Estudio bíblico de Efesios 4:14-24

Efesios 4:14-24

Volvemos hoy, amigo oyente, a esta importante sección de la carta a los Efesios. En nuestro programa anterior, al considerar el versículo 11 de este capítulo 4, dijimos que Dios había entregado a la iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.

Dios ha entregado estas personas a la iglesia para que ésta pueda alcanzar la plena madurez, y en la cual habrá naturalmente inhibiciones. Es que la iglesia no puede expresarse ante el mundo prescindiendo de las inhibiciones, como haría un niño, sino demostrando que se encuentra en un proceso de madurez que ha dejado atrás las reacciones infantiles, y que ha asumido el comportamiento de la edad adulta. Y estas personas han de preparar a la iglesia para que sus miembros lleven a cabo la obra de servir y edificar el cuerpo de Cristo en la tierra. Probablemente nadie en la iglesia tenga todos los dones; así que no debe esperarse que una persona, como el pastor, haga todas las cosas. Porque la misión del pastor o líder de la iglesia es capacitar a los miembros de la misma para que ellos desarrollen el trabajo.

Un boletín publicado por una Iglesia hace algún tiempo decía lo siguiente: "Por siglos, el principio de la responsabilidad de la evangelización ha sido llevado por pastores y misioneros, o sea, por personas que dedican todo su tiempo al ministerio. El laico no era llamado a realizar una actividad Evangelística ni tampoco creía que esa era su responsabilidad. Uno de los desarrollos más significativos en la iglesia, posiblemente el desarrollo más importante en los recientes siglos, ha sido el aumento de la actividad del laico, y el creciente reconocimiento, que el laico es llamado a un ministerio que no es de ninguna manera menos importante que aquel que desarrolla la persona dedicada completamente al ministerio cristiano". Elton Trueblood dijo: "La reforma ha abierto la Biblia para que la pueda leer el hombre común". Una nueva reforma abrirá el ministerio al hombre común.

En el día de hoy estamos viendo que los laicos están tomando una parte más activa en las actividades de la Iglesia. Muchos jóvenes cristianos están realizando la tarea de dar testimonio de su fe. Y ellos necesitan enseñanza. Nos alegramos mucho cuando recibimos cartas de la gente que nos dice que ha utilizado el material de estos programas. Y es una satisfacción poder contribuir a la difusión de la Palabra de Dios, y a la preparación de aquellos que hacen compatible el ejercicio de su profesión con su responsabilidad y trabajo en una iglesia.

Uno no puede esperar que el pastor haga absolutamente todo en la iglesia. Él está en su Iglesia para enseñarle a usted, estimado oyente, a hacer la obra del ministerio y para que la iglesia sea edificada hasta llegar a la madurez, y para que pueda presentar al mundo un testimonio coherente e inteligible de su fe. Permítanos que creamos que uno de los pecados más grandes de la Iglesia local del día de hoy es la ignorancia de algunas personas que están sentadas en los bancos de la Iglesia. No conocen realmente la Palabra de Dios, y eso es verdaderamente trágico. Sin embargo, estimado oyente, ésa es la triste condición general en que se encuentra la iglesia del día de hoy. Por todo ello, todos los cristianos deberían ser entrenados en el conocimiento de la Biblia, para que puedan crecer espiritualmente a nivel personal, y para que puedan contribuir al crecimiento y desarrollo de la iglesia.

Leamos ahora el versículo 14 de este capítulo 4, de la carta a los Efesios:

"Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error"

Aquí dice Así ya no seremos niños fluctuantes. O sea, que debemos tener inhibiciones. Recordemos que Pablo le dijo a la iglesia de Corinto que ellos eran inmaduros espiritualmente, que eran como niños en cuanto a su crecimiento en Cristo.

