Estudio bíblico de Salmos 31

Salmo 31

La mayoría de los Salmos de esta sección son en su gran mayoría poco conocidos, en un sentido, y aun así, estamos en una de las porciones más ricas de la Palabra de Dios. Pensamos que si se le diera el énfasis apropiado a esta sección, se podría apreciar una perspectiva diferente a las Escrituras Sagradas, especialmente en lo que se relaciona con el propósito de Dios hacia la nación de Israel.

Prácticamente, todos los salmos que hemos visto hasta ahora, han sido escritos por David, y él probablemente compuso la música que los acompañó. Cada uno de estos salmos tiene un significado especial para cada uno de nosotros. Estas palabras tan antiguas se adaptan especialmente a las presiones, tensiones y otros males de la vida diaria en la sociedad del siglo XXI.

Tenemos aquí otra vez las dificultades de los creyentes. Hasta ahora, en nuestro estudio de los salmos, hemos tenido mucho de esto; pero, después de todo, los cristianos tienen muchas dificultades. Por lo menos, los que conocemos las tienen. Este es un Salmo que nos habla especialmente de las dificultades pasadas de David. También mira hacia el futuro y nos habla de las dificultades que vendrán a la nación de Israel en la gran tribulación, Finalmente, nos habla del presente, de las dificultades que tenemos los cristianos en la actualidad. Tiene pues, un mensaje para usted y para mí como podremos apreciar. Y estimado oyente, cuando durante la noche usted esté acostado y sin poder dormir, recuerde que siempre es aconsejable tratar de leer los Salmos, especialmente los de esta sección, porque en ella encuentra uno gran consuelo y mucha ayuda. Escuchemos entonces lo que dice el Salmo 31, porque es un gran Salmo el que tenemos ante nosotros. Dice aquí en el primer versículo:

"En ti, Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás. ¡Líbrame en tu justicia!"

Veamos este clamor profundo que surgió del corazón del salmista: ¡Líbrame de tu justicia! Ahora, David sabía que Dios no iba a rebajar el nivel de Sus normas para salvar a los pecadores. El pecado requería un castigo, y si el pecador no lo pagaba, alguien lo tendría que hacer. Y Dios tiene un plan, y Él puede salvar a los pecadores porque alguien ya pagó ese castigo por el pecado. Esa persona es Su Hijo, y debido a ello, David continuó diciendo aquí en el versículo 2:

"Inclina a mí tu oído, líbrame pronto. ¡Sé tú mi roca fuerte y la fortaleza para salvarme!"

Nosotros necesitamos una roca fuerte, no una piedra cualquiera e insignificante. El Señor Jesucristo dijo en Mateo 16:15-18: 15Él les preguntó: ?Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16Respondiendo Simón Pedro, dijo: ?Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces le respondió Jesús: ?Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán. Ahora, la roca sobre la cual la iglesia está edificada es Cristo. Y el apóstol San Pablo afirmó lo siguiente en su Primera carta a los Corintios, capítulo 3, versículo 11: Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Él Salvador, Jesucristo, es la roca firme sobre la cual podemos descansar. En cierta ocasión, una anciana estaba hablando acerca de su salvación y de la seguridad que ella tenía de la misma; y alguien le preguntó: "Bueno, ¿no tiene usted temor?" "¡Ah!" ?dijo ella? "hay veces en las que tiemblo sobre la Roca, pero la Roca nunca tiembla debajo de mí. Es que se trata de una roca sólida, inconmovible.

Ahora, David aun no había terminado de hablar acerca de esta Roca; tenía más que decir. En el versículo 3 continuó diciendo:

"Tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás".

Estimado oyente, ¿es el Señor su roca? ¿Es allí donde usted se apoya y descansa hoy? ¿Es El su fortaleza? Una fortaleza es para proporcionar protección, y usted la necesita.

Y así él pidió que Dios le guiara por su nombre, y no porque él fuese el rey.

Luego, David dijo en los versículos 4 y 5:

"¡Sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio! En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, Señor, Dios de verdad".

En la escena de la crucifixión del Señor, tal como fue relatada en Lucas 23:46, leemos lo siguiente: 46Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: ?Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Habiendo dicho esto, expiró. Y cuando Esteban, el primer mártir cristiano, fue apedreado dijo antes de morir Señor Jesús, recibe mi espíritu. (Hechos 7:59) Es muy interesante notar que a través de la historia de la Iglesia, muchos mártires, siempre han usado esa misma expresión. Por ejemplo, cuando la sentencia se ejecutaba contra John Huss, el obispo de ese lugar pronunció contra él estas terribles palabras: "Y ahora encomendamos tu alma al diablo". Y John Huss con mucha calma replicó: "Yo encomiendo mi espíritu en Tus manos, Señor Jesucristo. A Ti encomiendo mi espíritu, a quien Tú has redimido". Y cuando Policarpo estaba siendo quemado en la hoguera en Esmirna, utilizó también estas mismas palabras. Bernardo también las usó, así como también Jerónimo de Praga, Lutero, Melanchton, y muchos otros, en momentos decisivos de su vida, también se expresaron de la misma manera. Martín Lutero dijo lo siguiente: "Benditos aquellos que mueren no sólo por el Señor, como mártires; no sólo en el Señor, como creyentes, pero igualmente con el Señor, exhalando sus vidas en las palabras, en tus manos encomiendo mi espíritu".

