Estudio bíblico de 1 Corintios 1:1-8

1 Corintios 1:1-8

Comenzamos hoy a analizar una de las epístolas llamadas prácticas. Hablando sinceramente, quizá sea una división equivocada la que hacemos cuando se llama doctrinal a una epístola como Romanos; y práctica, a una epístola como Corintios.

No creemos que esa clase de división pueda ser mantenida todo el tiempo, porque en la epístola a los Romanos encontramos muchas cosas prácticas y tenemos también bastante doctrina aquí en la epístola a los Corintios.

En la introducción a esta epístola deseamos ver, en primer lugar, a quién fue dirigida, y las circunstancias que rodearon la escritura de la misma. La carta fue dirigida a la iglesia de Corinto. Pablo la escribió desde Éfeso en los años 55-57. Corinto era el lugar más pecaminoso de todo el imperio romano en los días del apóstol Pablo, se le ha llamado "El bazar de la Vanidad". Está localizada a unos 70 kilómetros de la ciudad de Atenas, hacia el oeste, en un istmo entre el Peloponeso y Grecia continental. Era una de las ciudades más florecientes de la antigua Grecia en el tiempo del imperio romano con tres puertos, dos de los cuales eran de importancia. En la actualidad ha perdido su importancia debido a la construcción de un canal, que eliminó la necesidad de hacer escala en la ciudad. En realidad esa importancia que tenía antes la perdió hace mucho tiempo.

Cuando Grecia era independiente, Corinto era la capital de la liga de Acaya. Más tarde, en el año 196 a.C., Roma la declaró ciudad libre. En el año 146 a.C., fue totalmente destruida por el general romano Lucio Mumio, sus tesoros fueron llevados a Roma y permaneció en esa condición por un siglo. Cien años después fue reconstruida por Julio César; eso tuvo lugar en el año 46 a.C., y la ciudad recobró todo su antiguo esplendor. Estaba localizada en el istmo que ya hemos mencionado, y el comercio del mundo entero pasaba prácticamente por los dos puertos de Corinto.

En los días de Pablo tenía una población de unos 400.000 habitantes. La población estaba formada por gente de procedencia griega, de judíos, italianos y muchas otras nacionalidades. Marineros, negociantes, aventureros y refugiados de los cuatro puntos cardinales del imperio romano deambulaban por sus calles. Aquí tenía lugar una especie de "Feria de la Vanidad". Los vicios procedentes del oriente y del occidente se unían en este lugar y contribuían a la degradación humana de la ciudad.

Hasta la misma religión era usada para propósitos indignos. Se había edificado a la diosa griega de la belleza y del amor, Afrodita, o Venus, según el nombre romano, un magnífico templo en el que miles de sacerdotisas servían en una adoración vil e inmoral. Esas llamadas sacerdotisas, pues, no eran otra cosa que prostitutas, porque el sexo era allí una religión.

Hay algo más que debemos notar aquí. No sólo la religión se había envilecido sino que la filosofía griega estaba en decadencia. En la ciudad se daba rienda suelta desenfrenadamente a todas las pasiones, y se suscitaban discusiones sin fin. Por esa razón dijo el apóstol Pablo cuando llegó: "Entre vosotros no quise saber de otra cosa que de Jesucristo y, más exactamente, de Jesucristo crucificado", según el capítulo 2, versículo 2 de esta primera carta ésta era una ciudad entregada totalmente al placer, al libertinaje y al alcoholismo. En el imperio romano habían inventado una palabra nueva, era "corintianizar". Cuando uno se había corintianizado, quería decir que había alcanzado el límite de la bajeza moral.

En este contexto de corrupción de Corinto, el apóstol Pablo predicó el Evangelio. Fundó allí una iglesia y más tarde les escribió dos cartas. Llegó a esta ciudad en su segundo viaje misionero, y en este lugar terminó su tercer viaje misionero. En los Hechos 18:1-18, se nos presenta el relato de los 18 meses pasados en Corinto. Allí conoció a Aquila y a Priscila. Ellos habían tenido que abandonar Roma debido a un edicto de Claudio el emperador Romano. Uno de los escritores romanos nos informa que la razón por la cual debieron salir, eran los disturbios causados por la persecución contra los judíos en Roma.

