Estudio bíblico de Job 26:7-28:26

Job 26:7 - 28:28

En nuestro programa anterior llegamos hasta el versículo 7 de este capítulo 26. Nos encontramos en el último discurso pronunciado por Job. Y dijimos que Job tenía un elevado concepto de Dios como el Creador. Podemos imaginarlo sobre aquel montón de cenizas del basurero de la ciudad, contemplando las estrellas en la oscuridad de la noche tal como, en muy diferente lugar y circunstancias, lo había hecho en el pasado.

Leamos ahora los versículos 13 y 14 de este capítulo 26:

"Su espíritu adorna los cielos; su mano traspasó a la serpiente tortuosa. ¡Y estas cosas no son más que los bordes del camino, apenas el leve susurro que oímos de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién podrá comprenderlo?"

Dios ha adornado los cielos con estrellas. Probablemente la "serpiente tortuosa" que Job mencionó aquí era una constelación de los cielos. (Otros creen que esta serpiente era una descripción de aquel dios del mar conocido como el Leviatán (Isaías 27:1). La idea entonces sería que Dios está sobre el mar y es superior a cualquier representación mitológica del mal.) Pero lo que Job estaba haciendo era destacar la grandeza de Dios tal como Él había sido revelado en los cielos por su maravillosa creación.

Vemos que Job conoció a Dios como Creador; comprendió que era su Redentor; pero no le conoció como el sustentador, y como Aquel que le amaba. No entendió que Dios no permitiría que le ocurriera nada, a menos que esa prueba fuera una lección, una enseñanza para Job.

Llegamos ahora a un párrafo en el cual

Job condenó a los malvados

En este discurso nos estamos acercando a un material verdaderamente básico en este libro. Este Libro nos toca aquí abajo donde nos encontramos nosotros, en el centro de nuestra vida. Pensamos que bajo el sufrimiento por el cual tuvo que pasar este hombre Job, había una gran lección que él tuvo que aprender. Es por ello que decimos que la lección principal del Libro de Job no es por qué los cristianos sufren. El sufrimiento no es el tema principal del libro. Detrás de todo se encuentra la gran enseñanza sobre el arrepentimiento y el arrepentimiento es principalmente para el hijo de Dios.

Ahora, cuando un pecador, un incrédulo se acerca a Dios, ¿no se tiene que arrepentir? Pues bien, en los Hechos 16:31, podemos leer lo que el apóstol Pablo le dijo al carcelero de Filipos; le dijo: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa". Él no hizo allí ninguna mención específica del arrepentimiento, pero el arrepentimiento está incluido en la palabra creer, porque cuando un pecador se vuelve a Cristo por la fe, también se aparta del pecado. En el caso del carcelero de Filipos, probablemente se apartó de su idolatría. Y eso habría sido su arrepentimiento. Pero el volverse a Cristo era el paso importante.

Pero muchos de los hijos de Dios hoy y muchos pecadores perdidos son auto-suficientes. Y cualquiera que sea auto-suficiente, necesita arrepentirse como veremos en este Libro ésta es la gran lección del libro de Job.

Luego, Job continuó hablando y llegamos a

Job 27

Job continuaría con su discurso hasta el capítulo 31. En los primeros cuatro versículos del capítulo 27 dijo:

"Continuó Job su discurso y dijo: ¡Vive Dios, que ha quitado mi derecho, el Omnipotente, que ha amargado mi alma, que todo el tiempo que mi alma esté en mí y que haya hálito de Dios en mis narices, mis labios no hablarán iniquidad ni mi lengua pronunciará mentira!"

Lo que Job estaba expresando con bastante claridad aquí, es que él era una persona determinada, que no se dejaba desanimar. Zofar no le había contestado, pero él continuó hablando y les dijo a sus amigos: "Yo nunca voy a admitir la acusación que ustedes tres han presentado contra mí". Por el contrario, él dijo en el versículo 5:

"¡Nunca acontezca que yo os dé la razón! ¡Hasta la muerte mantendré mi integridad!"

Job era un hombre bastante obstinado, ¿no le parece? Estamos comenzando a ver que todo lo que sus amigos pudieron conseguir fue que este hombre se defendiera cada vez más. Al defenderse a sí mismo, no llegó a experimentar un quebrantamiento de espíritu, ni el tener una mente humilde. Él presentó la situación como si Dios fuera injusto, y que él, Job, era una persona justa. Pues vemos que dijo: hasta la muerte mantendré mi integridad. Pasemos ahora al versículo 6:

"Aferrado estoy a mi justicia, y no cederé; mientras viva, no me reprochará mi corazón".