Y ahora continuamos con este Salmo 31, leyendo el versículo 7:

"Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción, has conocido las angustias de mi alma".

El salmista repitió esta afirmación dos veces, Hay un gran consuelo en saber que Dios lo ve a uno cuando está en sus dificultades y en su aflicción. Recordemos lo que Dios le dijo a Moisés cuando quería librar a los israelitas que estaban en Egipto, Le dijo, en Exodo 3:7-8: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. Por eso he descendido para librarlos. El Señor había visto la aflicción de Su pueblo. Había oído los gemidos de sufrimiento, conocía su condición y descendió para liberarles.

Los Evangelios registran el incidente ocurrido cuando los discípulos salieron al Mar de Galilea en un bote, y fueron golpeados por una tempestad. Fue a altas horas de la noche y las olas embravecidas, cada vez más altas, se precipitaban contra la embarcación. Pensaron que para ellos había llegado el fin. Pero el Evangelista Marcos, en 6:48, dijo del Señor: Viéndoles remar con gran esfuerzo, porque el viento les era contrario. . . Y me gusta mucho esa actitud, estimado oyente. Él lo ve a usted, y me ve a mí hoy. El conoce nuestros problemas y dificultades. Este es realmente un gran consuelo.

Y ahora llegamos a una oración. Leamos el versículo 9:

"Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, también mi alma y mi cuerpo".

¿Está usted pasando por momentos de angustia, estimado oyente? En lugar de estar lamentándose y contándole a todo el mundo lo que le está ocurriendo, ¿por qué no se dirige al Señor para expresarle lo que siente? Eso fue lo que hizo David.

Pasemos ahora al versículo 15:

"En tu mano están mis tiempos. Líbrame de manos de mis enemigos y de mis perseguidores".

Esta expresión En tu mano están mis tiempos es interesante. Hay muchas personas que se dirigen a los adivinos para que les lean la palma de su mano. Y éstos les hablan sobre el significado de las diferentes líneas. Lo cual en realidad no tiene sentido pero eso permite que algunas personas se ganen la vida, mientras que otras, movidos por la curiosidad, llegan a gastar grandes sumas de dinero. Incluso algunos, desilusionados de su experiencia religiosa, intentan buscar algo o alguien en quién depositar su confianza, o encontrar una ilusión y una esperanza para seguir viviendo, Y en una búsqueda que parece no tener fin, recurren a esas consultas sobre el futuro. Ahora, no olvidemos esta frase: "En Tus manos están nuestros tiempos". Pues los cristianos sabemos que nuestra vida entera, y concretamente nuestro futuro, están en manos de Cristo. Esas manos son manos crucificadas. Puedo ver mi pecado en Sus manos. Y esas manos son las manos tiernas de un pastor, Él levanta a una oveja perdida y la carga sobre Sus hombros. Mi cuidado y mi protección están en esas manos, y algún día futuro Él vendrá con bendición, y Sus manos bendecirán. Por ello me alegro que mi futuro esté en Sus manos. En el versículo 16 dice:

"Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; ¡sálvame por tu misericordia!"

Esa es una hermosa expresión: Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo. El comentarista hebreo en tiempos antiguos dijo: "El rostro de Dios es Su Ungido, el Mesías". Es que Dios es Espíritu. No sé cómo es Él, cómo siente Él, o cómo actúa. Pero el Señor Jesucristo vino a este mundo para mostrarnos al Padre, Por eso decimos que El es el rostro de Dios. Por medio de El conocemos a Dios. Una niña una noche no quería ir a dormir a su cama, pero su padre la tomó en sus brazos, la llevó a su cama y la dejó allí. La pequeña comenzó a llorar, y su mamá entonces, le dijo: "Mira, tienes que dormir, Dios está aquí contigo". Pero la pequeña quería que alguien se quedara con ella; de modo que la madre le volvió a repetir: "Dios está allí contigo". Y la niña respondió: "Sí, ya sé, pero yo quiero alguien con un rostro". Estimado oyente, eso es lo que todos nosotros necesitamos. Todos nosotros somos como niños aquí en la tierra y queremos tener a nuestro lado a alguien con un rostro, y el Señor Jesucristo es esa persona. Y escuchemos lo que dijo el salmista en el versículo 19:

"¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!"

También nosotros podemos hablar de la grandeza de la bondad de Dios. Hay un Salmo, el 107:1 y 2, que dice: Alabad al Señor porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos del Señor. Los que ha redimido del poder del enemigo. ¿Le ha hablado usted a alguien de lo bueno que es Dios? Encontramos a mucha gente que le gusta hablar de sus vecinos, de sus hijos, o de su padre y de su madre, de sus parientes, de su jefe, de un predicador o pastor. Pero a muchos no les agrada hablar sobre la bondad de Dios. Porque El es verdaderamente bueno, estimado oyente.

