Estudio bíblico de Levítico 23:15-44

Levítico 23:15-44

En nuestro programa anterior habíamos comenzado el estudio de las fiestas religiosas de los israelitas, con el Sábado o Día del Reposo, la Pascua, los Panes sin Levadura y las Primicias, o primera cosecha. Ahora continuaremos, pues, con la fiesta de las semanas o de

Pentecostés

Observemos la secuencia ordenada y cronológica que tenemos aquí. La Pascua nos hablaba de que Cristo, nuestra Pascua, fue sacrificado por nosotros. El Pan sin Levadura significaba compartir las cosas de Cristo, teniendo compañerismo y comunión con El. Las Primicias o primeros frutos de la cosecha, señalaban a la resurrección de Cristo, primeros frutos de la vida entre los muertos. Y ahora llegamos a Pentecostés. Leamos los versículos 15 y 16.

"Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al Señor."

Esta fiesta siempre caía en el primer día de la semana. Contaban 7 sábados, o sea, 7 semanas o 49 días. Entonces, en el día 50, el día después del séptimo Sábado, el primer día de la semana, era Pentecostés. Se cumplían 50 días después de la presentación al Señor de la gavilla mecida de las primicias.

La iglesia nació el primer día de la semana. Y fue en el primer día de la semana que nuestro Señor resucitó. ¿No nos dice esto algo? ¿No sería extraño que la iglesia retrocediese y guardase el antiguo Sábado que pertenecía a la vieja creación, cuando la iglesia es una nueva creación? Cuando la iglesia se reúne en el primer día de la semana, estamos celebrando la resurrección del Señor y el día del nacimiento de la iglesia. A esta festividad se la llama también la fiesta de las Semanas.

El significado típico y simbólico de Pentecostés no ha quedado librado a la especulación humana. Dice el libro de Los Hechos 2:1, 4. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. . . Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. La llegada del día de Pentecostés significaba el cumplimiento de la fiesta expuesta en Levítico. Indicaba la venida del Espíritu Santo para bautizar a los creyentes, uniéndoles al cuerpo de Cristo, al nuevo organismo espiritual, y el comienzo del llamado para formar la iglesia. Como ya dijimos, Pentecostés señaló el nacimiento de la iglesia.

El Espíritu Santo vino 50 días después de la resurrección de Cristo. Dios estaba actuando de acuerdo con Su calendario y puntualmente.

Tenían que presentar una nueva ofrenda de cereal, que era una figura de la iglesia. La iglesia era algo nuevo. Cristo no dijo que nos proveería una ropa vieja como si fuese una especie de remiendo. El vino para traernos un nuevo manto de justicia. Estar unido a Cristo es estar revestido de su justicia. Así es como Dios nos ve.

Es necesario que tomemos nota de la secuencia temporal. Después de la resurrección del Señor Jesús, El estuvo visible por 40 días. Después, precisamente antes de ascender al cielo, les dijo a los suyos que no debían salir de Jerusalén, sino que tendrían que esperar por la promesa del Padre. Les dijo que serían investidos de poder de lo alto (Lucas 24:49). En Los Hechos 1:5, les dijo: seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días. Diez días más tarde, en el día de Pentecostés, el Espíritu de Dios vino sobre ellos.

Volvamos a nuestro capítulo 23 de Levítico y leamos el versículo 17:

"Traeréis de vuestras moradas dos panes para ofrenda mecida, hechos de unos cuatro kilos cada uno; serán de la mejor harina, amasados con levadura, como ofrenda de los primeros frutos al Señor."

¿Has observado algo sorprendente en este versículo? Hemos dicho que la levadura representaba al principio del mal y que no debía estar presente en las ofrendas. Pero aquí está la excepción, que simboliza, y consiste en una nueva ofrenda, en el sentido en que es una ofrenda de cereal con levadura incluida. ¿Qué significa? Que el mal está presente en la iglesia. Esto resulta evidente para el observador más casual. Por tal motivo, la levadura estaba incluida en esta ofrenda. Esto nos habla de cómo es la iglesia visible en la tierra, la iglesia que tú y yo conocemos. El mal está en ella. El Señor lo supo mucho antes de que la iglesia siquiera existiese.

