Estudio bíblico de Lucas 22:1-34

Lucas 22:1-34

En este capítulo nos estamos acercando a la sombra de la cruz, al considerar la sección que trata sobre los últimos días de la vida del Señor en la tierra. Considerando el capítulo en su totalidad, todos los incidentes relatados tuvieron lugar antes de su crucifixión. Judas tramó con los principales sacerdotes como traicionar a Jesús; Jesús planeó la celebración de la última Pascua e instituyó la Cena del Señor, en la que anunció que sería traicionado. Les habló a los apóstoles sobre la posición que ocuparían en el futuro reino. Advirtió a Pedro sobre su negación pública de Jesús y a todos los discípulos en cuanto al futuro. Fue al jardín de Getsemaní, fue traicionado por Judas, arrestado, conducido a la casa del sumo sacerdote, negado por Pedro, se convirtió en objeto de burlas, fue golpeado y llevado ante el Sanedrín.

Aquel fue un día muy ocupado. Lucas registró solo una parte de aquel día. Por ejemplo, omitió el lavamiento de los pies de los discípulos. Ese día, antes de que le mataran, fue un tiempo de crisis, en el que los eventos se fueron acumulando para culminar con el acontecimiento principal, que fue la cruz. Todas las acciones que se realizaron apuntaban al Gólgota. Todos los hechos señalaban a la crucifixión. Un estudioso de la Biblia, el Dr. Forsythe lo expresó de esta manera: "La cruz es el centro de gravedad en el mundo moral". Podemos decir que el cielo, el infierno y la tierra estaban preparándose para la cruz. La dinámica de tal preparación está expresada en los primeros versículos del capítulo. Los jefes religiosos conspiraron contra Él -esta fue la preparación de la tierra. Judas planeo la manera de traicionarle -esta fue la preparación del infierno. Después, Jesús y Sus discípulos planearon su última Pascua juntos. -esta fue la preparación del cielo.

Leamos el versículo 1, que da comienzo al párrafo titulado

Judas tramó con los principales sacerdotes la traición a Jesús

"Estaba cerca la fiesta de los Panes sin levadura, que se llama la Pascua."

Jesús había llegado a Jerusalén. Seis meses antes, en Cesarea de Filipos, había tomado con firmeza la decisión de ir a esa ciudad para morir. Todo lo que Él hizo a partir de entonces fue un movimiento constante en dirección a Jerusalén. La reunión en el Monte de la Transfiguración y la llamada entrada triunfal habían ya quedado atrás. Era el tiempo de la Pascua y Él, como Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, iba a morir en la cruz. Leamos el versículo 2:

"Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo, porque temían al pueblo."

Los líderes religiosos le habrían detenido inmediatamente y posteriormente matado, pero tenían miedo a la reacción de la gente. Era la fiesta de la Pascua, lo cual implicaba la presencia de personas de todas las regiones en la ciudad; y esa gente estaba a favor de Jesús. Eran la llamada mayoría silenciosa. Continuemos con el versículo 3:

"Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno de los doce"

¿Es posible que un cristiano sea poseído por demonios? ¿Puede Satanás o un demonio entrar en un cristiano? Por supuesto, la respuesta es que no. Sin embargo, es posible que alguien que por diversos motivos se haya hecho miembro de una iglesia y que, en realidad, no sea cristiano, esté poseído. Me he encontrado con algunos que, oficialmente, eran miembros de iglesias, y que presentaban evidencias de estar poseídos por el demonio, porque de otra manera, resultaría muy difícil explicar su conducta. Si una persona va a estar situada en la periferia del cristianismo, en una situación marginal, limitándose a escuchar la predicación del Evangelio sin hacer nada al respecto, dispuesta únicamente a mezclarse socialmente con los que son realmente cristianos, llegará el día en que Satanás ocupará su persona y su vida, que es como una casa vacía, como vimos en Lucas 11:24-26. Entonces, uno de los demonios de Satanás podría fijar su residencia en esa persona. Eso es precisamente lo que le sucedió a Judas cuando rechazó a Jesús.

