Estudio bíblico de Isaías 60:1-61:11

Isaías 60:1 - 61:2

En estos días nos encontramos considerando la última parte de este libro de Isaías, concretamente, en la tercera sección, entre los capítulos 58 y 66, titulada "La gloria del Señor que viene por medio del sufrimiento del Siervo". Dijimos que en esta tercera sección teníamos dos subdivisiones. La primera, que ya hemos considerado, en los capítulos 58 y 59, se titulaba "El pecado impide la manifestación de la Gloria de Dios". Ahora, entre este capítulo 60 y el 66 tenemos la segunda subdivisión titulada "El Redentor vendrá a Sión", porque nada podrá impedir el desarrollo de Su plan y Él juzgará al pecado.

Este capítulo 60 abarca los siguientes temas: El Redentor y los pueblos no judíos vendrán a Jerusalén (vv. 1-7); El regreso de Israel a Jerusalén (vv. 8-14); y El cumplimiento en Jerusalén de todas las promesas de Dios (vv. 15-22).

La última parte de Isaías, en nuestra opinión, es territorio virgen para muchas personas porque ninguna escuela de profecía insiste en esta sección de la Biblia en particular. En este capítulo vemos al Sol de Justicia saliendo sobre Israel; es lo que el profeta Malaquías dijo que sucedería en los últimos días. Cuando el Redentor venga, será como el sol que irrumpe en la oscuridad de la medianoche. La nación de Israel, en aquel día, reflejará la luz de gloria aquí sobre toda la tierra. Mientras tanto, la Iglesia habrá ido a estar con Cristo. El intentar hacer sinónimos a la nación de Israel y la iglesia, es simplemente una interpretación que se queda atascada cuando uno llega a un área como ésta. Ésa es una interpretación poco satisfactoria que no encaja con las dimensiones de estas profecías y queremos enfatizar esto porque ha causado mucha confusión. Es que ciertas escuelas de interpretación Bíblica asignan poca importancia a la profecía porque descuidan secciones como este gran capítulo de la Biblia.

Esta tercera y división final del libro de Isaías presentó al Redentor en la cruz (capítulo 53). A partir de ese pasaje, ha habido un progreso y un desarrollo definido que habla, no ya del gobierno de Dios (como hizo la primera parte de Isaías) sino más bien de la gracia de Dios. En la primera sección el énfasis recayó sobre la ley. Y aquí recae sobre la gracia. Y encontramos aquí, tal como también vimos en la primera sección, que hay amor en la ley. También en esta sección encontramos que hay ley en el amor.

El capítulo ante nosotros nos lleva a una manifestación plena del reino milenario. El capítulo 59 terminó diciendo que el Redentor vendría a Sión. Ahora, al avanzar por el capítulo 60, Él ya ha llegado. En el idioma hebreo existe lo que se conoce como el tiempo profético, cuando el profeta va más allá del evento y lo mira retrospectivamente, como si fuera historia. Isaías habló de muchos eventos futuros como si ya hubieran ocurrido. Por ejemplo, el capítulo comenzó diciendo: "¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti!" Y uno puede entender que para Dios, decir que algo va a ocurrir, significa que Él ya se encuentra en el otro lado de ese evento. Para Él es igual que si ya hubiera sucedido. En otras palabras, la profecía es el molde en el cual se vierte la historia.

Leamos ahora el versículo 1, que comienza a destacar el hecho de que:

El Redentor y los pueblos no judíos vendrán a Jerusalén

"¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti!"

Ha llegado la luz de la cual habló el profeta Malaquías en 4:2, diciendo: "Mas para vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación". Volviendo a Isaías 60, leamos el versículo 2:

"Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá el Señor y sobre ti será vista su gloria."

El Señor Jesucristo es la Luz del mundo; ésa fue una de sus afirmaciones cuando estuvo aquí en la tierra. Cuando Él venga a este mundo por segunda vez, Él será esa Luz.

Aquí dice "Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra". La venida de la luz es necesaria para la noche de oscuridad espiritual que habrá cubierto la tierra, y que la cubre también en la actualidad. A pesar de la predicación del Evangelio por más de 2.000 años, hay un círculo más amplio de oscuridad que nunca antes. La luz debe preceder a las bendiciones futuras. El Sol de Justicia debe salir para traer el día del Reino. La predicación nunca tuvo la intención de traer el reino, porque se requiere la presencia de la Luz para traer dicho Reino. ¿Y quién es la luz? El Señor Jesús. Necesitamos la presencia del Redentor de Sión, y Él va a traer a los pueblos no judíos de lejanas tierras. Dice el versículo 3:

"Andarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu amanecer."

