Estudio bíblico de 1 Timoteo 5:20-6:21

1 Timoteo 5:19-6:21

Amigo oyente, continuamos hoy en esta sección de los capítulos 5 y 6 de la Primera Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo, donde el Apóstol estaba hablando acerca de las obligaciones o deberes que tienen los cargos en la Iglesia. En el párrafo en que nos encontramos, él estaba colocando el énfasis en la obra de los ancianos, aquellos que son los maestros de la Iglesia. Y en el versículo 19 de este capítulo 5, leemos:

"Contra un anciano no admitas acusación si no está apoyada por dos o tres testigos."

Si se cumpliera este procedimiento, se eliminarían muchos de los chismes, malos entendidos y conflictos que se producen en algunas iglesias. Pablo dijo que el pastor y cada miembro de la iglesia deberían negarse a que nadie les susurre al oído chismes acerca del pastor o de otro cargo de la iglesia. Las personas debían poder probar sus acusaciones en presencia de testigos. Lo importante era tener los hechos comprobados antes de hablar. Y si alguien tenía los hechos, en vez de esparcir un escándalo por todas partes, esa persona tenía que procurar corregir el problema acudiendo a las autoridades de la iglesia. Cualquier acusación debía ser hecha ante más de un testigo. Ahora, el versículo 20, dice:

"A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman."

Si un cargo de la iglesia ha pecado y los hechos son conocidos. Debe ser reprendido. Surge la pregunta sobre si esto debe hacerse públicamente. Creemos que cuando un miembro de la iglesia peca y su pecado no concierne a la congregación, nunca debería ser hecho público, ni confesado públicamente. Sin embargo, cuando un líder de la iglesia, un cargo de la iglesia, peca, y ha perjudicado a la iglesia, entonces creo que es el momento de mencionar nombres. Y puede ser el momento apropiado para eliminar su nombre de la lista de membresía. Se puede hacer mucho daño a una iglesia por el pecado en la vida de sus líderes, y esta fue la manera en que Pablo dijo que se debía tratar el problema. Ahora, en el versículo siguiente, el versículo 21, dijo el Apóstol Pablo:

"Te encarezco delante de Dios, del Señor Jesucristo y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad."

Timoteo tenía que tratar a todas las personas de la misma manera. En una iglesia podía haber personas con diversos grados de amistad con el pastor. Podía darse el caso de que los más amigos le hicieran regalos o le ayudaran económicamente ante situaciones especiales o necesidades materiales concretas. Entonces el pastor podría verse en una situación embarazosa, por ejemplo, si uno de sus amigos resultara culpable de algún pecado y el pastor debiera ejercer su disciplina con él. Pablo aconsejó aquí que el pastor no debería dejarse llevar ni por prejuicios ni por favoritismos, demostrando parcialidad. El apóstol Santiago dijo lo mismo en su carta, en al capítulo 2. Y continuó Pablo diciendo en el versículo 22 de este quinto capítulo de 1 Timoteo:

"No impongas con ligereza las manos a ninguno ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro."

Anteriormente leímos que los cargos debían ser instalados en sus funciones por la imposición de manos (ver 1 Timoteo 4:14). Vimos que la imposición de manos indicaba identificación y compañerismo en el ministerio. La idea aquí es que esta ceremonia no debe realizarse no debe realizarse demasiado pronto en el caso de alguien que se haya convertido recientemente.

Si elevamos a un creyente joven a la posición de una maestro ante de que está completamente afirmado en la Palabra, la teología que él enseñe tenderá a ser una teología superficial o poco consistente. La iglesia deber ser un lugar de instrucción donde la Palabra de Dios sea enseñada, y los hombres y mujeres sean edificados en la fe. En cambio, hoy a veces desarrollamos creyentes parecidos un producto efervescente, que produce espuma, que expresan mucha emoción y hablan mucho de amor. Es importante que el amor sea manifestado en una iglesia, pero tiene que estar arraigado en la Palabra de Dios. A veces cometemos el error de interpretar alguna clase de experiencia como si fuera una prueba de madurez espiritual. Es como poner el carro antes que el caballo. La Palabra de Dios es la prueba, y la experiencia puede probar la verdad su carácter genuino y verdadero. Podemos tener la seguridad de que una experiencia que contradiga la enseñanza clara de la Biblia, no proviene en absoluto de Dios.

En la zona de Éfeso había muchos jóvenes convertidos y ellos necesitaban enseñanza. Y para el joven Timoteo era un asunto serio elegir los maestros y nombrarlos para que enseñaran la Palabra de Dios.

