Estudio bíblico de Marcos 13:1-37

Marcos 13

Nuevamente cabe destacar que en este capítulo no se incluyen milagros, aunque se registra mucha actividad. El Evangelio de Marcos es el Evangelio de la acción, con un marcado énfasis en los milagros. Pero en este capítulo la acción, es una acción futura. No se produce una pausa en la acción sino que ésta es aun futura. Se relatan los acontecimientos proféticos que señalarán el final de esta época, es decir, los hechos catastróficos del período llamado la Gran Tribulación. Detallando gráficamente la Segunda Venida de Cristo. La acción descrita forma parte integral del poder divino, que es mayor que cualquier poder humano.

El discurso del Monte de los Olivos que encontramos en este capítulo es un relato paralelo al que se encuentra en el Evangelio de Mateo, solo que aquí es más breve y conciso que en Mateo. Es, en realidad, una edición resumida. Este carácter abreviado se refleja en toda esta obra de Marcos, excepto en algunos casos notables donde Marcos ha ofrecido un relato más extenso de un incidente. En general, su estilo ha sido el de abreviar los eventos, presentando una acción rápida.

A continuación presentaré un bosquejo detallando las partes que forman este pasaje Bíblico.

1. La presentación de preguntas de los discípulos a Jesús, en la cima del Monte de los Olivos (vv. 1-4).

2. Un panorama de esta época (vv. 5-7).

3. La persecución que precederá a la Gran Tribulación (vv. 8-13).

4. La profecía de la Gran Tribulación (vv. 14-23).

5. La proclamación de la Segunda Venida de Cristo (vv. 24-27).

6. La parábola de la higuera ((vv. 28-33).

7. El programa para el pueblo de Dios (vv. 34-37)

Leamos el primer versículo:

"Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!"

Aquí tenemos un ejemplo de cómo se puede interpretar deficientemente un pasaje de la Biblia. Uno podría preguntarse con toda naturalidad. ¿qué hay detrás de esta declaración? Porque no tenemos ninguna indicación sobre el motivo que los discípulos tuvieron para decir aquello. En efecto, debemos retroceder hasta Mateo 23:88 para averiguarlo. Jesús había predicho la desolación que vendría sobre el templo. Y los discípulos habían quedado confundidos porque el templo y los edificios que lo rodeaban reflejaban grandeza y belleza, y quisieron estar seguros de que El lo había observado. Y por ese motivo le dijeron: "¡Maestro, mira qué piedras y qué edificios!" Continuemos leyendo el versículo 2:

"Y Jesús le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada."

El les respondió con una pregunta y les presentó una gran lección espiritual. A veces, en nuestras ciudades habremos observados edificios enormes, la belleza de su arquitectura, su fortaleza, estabilidad y aspecto de permanencia. Parece que fueran a durar mucho tiempo, a no ser que se produjesen incendios o un terremoto. Pero, en la realidad, desde cierta perspectiva, estas obras monumentales son temporales, es decir, que dejarán de existir. El apóstol Pablo afirmó esta verdad espiritual cuando, en su segunda carta a los Corintios 4:18 dijo que la verdadera perspectiva de nosotros mismos y de lo que nos rodea la tenemos al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Esta es, realmente, una gran verdad. Recordemos al rey Nabucodonosor que, al caminar por las calles de Babilonia y observar la belleza imponente de aquella gran ciudad exclamó: "¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado?" No sé si habrás visto una fotografía de las ruinas de Babilonia en la actualidad. No queda nada de lo cual jactarse. Toda aquella gloria ha desaparecido. Tenemos que aprender a percibir aquellas cosas que son realmente eternas. Leamos los versículos 3 y 4:

"Y estando El sentado en el monte de los Olivos, frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban en privado: Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y qué señal habrá cuando todas estas cosas se hayan de cumplir?"

Marcos siempre incluye algún detalle que no se encuentra en los otros Evangelios. Nunca habríamos sabido que fueron aquellos 4 hombres, como portavoces de los demás, los que le formularon esta pregunta. Recordemos la influencia de Simón Pedro en la redacción de este Evangelio. Es evidente que Pedro le dio a Marcos los nombres de este grupo que privadamente interrogó a Jesús.