Escuchemos la firmeza con la que hablaba. Sus amigos no le habían llevado al punto de que él pudiera juzgarse a sí mismo, ellos sólo habían estimulado en él su espíritu de defensa propia y de auto-vindicación. Job se estaba justificando a sí mismo. En realidad, Dios estaba en ese momento fuera de la escena. Job estaba hablando con temeridad en todo este asunto, porque antes de que todo este episodio concluyera, él iba a quedar tendido en el polvo y la ceniza ante Dios.

Hay aquí una lección para nosotros. Debemos aceptar que muchas de las cosas que sus amigos le dijeron a Job eran verdad, y también opinamos que estos hombres tenían las mejores intenciones. Así que, aunque dijeron cosas que se ajustaban a la verdad, no creemos que tuvieran la verdad. Ellos hablaron acerca de experiencias, de la tradición, de la legalidad, pero nunca le dieron a Job la verdad misma. Y habiendo fracasado en esto, fortalecieron su propio yo.

Aquí debemos volver a repetir algo porque creemos que fue de suma importancia. Estos amigos pensaron que Job había cometido algún pecado secreto, y que ellos estaban tratando de ponerlo al descubierto. Pues bien, Job no había cometido un gran pecado, un pecado secreto, y él sabía que ellos estaban equivocados. Y ya que ellos estaban en el error, Job supuso que él tenía razón. Y allí es donde Job cometió su equivocación. El hecho de que ellos estuvieran equivocados, no quería decir que Job estuviera en la posición correcta. Este hombre tendría que haber estado en la presencia de Dios, donde hubiera podido experimentar un quebrantamiento de espíritu. Uno de los propósitos de las pruebas en nuestras vidas es el de conducirnos a ese quebrantamiento de espíritu ante Dios.

Alguien ha dicho que los problemas y las dificultades son como el sol; el sol que brilla sobre la cera, la derrite. Pero el mismo sol que brilla sobre el barro, lo endurece. Esa es la forma en que los problemas afectan a diferentes personas. Algunas responderán con un espíritu quebrantado. Es simplemente como si se derritieran o fundieran ante la presencia de Dios. Job aún no había llegado a ese punto. En este momento estaba como endurecido, duro como una roca en su propia integridad.

Por tal motivo el afirmó en este versículo 6, Aferrado estoy a mi justicia, y no cederé; mientras viva, no me reprochará mi corazón. Y ésa es la posición y la condición de muchos miembros de la Iglesia en nuestros días. Ellos sienten y piensan de la misma manera. Es maravilloso tener la seguridad de la salvación pero, estimado oyente, usted puede ser un pecador empedernido, pensando que usted tiene la certeza de la salvación, cuando todo lo que tiene es un gran yo, un "superyo". Piensa que ya lo ha obtenido todo. Pues bien, Job pensaba que él ya había logrado todo, y muy pronto iba a descubrir que no era así. Sigamos leyendo, veamos lo que dijo en el versículo 7, de este capítulo 27:

"¡Sea como el malvado mi enemigo, y como el injusto mi adversario!"

Job estaba colocando a todos aquellos que no estaban de acuerdo con él, en el otro lado; ellos eran sus enemigos. Ellos eran los malvados y los injustos. Verdaderamente tenemos que reconocer que ésa es una posición bastante peligrosa de adoptar por parte de cualquier persona. Luego Job continuó hablando de los impíos, y de lo que les iba a ocurrir a ellos. Y Job nos presentaría aquí un breve discurso. En medio de sus propios problemas Job iba a presentar una disertación sobre el malo. Y dijo en los versículos 8 hasta el 11:

"Porque ¿cuál es la esperanza del malvado, por mucho que haya robado, cuando Dios le quite la vida? ¿Escuchará Dios su clamor cuando la tribulación venga sobre él? ¿Acaso él se deleita en el Omnipotente? ¿Acaso invoca a Dios en todo tiempo? Yo os instruiré acerca del poder de Dios; no esconderé lo que se refiere al Omnipotente".

Job decía que los malvados podrían prosperar pero Dios, finalmente, los juzgaría. Veamos ahora los versículos 19 al 21:

"Rico se acuesta, pero es por última vez: cuando abra los ojos, nada tendrá. Se apoderan de él terrores como aguas, y un torbellino lo arrebata de noche. El viento del este lo levanta y se lo lleva, y la tempestad lo arrastra de su lugar".

