba la libertad a los esclavos que habían sido obligados a venderse como esclavos. Las tierras que habían sido vendidas, volvían a sus dueños originales.

Leamos ahora los versículos 14 al 17, donde se mencionan

Las tres fiestas nacionales

"Tres veces al año me celebraréis fiesta. Guardarás la fiesta de los panes sin levadura. Siete días comerás pan sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo señalado del mes de Abib, pues en él saliste de Egipto. Y nadie se presentará ante mí con las manos vacías. También guardarás la fiesta de la siega de los primeros frutos de tus labores, de lo que siembres en el campo; y la fiesta de la cosecha al fin del año cuando recojas del campo el fruto de tu trabajo. Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante del Señor Dios"

Los varones israelitas tenían que presentarse tres veces al año en Jerusalén, para participar en la celebración de tres fiestas. (1) la fiesta de la pascua, que era un recordatorio de la proteccion divina durante la ultima plaga y del exodo apresurado de egipto, seguida de los siete dias en que comerían panes sin levadura. (2) La fiesta de la siega, tambien llamada la fiesta de las semanas. que se celebraba por siete semanas (50 dias) despues de la fiesta de panes sin levadura, llamada de pentecostes en el Nuevo Testamento. y (3), la fiesta de la cosecha, que se llamó la fiesta de los tabernáculos. Antes de que el relato nos lleve a la entrada de los israelitas en canaan, estudiaremos estas fiestas con mayor detalle

El capitulo prosigue con las

Promesas e instrucciones sobre la conquista de la tierra por parte de Israel

leamos los versículos 20 y 21:

"He aquí, yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te traiga al lugar que yo he preparado. Sé prudente delante de él y obedece su voz; no seas rebelde contra él, pues no perdonará vuestra rebelión, porque en él está mi nombre."

Siempre surge la pregunta sobre quién es este Angel. Otros pasajes de las Sagradas Escrituras aclaran la respuesta. La primera carta a los Corintios 10:4 dice, hablando de los israelitas en el desierto:

"y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo."

Y el apóstol Pablo continúa diciendo en el mismo capítulo 10, y los versículos 9 y 10.

"Ni provoquemos al Señor, como algunos de ellos le provocaron, y fueron destruidos por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y fueron destruidos por el destructor."

¿Quién era entonces el Angel mencionado en los versículos 20 y 23 de nuestro pasaje de hoy? Lo más posible es que haya sido el Señor mismo, en una aparición antes de la encarnación. Era al Señor Jesús a quien ellos tenían que obedecer.

Continuemos leyendo el versículo 23;

"Pues mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y los destruiré por completo."

Dios les dijo a los israelitas que El quería expulsar a los enemigos que habitaban en aquella tierra a causa de su pecado y rebeldía absoluta, que les había llevado a la idolatría. El versículo 27 añade:

"Enviaré mi terror delante de ti, y llenaré de confusión a todo pueblo donde llegues; y haré que todos tus enemigos ante ti vuelvan la espalda."

Dios también le estaba diciendo a Israel que Su intención era colocarles en aquellas tierras para que fuesen suyas. Pero a continuación les advirtió, en las palabras de los versículos 32 y 33:

"No harás pacto con ellos ni con sus dioses. Ellos no habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí; porque si sirves a sus dioses, ciertamente esto será tropezadero para ti."

Los israelitas no debían concertar pactos ni comprometerse en absoluto con los habitantes de aquel país, ni con los dioses que estos adoraban. Esa obediencia y la fidelidad a Su Palabra era la condición esencial para recibir las bendiciones de Dios del versículo 25, que no hemos leído. Y para aquellos que verían aquí una arbitraria crueldad por parte de Dios, les recordamos que Dios es Santo, como reflejó Su ley, y El estaba dispuesto a castigar no solo a aquellos pueblos cananeos sino, incluso a Israel por su desobediencia, infidelidad e idolatría. Acontecimientos históricos futuros como la derrota de los israelitas, deportación y posterior esclavitud en Babilona, y la destrucción de Jerusalén serían hechos que trágicamente demostraron que Dios demandó su justicia a todos los pueblos que moraron en aquella tierra: tanto a los habitantes originales, como a los israelitas.

Por eso, cuando se cumplió el tiempo, Dios que obra no solo con justicia sino también con amor, envió a Su Hijo Jesucristo, quien satisfaría la justicia de Dios y llevaría, ocupando nuestro lugar en la cruz, nuestros pecados. Por tal motivo, Jesucristo es la única persona en el universo autorizada para proclamar las siguientes palabras, que encontramos en el Evangelio Según Juan 14:6,

"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí."

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