Creemos que la mayor renovación espiritual, es decir, el mayor retorno a Dios se encuentra aún en el futuro. En Romanos 11:15 Pablo, hablando de Israel, dijo: "15porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?" Será la resurrección de la nación de Israel y la resurrección del mundo. Y ahora, en el versículo 4, leemos:

"Alza tus ojos alrededor y mira: todos estos se han juntado, vienen hacia ti. Tus hijos vendrán de lejos y a tus hijas las traerán en brazos."

Rebeldes y esparcidos, todos van a regresar a la tierra prometida, pero en obediencia a Dios. Y las mujeres, más débiles que los hombres, serán llevadas en brazos, así como las mujeres en el Medio Oriente acostumbran a llevar a sus hijos, apoyados en la cadera. Y el versículo 5, dice:

"Entonces lo verás y resplandecerás. Se maravillará y ensanchará tu corazón porque se habrá vuelto a ti la abundancia del mar y las riquezas de las naciones habrán llegado hasta ti."

Aquí se nos muestra la imagen del tremendo movimiento de pueblos dirigiéndose hacia Jerusalén, por tierra, mar y aire, que causará gran asombro. Y en el versículo 6, leemos:

"Multitud de camellos te cubrirá y dromedarios de Madián y de Efa. Vendrán todos los de Sabá trayendo oro e incienso, y publicarán las alabanzas del Señor."

Nuevamente tendremos a hombres sabios o magos, no sólo del Este, sino de todas partes del mundo, que vendrán trayendo regalos de oro e incienso para el Redentor. Observemos que aquí no se menciona que traerán mirra. ¿Por qué? Porque la mirra nos hablaba de la muerte de Cristo en Su primera venida. En Su segunda venida no traerán mirra. Éste es un versículo notable. Y ahora, el versículo 7, dice:

"Todo el ganado de Cedar será reunido para ti; carneros de Nebaiot estarán a tu servicio. Serán una ofrenda agradable sobre mi altar, y daré esplendor a la casa de mi gloria."

Aquí la escena describe a ganados llevados a Jerusalén para el sacrificio. Según algunos, los sacrificios serán instituidos nuevamente en el templo milenario. Para otros, esta afirmación resulta difícil de aceptar. El tema es mencionado en Ezequiel 40 al 44. Se sugiere que estos sacrificios, señalarían retrospectivamente a la muerte de Cristo, tal como en el Antiguo Testamento señalaban anticipadamente a Su muerte. En este caso, los sacrificios tendrían el mismo significado.

Leamos ahora el versículo 8, que comenta la segunda subdivisión de este capítulo, que lleva el título,

El regreso de Israel a Jerusalén

"¿Quiénes son estos que vuelan como nubes y como palomas a sus ventanas?"

Si hubiera alguna profecía en las Escrituras que sugiera la existencia del avión, podría ser ésta. Pero en realidad creemos que aquí se está haciendo referencia a las naves del mar. No se refiere a lo que está ocurriendo hoy, que no alcanza a abarcar las dimensiones de la profecía. Ahora, en el versículo 9, de este capítulo 60 de Isaías, leemos:

"Ciertamente, en mí esperarán los de las costas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre del Señor tu Dios y al Santo de Israel, que te ha glorificado."

El nombre "Tarsis" tal como se usó aquí, evidentemente se refiere a las naciones marítimas cuyos barcos serán utilizados para ayudar a regresar a los israelitas a la tierra de la promesa. Las naciones que antes destruyeron a Israel ayudarán en su recuperación. En aquel entonces, las naciones los enviarán de regreso y los enviarán con regalos, tal como hicieron los Egipcios en ocasión del Éxodo. Después de todo, en aquel tiempo, los israelitas solo recaudaron los salarios o pagos que les debían. Y recogieron una gran cantidad, aunque recordemos que habían estado trabajando como esclavos durante 400 años. Y ahora, en el versículo 11, del capítulo 60, leemos:

"Tus puertas estarán de continuo abiertas: no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones y conducidos hasta ti sus reyes"

Aquí podemos ver que las naciones del mundo que sean salvas van a ir a Jerusalén en el Reino. Y en el versículo 12, leemos:

"Porque la nación o el reino que no quiera servirte, perecerá; del todo será asolado."

El Señor Jesucristo dejó claro que Su juicio sobre las naciones se basaría en su trato de los judíos (Mateo 25:31-46).

