Estudio bíblico de Mateo 4:12-25

Mateo 4:12-25

Finalizamos nuestro programa anterior con el estudio de la tentación de Cristo, prestando atención especial a la forma en que El citó la Palabra de Dios frente a su enemigo, alcanzando finalmente la victoria. Concluimos diciendo que la Palabra de Dios, espada del Espíritu, está a nuestro alcance para hacer que la victoria de Jesús, sea una experiencia de triunfo para nosotros. Pero también mencionamos un problema que aqueja a muchos cristianos, y que consiste en un conocimiento deficiente de la Palabra de Dios. Se trata de falta de lectura y de un estudio cuidadoso. Esa ignorancia trae a muchos dificultades para poder vivir la vida cristiana. El episodio anterior nos demostró el poder de las Sagradas Escrituras. Muchos problemas se verían de otra manera, a la luz de esa Palabra. Y en la medida que la conocemos, conocemos más a Dios y a sus recursos para hacer frente a la prueba y a la adversidad.

El primer párrafo nos relata el momento en que

Jesús comenzó su ministerio público en Capernaum

Leamos los versículos 12 y 13:

"Cuando El oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea; y saliendo de Nazaret, fue y se estableció en Capernaúm, que está junto al mar, en la región de Zabulón y de Neftalí"

Jesús se retiró de la zona de Jerusalén porque Juan el Bautista había sido detenido y encarcelado por Herodes. Vemos así que Jesús cambió su centro de actividades del sur al norte y de Nazaret, donde estaba su hogar, a Capernaum. El Evangelista Mateo no nos ofrece los detalles de este traslado. Esto es un ejemplo de que los relatos de los cuatro Evangelios no intentan ajustarse entre sí ni parecerse unos a otros. Ninguno de ellos es una copia calcada de los otros. El intento de armonizar los Evangelios constituye un gran error. He escrito un breve trabajo titulado "¿Por qué cuatro Evangelios?" en el cual procuro demostrar que cada uno ha sido escrito con un propósito concreto. Ninguno de sus autores se propuso escribir una biografía del Señor Jesús lo cual, por otra parte, hubiera resultado imposible. Cada libro presenta sus hechos o argumentos para alcanzar a un cierto sector de la familia humana. Mateo, por ejemplo, fue escrito para hacer llegar su mensaje a la gente religiosa y, principalmente, a la nación de Israel. De hecho, fue escrito en Hebreo; tanto Papias como Eusebio, padres de la iglesia, y otras autoridades de la época así lo afirman.

Aunque Mateo no nos dé detalles sobre el traslado a Capernaum sabemos, por otros Evangelios, que Jesús había sido rechazado en la ciudad donde residía. Fue así que Capernaum se convirtió en su centro de actividades y, por lo que sabemos, continuó siéndolo hasta que llegó el momento en que salió para Jerusalén por última vez para ser crucificado.

Mateo sí nos da el motivo para el traslado de Nazaret a Capernaum. Los otros Evangelios no nos explican ese detalle, pero Mateo lo registra para mostrarnos que, en todo lo que Jesús hizo, El estaba actuando en cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

Continuemos leyendo los versículos 14 al 16:

"Para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo: ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo asentado en tinieblas vio una gran luz, y a los que Vivian en región y sombra de muerte, una luz les resplandeció."

Encontramos esta profecía en el libro del profeta Isaías 9:1,2 y en 42:6,7. No ocuparemos tiempo considerando el trasfondo de esta zona, llamada Galilea de los Gentiles. Pero si deseas hacer un estudio más detallado, te resultará provechoso conocer las condiciones de la región en el período en que Jesús estuvo allí. Recordemos que El también había pasado su niñez en esta zona, que fue llamada el país de los Gentiles porque había recibido inmigrantes de otras provincias del Imperio Romano. Había áreas muy atractivas alrededor del Mar de Galilea, donde imperaba la frivolidad y de bajo nivel moral. Los habitantes de esa zona, aunque cerca de Jerusalén, estaban evidentemente lejos de tener una relación con Dios.

Pero la luz que emanaba del Señor Jesús brilló sobre ellos y Su misma presencia les creó una responsabilidad. Fueron testigos de muchos de Sus milagros, que solo causaron una respuesta limitada. Más adelante, en Mateo 11:20-24, El declararía un juicio sobre ellos cuando dijo: "¡Ay de ti, Corazín!"

En Capernaum Jesús reanudó su mensaje justamente donde Juan el Bautista lo había dejado. Leamos el versículo 17:

"Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado."

El mensaje de Jesus era: "Arrepentíos, dad la vuelta, venid a Mí, el reino de los cielos se ha acercado". Estaba cerca en la persona del Rey, por supuesto; ellos no podrían haber tenido el reino de los cielos sin Él. Como hemos dicho en nuestro programa anterior y sencillamente expresado, el reino de los cielos es el gobierno de los cielos sobre la tierra. Este reino es el que el Señor Jesús traerá al mundo en un día futuro. Esta era la esperanza de Israel, como pueblo terrenal, y fue la esperanza de los que vivieron en la época del Antiguo Testamento. En contraste, la iglesia tiene una esperanza celestial.

