Estudio bíblico de Génesis Introducción 2

Introducción a la Biblia (II)

¿Cómo sabemo que la Biblia proviene de Dios?

¿Cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios? Esta es una buena pregunta, que debe formularse, y ser respondida. Desarrollaré la respuesta en 5 puntos principales.

1. Preservación. Una de las pruebas objetivas, una de las pruebas externas, ha sido la preservación maravillosa de la Biblia. Hubo una vez un antiguo rey --leemos acerca de él en el Libro de Jeremías -- quien, cuando la Palabra de Dios le fue enviada, tomó un cuchillo y la cortó en pedazos. Pero la Palabra fue escrita otra vez y así es que tenemos esa Palabra en la actualidad. A través de los siglos se han realizado muchas quemas de Biblias. Y hoy en día existe mucho antagonismo hacia la Biblia. En algunos países no está siendo quemada porque se piensa que somos demasiado civilizados para tal comportamiento. La manera en que tratamos de librarnos de ella es simplemente prohibiéndola en nuestras escuelas y en muchos otros lugares. (Sin embargo hablamos de la libertad religiosa y de la libertad de expresión).

A pesar de todos los ataques que se han dirigido contra la Biblia, ella todavía existe y, por supuesto, es uno de los éxitos de librería. Bueno, habría que aclarar que era un éxito de librería, porque ése no es hoy el caso. Lamento decirlo pero es la verdad, que revela la actitud hacia la Biblia de nuestra sociedad contemporánea. La Biblia no está realmente ocupando el lugar que una vez tuvo en la historia y en la vida de algunas naciones. Sin embargo, creo que la sorprendente preservación de la Palabra de Dios es digna de consideración.

2. La arqueología. Otra manera por la cual podemos saber que la Biblia es la Palabra de Dios es a través de la arqueología. La pala del arqueólogo ha desenterrado muchas cosas que han probado el origen divino de la Biblia. Por ejemplo, algunos negaron, por muchos años, la autoría de Moisés en relación al Pentateuco, en base a que la escritura no existía en tiempo de Moisés.

Seguramente no habrás oído a nadie promover esa teoría recientemente, ¿no es cierto? Por supuesto que no. Por años la pala del arqueólogo ha desenterrado, una y otra vez, evidencias sobre la veracidad de la Biblia. En este sentido, la ciudad de Jericó y las murallas que cayeron constituyen un ejemplo. Ha habido un debate entre Kathleen Kenyon y John Garstang relacionado con ciertos aspectos concretos. Ha quedado bien establecido que las murallas cayeron, y podemos dejarles que discutan sobre la fecha y otras cosas por el estilo. La Palabra de Dios ha resultado comprobada en este caso y en muchas otras ocasiones la arqueología ha demostrado la exactitud de la Biblia. Muchos de los manuscritos que han sido descubiertos también han confirmado esa veracidad.

Es realmente interesante que cuando se encontraron los rollos de pergamino de Isaías entre los rollos del Mar Muerto, los liberales pensaron que se había presentado una oportunidad de descubrir argumentos para desacreditar la Biblia. Sin embargo, los rollos no han desacreditado a la Biblia, y parece que los liberales han perdido mucho interés en dichos rollos. Este es un campo en el cual puedes investigar, ya que no podemos extendernos más en este breve estudio.

3. Profecía cumplida. Si se me preguntase hoy si tengo una sola cosa para sugerir, que ofrezca una prueba concluyente de que la Biblia es la Palabra de Dios, ¿sabes que sugeriría? Yo sugeriría el cumplimiento de la profecía. La profecía cumplida es la prueba, por excelencia, que no puedes evadir, ni eludir. Y la Biblia está llena de profecías cumplidas.

Una cuarta parte de las Escrituras, cuando fue escrita, era considerada profética; es decir, que anunciaba eventos que iban a ocurrir en el futuro. Mucho de ello --en realidad, más de lo que la gente se imagina-- ya se ha cumplido. Podríamos considerar muchos pasajes donde la profecía se ha cumplido con exactitud. Y encontramos muchas situaciones locales que, incluso, se cumplieron en tiempos de un determinado profeta. Por ejemplo, Miqueas fue el profeta que le había dicho a Acab que si iba a la batalla, tal como el rey había planeado, perdería la batalla y moriría en ella. Sin embargo, los falsos profetas de Acab le dijeron que alcanzaría la victoria y regresaría como un rey triunfante, Como al rey no le agradó lo que Miqueas le había advertido, ordenó que le encerraran y le alimentasen a pan y agua, porque al regresar ya se ocuparía de él. Pero Miqueas le respondió en el acto, diciéndole por última vez: "Si tu realmente regresas, querrá decir que el Señor no ha hablado por mí".