Y este versículo termina con el consejo Ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro. Otra versión traduce todo este versículo así: "No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros, guárdate libre de pecado". En otras palabras, no debía comprometerse con nadie, ni ser cómplice en el pecado de otro. Tenía que asegurarse que los maestros estaban basados en la Palabra de Dios. Y continuó el apóstol con un consejo diferente; leamos el versículo 23 de este quinto capítulo de 1 Timoteo:

"Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades."

Como vemos aquí le estaba recomendando que bebiera el vino como una medicina. Es posible que las tensiones del ministerio o los nervios le atacaran al estómago, haciendo necesario el vino para facilitarle la digestión. Ahora, en el versículo 24, le dijo:

"Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, pero a otros se les descubren después."

En ocasiones Dios juzgará los pecados del cristiano aquí y ahora, pero si no lo juzga inmediatamente, no significa que no lo vaya a juzgar. Hemos observado estas situaciones por muchos años y hemos visto que, al final, Dios actúa con juicio.

Pablo escribió sobre este tema a los Corintios porque había algunos que no estaban conmemorando la cena del Señor de la manera adecuada. En 1ª Corintios 11:30 les escribió lo siguiente: 30Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos han muerto. Pablo dijo que algunos ya habían sido juzgados por Dios. Algunos estaban realmente enfermos; otros habían muerto como resultado del juicio de Dios.

Y continuó diciendo en 1 Corintios 11:31; 31Si, pues, nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; Cuando un cristiano peca, puede juzgarse a sí mismo. Esto no significa que solo debe limitarse a lamentar el haberlo cometido. Tiene que tratar ese pecado; es decir, que si ha perjudicado a alguien, debe rectificar ese daño; y tiene que apartarse de ese pecado. Si no ha hecho estas cosas, no se ha juzgado a sí mismo.

Y además dijo el apóstol en 1 Corintios 11:32, pero siendo juzgados, somos castigados por el Señor para que no seamos condenados con el mundo. Es decir, que el mundo comete esos pecados y Dios juzga. Y el creyente no va evitar las consecuencias de sus pecados. Así que, o se juzga usted a sí mismo, o Dios le juzgará. Si usted se juzga a sí mismo, el asunto queda arreglado. Si no, el juzgará. A veces Su juicio tiene lugar aquí y ahora. Y si no, será tratado cuando usted aparezca ante el tribunal de Cristo.

Bueno, volviendo ahora a la Primera Epístola a Timoteo, que estamos estudiando, veamos lo que dice aquí en el versículo 25 del capítulo 5:

"Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas."

El mismo principio se aplica a las buenas obras. A veces Dios bendice a un creyente aquí por algo que él ha hecho, por lo cual Dios puede recompensarle. Otros creyentes tendrán que esperar hasta que lleguen a Su presencia para recibir su recompensa, y este será el caso de muchísimos creyentes. Y ahora llegamos al

1 Timoteo 6

En este capítulo concluye el tema de los deberes de los cargos de la iglesia. Veamos lo que dicen los primeros dos versículos del capítulo 6, que inician un nuevo párrafo que comenzará a hablarnos sobre

Las relaciones de los creyentes con los demás

"Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanlos mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta."

Se comienza hablando de los siervos. Y aquí tenemos esa relación que debe existir entre la parte laboral y la parte patronal. El cristiano debe trabajar una jornada completa para quien sea que esté trabajando. Si él tiene que trabajar hasta las 8 de la tarde, entonces tendrá que cumplir estrictamente con su horario. Hay personas que abandonan su tarea con tal premura que parece que dejaran su herramienta de trabajo en el aire, o sea, que no la terminan. En ese sentido el creyente debe dar el ejemplo de cumplir con su tarea para poder recibir el pago de ese día.

Pero supongamos que un cristiano tiene un jefe cristiano. Esa situación coloca sus relaciones sobre una base completamente diferente; la eleva a un nivel que está por encima de cualquier contrato de trabajo.

Es que el cristianismo tiene que salir e introducirse en el taller. Debe tomar entre sus manos herramientas y ensuciárselas con grasa. A veces tiene que hundir sus pies en el barro -no el barro del pecado sino el del duro trabajo. Continuemos leyendo los versículos 3 al 5 de 1 Timoteo 6:

"Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, discusiones necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. Apártate de los tales."

