Estudio bíblico de Josué 10:1-11:7

Josué 10:1-11:7

Continuando nuestro recorrido por el libro de Josué llegamos hoy al capítulo 10 Y en este capítulo encontramos que cinco reyes hicieron la guerra contra Gabaón. Y Josué socorrió a Gabaón. Dios lucha contra ellos con piedras de granizo. El sol y la luna se detuvieron ante la palabra de Josué. Los cinco reyes fueron colgados. Siete reyes más fueron conquistados y Josué regresó al campamento en Gilgal. En este capítulo 10 Josué conquistó cinco reyes de los amorreos al continuar su campaña en el sur. Terminó la campaña en el sur con la destrucción de Maceda, Laquis, Libna, Eglón, Hebrón y Debir. Este capítulo 10 contiene también el relato del día prolongado de Josué. Y como dijimos al terminar nuestro programa anterior, todavía hay una pregunta con respecto a este día prolongado de Josué. Y la pregunta es: ¿Hizo Josué que el sol se detuviera?

Veamos pues algunas de las explicaciones que se ha dado para el día prolongado de Josué. En primer lugar, es la práctica de algunos, evitar el dar cualquiera interpretación. Lo ignoran por completo como si no fuera digno de comentario.

En segundo lugar, algunos tratan el lenguaje como poético (versículo 12). Esto es para adoptar una interpretación no literal que descarta por completo lo milagroso del incidente. Aquellos que mantienen este criterio, generalmente se refieren a Jueces capítulo 5, versículo 20 donde leemos: "Desde los cielos pelearon las estrellas; desde sus órbitas pelearon contra Sísara." Nosotros rehusamos descartar este informe como relato poético. No tenemos suficiente información para declarar dogmáticamente que éstas son declaraciones poéticas y que no son realidades. Nos hace recordar de la vieja trivialidad que dice que el lenguaje poético a veces es una mentira prosaica.

En tercer lugar, unos llaman a esto un milagro de refracción. El énfasis se pone en el versículo 13.

En cuarto lugar, algunos adoptan la posición de que Dios detuvo todo el sistema solar. Hacen del día de Josué, un día de 23 horas y 20 minutos. Los otros 40 minutos se encontrarían en el segundo libro de los Reyes, capítulo 20 y versículos 8 al 11, donde la sombra retrocedió los 10 grados que había avanzado en el reloj de sol, como una señal a Ezequías de que su vida sería prolongada.

En quinto lugar, algunos mantienen que Dios apagó la luz del sol, antes de dejar que siguiera brillando. Otros mantienen que Josué había ido a marcha forzada toda la noche ? unos 65 kilómetros ? atacando al enemigo desde atrás y llegó de repente sobre ellos. Era el mes de julio, 40 ó 49 grados de temperatura a la sombra, y no había ninguna sombra. Y Josué no quiso tener menos luz del sol.

Y en sexto lugar, parece que la mejor explicación es una combinación de los números 4 y 5 que ya hemos dado. A Josué le hacía falta más luz y menos calor. Dios cubrió el sol con una granizada. Retardó el movimiento de la tierra. La expresión "En Gabaón" indica que el sol quedó directamente sobre Gabaón, dividiendo en dos partes a Gabaón y la luna descendió en el valle de Ajalón. Los astrónomos nos dicen que hay un día que falta, y lo siguen remontando hasta el tiempo de Josué y lo señalan con precisión en el solsticio invernal. ¡Esto verdaderamente fue un milagro!

Leamos los primeros cinco versículos de este capítulo 10 de Josué, para considerar

La defensa milagrosa de Gabaón

El trasfondo de la acción en este capítulo es el tratado que Josué hizo con los gabaonitas. Por supuesto que él no debía haber hecho ese tratado, pero al haberlo hecho, se sintió comprometido por él.

"Cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué había tomado a Hai, y que la había asolado (como había hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban entre ellos, tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes. Por lo cual Adonisedec rey de Jerusalén envió a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo: Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel. Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon contra ella."

Cinco reyes oyeron acerca del tratado que Gabaón había hecho con Israel y decidieron hacer la guerra contra Gabaón. Esto presentó un problema para la ciudad, y por tanto, ¿qué es lo que hicieron los residentes de Gabaón? Continuemos leyendo los versículos 6 hasta el 9 de este capítulo 10 de Josué:

"Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros. Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes. Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti. Y Josué vino a ellos de repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal."

Fortalecido por el Señor, Josué vino a auxiliarles y marchó forzosamente toda la noche, una marcha forzada, unos 65 kilómetros desde Gilgal, atacando al enemigo por la retaguardia. El ataque repentino contra los amorreos tomó a estos por sorpresa y resultó ser una buena táctica. El Señor les derrotó ante Israel. Pasemos ahora al versículo 12 y leamos hasta el versículo 14 de este capítulo 10:

"Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel."

Ya hemos discutido las varias interpretaciones del día prolongado de Josué, en las observaciones que hicimos al principio de este estudio del capítulo 10. Ahora, según el versículo 12 que acabamos de leer, Dios detuvo todo el sistema solar para lograr este milagro. El sol se detuvo. Dios lo cubrió con una granizada. Josué quería tener más luz del día para poder luchar, y por eso Dios detuvo el sistema solar y disminuyó el calor del sol por medio de una granizada.

El 10 de octubre de 1969, apareció un artículo interesante en el diario "Evening World" de la ciudad de Spencer, en el estado de Indiana, en los Estados Unidos. Los científicos querían poner en órbita una cápsula espacial. Hicieron que sus computadoras midieran dónde estaría la cápsula en cierto momento dado. Y para su gran sorpresa hallaron que había un día en el espacio, que faltaba en el tiempo transcurrido. No podían hallar ninguna solución al dilema, hasta que uno de los hombres allí presentes se acordó de la historia de Josué y del día cuando el sol se detuvo. Los científicos concluyeron que aquel era su día perdido. Sin embargo, cuando comprobaron nuevamente mediante las computadoras, descubrieron que no encontraban con un día entero de 24 horas. Josué contó con solamente 23 horas y 20 minutos. La historia acerca de Ezequías en el segundo libro de Reyes, capítulo 20, versículos 8 al 11 donde el sol retrocedió diez grados, explicaría los 40 minutos que faltaban. Por medio de una investigación más amplia, concluyeron que el día que faltaba probablemente era un miércoles. Bueno, yo no atestiguaría en cuanto a la exactitud de este artículo, pero sí creo que es extraordinariamente interesante.

Hay una evidencia sólida en la Palabra de Dios, de que hubo, por cierto, un día que faltaba. Dios causó que el sol se detuviera para que Josué saliera victorioso en la batalla. Cierto profesor dijo una vez: "Es ridículo pensar que Dios detendría el universo entero por un solo hombre." Y puede ser que parezca absurdo para algunas personas, pero Dios lo hizo. También envió a Su Hijo al mundo para morir por los pecadores. Cuando Dios detuvo el sol, estimado oyente, manifestó Su sabiduría y Su inmenso poder. Cuando envió a Su Hijo al mundo para hacerse carne y morir en la cruz, manifestó Su gran amor. Si usted estimado oyente, fuera la única persona que jamás hubiera nacido, todavía Dios habría mandado Su hijo al mundo para morir por usted.

El apóstol Pablo nos dice en su carta a los Efesios, capítulo 2, versículo 5: "Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)" Y el Señor Jesucristo mismo en el evangelio según San Juan, capítulo 3, versículo 16 declara: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Pasemos ahora considerar la victoria en Maceda. Y leamos los versículos 15 al 19 de este capítulo 10 de Josué, para considerar

La victoria en Maceda

"Y Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal. Y los cinco reyes huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda. Y fue dado aviso a Josué que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en una cueva en Maceda. Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la entrada de la cueva, y poned hombres junto a ella para que los guarden; y vosotros no os detengáis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano."