El próximo párrafo nos informa sobre el día en que

Jesús comenzó a llamar a sus discípulos

Leamos los versículos 18 y 19:

"Y andando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores. Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres."

En el relato de los Evangelios el Señor hace, al menos 3 llamados a aquellos hombres o, quizás, sería más exacto decir que se llevaron a cabo 3 encuentros entre Cristo y ellos. El primer encuentro tuvo lugar en Jerusalén, según quedó registrado en el Evangelio de Juan 1:35-42. El segundo se celebró junto al Mar de Galilea y aparentemente, es el que menciona Mateo en este pasaje. Ellos habían visto a Jesús antes de este episodio, pero aquel día El no les había llamado para que le acompañasen. Aquí, en al Mar de Galilea, cuando se encontró con ellos otra vez, les invitó a seguirle. Pero después veremos que volvieron a pescar; los Evangelistas Marcos y Lucas nos lo cuentan detalladamente. Finalmente, les llamó nuevamente y esa vez lo hizo para que fuesen apóstoles, es decir, sus mensajeros.

Lo sorprendente fue que Jesús invitase a hombres como aquellos. Siempre he creído que, puesto que él llamó a seres humanos imperfectos como aquellos discípulos, El puede utilizarte a ti, y a mí. Resulta alentador saber que no tenemos que ser santos superdotados para que El pueda usarnos. Cualquiera que sea tu ocupación profesional, El puede utilizarte. Cualquiera que sea tu aptitud o talento, puedes dedicárselo porque El lo va a utilizar. Lo importante es que nos entreguemos, nos consagremos a Él. Bajo Su dirección, no nos ocupará a todos para hacer las mismas tareas, porque El nos concede dones o capacidades diferentes. La iglesia, también llamada el cuerpo de Cristo, tiene muchos miembros y todos tienen distintas funciones que cumplir.

Leamos los versículos 20 al 22

"Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron. Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, remendando sus redes, y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron."

Estos hombres tenían interesantes personalidades; les conoceremos mejor a medida que progresemos en nuestra lectura y, especialmente, les encontraremos en los relatos de los otros Evangelios. Por otra parte, recordemos que Jesús se encontraba en aquel momento en la parte norte de Israel.

Leamos el versículo 23:

"Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo."

Observa que Jesús estaba enseñando a los judíos en sus sinagogas --que eran centros de estudio y enseñanza de la ley-- y además, estaba predicando el evangelio del reino. ¿De qué se trataba? El evangelio (o buenas noticias) del reino era que éste se había acercado en la persona del Rey, a quién ellos tenían que aceptar y recibir. Además, El estaba sanando sus enfermedades físicas. Podemos afirmar que miles de personas de aquella época fueron sanadas por Jesús y Mateo, de manera especial, nos informa al respecto. Si observamos cuidadosamente el texto, veremos que no se trataba de unos pocos casos aislados sino de miles de personas, las que fueron sanadas. Este es el motivo por el que los enemigos de Jesús nunca pusieron en duda Sus milagros. Por cierto, había demasiados testigos por todas partes.

Leamos los versículos finales de este capítulo, el 24 y el 25:

"Y se extendió su fama por toda Siria; y traían a Él todos los que estaban enfermos, afectados con diversas enfermedades y dolores, endemoniados, epilépticos y paralíticos; y El los sanaba. Y le siguieron grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán."

Observemos que le seguían grandes multitudes. Decápolis era un distrito que incluía 10 ciudades de la parte noreste de Galilea, al este del Río Jordán. También vino a Jesús gente de Jerusalén y Judea, la sección situada más al sur de Palestina y de más allá del Jordán, lo que implicaba que las personas tuvieron que recorrer una gran distancia para ver a Jesús, que estaba predicando allí en el norte de Palestina.

Al estudiar el Evangelio según Mateo debiera recordarse que el escritor no está intentando ofrecernos un registro cronológico de la vida de Cristo. En su Evangelio él presenta a Jesús como Rey, y sigue un modelo que consiste en un movimiento concebido para presentar al Rey y a Sus demandas ante la nación de Israel. Es importante observar esto, porque si perdemos de vista esta dinámica de la acción en el Evangelio de Mateo, no captaremos el propósito del autor.

Terminamos nuestro programa, echando una mirada atrás, al principio de nuestro estudio del día de hoy. Enlazando con nuestro programa anterior, comenzamos enfatizando el valor, el poder y el tremendo alcance de la acción de las Sagradas Escrituras en la vida y circunstancias de los cristianos. A veces queremos cambiar ciertas situaciones personales y condiciones negativas a nuestro alrededor, enfrentando los factores adversos con nuestras propias ideas y esfuerzos, pasando por alto que primero tenemos que cambiar nosotros mismos. Y yo me pregunto. ¿podemos realmente cambiarnos a nosotros mismos?

Creo oportuno despedirnos citando un pasaje Bíblico que, sencilla pero elocuentemente. describe a la llamada "espada del Espíritu", es decir a la Palabra de Dios. Se encuentra en la carta a los Hebreos 4:12.

"Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón."

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