Marcos especificó 2 de las preguntas. Mateo transcribió 3 y Lucas incluyó parte de la respuesta. Cuando reunimos todos los datos, encontramos que Mateo registró las 3 preguntas que los discípulos le presentaron al Señor, y que fueron las siguientes:

1. "Dinos: ¿cuándo sucederá esto? Se refieren al tiempo en que no quedaría piedra sobre piedra que no fuese derribada. Lucas registró la respuesta del Señor a esta pregunta.

2. ¿Cuál será la señal de tu Venida?

3. ¿Cuál será la señal del fin del mundo?

Mateo y Marcos relataron la respuesta del Señor a las 2 últimas preguntas. Mateo la registró mucho más detalladamente que Marcos, pero nosotros examinaremos el énfasis que Marcos le dio. Recordemos que él estaba escribiendo para los Romanos, llamando la atención hacia todo lo que revelaba poder, acción y drama. Leamos los versículos 5 y 6:

"Y Jesús comenzó a decirles: Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy el Cristo, y engañarán a muchos."

Encontramos que ésta fue una advertencia constante contra los falsos Cristos. Algunos podrían pensar que éste no es un peligro en la actualidad. Yo creo que es pertinente justamente para nuestra época. Hay ciertas ideologías que proclaman a un Cristo que no es el de la Biblia. De acuerdo con ellas, Cristo no nació de una virgen, nunca realizó milagros, no derramó su sangre por los pecados del mundo, no resucitó físicamente de los muertos, no ascendió a los cielos y no vendrá otra vez al mundo en forma corporal. Realmente, en la Biblia no se encuentra ningún Jesús como éste. El Jesús de la Biblia nació de la virgen María, realizó muchísimos milagros, derramó su sangre en la cruz por los pecados de la humanidad, resucitó corporalmente saliendo de su tumba y vendrá por segunda vez. Este es el testimonio de la Biblia, que constituye el único documento de naturaleza histórica que poseemos sobre El. La Biblia proclama estos grandes y fundamentales acontecimientos de la fe. Todo Cristo diferente a éste, es un anticristo. Escuchemos las palabras del apóstol Juan en su primera carta 2:18 y 22: Hijitos, es la última hora, y así como oísteis que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos; por eso sabemos que es la última hora. Y Juan explicó qué quería decir por "anticristo": es el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Por lo tanto, el Señor hizo muy bien en advertirnos al respecto. Y el versículo 7 añade.

"Y cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; es necesario que todo esto suceda, pero todavía no es el fin."

Además de los falsos cristos, las guerras serán una característica de toda la época. Pero ningún creyente debiera sentirse perturbado por ellas, porque no constituyen, ni ellas ni los anticristos, una evidencia de que nos encontramos ya en el final de los tiempos. Y cuando digo "anticristos" no me estoy refiriendo al Anticristo. Todos esos anticristos apuntan hacia el Anticristo final. Dice el versículo 8:

"Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en diversos lugares; y habrá hambres. Esto sólo es el comienzo de dolores."

Por una parte, el ser humano cree haberse convertido, por los avances de la ciencia, en un ser muy civilizado y por otra parte, ha descubierto que está contaminando y destruyendo la tierra, convirtiéndola en una planeta inhabitable. Y dentro de no mucho tiempo, a menos que controle la explosión demográfica, sabrá lo que es la muerte por hambre a gran escala. Así es que la Biblia predice que vendrán aflicciones, violencia y hambre. Y resulta interesante que este Libro, que muchas personas han despreciado, es tan exacto en todas sus descripciones y predicciones. En una época se pensó que la ciencia podría resolver los problemas del mundo. Ahora sabemos que ha creado problemas que ni la ciencia misma ni los seres humanos pueden solucionar.

Incluso Bernard Shaw tuvo que decir: "La ciencia en la cual deposité mi fe, ha fracasado, y estáis contemplando a un ateo que ha perdido su fe". ¡Qué tragedia! Por eso creo que estas realidades caracterizarán al final de los tiempos. Continuemos leyendo los versículos 9 y 10:

"Pero estad alerta; porque os entregarán a los tribunales y seréis azotados en las sinagogas, y compareceréis delante de gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos. Pero primero el evangelio debe ser predicado a todas las naciones."