En el Reino, como dijo Pablo en Filipenses 2:10 y 11, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. En el Reino toda la humanidad será obligada a inclinarse ante Jesús. La obligación, por supuesto, será la de la opinión pública de ese tiempo. Habrá aquellos que en su interior no querrán inclinarse, pero seguirán la formalidad de hacer el gesto. Entonces, cuando Satanás sea liberado al final del período del Reino, aquellos que tengan la rebelión oculta en sus corazones tenderán a apoyar al enemigo de Cristo, y ésa será la última rebelión. Después vendrá el aspecto eterno del Reino. Creemos que ciertos cambios radicales tendrán lugar entonces. No habrá una tierra parcialmente arreglada, sino que comenzarán a existir una tierra nueva y cielos nuevos. Dios hará todas las cosas nuevas, y Él nos permitirá comenzar de nuevo. Estamos esperando ansiosamente ese día. Dios no va a reparar la vieja naturaleza. Él nos va a dar una nueva naturaleza, a todos aquellos que hemos confiado en Él. Aquel será verdaderamente un día hermoso, glorioso.

En el versículo 15 comienza la última subdivisión de este capítulo. Leamos el versículo 15, que inicia el párrafo titulado:

El cumplimiento de Jerusalén de todas las promesas de Dios

"En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie transitaba por ti, haré que tengas renombre eterno, que seas la alegría de todas las generaciones."

Ahora, como Isaías dijo en su segundo capítulo, Jerusalén llegará a ser el centro de la tierra. Será un día de grandes bendiciones. Leamos el versículo 16:

"Te alimentarás con la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob."

La riquezas de Jerusalén que fueron quitadas por las naciones, le serán restauradas y con intereses. Por ello dice el versículo 17:

"En vez de bronce traeré oro, y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera, y hierro en lugar de piedras. Te daré la paz por magistrado, y la justicia por gobernante."

Es interesante observar hoy que hay tantos objetos de bronce en aquella tierra. Los mercados de Egipto y Líbano venden muchos objetos de bronce, pero en aquel día futuro serán reemplazados por objetos de plata y oro, es decir, que los metales preciosos serán otra vez artículos comunes. Ahora observemos algunas cosas maravillosas que tendrán lugar. Leamos los versículos 19 y 20:

"El sol nunca más te servirá de luz para el día ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que el Señor te será por luz eterna y el Dios tuyo será tu esplendor. No se pondrá jamás tu sol ni menguará tu luna, porque el Señor te será por luz eterna y los días de tu luto se habrán cumplido."

Pensamos que el Señor Jesús, la Luz del mundo, estará allí. Él será también la Luz de la nueva Jerusalén. El universo ya no necesitará más luces en las esquinas de sus calles. Después de todo, los soles y las estrellas son como las luces de la calle, pero en el espacio. Pero en aquel día, Jesucristo realmente va a iluminarlo todo. Y en el versículo 22, último del capítulo 60 leemos:

"El pequeño llegará a ser un millar; del menor saldrá un pueblo poderoso. Yo el Señor, a su tiempo haré que esto se cumpla pronto."

Es decir, que la fuerza humana será aumentada en aquel día, sin necesidad de recurrir a medios humanos. En Mateo 26:41, el Señor llamó la atención sobre el hecho de que el espíritu estaba dispuesto pero el cuerpo era débil. Y ésa es la experiencia de los seres humanos, pero, en aquel día todas estas deficiencias humanas serán corregidas aquí en la tierra, como serán corregidas para el pueblo celestial. Y así llegamos al:

Capítulo 61

El tema gira alrededor de la distinción entre la primera y la segunda venida de Cristo (vv. 1-9) Se comentan también algunas de las bendiciones del Reino (vv. 10-11). Este capítulo tiene un interés peculiar porque el Señor Jesús inauguró su ministerio en Nazareth citando de este capítulo. La primera parte, como dijimos trata sobre la:

Distinción entre la primera y la segunda venida de Cristo

Aquí en estos primeros tres versículos tenemos uno de los pasajes más destacados de las Sagradas Escrituras, que nos ayuda a interpretar correctamente la Biblia. Leamos entonces los versículos 1 y 2 de este capítulo 61 de Isaías:

"El espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad del Señor y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto"