Ahora, cuando Pablo llegó a Corinto por primera vez, predicó en la sinagoga, y como solía ocurrir, se produjo un tumulto. Pablo estaba generalmente implicado en desórdenes públicos, o en movimientos de renovación en los lugares que visitaba. Y Corinto, no fue una excepción.

En su tercer viaje misionero se quedó en Éfeso por un prolongado período. Y allí llevó a cabo una labor extraordinaria en su trabajo misionero. Esa zona fue probablemente la más evangelizada. Sin embargo ello provocó cierto malestar entre los corintios, ya que ellos eran creyentes muy recientes en la fe cristiana y estaban presionando insistentemente a Pablo para que los visitara. Aparentemente, Pablo les escribió una carta para corregir algunos de los errores que habían aparecido en esa iglesia. Ellos, por su parte, le escribieron formulándole preguntas sobre temas de cuestiones políticas, religiosas, asuntos domésticos, la moralidad y el paganismo. Pablo, pues, les respondió por medio de una carta que aparentemente no nos llegó a nosotros. La carta que siguió después, a los informes que le llegaron, es la que conocemos como primera de Corintios y la que vamos a considerar en nuestros estudios. Más adelante vemos que Pablo escribió una Segunda carta a los Corintios.

Ahora, en esta Primera epístola a los Corintios se destaca el punto clave de la supremacía de Cristo, el señorío de Jesús. Este tema tiene gran valor porque constituye la solución de los problemas. Aquí veremos que Jesucristo, es la solución para corregir los desórdenes morales, sociales y eclesiásticos.

En esta carta también encontraremos una exposición de la verdadera doctrina de la resurrección. Eso hace de la epístola una obra tremendamente significativa. Y quisiéramos en éste momento dar las divisiones generales que tenemos en esta carta.

Un bosquejo general la divide en tres grandes secciones:

1. En los primeros 9 versículos se incluyen el saludo y acción de gracias.

2. Tenemos la condición de la iglesia en Corinto. En esa sección, que se extiende desde el 1:10 al 11:34, el apóstol Pablo trató sobre el bajo nivel espiritual de los corintios.

3. Desde el capítulo 12 hasta el 16, vemos que Pablo habló sobre asuntos espirituales; concretamente, sobre los dones espirituales.

Y estas cosas espirituales son mucho más importantes que los asuntos relacionados con la naturaleza física. Lo que es de real importancia, y creemos importante destacar es que hace más de dos mil años la iglesia de Corinto estaba acosada por problemas. Los creyentes habían perdido de vista su objetivo principal y se habían apartado de la persona de Cristo. En consecuencia, estaban abrumados con esos problemas.

Es realmente impactante descubrir que los problemas de la iglesia hoy son los mismos que tenía la iglesia en Corinto hace más de dos mil años. Y creemos que el verdadero problema hoy es que hemos perdido de vista la centralidad de Cristo crucificado. Hemos igualmente descuidado el señorío de Jesucristo. Esos eran los problemas entonces, y continúan siéndolo en la actualidad. Por lo tanto consideramos que el estudio de esta carta del apóstol Pablo es relevante para nuestros días. Creemos que es conveniente que comencemos ahora a ver qué se nos dice aquí en

1 Corintios 1:1-8

El tema general de este capítulo destaca que el reconocimiento de la centralidad de Jesucristo crucificado constituye el correctivo para las divisiones. Leamos entonces el versículo 1, que comienza la sección de

Saludos y expresiones de gratitud

"Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes"

Ahora, Pablo aclara aquí qué clase de apóstol era. Dios lo llamó un apóstol. Dios le llamó y el Señor Jesucristo le alcanzó en el camino de Damasco. Después, el Espíritu de Dios le enseñó en el desierto de Arabia.

Ahora, Pablo era un apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios. Y la voluntad de Dios fue la que le convirtió en un apóstol.

Eso es lo importante y es maravilloso poder decir: "Estoy donde estoy y hago lo que hago por la voluntad de Dios". Estimado oyente, ¿Es esa su situación? Si usted puede decir eso, entonces no es necesario que añada que usted es una persona feliz, que es un creyente alegre. Y usted no es sólo un creyente feliz y alegre, sino que está bien orientado en la vida. Usted no se siente frustrado. Ah, por supuesto que usted puede tener problemas, y experiencias inquietantes ocasionalmente, en el fondo, el corazón rebosa de satisfacción. Y fue con ese sentimiento, con esa certeza, que Pablo pudo afirmar que era un apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios.