Continuemos leyendo los versículos 18 al 20:

"Juntamente con el pan presentaréis siete corderos de un año sin defecto, un becerro del ganado y dos carneros; serán holocausto en honor al Señor, junto con sus ofrendas de cereal y de vino, una ofrenda quemada como aroma agradable al Señor. Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda por el pecado y dos corderos de un año como sacrificio de las ofrendas de paz y reconciliación. Entonces el sacerdote los mecerá junto con el pan de los primeros frutos y los dos corderos, como ofrenda mecida delante del Señor; serán cosa sagrada del Señor para el sacerdote."

En esta ocasión debían presentarse todas las ofrendas. Todo lo que Cristo es, y todo lo que El ha hecho ha sido traspasado a la iglesia. Los creyentes pueden recurrir a El para todo. En primer lugar, tú puedes acudir a El para recibir la salvación. Luego podrás venir a El para recibir ayuda, misericordia, simpatía y consuelo. Puedes venir a El ante todas las situaciones de la vida. Así que, en esta ocasión se hacían todas las ofrendas.

¿No resulta interesante ver que el Señor, a través de estas figuras, nos estaba enseñando algunas de las mayores verdades? El utilizaba imágenes, símbolos, antes que términos teológicos. Leamos el versículo 21:

"En este mismo día haréis también una proclamación; habréis de celebrar una reunión santa. No haréis ningún trabajo duro. Estatuto permanente será para todas vuestras generaciones dondequiera que habitéis."

En ese día debían descansar e interrumpir sus propios trabajos. Esto es lo que tú y yo hemos de hacer cuando venimos a Cristo. Dice la carta de San Pablo a Tito 3:5, y nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino porque tuvo compasión de nosotros. Por medio del lavamiento nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida,

Volvamos nuevamente a Levítico 23 y leamos el versículo 22:

"Cuando llegue el tiempo de cosechar, no segaréis hasta el último rincón de ella ni recogeréis el sobrante de vuestra mies; los dejaréis para el pobre y para el forastero. Yo soy el Señor vuestro Dios."

El día santo se adaptaba a la tierra. En medio de la celebración tenían que recordar al pobre y al extranjero.

Este es el aspecto práctico de la obra de la iglesia y de todos los creyentes en la actualidad. Hemos sido salvados por gracia, pero deberíamos intentar hacer llegar la Palabra de Dios a las personas y serles de ayuda. Yo no creo que la iglesia deba comprometerse a prestar un servicio social en al cual no pueda presentar, al mismo tiempo, el testimonio del Evangelio. Debemos estar dispuestos a alimentar a la gente, identificándonos con ellos en su necesidad. Pero además, debemos presentarles el mensaje del Evangelio, para que reciban también el alimento espiritual que su alma necesita. Así hizo Jesús, cuando alimentó a las multitudes. Recordemos que una persona con el estómago vacío no puede estar muy interesada en escuchar el Evangelio. El apóstol Santiago tuvo algo que decir al respecto en 2:14-20.

Esta fiesta miraba hacia una gran cosecha futura, al final de la época, cuando Dios obrará en las otras naciones de la tierra. El apóstol Santiago en 1:18 dice: En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas. La primera iglesia cristiana estaba formada por judíos, quienes eran las primicias, los primeros frutos. Pero éstos serían seguidos por multitudes de no judíos, de muchas naciones.

Leamos a continuación los versículos 23 al 25, sobre la fiesta de

Las trompetas

"Otra vez el Señor habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: En el séptimo mes, el primer día del mes, tendréis día de reposo, un memorial al son de trompetas, una reunión santa conmemorativa. No haréis ningún trabajo duro, pero presentaréis una ofrenda quemada en honor del Señor."