Aquí se nos presenta un sistema de interpretación bíblica. Si fuéramos a leer este pasaje sin conocer el Nuevo Testamento, no estaríamos seguros de saber de quién se estaba hablando. ¿Quién fue el que dijo "El espíritu del Señor Dios está sobre mí"? Ahora, si Él es el Señor Jesús, ¿se refiere a Su primera o a Su segunda venida? Bueno, en el Nuevo Testamento tenemos la interpretación de Dios. Cuando el Señor Jesús entró en la sinagoga de su ciudad, de Nazaret, Él leyó esta sección. Leamos en Lucas 4:16-19: "16Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17Se le dio el libro del profeta Isaías y, habiendo abierto el libro, halló el lugar donde está escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor". Ahora bien, estimado oyente, si usted lee nuevamente el pasaje de Isaías 61:1 y 2, verá que el Señor ni siquiera terminó de leer la última oración. ¿Por qué no continuó leyendo? El resto de la oración decía (en Isaías) "y el día de la venganza del Dios nuestro". ¿Por qué no citó esta frase? Observemos que se dice en Lucas que "enrolló el libro". Ésta fue una acción deliberada. El texto completo en Lucas 4:20 y 21 dice: "Enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros". La profecía en Isaías hasta ese punto, se había cumplido con la primera venida de Cristo. Isaías no había hecho la distinción entre la primera y la segunda venida de Cristo, pero el Señor Jesús sí hizo la distinción. En la profecía de Isaías la pequeña conjunción "y" separó la primera de la segunda venida de Cristo, es decir, que implicó un período de más de 2.000 años de duración. Los profetas escribieron sobre la primera y la segunda venida de Cristo; ellos vieron estos dos grandes eventos, pero no supieron la extensión de tiempo que transcurriría entre ambos. El apóstol Pedro confirmó esto en su primera carta 1:10 y 11, cuando escribió: "10Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos". O sea, que Pedro dijo que los profetas hablaron sobre los sufrimientos de Cristo y de la gloria de Cristo y nosotros vemos esto en las secciones primera y segunda de Isaías.

Por ejemplo si desde la lejanía contemplamos una montaña, y detrás de ella, aún más lejos se encuentra otra, podremos ver las cimas de las dos montañas, una tras la otra, como si estuvieran juntas. Ahora si nos trasladamos hasta sobrepasar la primera montaña, veremos un valle de varios kilómetros situado entre ambas. Pero si hubiéramos permanecido en nuestro primer puesto de observación, no podríamos haber sabido que había un valle y menos aún, calcular la distancia entre ambas montañas.

El profeta se encontraba mirando al futuro. Vio la primera y la segunda venida de Cristo. Quizás estaba un poco confundido. ¿Cómo podría entender que el Señor dijo que iba a consolar a los quebrantados de corazón, abrir las prisiones y, al mismo tiempo, estaba anunciando el día de la venganza de Dios? ¿Cómo podían ser ciertas ambas afirmaciones? Si el profeta hubiera estado en el momento histórico en que nos encontramos hoy, lo habría entendido. Nosotros estamos en el valle, entre la primera y la segunda venida de Cristo. Podemos mirar atrás a la primera venida, cuando vino para cumplir Lucas 4:20 y 21, y para morir en la cruz como nuestro Redentor, como vimos en Isaías 53. En algún lugar más allá del primer pico de montaña se encuentra el segundo, es decir, la segunda venida de Cristo. Sin embargo, antes de que Él venga otra vez, la iglesia será removida de la escena terrenal. En Juan 14:3 Jesús dijo: "3Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también estéis."

Veamos la frase de Isaías 61:2 "A proclamar el año de la buena voluntad del Señor y el día de la venganza del Dios nuestro". Cuando Cristo Jesús venga a la tierra por segunda vez para establecer Su Reino, será para venganza. En el capítulo 63 veremos que pisará el lagar de la ira de Dios. No será precisamente una escena agradable y Dios nunca dijo que lo sería. Pero Cristo va a reprimir la rebelión que tenga lugar aquí en la tierra. Es que esta pequeña tierra está bajo Su control. Emerson estaba equivocado cuando dijo que las cosas estaban como en una silla de montar y determinaban el rumbo de la humanidad. Es el Señor Jesucristo quien lleva el control final. Él es el Rey y vendrá algún día a sofocar la rebelión; y ése será "el día de la venganza del Dios nuestro."

El versículo 2 continúa diciendo: "a consolar a todos los que están de luto". Inmediatamente después de anunciar el día de la venganza, Él dijo que iba a consolar a todos los que estuvieran de duelo, y a aquellos que se lamentaran por su pecado, que anhelaran en sus corazones vivir un día mejor, y que quisieran ser obedientes al Señor. Pero hoy vivimos en el día de la gracia, en los días de la proclamación de las buenas noticias, Y estas bendiciones que el Señor anunció en la sinagoga de Nazaret; como el remedio para las heridas del alma, la libertad a los cautivos del pecado, y la vista a los que están espiritualmente ciegos, forman parte del mensaje del Evangelio, y usted, estimado oyente, puede hacerlas suyas por la fe en aquel Jesús que murió y resucitó para que usted las pudiera recibir.

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