Bien, evidentemente el Señor había hablado por él profeta porque Acab no regresó, al morir en la batalla, al ser derrotado su ejército. Había llegado hasta el punto de disfrazarse para no correr ningún riesgo de perder su vida. Pero las Escrituras nos cuentan que un soldado enemigo tensó su arco a la ventura, cuando la batalla casi había concluido. Le quedaba solo una flecha en su aljaba, la colocó en el arco y disparó, sin realmente apuntar a nadie en particular. Yo diría que fue como si aquella flecha hubiera tenido escrito el nombre de Acab y finalmente le encontró. Fue directamente a su blanco. ¿Por qué? Porque Miqueas había pronunciado una profecía exacta (Ver 1 Reyes 22).

En otra ocasión, el profeta Isaías declaró que el ejército invasor de Asiria no dispararía ni una flecha en la ciudad de Jerusalén (ver 2 Reyes 19:32). Bueno, esto sí que es interesante. En el ejemplo anterior, la profecía de Miqueas se había cumplido porque un soldado disparó una flecha por casualidad, tensando su arco al azar. ¿No podrías considerar que entre 200.000 soldados, verdaderamente una gran multitud, quizás uno se apresuraría a disparar y, tensando también su arco a la ventura lanzaría una flecha volando sobre la muralla de Jerusalén? Bueno.

Pues en este segundo ejemplo, nadie hizo semejante cosa. Si el enemigo hubiera disparado tan solo una flecha hacia la ciudad, todos podrían haber estado seguros que Isaías no era el profeta de Dios. Pero sí lo era, como fue confirmado por el cumplimiento de su profecía en aquella ocasión. E Isaías también dijo que una virgen concebiría un niño, y esa declaración se produjo 700 años antes de que esto se cumpliese literalmente. Y además, si quieres una prueba final, hubo más de 300 profecías sobre la primera venida de Cristo, las cuales se cumplieron en su totalidad y literalmente. Cuando Jesucristo estaba colgado en la cruz y muriendo, había una profecía del Antiguo Testamento que aún no se había cumplido. Era la siguiente: "me dieron vinagre para beber" (Salmo 69:21). Jesús había dicho: "Tengo sed" y sus mismos enemigos fueron y cumplieron la profecía (ver Juan 19:28-30). Esto es algo sorprendente. Los hombres no pueden adivinar de esta manera. A veces resulta entretenido ver al hombre del tiempo en los telediarios. Durante el verano en algunos lugares como en el Sur de España, en las Islas Canarias o en Baleares, hace bien su trabajo.

¡Vaya uno a saber! En el pueblo de Israel, un profeta debía ser exacto y preciso. Si no lo era, podía ser condenado a muerte como falso profeta. Dios le dijo al pueblo que ellos serían capaces de distinguir entre un profeta verdadero y otro falso. Un verdadero profeta debía primeramente hablar para una situación local, como hizo Isaías. Cuando el tiempo indicado para el cumplimiento de tal profecía transcurría, ellos sabían si podrían confiar en él acerca del futuro, como sucedió en el caso de Isaías. Nosotros podemos mirar atrás y comprobar que éstas y otras profecías se cumplieron.

Además, entre los casos de profecías cumplidas con gran precisión se destaca, por ejemplo, el profeta Ezequiel. Este profeta predijo, por inspiración divina y con una anticipación de 2.500 años, que la ciudad de Tiro caería y que la ciudad de Sidón tendría una historia sangrienta. Y lo mismo ocurrió con predicciones sobre ciudades del antiguo Egipto, como Tebas y Menfis.

El profesor Peter Stoner, ha estudiado detalladamente 60 profecías Bíblicas sobre la persona de Jesucristo. Utilizando cálculos de la ciencia de la probabilidad en 8 de dichas profecías, ha llegado a la conclusión de que la probabilidad de que estas profecías se cumpliesen en una persona única, era infinitamente pequeña.

La Biblia es exacta y su veracidad se ha demostrado en un área de imposibilidad absoluta para los seres humanos, lo cual constituye para mí una prueba irrefutable de que es la Palabra de Dios. No hay ninguna opción humana que se le pueda comparar. He presentado, pues, algunos pocos ejemplos de profecía cumplida, ya que en la Palabra de Dios encontramos profecía tras profecía, y todas ellas se han cumplido, y cumplido literalmente. Y, dicho sea de paso, creo que ello indica el método por el cual la profecía que se refiere al futuro, aún se cumplirá.