Continuemos leyendo los versículos 4 y 5:

"éste fue y habló con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero."

Los dirigentes religiosos se habían estado preguntando cómo harían para detenerle. Y ahora, uno de Sus propios discípulos se dirigió a ellos ofreciéndose para traicionarle. Dice el versículo 6:

"Él aceptó y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo."

La conjura consistía en esperar a que la multitud se fuese de Jerusalén, y a que Jesús se quedase solo, fuera de la observación de la gente. Planearon arrestarle en secreto. Judas quedó en buscar el momento oportuno e informar a los jefes religiosos sobre cuándo era apropiado hacerlo. De hecho, ese momento nunca llegó, porque Jesús les obligó a actuar inmediatamente. Jesús, de acuerdo con el relato del Evangelista Juan, le entregó a Judas un trozo de pan en la sala donde celebraban la última cena y le dijo que el momento había llegado, con estas palabras: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto". Y eso fue lo que hizo Judas.

Leamos ahora los versículos 7 al 13, donde comenzamos a ver que

Jesús planeó la última pascua e instituyó la cena del Señor

"Llegó el día de los Panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la Pascua. Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la Pascua para que la comamos. Ellos le preguntaron: ¿Dónde quieres que la preparemos? Él les dijo: Al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?. Entonces él os mostrará una habitación grande en el piso alto, ya dispuesta; preparadla allí. Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la Pascua."

No veo motivo para ver un milagro en este pasaje. El Señor había estado muchas veces en Jerusalén y conocía al hombre que tenía esa habitación grande en la parte alta de la casa. Seguramente este hombre le había dicho a Jesús: "Cuando Ud. venga a Jerusalén, traiga aquí a Sus discípulos". Probablemente el Señor había hecho algún arreglo con él para utilizar esa sala, y ahora, como leímos en este párrafo, le estaba confirmando que en ese momento la necesitaba. Dice el versículo 14:

"Cuando era la hora se sentó a la mesa, y con él los apóstoles."

Esta fue la ocasión en que se celebró la Última Cena y Judas estaba presente. Leamos los versículos 15 al 18:

"Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de mi muerte!, porque os digo que no volveré a celebrarla más hasta que se cumpla en el reino de Dios. Tomando la copa, dio gracias y dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga."

En la celebración de la cena de Pascua, la copa circulaba varias veces entre los asistentes. Creo que el Señor participó justamente hasta la última copa, que era la copa del gozo, de la cual en aquel momento no bebió. Entonces surge la pregunta. ¿Bebió Él alguna vez de aquella copa? Pienso que lo hizo. Cuando estaba en la cruz, le dieron a beber vinagre, y en la carta a los Hebreos 12:2, dice: por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz.

Sobre las brasas agonizantes de una fiesta de la Pascua que se estaba extinguiendo, el Señor Jesucristo avivó la llama de la nueva fiesta de la Cena del Señor. Leamos los versículos 18 y 20:

"También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama."

El Señor tomó 2 de los elementos más delicados como símbolos de Su cuerpo y de Su sangre: el pan y el vino, que se echarían a perder en unos pocos días. Cuando Él edificó un monumento, éste no fue construido en bronce o en mármol, sino de 2 elementos perecederos. El afirmó que el pan hablaba de Su cuerpo y que el vino hablaba de Su sangre. El pan hablaba de Su cuerpo quebrantado; no se quebró ningún hueso suyo pero su cuerpo fue quebrado porque fue hecho pecado, al llevar nuestros pecados por nosotros (2 Corintios 5:21). Creo que cuando bajaron Su cuerpo de la cruz, no debió parecer ni siquiera humano. El profeta Isaías 52:14, dijo de El; de tal manera estaba desfigurada su apariencia, que su aspecto no parecía el de un ser humano. Y también dijo lo siguiente en 53:2, lo veremos, mas sin atractivo alguno para que lo apreciemos.

