Estudio bíblico de Isaías 1:19-2:22

Isaías 1:19 - 2:22

En el día de hoy, amigo oyente, vamos a considerar el capítulo 2 de Isaías. Ya hemos considerado el mensaje principal del capítulo 1, donde Dios presentó su acusación contra Su pueblo después de haberlos llevado a la sala del tribunal de Su justicia. Ahora, Él les estaba ofreciendo salvación, redención, y una maravillosa salida. El versículo 18 de este capítulo 1 dice: "Venid ahora, y razonemos, dice el SEÑOR, aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán". Y Dios hoy nos ofrece esta invitación, porque si usted, amigo oyente, se acerca a Su hijo, Él no le rechazará.

Ahora, continuó hablando aquí el Señor, presentando Sus acusaciones contra el reino de Judá, ofreciéndoles la salvación y una salida a sus graves problemas, amonestándoles en una forma bondadosa, pero pronunciando una importante advertencia. Leamos los versículos 19 y 20:

"Si queréis y escucháis, comeréis de lo mejor de la tierra; si no queréis y sois rebeldes, seréis consumidos a espada. La boca del Señor lo ha dicho."

El gobierno de Dios y la gracia de Dios son dos aspectos enfatizados en el libro de Isaías. Durante el resto de este capítulo 1, veremos que Dios estaba intentando que los miembros de aquel pueblo de Judá se acercaran a Él. Y les estaba comunicando una advertencia. Así fue que les dijo, en los versículos 24 al 26:

"Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: ¡Basta ya! ¡Tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios! Volveré mi mano contra ti, limpiaré como con lejía tus escorias y quitaré toda tu impureza. Haré que tus jueces sean como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel."

El destino del reino de Judá dependía de la respuesta del pueblo al ofrecimiento de Su gracia para perdonarles. Si ellos estaban dispuestos a apartarse de su pecado y obedecer a Dios, Él les concedería Su favor materialmente y espiritualmente, y les protegería de sus enemigos. Continuó diciendo en los versículos 27 al 29:

"Sión será rescatada con el derecho y los convertidos de ella con la justicia. Pero los rebeldes y pecadores serán a una quebrantados, y los que dejan al Señor serán consumidos. Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis y os sonrojarán los jardines que escogisteis."

Estas consideraciones tenían que ver con la práctica de la idolatría, porque los ídolos estaban colocados bajo árboles como las encinas, y alrededor de ellos estaba plantado un jardín. Ahora en los versículos 30 y 31, leemos:

"Porque seréis como encina que pierde la hoja y como jardín al que le faltan las aguas. El fuerte será como estopa, y lo que hizo, como una chispa; ambos serán encendidos juntamente y no habrá quien apague el fuego."

Se ha dado una imagen falsa de Dios en el sentido que Él ha sido representado como perdiendo los estribos y comenzando a juzgar y castigar a Su pueblo. Ésa nunca podría ser una verdadera imagen de Dios. El hecho es que nuestro pecado es como una mecha, y cuando jugamos con una chispa de pecado, se produce el fuego. Es el pecado el que trae en sí mismo ese juicio. Bien dijo el apóstol Pablo en Gálatas 6:7, "7No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará". Y así llegamos al

Capítulo 2

En cuanto al tema de este capítulo, diremos que tenemos una profecía en cuanto a los últimos días, en cuanto al reino y el período de la gran tribulación. Los capítulos 2 hasta el 5 de Isaías constituyen una profecía completa. Estos capítulos se proyectan más allá del tiempo presente hacia los últimos días, en relación con Israel. Al decir Israel nos estamos refiriendo a las 12 tribus, es decir, a toda la nación. Al avanzar en nuestro estudio de los capítulos 2, 3, 4 y 5 veremos que Dios dejó bien claro que Él estaba hablando a todas las tribus de esa nación, que en el futuro serán reunidas nuevamente. En la Biblia comprobamos que Dios siempre piensa de Israel como una sola nación.

