Estudio bíblico de Juan Introducción

Juan - Introducción

Como hemos dicho, comenzamos hoy nuestro estudio del evangelio según San Juan. Al evangelio de Juan, a veces se le llama el "evangelio sencillo." Pero no creemos que sea tan sencillo. Es verdad que la sencillez de su lenguaje, ha sido la razón para que muchos califiquen de esa manera al relato de Juan. Pues es un hecho, que hay muchas palabras monosílabas y bisílabas en este evangelio. Por otra parte, observemos un ejemplo del lenguaje sencillo de este libro. En Juan 1:1-12, dice lo siguiente: A lo suyo vino, pero los suyos no le recibieron. Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Permítanos decirle, amigo oyente, que una de las frases más sencillas que se encuentra en el evangelio según San Juan, aparece en el capítulo 14, versículo 20, donde leemos: " . . . y vosotros en mí, y yo en vosotros." Algunas palabras tienen sólo dos letras. Solamente la palabra vosotros, tiene tres sílabas... Creemos que cualquier niño de seis años podría decirle el significado de cualquiera de estas palabras en el lenguaje normal. Pero al unir estas palabras, leemos: ". . . y vosotros en mí, y yo en vosotros." Al filósofo o al teólogo más sagaz, nunca le será posible sondear las profundidades del significado de esta frase. Sabemos que la frase "vosotros en mí" se refiere a la salvación y la frase "yo en vosotros" se refiere a la santificación, o desarrollo espiritual del cristiano. Pero más allá de este significado, no podemos llegar mucho más lejos en nuestra interpretación.

Eso es lo que queremos decir, amigo oyente, que estamos llegando al Evangelio más profundo de todos. Creemos que es el más difícil de entender. Claro que, podemos comprender su significado superficial, porque sabemos el sentido de las palabras, pero eso no quiere decir que lo comprendamos cabalmente. Tenemos aquí un Evangelio para el cual, necesitamos en verdad la ayuda, la guía del Espíritu Santo para suplir nuestras limitaciones humanas.

Antes de entrar en el texto mismo, hay algunas cosas que creemos debemos estudiar a modo de introducción. Creemos que esto servirá para prepararnos para nuestro estudio de este Evangelio. Veamos primeramente algo sobre su autor: Juan el apóstol fue el escritor. Era hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de Santiago. En cuanto a algunas referencias de Juan, tanto familiares como en su carácter de autor del libro, puede usted referirse a las siguientes citas bíblicas: Marcos 1:19,20; también Mateo 20:20; y también aquí en el evangelio según San Juan, capítulo 21, versículos 20 al 24.

La Escuela de Teología de Tubingen, Alemania, ha dudado seriamente de la paternidad literaria de Juan el apóstol, y con ella, también lo han hecho muchos teólogos liberales que no creen en la inspiración de la Biblia. Sin embargo, estas objeciones han sido completamente refutadas, y la paternidad de Juan es aceptada, hoy en día, por competentes eruditos bíblicos.

Pero, ¿le es posible a usted, saber sin lugar a dudas, que Juan, el apóstol, es el autor de este evangelio? Consideremos entonces las evidencias. Es interesante notar, en primer lugar, que los padres de la iglesia, atribuyen a Juan, el cuarto evangelio. Teófilo fue obispo de Antioquía y vivió alrededor del año 180 después de Jesucristo. Ireneo, vivió más o menos en el año 190, después de Jesucristo. Fue alumno de Policarpo, quien a su vez, fue alumno de Juan. Clemente de Alejandría en Egipto, que vivió alrededor del año 200, después de Jesucristo, escribió que Juan fue convencido por amigos e impulsado por el Espíritu de Dios para escribir un Evangelio espiritual. Tenemos luego, la evidencia del llamado "Fragmento Muratoriano." Todos estos afirman que el cuarto evangelio, fue escrito por Juan, el apóstol. La fecha de este evangelio tiene mucha importancia. Algunos creen que este es el último libro del Nuevo Testamento y que fue escrito, probablemente, cerca del año 100 de nuestra era. Todos los otros apóstoles y escritores del Nuevo Testamento habían muerto y solo quedaba él. En ese período, Juan escribió el evangelio que lleva su nombre, las tres epístolas que también llevan su nombre y también, el libro de Apocalipsis. Nosotros sostenemos que sus epístolas, fueron escritas después del libro de Apocalipsis y que todas sus obras fueron escritas durante los últimos diez años de la vida del llamado "discípulo amado".