Durante siglos la fiesta de la Pascua ha mirado con expectativa hacia la venida del Señor y a Su muerte. Ahora, Él estaba a la sombra de la cruz y ésta era la última Pascua. La fiesta de la Pascua ya se estaba cumpliendo. En la actualidad nos reunimos alrededor de la mesa del Señor y examinamos nuestros corazones. Lo que hacemos ante esta mesa se realiza en memoria de Él. Miramos atrás hacia lo que Él hizo en la cruz, y miramos hacia delante deseando que llegue el día de su segunda venida. Dijo San Pablo en 1 Corintios 11:26: Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

Leamos el versículo 21, para comenzar el párrafo en que

Jesús anunció que sería traicionado

"Pero la mano del que me entrega está conmigo en la mesa."

El que iba a cometer la traición estaba en medio de ellos. Algunos creen que Judas realmente salió antes de la institución de la cena del Señor. Creo que eso es correcto. Lucas no nos da el orden cronológico: nos provee los hechos que son necesarios para cumplir el propósito de su comentario. El Evangelista Juan en 13:26-30, dejó claro que durante la Pascua el Señor tomó el trozo de pan, se lo dio a Judas y dijo: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto" Después, Judas se fue. Leamos los versículos 22 y 23:

"A la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí sobre quién de ellos sería el que habría de hacer esto."

Cada uno de los discípulos pensó que era capaz de negar y traicionar al Señor. Si somos sinceros, reconoceremos que nosotros también podríamos traicionarle. Si Él no extendiese Su mano para ayudarme, yo podría negarle en cualquier momento. Sin embargo, me alegro y doy gracias a Dios que Él no apartará Su mano de mí.

Ahora leeremos el versículo 24 para iniciar el párrafo titulado

Posición de los apóstoles en el futuro reino

"Hubo también entre ellos una discusión sobre quién de ellos sería el mayor."

Cada uno de estos hombres que habían reconocido cuán bajo podían caer, tenía también ambiciones de llegar a ser el mayor. ¿Podemos imaginarlo? Justamente a la sombra de la cruz estos hombres estaban aferrándose a una posición. Vemos lo mismo en la iglesia de nuestro tiempo. El carácter de los creyentes en la actualidad no registra ningún progreso sobre el de los apóstoles. Continuemos leyendo los versículos 25 al 27:

"Pero él les dijo: Los reyes de las naciones gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los que sobre ellos tienen autoridad son llamados bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven, y el que dirige, como el que sirve, pues, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve."

El Señor les estaba diciendo que Él había ocupado la posición más baja. Eso es lo que hizo cuando tomó nuestro lugar en la cruz. Era como el amo y señor que se levanta de la mesa y le dice a su siervo: "Siéntate, come, y yo te serviré". Cuando Jesucristo vino a la tierra, toda la humanidad debería haberse convertido en su siervo. En cambio, Él sirvió a la humanidad. Él preparó la mesa de la salvación y nos ha invitado a la gran fiesta de la salvación. Dice el versículo 28:

"Y vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas."

El Señor fue bondadoso con Sus discípulos y les elogió por continuar a Su lado a través de Sus pruebas aquí en la tierra. Leamos ahora los versículos 29 y 30;

"Yo, pues, os asigno un Reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel."

Estoy seguro de que los apóstoles ocuparán un lugar especial en el Reino. Ellos fueron como un puente tendido sobre el espacio existente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Surgieron del sisTema del Antiguo Testamento y se introdujeron en el sisTema del Nuevo Testamento. Tú y yo no estamos en esa posición hoy. Ninguno de nosotros encaja en ese lugar particular porque, cronológicamente, ellos fueron ese puente de conexión. Se les dará una posición prominente y no solo comerán y beberán en la mesa en que esté el Señor, sino que se sentarán en tronos para juzgar a las 12 tribus de Israel. Esa será su posición.