O sea, que las riquezas no marcarían ninguna diferencia. Si una persona era mala, su vida se apagaría como una llama que se apaga, como una vela que se extingue por el viento que entra por una ventana. En realidad, llegaría la hora cuando, como dice el versículo 23 de este capítulo 27:

"Sobre él baten muchos las manos y por todos lados le silban".

Usted posiblemente recordará que hubo millones de personas que aplaudían a Musolini, pero llegó el día cuando miles de personas también, caminaron sobre su cuerpo exánime y sobre el cuerpo de su amante cuando yacían en el lodo después de haber sido ejecutados. Así es, el impío será juzgado. Habrá un final para su maldad, y para la gloria y honores que parecieron haber tenido. Pero esto no ofrecía ninguna respuesta al problema de Job. Y él aún tenía mucho por decir. Y llegamos así a

Job 28

En este capítulo Job continuó hablando y escuchémosle, porque aquí tenemos un

Poema de la creación

Job continuó su discurso con uno de los poemas más hermosos sobre la creación que podemos encontrar. Él trató aquí con detalles que son absolutamente maravillosos. Si estuviéramos estudiando poesía, deberíamos pasar mucho tiempo en este pasaje. Leamos, pues, los primeros tres versículos del capítulo 28 de Job:

"Ciertamente la plata tiene sus criaderos, y el oro, lugar donde se refina. El hierro se saca del polvo y de la piedra se funde el cobre. Los hombres ponen término a las tinieblas, lo examinan todo perfectamente, hasta las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte".

Aquí vemos que él estaba hablando sobre cómo Dios colocó la plata, el oro, el hierro y las piedras preciosas en la tierra. Son difíciles de encontrar. Y creemos que los hombres aún no han encontrado la inmensidad de los tesoros que se encuentran en esta tierra en la que vivimos. Creemos que este capítulo deja eso bien en claro. Pensamos también que esto sugiere que hay piedras preciosas que aún no han sido descubiertas, y que podrían llegar a ser más valiosas que los diamantes. Escuchemos ahora, lo que dijo en los versículos 4 y 5, de este capítulo 28:

"Abren minas lejos de lo habitado, en lugares olvidados donde nadie pone el pie. Allí están suspendidos, balanceándose lejos de los demás hombres. De la tierra proviene el pan, pero en su interior está como convertida en fuego"

En otras palabras, no sólo se encuentran piedras preciosas en la tierra, sino que ella también nos da el grano, el pan para que comamos. Y los versículos 6 al 8 nos dicen:

"y en ella hay lugar donde las piedras son zafiro y el polvo es de oro. Es una senda que nunca la conoció ave ni ojo de buitre la vio; que nunca la pisaron animales fieros ni león pasó por ella".

Pues bien, las aves vuelan sobre la tierra y sus montañas. Hay vetas de minerales y las aves vuelan sobre ellas sin saber nada al respecto. Ni siquiera los buitres las ven. Tiene que haber piedras preciosas y vetas de riquezas que son completamente desconocidas y permanecen sin explotar. Y ahora el versículo 9, dice:

"El hombre pone su mano en el pedernal y trastorna de raíz los montes".

Dios puede producir un terremoto. Él puede cambiar la topografía de la tierra. Puede dejar al descubierto estas vetas de riquezas que Él quiere sacar a la luz. Continuemos con los versículos 10 y 11

"En los peñascos abre corrientes de aguas, y sus ojos ven todo lo preciado. Detiene los ríos en su nacimiento y saca a la luz lo escondido".

Job estaba hablando entonces de los minerales y piedras preciosas de la tierra. Pero hay cosas que tienen incluso más valor; la sabiduría y la inteligencia. Job sabía que Dios había colocado los minerales en la tierra, pero ¿dónde de encontraba la fuente de ese precioso producto llamado sabiduría? Leamos los versículos 12 al 14:

"Mas, ¿dónde se halla la sabiduría? ¿Dónde se encuentra el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los seres vivientes. El abismo dice: No está en mí, Job les estaba diciendo a sus amigos que ellos no habían encontrado la sabiduría".

En base a este pasaje quisiéramos expresar nuestro parecer. No creemos que todas estas investigaciones que se realizan en el fondo del mar, en el espacio, y en todas las grietas de la tierra le puedan decir al hombre algo sobre la verdadera sabiduría y el conocimiento del origen de la tierra. No creemos que el hombre logre encontrar eso allí. No descubrirá como comenzó a existir ni quien causó su existencia. Y luego Job continuó diciendo en el versículo 15:

"No se dará a cambio de oro ni su precio será a peso de plata".