Y también se menciona aquí a "nuestro hermano Sóstenes". Aparentemente Sóstenes había traído a Pablo el mensaje de la iglesia de Corinto y ahora él iba a llevar el mensaje de Pablo a la iglesia. Y él se unió a Pablo en enviar estos saludos. Ahora, leamos el versículo 2 de este capítulo 1 de la Primera carta a los Corintios:

"a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro".

La carta era para "la iglesia de Dios". Se la llama así porque Él es el arquitecto que diseñó a la iglesia. El mensaje iba dirigido "a los santificados en Cristo Jesús".

Ahora, la iglesia estaba situada en Corinto, pero estaba en Cristo Jesús, unida a Él. La dirección de la carta no era importante, pero la persona de Jesucristo era sumamente importante. ¿Qué quiere decir ser un creyente, un cristiano? Quiere decir, estimado oyente, estar en Cristo, unido a Cristo. El lugar de este mundo donde uno resida es puramente incidental. La pregunta clave es entonces: ¿Está usted en Cristo Jesús?

Pablo, pues, llamó a aquellos cristianos "los santificados en Cristo Jesús". La palabra "santificación" se usa en varias maneras diferentes, como pudimos apreciar en nuestro estudio de la epístola a los Romanos. Hay una santificación en cuanto a la posición del creyente en Cristo. Así que cuando esta palabra figura unida a Dios el Padre, o a Dios el Hijo, el Señor Jesucristo, se usa generalmente en este aspecto de la posición del creyente. Ahora, cuando la santificación aparece relacionada con el Espíritu Santo, entonces se refiere a la santificación práctica. En el versículo 30 veremos que Dios ha hecho que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra liberación. Él es pues nuestra santificación.

Bien, la santificación es una posición que tenemos en Cristo. Si usted ha confiado en Él, Él ha sido hecho su santificación. Y usted es tan salvo hoy como lo será dentro de un millón de años, porque usted ha sido salvado en Cristo, y usted no puede agregar nada a ese hecho.

Pero en cuanto a la santificación práctica, eso es algo que varía en diferentes personas. Los de Corinto, por ejemplo, no parecían ser santos (en cuanto a su posición) que estuviesen siendo santificados. La acción del Espíritu Santo no era muy evidente en sus vidas. Pero, por estar unidos a Cristo, (y como acabamos de decir) estaban santificados en lo referente a su posición.

Luego leemos en este versículo que los creyentes de Corinto eran "llamados a ser santos", pero se puede decir que son llamados santos sin usar ese verbo "ser" que está allí para ayudar en la expresión castellano y no se encuentra en el original. Es lo mismo que hemos leído en el primer versículo referente a Pablo, donde podemos leer "llamado apóstol" en lugar de "llamado a ser apóstol". Nosotros, en realidad, somos "llamados santos". Usted y yo no nos convertimos en santos por lo que hacemos. Nos convertimos en santos a causa de nuestra posición en Cristo. La palabra santo quiere decir apartado, separado para Dios. Cada creyente debería estar separado para Dios. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, esos vasos viejos y gastados del tabernáculo, más tarde en el templo fueron llamados vasos santos. ¿Santos? Sí, porque estaban dedicados al uso de Dios. Ahora, ¿en base a qué es considerado santo, el hijo de Dios? Bueno, porque está dedicado al uso de Dios. Pero ésa es una posición que tenemos y en base a ella, somos llamados santos. Por ello enfatizamos que no somos llamados santos por lo que hacemos, sino por estar unidos a Jesucristo.

Ahora, se nos dice que ellos eran llamados santos "con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro". Esto indica que esta carta fue dirigida también a la iglesia en general, que está integrada por todos los que invocan al Señor Jesús, estén en Corinto o en cualquier parte del mundo. Y luego Pablo usó su introducción habitual "gracia y paz". Continuemos leyendo el versículo 3:

"Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo".