Los últimos días de Israel tienen que ser distinguidos de los últimos días de la iglesia. Dios no estaba hablando sobre la iglesia en estos capítulos. Realmente, no hay forma de aplicar lo que Él dijo a la iglesia. Y podemos estar seguros de este hecho, porque en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo dijo que la iglesia era un misterio que no había sido revelado en el Antiguo Testamento. En su carta a los Romanos 16:25, el apóstol dijo: "25Y al que puede fortaleceros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos". Si el profeta Isaías hubiera conocido la revelación sobre la iglesia, la existencia misma de la iglesia no habría sido una revelación nueva para los apóstoles en los días de la iglesia primitiva. Desde aquellos tiempos del apóstol y hasta el tiempo presente, la iglesia ha sido el organismo por medio del cual Dios está proclamando su mensaje al mundo.

Sin embargo, la iglesia será recogida de este mundo por el Señor. El mensaje del profeta Isaías mira más allá de la época de la iglesia, al día en el que Dios comenzará a actuar de una manera diferente. Llamamos a ese período, "la gran tribulación", al final del cual Él establecerá Su reino.

Vamos a leer ahora el versículo 1 de este segundo capítulo de Isaías, a partir del cual tenemos un

Avance del futuro para Judá y Jerusalén

"Lo que vio Isaías hijo de Amoz, acerca de Judá y de Jerusalén."

Respetando, por supuesto, otras opiniones, creemos que la interpretación normal nos lleva a afirmar que cuando el profeta Isaías habló de Israel, Judá y Jerusalén, quiso referirse exactamente a ese pueblo y a esa ciudad. O sea, que Judá, significaba el reino de Judá, Israel el pueblo, y Jerusalén, la ciudad que lleva ese nombre. Si Isaías hubiera usado figuras retóricas en estos casos, él habría dejado bien claro que eran figuras retóricas, o expresiones que trascendían su significado literal y apuntaban a una realidad futura de carácter espiritual. El profeta ya nos aclarará si él hace una aplicación diferente a la literal. Deberíamos tener cuidado para no caer en la falacia de espiritualizar la profecía.

Continuemos leyendo el versículo 2 de este segundo capítulo de Isaías:

"Acontecerá que al final de los tiempos será confirmado el monte de la casa del Señor como cabeza de los montes; será exaltado sobre los collados y correrán a él todas las naciones."

Repetimos que aquí no se está hablando de los últimos días de la iglesia. Los últimos tiempos de la iglesia están relacionados con la apostasía espiritual. Pablo dejó este tema bien aclarado en sus epístolas pastorales de 1 y 2 Timoteo. El apóstol dijo en 1 Timoteo 4:1, "1Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe". Los "últimos tiempos" de la iglesia y los "últimos tiempos" de Israel no son idénticos ni contemporáneos, aunque haya una coincidencia parcial. Sin duda alguna no se refieren al mismo período de tiempo. Es importante destacar ese aspecto. Los "últimos tiempos" de este versículo 2 de Isaías 2, se refieren al período de la gran tribulación. En Lucas 21:7 (pasaje que se refiere a la destrucción de Jerusalén) los discípulos le preguntaron a Jesús: "¿Cuándo sucederá esto?" El Señor aclaró que por "últimos tiempos" Él aludía al período de la gran tribulación. La gran tribulación terminará con el retorno de Cristo a la tierra y el establecimiento de Su reino. La primera sección de Isaías (capítulos 2 al 5) trata sobre el período de la gran tribulación y el reino que será establecido en la tierra.

Observemos otra frase del versículo 2: al final de los tiempos será confirmado el monte de la casa del Señor como cabeza de los montes. Esta declaración está relacionada con la nación de Israel, después de que la iglesia haya sido removida. La palabra "monte" en la Biblia significa "un reino, una autoridad o un gobierno". El profeta Daniel nos habló de ello en su profecía. Así que la frase será confirmado el monte de la casa del Señor como cabeza de los montes quiere decir, sobre todos los reinos de la tierra. De esa manera, los reinos de este mundo se convertirán en el Reino del Señor Jesucristo, y Él será Rey de reyes y Señor de Señores. Una de las razones por las cuales la nación de Israel se encuentra en una situación geográfica tan candente y conflictiva, es el lugar preciso que Dios ha elegido para colocar el centro político y religioso del mundo durante Su reino. Hablando de esos tiempos y del reino, el profeta Daniel dijo en 2:35, "se hizo un gran monte que llenó toda la tierra". Así, el reino de Dios será exaltado sobre todos los reinos de la tierra. Ahora, en el versículo 3 se nos dice lo siguiente:

"Vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra del Señor."