Aquí es importante la fecha. En el séptimo mes se celebraban 3 fiestas. Era una especie de mes sabático, así como había un día sabático y un año sabático. Esta fiesta marcaba el comienzo del año civil, así como la Pascua marcaba el comienzo del año religioso.

De acuerdo con Números 10, el sonido de 2 trompetas de plata servía para movilizar a los israelitas en el desierto. Se hacían sonar 7 veces para ponerles en marcha. En el libro de Apocalipsis se mencionan 7 trompetas que abarcan el período de la Gran Tribulación, antes que Israel experimente su restauración para el reino. (En relación con esto leeré 2 pasajes Bíblicos. El profeta Isaías predijo en 27:13, Sucederá también en aquel día que se tocará una gran trompeta, y los que perecían en la tierra de Asiria y los desterrados en la tierra de Egipto, vendrán y adorarán al Señor en el monte santo en Jerusalén. Y en Mateo 24:31, Y El enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reuniran a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde un extremo de los cielos hasta el otro. )

(Dice también el Salmo 89:15, ¡Cuán bienaventurado es el pueblo que sabe lo que es la voz de júbilo! Andan, Señor, a la luz de tu rostro.) Las trompetas estarán igualmente relacionadas con el juicio futuro.

Leamos ahora los versículos 26 al 32, que tratan sobre

El gran día de la expiación o del perdón

"Y el Señor habló a Moisés, diciendo: A los diez días de este séptimo mes será el día de expiación; celebraréis una reunión santa, y humillaréis vuestras almas y presentaréis una ofrenda quemada al Señor. Tampoco haréis ningún trabajo en este día, porque es día de expiación, para hacer expiación por vosotros para obtener el perdón delante del Señor vuestro Dios. Si alguna persona no se humilla en este mismo día, será eliminada de su pueblo. Y a cualquier persona que haga trabajo alguno en este mismo día, a esa persona la haré desaparecer de su pueblo. No haréis, pues, trabajo alguno. Estatuto permanente que pasará de padres a hijos dondequiera que habitéis. Será día de completo reposo para vosotros, y humillaréis vuestras almas; a los nueve días del mes por la tarde, de una tarde a otra tarde, guardaréis vuestro reposo."

El Gran Día de la Expiación fue detalladamente expuesto en el capítulo 16. Se repite 3 veces la frase "Humillaréis vuestras almas". Era un día solemne, antes que festivo, y diferente a todos los otros.

En contraste, es interesante observar que la trompeta del Jubileo se hacía sonar cada 50 años en el Día de la Expiación, y que denotaba alegría y regocijo (Levítico 25:8,9) Así también hay liberación cuando se paga el precio por tu salvación y la mía. Ese era el año del Jubileo. Debe haber sido un año realmente glorioso.

Leamos ahora los versículos 33 al 36, que tratan el Tema de

Los tabernáculos

"Y el Señor habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: El día quince de este mes séptimo es la fiesta de los tabernáculos; se celebrará en honor al Señor por siete días. El primer día habrá una reunión santa; no haréis ninguna clase de trabajo duro. Durante siete días presentaréis al Señor una ofrenda quemada. El octavo día tendréis una reunión santa, y presentaréis al Señor una ofrenda quemada; es asamblea solemne. No haréis trabajo duro."

Esta era la tercera fiesta del séptimo mes, también llamada de las enramadas o de las cabañas. Era al mismo tiempo una fiesta conmemorativa y profética. Seguía, por pocos días, al Gran Día de la Expiación. Como conmemoración, recordaba los días en que los israelitas vagaron por el desierto, cuando habitaban en tiendas. Y proféticamente, señalaba al tiempo en que Dios removería totalmente su pecado y podrían habitar nuevamente, sin peligro, en la tierra prometida. Dijo el profeta Zacarías 12.10, Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito. Y en este mismo libro, en 13:1, Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza. Y en el profeta Miqueas 4:4, Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá quien los atemorice, porque la boca del Señor de los ejércitos ha hablado.