Ahora, frente a esta obra, la pregunta más significativa es la siguiente: ¿Por qué escribió Juan este Evangelio? Hay varias teorías para dar respuesta a esta pregunta. Algunos dicen que fue escrito para hacer frente al gnosticismo, que fue la primera herejía que apareció en la iglesia. Los gnósticos creían que Jesús era Dios, pero no hombre, y que los apóstoles no le vieron en realidad; solo se imaginaron que le veían. Ireneo dijo expresamente que el propósito de Juan fue el de oponerse al gnóstico Cerinto. Pero el estudioso Tholuc demostró con claridad que éste no fue, de ninguna manera, un Evangelio polémico, y que no intentaba hacer frente a esa herejía. Hay quienes afirman que este Evangelio ha tratado de complementar lo que otros han escrito, y que simplemente se limitó a añadir material nuevo. Aunque otro estudioso llamado Hase ha respondido a esta sugerencia diciendo que este Evangelio no constituye simplemente una obra para rellenar espacios vacíos en la obra de los otros escritores de los evangelios.

Creemos que estas teorías no proveen una explicación adecuada a los hechos y detalles peculiares de este Evangelio. En nuestra opinión, la única explicación satisfactoria es que Juan escribió su libro a pedido de una iglesia que ya poseía los 3 Evangelios Sinópticos, (es decir, Mateo, Marcos y Lucas, que ya circulaban entre los cristianos) y quiso tener un documento más espiritual y profundo, o sea, una obra que les ayudase a crecer espiritualmente. Esta es exactamente la opinión de San Agustín, teólogo cristiano y uno de los padres de la iglesia de los primeros tiempos, citado en el libro de Gregory titulado "La clave de los Evangelios". El dijo lo siguiente: "De los cuatro evangelios o, más bien, de los cuatro libros del Evangelio único, el apóstol Juan, no inmerecidamente comparado con el águila, en su comprensión espiritual, ha elevado de manera mucho más sublime que los otros tres evangelios, su proclamación, y al hacerlo así, ha deseado que también nuestros corazones fuesen elevados". Este fue, pues, el propósito del Evangelio de Juan. Por este motivo lo escribió su autor.

Permítanos ahora, amigo oyente, llamar su atención a ciertos rasgos interesantes, en cuanto a la estructura de este Evangelio. Usted recordará que dijimos en el principio de nuestro estudio, que el evangelio de Mateo fue escrito y dirigido al judío. Que el evangelio de Marcos fue escrito y dirigido al romano. Y que el evangelio de Lucas fue escrito para el griego, y para los que tienen aquel tipo de mentalidad clásica en la actualidad.

Ahora, el evangelio de Juan, fue escrito para suplir la necesidad de las grandes masas del Oriente. Es verdad que muchos eran ricos, muy ricos. Pero, muchos más, vivían en la más abyecta pobreza. Sin embargo, todos tenían una gran necesidad y hambre espiritual, pues no habían encontrado la verdadera satisfacción, ni la manera de hacer frente a los problemas de la vida. Y aunque en aquel tiempo hubiese una expectativa general sobre la venida de un Mesías, fue del Oriente misterioso de donde vinieron los magos haciendo la pregunta: "¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle" (Mateo 2:2). Juan suple la necesidad de este tipo de mentalidad.

Después de todo, nuestros antecesores, realmente, provenían de aquella región. Cam, Sem, y Jafet, los hijos del patriarca Noe, sobrevivientes al diluvio, vivieron en el Oriente. El reino de Babilonia era un gran reino camítico. Abraham, hijo de Sem, venía de esa región. Desde aquella región vinieron los hijos de Jafet. Todos, pues, provenimos de esa zona del mundo y siempre hemos sido un pueblo necesitado de valores espirituales. Hoy en día, esta realidad se refiere a usted y a mí, amigo oyente, y puede que sea precisamente por este motivo que el evangelio de Juan ha sido recibido y estudiado tan universalmente.