4. Vidas transformadas. Ofrezco, finalmente, dos razones más como prueba de que la Biblia es la Palabra de Dios. Una de ellas se refiere a las vidas transformadas de los creyentes actuales. He podido ver lo que la Palabra de Dios puede hacer en las vidas de hombres y mujeres. En este momento estaba pensando en un hombre de Oakland, California, que escuchó mi programa radial de Estudio Bíblico. Le conozco bien. No voy a entrar en detalles sobre su vida. Pero él tenía tantos problemas, complejos y tanto pecado en su vida como ningún hombre que yo haya conocido. Comenzó a escuchar el programa de radio. A veces oigo de personas que solamente escuchan el mensaje del Evangelio una vez y se convierten a Cristo. Creo que esto es posible y resulta maravilloso. Pero este hombre, al escuchar el mensaje, semana tras semana, se fue mostrando cada vez más contrario, llegando incluso a enfadarse. Al final me dijo lo siguiente: "si hubiera podido acercarme a Ud. cuando estaba enseñando la Epístola a los Romanos y me dijo que yo era un pecador, le hubiera dado un buen golpe".

Francamente, pienso que de veras lo habría hecho. Es más alto y mucho más joven que yo, así que me alegro que no llegara hasta donde yo me encontraba. Al final, este hombre tuvo un encuentro con Cristo. Permitidme deciros que resulta sorprendente ver lo que Dios ha hecho en su vida. Una y otra vez, este testimonio podría multiplicarse. Jóvenes y ancianos han encontrado propósito en sus vidas, sintiéndose realizados. Hay matrimonios que se han restaurado, familias que se han vuelto a unir, personas que se han liberado del alcoholismo y la adicción a las drogas. Muchos, al venir a Cristo, han experimentado una transformación en sus vidas. Y permitidme también daros otra razón.

Cuando terminé mis estudios en el Seminario, yo era un predicador que se había especializado en el campo de la defensa del Evangelio, e intentaba defender la Biblia. En realidad, creo que cada mensaje que yo predicaba trataba sobre ese Tema. Pensaba que si podía disponer de respuestas a las cuestiones que las personas planteaban para no creer en la Biblia, entonces creerían. Pero llegué a la conclusión de que lo peor que podía hacer era fustigar a alguien intelectualmente. Porque en el mismo momento en que adoptaba esa actitud, ganaba un enemigo y entonces nunca podría ganarle para el Señor. Así que abandoné el campo de la apologética y me introduje en otra área en la que me dedicaba a proclamar únicamente la Palabra de Dios tan sencillamente como me era posible. Solamente la Biblia puede convertir a un pecador en un santo.

5. El Espíritu de Dios la convirtió en una realidad. Otra razón por la que me he apartado del área de la apologética es que se ha producido una evolución en mi propia vida. He llegado a un punto en el que, no solo creo que la Biblia es la Palabra de Dios sino que también puedo afirmar que el Espíritu de Dios la ha convertido en una realidad en mi propio corazón y en mi propia vida. Y esto es lo que el apóstol Pablo les dijo a los Colosenses. El oró para que ellos fuesen "llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual". Y yo deseo lo mismo. Porque he llegado a la conclusión de que el Espíritu de Dios puede confirmar estas verdades a tu corazón y de que no necesitas a la arqueología ni a otras ciencias para probar que la Biblia es la Palabra de Dios.

Hace algún tiempo, un predicador joven me dijo lo siguiente: Dr. McGee, "¿no es una verdadera maravilla que ellos hayan descubierto esto?" y, a continuación mencionó un descubrimiento en particular. Yo le respondí: "Bueno, yo no veo nada como para entusiasmarse. El quedó muy decepcionado e incluso disgustado de que yo hubiese adoptado una actitud más bien indiferente. "¿Por qué, que quiere Ud. decir?, preguntó. "¿Es posible que eso no le haya impresionado?". Yo le repliqué de la siguiente manera. "Yo ya sabía que era la Palabra de Dios mucho antes de que la pala del arqueólogo hubiese sacado a la luz aquello ". Me preguntó cómo lo sabía. Le dije: "El Espíritu de Dios la ha estado convirtiendo en una realidad a mi propio corazón ". Creo que el Espíritu de Dios va a hacer que la Palabra de Dios sea una realidad no solamente para que la incorpores a tu vida, sino también para proporcionarte esa certeza que te permita afirmar con convicción: "Yo sé, que es la Palabra de Dios ".

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