El gobierno y la religión estarán centralizados en Jerusalén y el Señor Jesucristo se sentará en el trono de David. Uno de los intereses o preocupaciones principales de aquellos que habiten en la tierra será averiguar y cumplir la voluntad de Dios. Y el versículo 4 dice lo siguiente:

"Él juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos. Convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra."

Dice aquí que juzgará entre las naciones y en la frase siguiente, otra versión traduce "y hará decisiones por muchos pueblos". Este período del reino de Cristo sobre la tierra será otro período de prueba para la humanidad. Y habrá muchos que serán juzgados durante ese período. Y, por supuesto, también habrá multitudes de personas que serán salvadas en ese tiempo.

Llama la atención que se diga que convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces. EL reino del Señor sobre el mundo será un reino justo, y Él obligará a las naciones a practicar la justicia entre sí. Por primera vez todas las naciones vivirán juntas y en paz. Sólo durante esta época del reino, las armas se convertirán en instrumentos de trabajo. En realidad, el profeta Joel 3:10 nos aclaró que durante el tiempo de la Gran Tribulación ocurrirá lo contrario; dijo el profeta que forjarían espadas de los arados y lanzas de las hoces. En realidad, en el día de hoy estamos viviendo en tiempos como esos. La idea de que las naciones depongan sus armas en nuestro tiempo es extraña a la Biblia. En el Nuevo Testamento el Señor dijo en Lucas 11:21, que "cuando un hombre fuerte, bien armado, custodia su palacio, sus bienes están seguros". En un mundo en el que reina la violencia, la única forma de tener paz y seguridad es por medio de la ley y el orden. Así que la profecía de transformar las armas en instrumentos de trabajo será cumplida cuando reine Cristo. Sólo en esa época no serán necesarias las medidas de seguridad en los hogares y se podrá caminar en la noche por las calles con seguridad. Ya no habrá reclutamiento de soldados, porque no habrá más guerras. Ya no serán necesarias las armas para defenderse. El Reino que el Señor va a establecer sobre la tierra será un reino de paz. Porque Él es el príncipe de paz.

Casi ni tiene sentido que un líder o una nación cualquiera del mundo prometa que en la actualidad habrá paz sobre la tierra. La organización de las Naciones Unidas fue creada para contribuir a la paz en el mundo; sin embargo, se ha transformado en un foro donde se producen grandes enfrentamientos verbales que revelan tensiones y conflictos cada vez más difíciles de resolver. En ese sentido, dicha organización ha resultado impotente porque no hay paz en la tierra. Si usted es un hijo de Dios, puede reflexionar y ordenar sus pensamientos de acuerdo con los pensamientos de Dios, y entonces encontrará que está viviendo en un mundo lleno de maldad. Si usted espera ver una fraternidad de todos los seres humanos, con toda seguridad sufrirá una gran decepción, porque el hombre no es capaz de instaurar la paz en esta tierra. Y no prevalecerá la paz mientras haya pecado en los corazones humanos y una arrogante e irresistible ambición de dominar a otras personas o pueblos.

Leamos ahora el versículo 5 de este segundo capítulo de Isaías:

"Venid, casa de Jacob, y caminaremos a la luz del Señor."

Ahora, en vista del futuro que se aproxima, nosotros deberíamos hoy vivir en la luz de Dios. Ése es el único camino de paz, y, cuando usted deja a Dios a un lado, nunca llegará a tener paz. Veamos ahora lo que dicen los versículos 6 al 9, de este capítulo 2 de Isaías:

"Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente y de adivinos, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y de oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos y sus carros son innumerables. Además, su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Así se ha inclinado el hombre y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones."