Volviendo a Levítico 23. Leamos los versículos 37 y 38:

"Estas son las fiestas señaladas del Señor en las que convocaréis reuniones santas, para presentar ofrendas quemadas al Señor, holocaustos y ofrendas de cereal, sacrificios y ofrendas de vino, cada asunto en su propio día, además de las ofrendas de los días de reposo del Señor, además de vuestros regalos, y además de todas vuestras ofrendas prometidas y ofrendas voluntarias que deis al Señor."

Hay un énfasis especial en los días festivos para revelar las cosas en que Dios se deleita para el beneficio de Su pueblo.

Finalmente, leamos los versículos 39 al 44:

"El día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, celebraréis la fiesta del Señor por siete días, con reposo en el primer día y reposo en el octavo día. Y el primer día tomaréis para vosotros frutos de árboles hermosos, hojas de palmera y ramas de árboles frondosos, y álamos del río; y os alegraréis delante del Señor vuestro Dios por siete días. Así la celebraréis como fiesta al Señor por siete días en el año. Será estatuto permanente que pasará de padres a hijos; la celebraréis en el séptimo mes. Habitaréis en tabernáculos o enramadas por siete días; todo nativo de Israel vivirá en enramadas, para que todos vuestros descendientes sepan que yo hice habitar en enramadas a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el Señor vuestro Dios. Así declaró Moisés a los hijos de Israel las fiestas señaladas dedicadas Señor."

Después del Gran Día de la Expiación o del perdón, en el que se efectuaba una plena expiación y perdón de los pecados, y se recogía la cosecha y el fruto de la tierra, se celebraba esta alegre ocasión. Al vivir en enramadas, recordarían su marcha por el desierto y pensarían en aquel día futuro en que ya no morarían en enramadas, como en el desierto, sino que disfrutarían del reino. Esa era su esperanza para esta tierra.

Hay un pasaje Bíblico que nos habla de una celebración profética de la cual los israelitas disfrutarían durante el reino. Nos habla de esto nuevamente el profeta Zacarías, esta vez en 14:16-18,  Después de esto, los sobrevivientes de los mismos pueblos que lucharon contra Jerusalén irán año tras año a adorar al Rey, el Señor todopoderoso, y a celebrar la fiesta de las Enramadas. Y si alguna de las naciones de la tierra no va a Jerusalén a adorar al Rey, el Señor todopoderoso, la lluvia no caerá en sus tierras.  Y si los egipcios no van, el Señor los castigará, del mismo modo que a cualquier otra nación que no vaya a celebrar la fiesta de las Enramadas. Te recomiendo leas igualmente el resto de este capítulo 14 del profeta Zacarías. Y este pasaje Bíblico profético se completa con otro, referido también a un futuro glorioso en que los israelitas y los otros pueblos, en los tiempos actuales divididos y enfrentados por crueles conflictos y guerras, disfrutarán de la presencia de Dios en paz y concordia. Se encuentra en el último libro de la Biblia, el Apocalipsis 21:3, y dice lo siguiente. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.

La carta a los Hebreos 11 dijo que todos aquellos que así creyeron y compartieron esta esperanza en los tiempos del Antiguo Testamento, habían muerto en la fe, no habiendo recibido las promesas pero contemplándolas de lejos. Estaban convencidos de la veracidad de tales promesas y las aceptaron.

Como creyentes, diré que esa es también nuestra esperanza y diré más aun. Es nuestra certeza. Todos aquellos que hemos recibido a Cristo como Salvador y Señor de nuestra vida, podemos contemplar ese futuro maravilloso, viviendo ya en nuestros días, anticipadamente, por la fe, la gozosa experiencia del cumplimiento y la culminación de todas las promesas de Dios.

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