Recuerde que Dios había dado a estos reyes y a sus pueblos 420 años, para decidirse a volver a Dios, pero no lo hicieron. Dios había dado a conocer que estaba dando la tierra a Israel, y que salvaría a todos aquellos que se volvieran a Él. Israel tuvo que quedarse fuera de la tierra, hasta que la maldad de los amorreos llegara a su nivel más alto. Y ese tiempo ya había llegado. Dios había guiado a los israelitas a través del Mar Rojo, no tan solo por amor a ellos, sino también para demostrar Su poder redentor mediante la sangre del Cordero de la Pascua, la última noche en Egipto cuando el ángel de la muerte pasó de largo por las casas que tenían la sangre en sus postes. Aquella no fue solamente una señal para los egipcios, de que había un Dios vivo y verdadero en medio de sus ídolos, sino también para convencer a los cananeos. Cuando Rahab, la mujer de Jericó, oyó contar de cómo Israel había cruzado el Mar Rojo, creyó a Dios. Ella había dicho literalmente: "hemos oído que el Señor hizo secar las aguas del mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto". Ahora, si a aquella mujer le fue posible creer, entonces, cualquier otro también pudo haber creído. Aquellos que rechazaron la misericordia de Dios y no creyeron tuvieron que hacer frente al juicio de Dios.

Y el mensaje estimado oyente, nunca ha cambiado. Dios ama al mundo, y le ama a usted. Dios dio a Su Hijo para que todo aquel que en Él cree no se pierda. Quizás usted crea que no va a perderse. Así creyeron los cananeos, pero, se perdieron. Se que esto no resulta agradable de oír y yo querría poder expresarlo de otra manera, pero ésta es la manera en que está expuesto en la Palabra de Dios. Volviendo ahora al capítulo 10 de Josué, continuemos leyendo los versículos 24 y 25:

"Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él: Acercaos, y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis."

Ésta fue una formación de reyes que debió causar impresión. Cuarenta años antes de este tiempo, ellos habían sido la causa para que los espías israelitas dijeran: "No podemos entrar en la tierra. Nunca nos será posible tomar posesión de la tierra." En esta ocasión, Josué hizo que los capitanes de su ejército pusieran sus pies sobre los cuellos de estos reyes, para animar y dar fuerza a aquella gente, porque tenían miedo.

Alguien contaba una vez de cierto héroe de la primera guerra mundial, que había capturado a muchos de los presos alemanes. Algunas personas de categoría le estaban homenajeando en la ciudad de Nashville, en los Estados Unidos. Una dama de la sociedad, bastante locuaz, preguntó al héroe: "¿Cómo se sentía usted cuando tomó todos esos soldados enemigos?" El héroe contestó: "Estaba muerto de miedo." Bueno, así es como se sentían los israelitas. Pero Dios quiso fortalecerlos. Luego vemos que Josué mató a los reyes y los colgó en cinco maderos. Leamos ahora el versículo 27:

"Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales permanecen hasta hoy."

Los israelitas podrían haber dejado a los reyes en la cueva, para que murieran de hambre. Pero era más humano matarlos, y así lo hicieron. No los podían dejar ir libres, y no tenían ninguna prisión donde dejarles. Si hubieran dejado ir libres a estos reyes, habrían encabezado una rebelión contra Josué, la cual habría causado literalmente, la muerte de miles de personas.