Yo no creo que el escritor esté contemplando a la iglesia en esta situación. Por "Evangelio" él quiere decir el Evangelio del Reino. Este es, también, el Evangelio de la gracia de Dios. No hay 2 Evangelios. El Evangelio del Reino es, en efecto, una faceta del Evangelio de la gracia. La salvación en cualquier época tiene lugar por la gracia de Dios, y Dios nunca ha presentado a los seres humanos más que un solo medio de salvación para los pecadores, que es a través de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Pero el Evangelio del Reino enfatizará el mensaje de que el reino de los cielos está cercano. En otras palabras, que "el rey está por llegar". Y ese mensaje preciso será proclamado en ese día futuro, durante el período llamado la Gran Tribulación. Dice el versículo 11:

"Y cuando os lleven y os entreguen, no os preocupéis de anTemano por lo que vais a decir, sino que lo que os sea dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo."

Estas palabras pueden referirse al tiempo en que 144.000 pertenecientes a Israel den testimonio de Dios. Cuando se encuentren en situaciones extremas y complejas, en que no sepan cómo reaccionar o qué decir, o sientan incluso temor y gran inquietud, el Espíritu Santo les guiará, hablando por intermedio de ellos y podrán expresarse con claridad y valentía. Y dice también el versículo 12:

"Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y les causarán la muerte."

¿No parece increíble encontrarse con traiciones tan miserables, incluso en el seno de la familia? Aunque, desgraciadamente, la violencia en el seno de la familia ya es una noticia de bastante actualidad. El versículo 13 continúa diciendo:

"Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo."

Estas palabras eran pertinentes para los lectores romanos de Marcos, quienes se encontraban bajo amenaza por su lealtad a Jesús. Y también señalan a los últimos tiempos, cuando habrá un sentimiento antisemita extendido mundialmente. Pero cuando Dios ponga su sello de protección sobre los que El escoja, éstos podrán proclamar Su mensaje hasta el fin.

Llegamos ahora a una predicción realmente dramática. Leamos el versículo 14:

"Mas cuando veáis la abominación de la desolación puesta donde no debe estar (el que lea, que entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes;"

Este evento marcaría el comienzo de la Gran Tribulación. La primera parte de ésta, es decir los primeros 3 años y medio serán, comparativamente, de una calma relativa. Será la paz falsa del Anticristo. Después, en la mitad de la Gran Tribulación, aparecerá lo que el profeta Daniel llamó "la abominación de la desolación" o el horrible sacrilegio, en el lugar donde nunca debería haber estado, es decir, en el Lugar Santo. Pero esto del Lugar Santo, como hemos visto en el versículo 14, no lo dijo Marcos, porque si él lo hubiese descrito de esta manera escribiendo a los Romanos, ellos se habrían preguntado: ¿Y dónde se encuentra ese lugar santo? Por eso Marcos escribió simplemente que dicho sacrilegio ocurrirá, como dice literalmente, "donde no debe estar". Y esta expresión es también más comprensible para muchos de nosotros hoy. Tenemos que entender que el llamado Lugar Santo fue dado solo a Israel, como una parte específica de su Templo. De la iglesia no se menciona que tenga un Lugar Santo. Leamos los versículos 15 y 16:

"y el que esté en la azotea, no baje ni entre a sacar nada de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa."

Observemos el gran sentido de urgencia. Los que estén en peligro tendrán que huir tan rápidamente que no deberán ni siquiera regresar a recoger sus objetos personales. Continuemos leyendo los versículos 17 al 23:

"Pero, ¡ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Orad para que esto no suceda en el invierno. Porque aquellos días serán de tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio de la creación que hizo Dios hasta ahora, ni acontecerá jamás. Y si el Señor no hubiera acortado aquellos días, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos que El eligió, acortó los días. Entonces, si alguno os dice: Mirad, aquí está el Cristo, o: Mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios a fin de extraviar, de ser posible, a los escogidos. Mas vosotros, estad alerta; ved que os lo he dicho todo de anTemano."

Aquellos día serán realmente terribles. Habrá falsos líderes llamados Cristos y falsos profetas que realizarán verdaderos milagros por el poder de Satanás y sus fuerzas del mal. Y, ya casi al final, la Segunda Venida de Cristo será precedida por un oscurecimiento del universo y por un despliegue universal de fenómenos luminosos, en cumplimiento de la profecía de Joel 2:28-32. Leamos los versículos 23 al 26 de Marcos 13:

"Pero en aquellos días, después de esa tribulación, el sol se oscurecerá y la luna no dará su luz, las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que están en los cielos serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en las nubes con gran poder y gloria."