El Dr. McGee nos cuenta que cuando estudiaba en la universidad, trabajaba para un periódico local y por eso, en estos estudios Bíblicos ha tratado de dividir los evangelios, como se divide un periódico en sus partes. Después de todo, la palabra evangelio significa buenas nuevas, o sea buenas noticias. Claro que los diarios generalmente contienen las peores noticias, incluyendo las noticias en cuanto a las defunciones. Pero bueno, tenemos aquí una división basada en el énfasis de cada evangelio: Mateo, es la página que lleva los avisos y los anuncios "He aquí, el reino de los cielos se ha acercado." Lucas, por su parte, contiene las ediciones especiales. Lucas es el único que relata los cánticos de la Natividad, y las parábolas del buen samaritano y del hijo pródigo. Marcos, presenta los encabezamientos, es decir, los titulares llamativos, entre los cuales el principal dice: ¡He aquí mi siervo! Y Juan, escribe los editoriales. Ha escrito profundas reflexiones sobre el Pan de vida, el Agua de vida, la Vid verdadera, y la vida cristiana.

Ahora, los tres primeros evangelios, se llaman los evangelios sinópticos, porque los tres han sido escritos desde el mismo punto de vista y de un modo similar. Pero, el cuarto evangelio es diferente.

En primer lugar, Mateo y Marcos revelan un énfasis especial en los milagros de Jesús, y Lucas dedica una atención especial a las parábolas. En cambio Juan, no hace ninguna de las dos cosas.

En segundo lugar, los milagros de Jesús en el evangelio según San Juan, son expuestos como señales y fueron elegidos con muchísima cuidado, para interpretar ciertas grandes verdades. Por ejemplo, Jesús, mediante un milagro alimentó a cinco mil, y pronunció entonces Su discurso sobre el Pan de vida. Hay once señales con sus aplicaciones específicas, en el evangelio según San Juan.

Ahora, en tercer lugar, no hay parábolas en el cuarto evangelio. Algunas versiones han usado la palabra "parábola" en el capítulo 10, versículo 6, pero no es la palabra griega "parábola" que se usa comúnmente en Lucas, sino "paroimia". La versión Reina-Valera la traduce correctamente con la palabra "alegoría". La historia del "Buen Pastor," por ejemplo, no es una parábola, sino un discurso.

Ya hemos mencionado la sencillez de lenguaje en el evangelio de Juan. Es notable en verdad. Sin embargo, este es el evangelio más profundo, y por eso, es bastante difícil abarcar la totalidad de su significado.

Juan nos da un orden cronológico que es bueno notar. Por ejemplo, en el primer capítulo, versículo 35, dice: ". . . El siguiente día. ." Y luego, en el versículo 43, del mismo capítulo, repite: ". . . el siguiente día." No sólo nos da un orden lógico de sucesión, sino también un orden cronológico. También identifica detalladamente lugares y ciudades, por ejemplo, cuando escribe: "Betábara, al otro lado del Jordán," en el capítulo 1, versículo 28. "Caná de Galilea," en el capítulo 2, versículo 1.

Aunque la deidad de Cristo es el Tema predominante en este evangelio, la humanidad de Cristo no se pierde de vista, y en verdad es acentuada en forma especial. Observemos el hecho de que Juan es el único de los evangelistas que nos cuenta el viaje de Jesús por Samaria, y cómo se sentó junto al pozo, y que estaba cansado del camino. ¿Puede usted pensar en una característica más humana que esa? Bueno, nosotros sí podemos pensar en un rasgo aun más humano. Y es que: "Jesús lloró." Y es Juan también, quien nos cuenta esa reacción tan natural.

El nombre Jesús se usa casi con exclusividad en este evangelio, con la exclusión del nombre "Cristo". Esto parece extraño, en el evangelio que enfatiza Su deidad. ¿Por qué pues, se usa solamente el nombre Jesús? Bueno, es porque Dios se hizo hombre.

También creemos que es interesante notar, que la palabra judío, aparece más de sesenta veces en este evangelio.

Orígenes, uno de los "Padres de la Iglesia", dijo: "El evangelio de Juan, es la consumación de los evangelios, así como los evangelios, a su vez, son la consumación de las Escrituras."

Jerónimo dijo: "Juan sobresale en las profundidades de los misterios divinos."

Culross lo expresó así: "Creo que las escrituras de Juan han enjugado más lágrimas de penitentes, y que han ganado más corazones para el Redentor, que todas las demás juntas."

El Dr. A.T. Pierson escribió: "Toca el mismo corazón de Cristo. Si Mateo corresponde a la corte de Israel, Marcos a la corte de los sacerdotes, y Lucas a la corte de las naciones no judías, Juan, si recordamos el antiguo templo, nos guía más allá del velo, al lugar Santísimo."