Después de que los reyes fueron colgados, los quitaron de los maderos. No los dejaban colgar durante la noche. ¿Por qué no? Recordemos que se dijo en Deuteronomio capítulo 21, versículo 23: ". . . no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que el Señor tu Dios te da por heredad." En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo escribiendo a los Gálatas, dijo en el capítulo 3 de su carta, versículo 13: "Cristo nos liberó de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: Maldito todo el que es colgado de un madero." Cristo fue crucificado, pero le quitaron de la cruz porque estaba escrito: "Maldito todo el que es colgado en un madero." Jesús llevó la maldición del pecado por usted y por mí. Y pasando ahora a los versículos 41 al 43, de este capítulo 10 de Josué, leemos lo siguiente:

"Y los hirió Josué desde Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón. Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel. Y volvió Josué, y todo Israel con él, al campamento en Gilgal."

Es importante destacar que fue Dios quien les dio la victoria y posesión a los israelitas. En el día de hoy, estimado oyente, nuestra victoria se halla en Cristo Jesús. La vida victoriosa consiste en que Él vive en nosotros. Entonces, somos bendecidos con toda bendición espiritual, que son las posesiones que Él nos ha prometido.

Y aquí concluye nuestro estudio del capítulo 10 de Josué. Entramos ahora a

Josué 11:1-7

En este capítulo veremos que varios reyes fueron vencidos junto a las aguas de Merom. Hazor tomada y quemada. Todo el país fue tomado por Josué y los anaceos fueron destruidos. Este capítulo 11 de Josué contiene la campaña en el norte, la lista de reyes conquistados y la conclusión de la jefatura de Josué en la guerra. Dice el versículo 23:

"Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra."

Consideremos pues, la campaña de la Palestina del norte. Y leamos los primeros seis versículos de este capítulo 11 de Josué:

"Cuando oyó esto Jabín rey de Hazor, envió mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf, y a los reyes que estaban en la región del norte en las montañas, y en el Arabá al sur de Cineret, en los llanos, y en las regiones de Dor al occidente; y al cananeo que estaba al oriente y al occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las montañas, y al heveo al pie de Hermón en tierra de Mizpa. Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear contra Israel. Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego."

Parece que Jabín rey de Hazor era el líder. Puso en estado de alerta a los del norte y los reunió para luchar contra Josué. Es obvio ahora que Josué había vencido en el sur y que avanzaba hacia el norte para completar la ocupación del territorio. Como hemos visto, la estrategia de Josué consistió en dividir la tierra en 2 partes, para después dirigirse hacia el norte. Así que los reyes del norte se reunieron en una coalición. Ahora, el versículo 7 dice:

"Y Josué, y toda la gente de guerra con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de Merom."

Josué atacó repentinamente a los reyes del norte. Habiendo dividido la tierra, y luego avanzó rápidamente sobre el enemigo del norte. Repasando la historia veremos que Alejandro Magno usaría también esta táctica en las guerras, y también Napoleón.

Hemos leído unos capítulos sobre las batallas de una guerra de conquista. Pero en la guerra contra el mal, hay batallas que no se libran contra seres humanos. Ésta es una guerra que, en cierto sentido no se ve, porque a nuestro alrededor, a pesar de los conflictos políticos y sociales, la vida parece transcurrir normalmente. Pero esta guerra de la cual hablamos hoy al terminar, no se ve, es invisible, pero se percibe. La carta de San Pablo a los Efesios que, como ya indicamos, es el equivalente del libro de Josué en el Nuevo Testamento, en el capítulo 6:14-18, nos describe a los participantes de estas batallas espirituales que, paradójicamente, afectan directamente a los mensajeros de la paz. Terminamos, pues, leyendo el citado pasaje, que parece una continuación, en nuestro tiempo, de la lucha incesante que tiene lugar en el transcurso de la historia. "Estad siempre firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. Estad siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. Sobre todo, que vuestra fe sea el escudo que os libre de las flechas encendidas del maligno; que la salvación sea el casco que proteja vuestra cabeza, y que la Palabra de Dios sea la espada que os da el Espíritu Santo. No dejéis de orar; rogad y pedid a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Permaneced alerta, sin desanimaros, y orad por todo el pueblo santo."

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