Otra versión traduce "no seamos niños zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza". Observemos que Pablo aquí mezcló un poco las metáforas. Trató de destacar vívidamente el peligro que para el creyente representa continuar siendo inmaduro como un niño, que cambia fácilmente de parecer, y que no tiene un rumbo fijo. Por ejemplo, por muy inteligente que sea, un niño nunca podría estar pilotando una nave, porque se dejaría llevar por el viento o las corrientes, llevado de un lado a otro, sin un rumbo fijo y perdido en la enorme expansión del mar. Es una imagen desoladora del posible destino de la vida de un hijo de Dios.

La figura retórica cambió otra vez con la frase por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. En esta expresión los niños son vistos como en un antro de juegos donde se encuentran truhanes que los quieren envolver con todo sistema de error y engaño.

El propósito de Cristo de dar a la iglesia personas con diferentes dones es el de desarrollar a los creyentes desde la niñez hasta que alcancen una madurez completa. Para ilustrarlo, diríamos que los maestros tienen que ser como pediatras. Otro especialista médico es el tocólogo, que se ocupa de atender a la madre que va a dar a luz a un niño. A veces se tiene que levantar en medio de la noche para asistir en el parto de un bebé. Pero una vez que ese niño nació, ha terminado su tarea. A partir de ese momento, el niño pasa a manos del otro especialista, el pediatra, quien se asegura de que el niño tenga todo lo necesario para su crecimiento normal. Y podemos decir que nosotros podríamos compararnos a los pediatras en nuestro ministerio de enseñanza. Nuestra tarea es encargarnos de alimentar al recién nacido espiritualmente, es decir, alimentarle con la Palabra de Dios para que pueda crecer espiritualmente. Continuemos leyendo los versículos 15 y 16 de Efesios 4:

"Sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor."

Los creyentes no tienen que permanecer en la infancia espiritual sino que deben llegar a un punto en que sigan la verdad en amor. O sea, que debe amar la verdad, vivirla y hablar de ella. Cristo es la verdad y el creyente debe navegar en su pequeño barco de la vida con Cristo como su brújula, y ésta siempre debe señalar hacia Cristo, que es también como su polo magnético.

Y continuó diciendo el apóstol crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es Cristo. El cuerpo de los creyentes es comparado al cuerpo humano, al cuerpo físico, y es llamado el cuerpo de Cristo.

El cuerpo no sólo recibe órdenes de la cabeza, que es Cristo, sino también alimento espiritual. Esto produce una armonía en la que cada miembro está funcionando en su lugar, a medida que recibe el suministro espiritual procedente de la cabeza. También el cuerpo tiene una dinámica interna por la cual se renueva a sí mismo. De la misma manera, el cuerpo espiritual debe renovarse a sí mismo en amor.

Hemos hablado sobre la inhibición del nuevo hombre. Leamos entonces los versículos 17 al 19 para comenzar a hablar sobre

La prohibición del nuevo hombre

"Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros no judíos, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento oscurecido, alejados de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Éstos, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza."

Hasta ahora hemos considerado la exhibición del hombre nuevo y la inhibición del hombre nuevo. Y ahora hemos llegado a la prohibición del hombre nuevo. Éste es el lado negativo en la vida del creyente, y es importante que lo veamos. No creemos que se le pueda dar demasiado énfasis a este aspecto. La relajación moral más extrema de nuestro tiempo no es más que una repetición de los viejos pecados de siempre. Los creyentes tienen libertad en Cristo, lo cual no implica una licencia para pecar.

Las prohibiciones de la Biblia para el hombre nuevo son diferentes a algunas de las prohibiciones que la gente ha establecido, que no figuran en la Biblia y que tienen que ver con temas superficiales como, por ejemplo el arreglo personal o la forma de vestir.