El Dr. A. Hayes ha dicho: "Al leerlo recibimos la seguridad de que aquí, por fin, tenemos una descripción digna y adecuada de la vida de Jesús entre los hombres."

Como ya lo dijimos, la deidad de Jesús es el Tema que predomina en este evangelio. El carácter mesiánico de Cristo es un Tema que también tiene prioridad. Esto se declara sucintamente en el capítulo 20 de este evangelio, versículos 30 y 31. Y creemos que debe ser considerado con la misma clave de este evangelio. "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre."

Hay un movimiento dinámico que es expresado en el capítulo 16, versículo 28. Dice allí: "Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre." Dios se hizo hombre; esta es la declaración simple de la verdad sublime.

Estas enseñanzas y sucesos han sido todos relatados con un fin específico, que es, engendrar fe en el corazón del ser humano. El verbo "creer," por ejemplo, se usa más de cien veces en este evangelio de Juan. Pero, en contraste, aparece menos de cuarenta veces en los evangelios sinópticos Mateo, Marcos y Lucas. La palabra "fe" no aparece aquí en Juan, pero se halla en los otros evangelios. La expresión "vida eterna," aparece treinta y cinco veces, pero solamente doce veces en los evangelios sinópticos. De modo que lo que tenemos aquí en este evangelio es el verbo activo "creer", que se usa generalmente con "creer en" o "creer a". Es un acto de la voluntad y no un consentimiento estático. No significa sólo el hacer una seña afirmativa o aceptar solamente con el intelecto las verdades del evangelio. Significa que cuando usted, estimado oyente, escucha las verdades del evangelio, se da cuenta de que Jesús murió por sus pecados conforme a las Escrituras, y eso significa que usted confía personalmente en Él como su Salvador, el que murió para pagar la pena de sus pecados. Es muy importante que observemos esta característica.

Veamos, pues, en los pocos momentos que nos restan, el bosquejo que seguiremos en nuestro estudio de este evangelio. Lo hemos dividido este de una manera sencilla y didáctica.

El prólogo lo encontramos en el capítulo 1, en los versículos 1 al 18.

Los versículos 19 al 51, del mismo capítulo 1, nos presentan la introducción al libro.

El testimonio de obras y palabras, lo encontramos en los capítulos 2 al 12.

El testimonio de Jesús a Sus testigos, y el discurso del Aposento Alto lo tenemos en los capítulos 13 al 17.

Y el testimonio de Jesús al mundo entero, está expuesto en los capítulos 18 al 20.

El capítulo 21 nos presenta el epílogo, que nos habla del Cristo glorificado.

Otra división de este libro, mucho más general, comprende 3 partes, basadas en los Temas más preponderantes en cada una de ellas: la primera, que abarca los capítulos 1 al 12, se titula LUZ; la segunda, que comprende los capítulos 13 al 17, se titula AMOR; y la tercera, formada por los capítulos 18 al 21, lleva el título de VIDA.

Y estamos, pues, listos para comenzar nuestro estudio del prólogo. Y amigo oyente, esta es sin duda alguna, una de las secciones más profundas de las Escrituras. Y creemos que ninguno de nosotros, podrá entenderla cabal o aún, adecuadamente. Solo podremos detenernos al borde de estas grandes verdades. Así que dirigiremos nuestra atención a los detalles que caracterizan a este evangelio y que contribuyen a una mejor comprensión de su contenido.

El capítulo 1 de Juan, lo hemos dividido, como ya dijimos, en dos secciones. Primero, el prólogo a este evangelio, que se encuentra contenido en los versículos 1 al 18. Y en segundo lugar, la introducción al evangelio de Juan, que se encuentra contenida en los versículos 19 al 51 del capítulo 1.

Ahora, el Tema central del capítulo 1, es el Logos, o sea el Verbo o la Palabra. Como nuestro tiempo ha concluido, vamos a detenernos aquí, y entraremos de lleno en nuestro estudio del capítulo 1, en nuestro próximo programa. Le invitamos, pues, amigo oyente, a acompañarnos durante nuestro recorrido por el evangelio según San Juan. Le aconsejamos leer todo este primer capítulo, antes de nuestro próximo programa, de modo que se familiarice con el Tema que vamos a considerar.

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