Aquellas nubes que se describen no serán de lluvia sino nubes gloriosas, la nube de gloria de la presencia de Dios, que apareció en el Antiguo Testamento. Yo creo que esa será la señal de la aparición de Jesucristo, el Hijo del Hombre, en el cielo. Leamos el versículo 27:

"Y entonces enviará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo."

Los escogidos en este contexto pueden identificarse como no judíos, pertenecientes a todas las naciones, y como judíos que llegarán a creer en Jesús como el Mesías durante el período final de la tribulación. Aunque hay diversidad de opiniones, creo que este pasaje no se refiere al arrebatamiento de la iglesia porque en otro pasaje, concretamente en la carta a los Tesalonicenses 4.13-18, no se dice que El envíe ángeles para recoger a Su iglesia, sino que los creyentes serán arrebatados para recibir al Señor en el aire. Y ahora llegamos a la parábola de la higuera. Leamos los versículos 28 y 29:

"De la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas."

Ya hemos indicado que la higuera representa a Israel. Aquí hay otros puntos de vista, también respetables. Pero yo, personalmente, creo que son las mismas Sagradas Escrituras las que lo aclaran. Después de todo, la Biblia presenta a Israel como el reloj de Dios. Y El dice que observemos a la higuera, para percibir el final de los tiempos y la Segunda venida de Cristo a la tierra. Dice el versículo 30:

"En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda."

En cuanto al término "generación" hay varias posibilidades. Podría referirse a Israel, desde un punto de vista racial, aludiendo a su carácter indestructible como nación. O podría señalar a una generación concreta de personas y a la duración total de su vida. En este caso podría interpretarse que aquellos que vivan el principio de estos acontecimientos, verán también la conclusión de los mismos. Esta última opción me parece la más aceptable.

El énfasis recae más en la rapidez con que se suceden estos eventos, que en la permanencia de Israel como pueblo. Sin embargo, ambos hechos son apoyados por la Biblia. Leamos ahora los versículos 31 y 32:

"El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre."

Hay que reconocer que este último versículo es difícil de interpretar. Si Jesucristo es Dios, resultaría difícil explicar esta falta de omnisciencia. Pero no olvidemos que Marcos presenta a Jesús como el siervo, y como bien dijo Jesús en el Evangelio de Juan 15:15, "el siervo no sabe lo que hace su señor". El carácter de Jesús como siervo representa la forma más típica y verdadera de su humanidad, de Su naturaleza humana. Como dijo la carta de Pablo a los Filipenses 2:7, El asumió la forma de siervo. Cuando se hizo hombre, se limitó a Sí mismo para ser semejante a nosotros. Como hombre, no era omnipresente. Recordemos el caso de la muerte de su amigo Lázaro, relatado en Juan, cuando Marta, hermana del difunto le reprochó diciéndole: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto". Es razonable y comprensible esta limitación que Jesús se impuso a Sí mismo en cuanto a su omnisciencia.

Leamos el versículo 33:

"Estad alerta, velad; porque no sabéis cuándo es el tiempo señalado."

La actitud propia del pueblo de Dios de todos las épocas al enfrentarse con el futuro profético debiera ser de vigilancia y oración. Finalmente, leamos los versículos 34 al 37:

"Es como un hombre que se fue de viaje, y al salir de su casa dejó a sus siervos encargados, asignándole a cada uno su tarea, y ordenó al portero que estuviera alerta. Por tanto, velad, porque no sabéis cuándo viene el señor de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga de repente y os halle dormidos. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!"

Esta parábola concluye el relato de Marcos sobre el discurso del Monte de los Olivos. Jesús la aplicó a Sí mismo en relación con Su Segunda Venida, ante la cual El ha advertido a Su pueblo sobre su responsabilidad. Además de las tareas de vigilancia y oración, habría que añadir la de estar trabajando activamente.

Estas instrucciones son también para mí y para ti, aunque la vigilancia sea diferente. Uno puede vigilar con ansiedad, y con temor. Pero el hijo de Dios ha de vigilar esperando, motivado por la bendita esperanza de la aparición gloriosa de Cristo. Y ésta es una actitud de gozosa expectativa.

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