Las prohibiciones de Dios para el hombre nuevo constituyen la parte negativa de Su Palabra. Ya hemos tenido demasiado, en otros tiempos, del poder del pensamiento positivo. ¿Se ha detenido usted a pensar alguna vez que en el jardín del Edén, el primer mandamiento fue un mandato negativo? "Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás". (Génesis 2:17). Después tenemos los Diez Mandamientos. Ellos son de un carácter mayormente negativo, pero también son muy buenos. Ahora aquí en Efesios 4, vemos algo del pensamiento negativo en algunas de las prohibiciones para el hijo de Dios. Por ejemplo, no debemos andar, o vivir como los otros no judíos. Éste es el aspecto negativo.

Pablo regresa en ese momento al aspecto práctico del caminar del creyente. Él había presentado este tema en los primeros tres versículos, pero luego se desvió de ese asunto por la introducción del tema de la unidad de la iglesia. Entonces ahora encontramos que dio una imagen de las vidas de los no judíos y las vidas de los Efesios antes de la conversión de ellos. Recordemos que en el capítulo 2:11-12, él habló sobre cómo ellos habían estado alejados, como extranjeros, sin esperanza y sin Dios, y controlados por el pecado. Ésa era su imagen.

Ésta es aun una imagen gráfica del ser humano perdido de nuestro tiempo. Pablo presentó cuatro aspectos de la vida de los no judíos que ilustran la futilidad absoluta y el propósito loco de la vida del hombre perdido.

En primer lugar dijo que vivían en la vanidad de su mente. Esto se refiere a la ilusión vacía de la vida del que piensa que hay una satisfacción en el pecado. Hay tantos que están actuando de esta manera hoy en día. Nos da pena oír de tantos jóvenes que han sido captados por los promotores de la inmoralidad como un estilo de vida. Ésa no es la vida de felicidad que Dios ha planeado para Sus hijos. Ése es el sendero de una persona perdida, que vive con sus vanos y frívolos pensamientos. Se trata de una ilusión vacía, vacía como una ilusión óptica.

El alcoholismo es otra vía de escape, otra ilusión engañosa, que ha producido y causa un número elevado de víctimas; no sólo por los daños irreversibles al organismo, daños que no sólo afectan a todos los órganos y sistemas, incluido por supuesto el sistema nervioso, sino por ser el alcoholismo el causante de un creciente número de accidentes en la carretera. Hasta el punto de constituir una grave preocupación para las autoridades sanitarias y de tráfico.

En segundo lugar, Pablo mencionó que ellos tenían el entendimiento oscurecido, lo cual significa que la persona perdida, ha perdido su percepción de los valores morales. Esto es exactamente lo que está siendo promovido en nuestros días; la pérdida de la percepción de los valores éticos.

En tercer lugar, ellos estaban alejados de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Ésta es una imagen de todo aquel gran sector de la humanidad que vive sin Cristo. Se trata de la rebelión de Adán que ha sido heredada por sus descendientes. ¡Qué figura patética del ser humano en la actualidad! Y lo trágico es que él cree que está viviendo una vida de calidad. Cree que lo está pasando bien, que está disfrutando de la vida. Toda persona en esta condición está alejada de Dios, sin comunicación con Él, controlada por el pecado y espiritualmente muerta. Esa persona ignora completamente la inestimable ventaja de tener una relación con Dios. Y, aparte los daños físicos, el resultado final espiritual de su situación es un endurecimiento, una creciente insensibilidad de su corazón.

Y en cuarto lugar, tenemos que tales personas después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza. Su continuación en este estado de ineptitud moral los hizo descender a un nivel en el cual no tienen ningún sentimiento de haber cometido pecado o maldad, Y hay muchas personas como estas, que son completamente insensibles, tienen su conciencia cauterizada, y se encuentran en un estado de apatía. Como resultado se hunden más en la inmoralidad y la sensualidad. El círculo vicioso les conduce al deseo de profundizar más en el pecado. El significado en este versículo 19, es que codician las mismas profundidades de la inmoralidad. Las personas que viven en el pecado, nunca están satisfechas con el pecado, y se abandonan, se dejan controlar totalmente por él. Esto es lo que significa en Romanos 1 que Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, a sus propias pasiones. Parece increíble, pero se puede llegar a una condición en la que uno es un pecador abandonado.