Se ha gastado muchísimo dinero en traer rocas de la luna y de otros planetas, pero este esfuerzo no le está diciendo al hombre todo lo que él quiere saber. Y ahora, en los versículos 16 hasta el 18, leemos:

"No puede ser pagada con oro refinado, con ónice precioso ni con zafiro. No se le pueden comparar el oro ni el diamante, ni se la cambiará por alhajas de oro fino. ¿Y qué decir del coral o de las perlas? ¡La sabiduría vale más que las piedras preciosas!"

En otras palabras, la sabiduría que Job esperaba que sus amigos le trajeran, era una sabiduría que en realidad estaba más allá del entendimiento del hombre. Luego continuó Job diciendo en el versículo 19:

"No se iguala con ella el topacio de Etiopía, ni puede pagarse con oro fino".

O sea que, simplemente no se podía evaluar. Luego, los versículos 20 al 22, dicen:

"¿De dónde, pues, procede la sabiduría y dónde se encuentra el lugar de la inteligencia? ¡Encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo le es oculta! La destrucción y la muerte dicen: Su fama ha llegado hasta nuestros oídos".

Hemos oído de ello, pero aún la muerte nos debería decir algo. Nos debería decir que hay algo en el otro lado; nos debería decir que hay algo que nosotros no conocemos. Los hombres pasan por la puerta de la muerte, estimado oyente, y no pueden comunicarse con nosotros para contarnos algo.

El gran mago Houdini, dejó cierto código a su esposa antes de morir para poder comunicarse con ella después de irse. Un espiritista tras otro se acercaron a la señora Houdini, para decirle que tenían un mensaje de su esposo. Y ella les decía: "Bueno, ¿cuál es el código?" Pero, ninguno de ellos pudo mencionar cuál era ese código, lo cual quiso decir que ninguno supo nada de Houdini después de que éste muriera. Es que uno no recibe mensajes desde ese lugar. Eso nos debería decir que hay algo que nosotros hoy no conocemos. Veamos ahora lo que nos dice este interesante versículo 26, de este capítulo 28 de Job:

"Al darle ley a la lluvia y camino al relámpago de los truenos"

Lo interesante de este versículo es que por mucho tiempo hubo personas que opinaron que este texto estaba equivocado. Cualquiera sabe que se ve primero el relámpago y que luego se escucha el trueno. Pero desde que se descubrió que las ondas del sonido no viajan tan rápido como las ondas de la luz, se dieron cuenta de que el relámpago es el destello del estallido del trueno que tuvo lugar. Es sorprendente cómo el escritor del Libro de Job supo que este fenómeno era el "relámpago de los truenos". Y, finalmente, leamos el versículo 28:

"Y dijo al hombre: El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia".

Aquí el temor del Señor consiste en venerarle y someterse a Él, incluso cuando el ser humano no puede entender Sus acciones, y rechazar el mal, es decir, vivir de acuerdo con las normas de la santidad de Dios. Los acusadores de Job habían insistido en que él no temía a Dios ni había evitado el pecado y, en consecuencia, no era sabio. En este capítulo 28 Job afirmó que, por el contrario, él estaba temiendo a Dios y odiando el mal, como Dios mismo había dicho de Job en 1:1, 8, y en 2:3. Así que la sabiduría y la inteligencia le caracterizaban a él, y no a sus amigos. Este último versículo, el 28, también relaciona estas palabras con el próximo capítulo, el 29, en el cual citaría evidencias de que él reverenciaba al Señor, y con el 31, en el cual enumeraría evidencias de que no estaba implicado en el pecado.

Y ya que Job nos habló sobre la sabiduría, recordemos que el apóstol Pablo, escribiendo a los Corintios en su primer capítulo, les dijo que ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no le conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen. Y añadió, en el versículo 23 y 24: "nosotros predicamos a Cristo crucificado. . .Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios". A través de los siglos, por medio de la predicación de Cristo crucificado, a Dios le agradó salvar a las personas por la fe en el mensaje de la cruz, y no por otros medios. Y el poder de Dios se demostró en la encarnación, en la muerte y en la resurrección de Cristo. Así que la sabiduría de Dios se expresó en el plan de la redención, que trae salvación a todo aquel que por la fe acepte que Cristo pagó en la cruz, la pena de sus pecados. Estimado oyente, le invitamos a creer en el Señor Jesucristo como su Salvador, porque Él es la máxima expresión de la sabiduría, del poder, y del amor de Dios.

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