Y ahora, para comprender mejor el Salmo que estudiaremos en nuestro próximo programa, haremos una

Introducción al Salmo 32

Este ha sido considerado por muchos como una joya espiritual y, sin embargo, ha sido a veces mal entendido. El título dice: Salmo de David: Masquil. Ahora, Masquil quiere decir "dar instrucción", o también "entender". Esta palabra hebrea es usada especialmente cuando se habla del futuro de Israel.

Vamos a ver algunos ejemplos que nos muestran cómo la palabra "masquil" se usa en conexión con Israel. En Daniel 11:33 leemos: Los sabios del pueblo instruirán a muchos; pero durante algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. Los sabios del pueblo ? masquil ? es la palabra aquí utilizada. Y nuevamente dijo Daniel en 11:35: También algunos de los sabios aquí está la palabra masquil caerán para ser depurados, limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo. Y otra vez dijo Daniel en 12:3: Los entendidos (aquí está "masquil") resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas, a perpetua eternidad. Y luego en el versículo 10, del mismo capítulo 12, de Daniel, dice: Muchos serán limpios, emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos o sea "masquil" comprenderán.

En el Nuevo Testamento, el Señor Jesús, hablando de este tiempo de angustia que vendrá en el futuro para la nación de Israel, dijo en el evangelio según San Mateo, capítulos 24:15, Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel ?el que lee, entienda y aquí tenemos la palabra "masquil"-- El Señor estaba diciendo que cuando vieran la abominación, o el terrible sacrilegio, del cual habló el profeta Daniel, sería el momento de huir para salvar sus vidas. Ahora, no sabemos a qué se refiere esa abominación o sacrilegio. Se ha escrito mucho sobre ese tema, pero el tema no ha quedado aclarado.

Yo no estoy esperando la abominación desoladora, sino que estoy esperando al Señor Jesucristo. Observemos que el Señor Jesucristo añadió: (el que lee entienda).

Tenemos referencias al mismo tema en el libro de Apocalipsis, en los capítulos 6 al 18, donde se nos habla más extensamente sobre el período de la gran tribulación, y en el capítulo 13 donde se nos habla de las dos bestias y del imperio, la dictadura mundial. En este capítulo 13:16, se dice: Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento ? note usted ? la palabra "masquil" ? cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es 666. Y nuevamente tenemos que decir que se han escrito muchos libros sobre ese número seiscientos sesenta y seis, sin que se haya podido llegar a una explicación clara y definitiva, que excluya a todas las demás teorías. Aquel será un día en el que Dios se revelará a Su pueblo. Así que el Salmo 32 es un Salmo Masquil, es decir, un salmo de instrucción para nosotros.

El Salmo 32 ha sido llamado un salmo penitencial, es decir, una confesión de David. No estamos de acuerdo con esa valoración. El Salmo 51 fue la oración de confesión de David, después de que el profeta Natán le dijera (2 Samuel 12:7) Tu eres el hombre. En ese Salmo 51 el pidió perdón a Dios. Y en el Salmo 32, está el registro de su confesión, del perdón recibido, y de la bendición de su completa restauración. En el citado Salmo 51:12-13, David dijo: Devuélveme el gozo de la salvación y espíritu noble me sustente. Entonces enseñará a los transgresores tus caminos y los pecadores se convertirán a ti. David prometió al Señor que, si El le perdonaba por su pecado, El enseñaría a los pecadores los caminos de Dios, para que esos rebeldes se volvieran a Él. Esto es precisamente lo que David estaba haciendo en este Salmo 32, instruyendo, enseñando a partir de las lecciones de su propia vida. Por ello decimos que éste no es un salmo penitencial, sino un salmo de instrucción, una obra didáctica.

Estimado oyente. Ya que el Salmo 31 ha sido hoy nuestro tema principal, queremos que queden en su mente, en su corazón las palabras de los versículos 2 y 3 de este Salmo: Inclina a mí tu oído, líbrame pronto. Se tu mi roca fuerte y la fortaleza para salvarme. Tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás. Deseamos que sienta usted a Dios muy cerca, atento a sus reacciones y sensible ante su respuesta. Y que ésta pueda ser hoy su oración. Y que se dirija usted a Él con la absoluta confianza de que él le responderá. Y una vez que El le salve, una vez que usted esté apoyado en Jesucristo, que es la Roca firme, indestructible y eterna, por medio de Su Espíritu, la obra divina no quedará incompleta, porque podrá usted poner su vida en Sus manos, y a medida que El la va transformando, podrá recibir fuerza para enfrentar las circunstancias más difíciles de la vida. Tendrá a su disposición la sabiduría de Dios para aprovechar las enseñanzas que dejan los momentos de bonanza, salud y prosperidad. Y podrá permitirle que El cumpla Su propósito en usted, para que El le guíe por los caminos de la vida. El mismo autor de este Salmo dijo, como ya vimos, en el Salmo 25:3, Ciertamente, ninguno de los que esperan en ti será confundido. Y otra versión traduce el mismo versículo con estas palabras: Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado.

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