Continuemos ahora leyendo los versículos 20 y 21, de Efesios 4:

"Pero vosotros no habéis aprendido así de Cristo, si en verdad lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús."

Aquí tenemos el contraste con la vida de los no judíos que acabamos de describir. Si alguien no está escuchando a Jesús, entonces, Jesús no debe ser su Salvador. El Señor Jesús es el pastor y Él dijo que sus ovejas oyen Su voz. Si usted no ha oído Su voz, entonces no es una de Sus ovejas.

¿Qué cambiaría la vieja naturaleza de aquellos no judíos? ¿Qué tenían que hacer? Tenían que escuchar a Cristo. Tenían que oírle. Tenían que ser enseñados por Él. Y aquellos que no fueran Sus ovejas, no le escucharían.

La persona que es salva considera al Señor Jesús su Pastor. Escucha al Pastor y le sigue. La persona que no es salva, seguirá su propio camino.

También tenemos aquí la frase la verdad que está en Jesús. Aunque Su vida en la tierra no puede ser imitada por nadie, la misma vida de Jesús es un ejemplo para el cristiano. Jesús ha sido el pionero; fue un ejemplo de vida aquí en la tierra. Es el que también cruzó el umbral de la muerte por nosotros. No hay ninguna razón para que el creyente se encuentre hoy en la oscuridad espiritual de la ignorancia o la ceguera. Leamos, finalmente por hoy, los versículos 22 al 24 de Efesios 4:

"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."

Esto quiere decir que tenemos que quitarnos el ropaje de la vieja naturaleza, y ponernos el ropaje de la nueva naturaleza, de la misma manera en que cambiamos nuestra ropa. Es como quitarse ropa vieja y sucia, y ponerse ropa nueva y limpia. Pero este cambio de ropa no puede hacerse con el esfuerzo propio, ni por procurar imitar la conducta de Cristo. Esto fue hecho para el pecador que cree por la muerte de Cristo. En este sentido, somos como niños que no podemos vestirnos a nosotros mismos. Como cristianos, nunca alcanzamos el momento en que podemos hacerlo, y no necesitamos intentarlo. Porque ya ha sido hecho por nosotros. En la epístola a los Romanos 6:6, se nos dice que nuestra vieja naturaleza ya ha sido crucificada en la muerte de Cristo. Dice el citado pasaje: "Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado". En vista de que nuestra vieja naturaleza ya ha sido crucificada con Cristo, debemos quitárnosla en el poder del Espíritu Santo. Esto no significa que la vieja naturaleza ha sido eliminada para siempre de nuestra vida. No nos libramos de ella. Pero no debemos vivir de acuerdo con ella; es decir, que no tenemos que permitir que controle nuestras vidas.

Por otra parte, tenemos una nueva naturaleza. Éste es el resultado de la regeneración por el Espíritu Santo. Cualquier persona que esté unida a Cristo, es una nueva criatura. Tenemos que vivir en esa nueva naturaleza, en esa nueva persona, en esa nueva creación. Ésta es, pues, una repetición del mensaje principal de la carta a los Romanos.

Y como dijo Pablo en este versículo 24, este nuevo hombre, esta nueva naturaleza ha sido creada a imagen de Dios, es decir, según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Ésta es la justicia imputada a nosotros por Cristo, y todo ello consecuente con el carácter santo de Dios. Ya que hemos sido declarados justos, y estamos unidos a Cristo, sentados en las regiones celestiales, nuestro andar, nuestra vida aquí en la tierra tendría que corresponder a nuestra posición.

Estimado oyente, esa nueva naturaleza de la cual hemos hablado, resultado de la acción del Espíritu Santo en la vida, está a disposición de todos aquellos que se convierten en hijos de Dios por haber aceptado por la fe el único camino que conduce a Dios, el único Salvador, el Señor Jesucristo.

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