El reino de Judá había adoptado ideas nuevas de los paganos, incorporándolas a su propia religión. Habían admitido toda clase de costumbres de Asiria y Babilonia. Antes de que pasara mucho tiempo se habrían unido al resto de las naciones en adorar más a la criatura que al Creador. Luego, en los versículos 10 al 12, continuó diciendo:

"¡Métete en la peña y en el polvo escóndete de la presencia temible del Señor y del resplandor de su majestad! La altivez de la mirada del hombre será abatida; la soberbia humana será humillada. Sólo el Señor será exaltado en aquel día. Porque el día del Señor de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo lo arrogante, y será abatido"

Dios tiene la intención de quebrantar a toda persona orgullosa, que piensa que puede gobernarse a sí misma, que puede gobernar al mundo y dejar a Dios a un lado. Y el versículo 13 dice:

"Sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán"

Aquí creemos que los cedros y las encinas representan al orgullo del hombre. Luego el versículo 14 dice:

"Sobre todos los montes altos y sobre todos los collados elevados"

Ésta es una referencia al gobierno y a la sociedad. Y el versículo 15 añade lo siguiente:

"Sobre toda torre alta y sobre todo muro fortificado"

Ésta es una referencia a militares que serán juzgados. Y avanzando un poco más, el versículo 16, dice:

"Sobre todas las naves de Tarsis y sobre todos los barcos lujosos."

El comercio y las artes serán juzgados de igual manera. En el versículo 17, vemos otro aspecto del juicio:

"La altivez del hombre será abatida; la soberbia humana será humillada. Sólo el Señor será exaltado en aquel día."

Dios abatirá todo el orgullo y la pompa humana. Y según el versículo 18, Dios hará algo más:

"Y acabará por completo con los ídolos."

O sea, que Dios se librará de toda religión falsa. Y el versículo 19 nos dice qué sucederá:

"Se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, a causa de la presencia temible del Señor y del resplandor de su majestad"

Juan, en el libro de Apocalipsis, repitió lo que el hombre hará en aquel día de juicio. Dijo en 6:15-16, "15Los reyes de la tierra, los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, todo esclavo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, 16y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;"

Todo lo que hoy oímos y vemos en los medios de difusión tiene que ver con la economía política, el gobierno, el comercio, el arte, la pompa y el orgullo del hombre, así como con la religión del hombre. Se está acercando el día en que el orgullo humano será abatido, y el Señor Jesucristo será exaltado en la tierra. En la actualidad no se le está dando el lugar apropiado en el gobierno, en la sociedad, en el comercio, en el arte, o en la pompa y ceremonia del mundo, o incluso en la religión del mundo. Dios está siendo excluido. Cuando venga otra vez, los seres humanos huirán a las cuevas o cavernas de la tierra. No sabemos si los hombres fueron, o no, habitantes de las cavernas, pero se acerca el día futuro cuando los seres humanos van a regresar a las cavernas. Continuemos leyendo los versículos 20 y 21:

"Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorara. Se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, a causa de la presencia formidable del Señor y del resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra."

Esta frase para castigar a la tierra se refiere al período de la gran tribulación. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 22:

"¡Dejad al hombre cuyo aliento está en su nariz!; porque ¿de qué estima es él digno?"

No deposite su confianza en el hombre, estimado oyente. Usted y yo podemos espirar el aire, pero no sabemos si vamos a poder aspirar o recobrar el aliento. Ésa es la fragilidad del hombre, si deja de respirar queda fuera de la escena de la vida. Multitudes de personas que hoy están saliendo cada mañana para emprender sus actividades laborales diarias tendrán un ataque cardíaco fatal y desaparecerán de la escena terrenal. Por tal motivo, no deposite su confianza en el ser humano en la cuestión fundamental del estado de su alma después de la muerte, en la eternidad. Deposite hoy su confianza en el Señor Jesucristo.

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