El hijo de Dios tiene algunas cosas importantes atesoradas para el futuro. Los redimidos van a ocupar posiciones elevadas. Me pregunto si estamos trabajando para ocupar esos lugares en el cielo. No quiero decir que tengas que trabajar para tu salvación. No trabajas para obtener la salvación sino que te ocupas activamente para tu lugar en el cielo. Vas a ir al cielo por la gracia y misericordia de Dios, pero vas a ser juzgado de acuerdo con tus obras, para determinar la posición que vas a ocupar. ¿Te das cuenta de la importancia de tus buenas obras? Espero que sí.

Creo que la única cosa que Dios juzgará es el ejercicio o la práctica del don o capacidad que Él nos ha dado. Él nos ha dado ese don cuando nos ha insertado en el cuerpo de creyentes en el momento de la salvación. Y hay literalmente muchísimas capacidades. El Tema de los dones es muy interesante. ¿Sabes cuál era una de las capacidades existentes en la primera iglesia cristiana? Había una mujer llamada Dorcas que cosía. Su don o capacidad era la costura. Ella hacía vestidos para viudas que, de otra manera, no hubieran podido vestirse con dignidad. Tú serás recompensado conforme a tu fidelidad en ejercitar el don que Dios te ha dado. La forma en que tú vivas tu vida cristiana es importante ante Dios.

Leamos ahora los versículos 31 y 32, del párrafo titulado

Predicción de la negación de Pedro

"Dijo también el Señor: Simón, Simón, Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto a mi, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes."

La palabra "vuelto" en este pasaje Bíblico no significa una conversión, tal como nosotros la entendemos. El Señor estaba hablando sobre el momento en que Pedro experimentaría un cambio de corazón y de mentalidad, y su fe sería aumentada. A partir de ese momento tendría lugar una transformación tan grande en Pedro que él sería capaz de fortalecer a sus hermanos. El Señor sabía que Pedro le negaría y, sin embargo le dijo: "He rogado por ti, para que tu fe no falte".

En la actualidad el Señor es nuestro intercesor. Él sabe cuándo nos estamos acercando al lugar del tropiezo y del fracaso. Estimado oyente, si tú le perteneces a Él, Él ya ha orado por ti para que no te falte la fe. Tú puedes fallarle, pero si le perteneces, tu fe no faltará, porque Él ha orado por ti. Esta es una figura más de Su amor por nosotros.

En Juan 17:9 nuestro Señor oró al Padre. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son. El Señor no ora por el mundo. Él murió por el mundo y nadie puede pedirle que haga más que lo que hizo. Murió por el mundo, sí, pero ora por los suyos para que estén protegidos mientras estén en el mundo. El Señor Jesucristo oró hoy por ti. Puede que tú no hayas orado por ti mismo, pero Él ha orado por ti.

Más tarde, Pedro pudo infundir fortaleza a sus hermanos. La persona que ha pasado por una prueba es la realmente capaz de ayudar a otros, de transmitirles fuerza y consolidarles en su fe, incluso si ha fracasado y ha vuelto al Señor. Leamos el versículo 33:

"Él le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte."

Pedro se creyó cada una de las palabras que pronunció; solo que no se conocía a sí mismo. Muchos de nosotros no nos damos realmente cuenta de cuán débiles somos.

Finalmente por hoy, leamos el versículo 34:

"Y él le dijo: Pedro, te digo que hoy mismo, antes que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces."

Simón Pedro, simplemente no creyó que podía llegar a negar a su Señor. Pero así lo hizo, antes que transcurriese aquella noche.

Si hoy quieres dirigirte a Dios en oración, puedes hacerlo con tus propias palabras, con aquellas expresiones que broten naturalmente de tu corazón e incluso con tu mente, con el pensamiento. Y si las circunstancias que te rodean son difíciles, abrumadoras, recuerda que en tu oración no te encuentras solo. Y no solamente porque Jesús ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, sino porque hoy, Él ha orado y continúa intercediendo por ti.

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