Estas dos palabras que él usaba, gracia y paz, aparecen siempre en esa secuencia. Gracia, (Charis) era la palabra para saludar en el mundo griego, Paz, corresponde a la palabra hebrea Shalom, una forma de saludo en el mundo religioso. Pablo combinó las dos palabras y las elevó a su máximo nivel. Usted y yo somos salvos por la gracia de Dios; eso es amor en acción. Cuando hemos sido salvos por la gracia de Dios, entonces podemos tener la paz de Dios en nuestros corazones. ¿Ha recibido usted a Cristo como su Salvador? ¿Están sus pecados sobre Cristo? Si lo están, usted tendrá paz en su corazón, porque Él llevó sus pecados en la cruz. Dijo el apóstol Pablo en Romanos 5:1, "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo". Realmente, las palabras gracia y paz son dos grandes palabras. Continuemos, pues, entonces, con el versículo 4 de este primer capítulo de la Primera carta a los Corintios:

"Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús"

Es en Cristo donde nosotros recibimos nuestras bendiciones. En la carta a los Efesios, capítulo 1, versículo 3, dice que "Dios?en nuestra unión con Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales". Ése es para nosotros el lugar de bendición.

Aquí Cristo es Su título, mientras que Jesús es Su nombre humano. Cristo, es literalmente, ungido, que es la apelación oficial del Salvador largamente esperado. ¿Es importante decir Cristo Jesús en vez de Jesús Cristo? Bueno, lo era para Pablo. Pablo nos informó que él nunca conoció físicamente, personalmente al Señor Jesucristo, cuando anduvo por esta tierra en los días en que tuvo forma de hombre. Creemos que él pudo haberle visto si, como creemos, estuvo presente en la crucifixión. Pero su primer contacto personal fue con el Cristo resucitado, y para Pablo Él siempre fue el Señor de la gloria. Y en la mayoría de sus epístolas encontramos que, como aquí en esta carta a los Corintios, se refiere al Señor como Cristo Jesús. Ahora, leamos el versículo 5:

"pues por medio de él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento"

A esto se refirió el apóstol Pablo cuando dijo en su carta a los Colosenses, capítulo 3, versículo 16: "La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y canciones espirituales".

Lo importante, con música o sin ella, es tener la Palabra de Dios en nuestros corazones, estimado oyente. Eso no quiere decir que es necesario aprenderla toda de memoria. Lo que quiere decir es que debemos obedecer lo que ella dice. Si Cristo está en su corazón, entonces, usted le está obedeciendo, está pensando en Él. Cristo ocupa entonces su mente y su corazón. El memorizar la Biblia, no implica necesariamente guardarla en el corazón. Usted la guarda en su corazón cuando usted obedece al Señor, piensa en Él, y es enriquecido en Él. Eso es lo importante. Cuando Él se convierta en el Señor de su vida, se solucionarán muchos de sus problemas. Precisamente de eso nos habló Pablo en esta epístola. Y ahora nos dice el apóstol aquí en los versículos 6 y 7, de este capítulo 1 de la Primera carta a los Corintios:

"en la medida en que el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado entre vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo"

Pablo insinuó aquí uno de los problemas que la iglesia tenía. Ellos estaban dominados por su naturaleza física y pecaminosa. Ellos se habían ocupado sólo con un don. Y Pablo, en el mismo comienzo de su carta les dijo que él no quería que se limitasen a practicar un único don, porque había muchos dones. Y Pablo quería que todos esos dones se manifestasen en la iglesia. También les dijo aquí: "mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo". Eso quería decir que debían estar ocupados con Él. Y ahora, el versículo 8, dice:

"el cual también os mantendrá firmes hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo".

Ahora, aquí dice "irreprensibles" o sea, irreprochables. Esto no quiere decir perfectos, sin ninguna falta. Siempre habrá alguien que encontrará alguna falta en nosotros, sino más bien, que no debemos ser dignos o merecedores de culpa. Dice aquí: "Para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo". Y el día del Señor Jesucristo no es solamente hoy, sino que será el día cuando Él vuelva para llevar a Su iglesia de este mundo. Pablo también hablará sobre ese tema en esta epístola.

Ahora, estimado oyente, al terminar hoy permítanos formularle una pregunta: ¿Está usted preparado para encontrarse con el Señor Jesucristo? ¿Está usted en condiciones de presentarse ante Dios? Si no es así, le invitamos a dirigirse a Dios en oración, diciéndole que usted, como pecador, necesita Su amor y su misericordia, y que se acerca a Él por la fe, y por los méritos de la obra del Señor Jesucristo en la cruz a favor suyo. Por Su amor y Su gracia, Él perdonará sus pecados y le dará la vida eterna. Dios no es hoy el Juez del final de los tiempos. Hoy, Él es su Salvador y se encuentra muy cerca. Ábrale su corazón y hable con Él y Él escuchará su oración.

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