Hay algunas personas orgullosas en el ministerio, y ellas causan problemas. El orgullo siempre causará dificultades, y es impropio de un hijo de Dios. Debemos reconocer que somos pecadores salvados por la gracia de Dios. El orgullo es un peligro constante; el orgullo de una posición, orgullo de raza, orgullo de nuestro aspecto, y el orgullo de la gracia. En cuanto a este último, hay algunas personas que hasta tienen orgullo por haber sido salvadas por gracia de parte de Dios. Pero, estimado oyente, nosotros los cristianos tenemos muchos motivos para ser humildes. Tenemos unos antecedentes lamentables, miserables. Somos pecadores salvados por la gracia de Dios. Y continúa diciendo el versículo 6 de 1 Timoteo 6:

"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento"

Aquí diremos que es importante que el hijo de Dios encuentre satisfacción con su posición en la vida. Y añade el versículo 7:

"Porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar."

Este es un verdadero axioma. Cuando una persona muy rica falleció hace ya algunos años, algunos de sus herederos estaban esperando. Cuando el médico y un abogado salieron de la sala en que estaba el difunto, ellos preguntaron con impaciencia: "¿Cuánto dejó?" A lo cual el abogado contestó: "Lo dejó todo. No se llevó nada con él". Estimado oyente, llegamos a este mundo con las manos vacías, y en esa condición lo dejamos. Por esa razón, el hijo de Dios debería administrar su dinero teniendo en cuenta las necesidades de la obra de Dios, asegurándose de que, de alguna forma, está apoyando esa obra. Ahora, veamos qué dicen los versículos 8 y 9 de este capítulo 6, de la Primera Epístola a Timoteo, a los creyentes:

"Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos; pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición"

Aquí se hace referencia a una gran realidad. Las riquezas no traen satisfacción. Y continúa diciendo el versículo 10:

"Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores."

Podemos notar aquí que el dinero no es malo en sí mismo. Observemos que es el amor al dinero, esa pasión, es la raíz de toda clase de males. Y leamos el versículo 11, que nos dice algo muy valioso:

"Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre."

Estas son las virtudes que el hombre de Dios debe procurar como una realidad para su vida, por la obra del Espíritu Santo.

Continuemos leyendo el versículo 12 de 1 Timoteo 6:

"Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos."

Dijo aquí el apóstol Pelea la buena batalla de la fe. Esta batalla puede ser exterior o interior, física o espiritual.

Y continuó diciendo echa mano de la vida eterna. Esto nos hace recordar una pregunta que hemos planteado en otro programa. Si a usted se le acusara de ser un creyente y fuera llevado ante un tribunal, ¿habría suficientes pruebas como para condenarle? De esto estaba hablando el Apóstol Pablo. La frase echa mano de la vida eterna debe impulsarle a demostrar claramente, por su vida, que usted es un hijo de Dios. Y en los versículos 13 y 14, añadió:

"Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mancha ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo."

Aquí llama la atención el siguiente consejo: que guardes el mandamiento sin mancha ni reprensión (o reproche). Estimado oyente, si usted está siguiendo a Cristo, actuará como un hijo de Dios, poniéndose en evidencia como tal ante los que no creen. Leamos ahora los versículos 15 y 16:

"Aparición que a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible y a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. A él sea la honra y el imperio sempiterno. Amén."

Aquí destacamos la frase el único que tiene inmortalidad. Porque Jesucristo es el único que ha sido resucitado de los muertos en un cuerpo de gloria. Continuemos leyendo los versículos 17 al 19 de 1 Timoteo 6:

"A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. De este modo atesorarán para sí buen fundamento para el futuro, y alcanzarán la vida eterna."

El versículo 17 comienza con una advertencia especial a los ricos, sobre el fundamento en quien ponen su esperanza. ¿Será en Dios o en las riquezas?

Les aconseja ser dadivosos y generosos, es decir, que estén siempre dispuestos a ser compasivos, dispuestos a compartir sus riquezas.

La frase alcanzarán la vida eterna se presenta aquí como un estímulo para llegar a disfrutas de la verdadera vida, la vida auténtica, la vida eterna. Y finalizando ya esta 1 Epístola a Timoteo leamos los versículos 20 y 21:

"Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén."

En otras palabras, Pablo le dijo a Timoteo que no tratara de ser un predicador, maestro o cristiano intelectual en las categorías de aquellos tiempos.

La frase la falsamente llamada ciencia debería traducirse "el falsamente llamado conocimiento", porque Pablo estaba refiriéndose a la herejía gnóstica. Aunque estas palabras también podrían aplicarse a aquellas filosofías humanas que dejan fuera de lugar a Dios, a su Hijo Jesucristo y la obra de la redención.

Y aquí, amigo oyente, concluimos también nosotros, el estudio de esta Primera Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo, y confiamos que este estudio haya sentado las bases para una vida cristiana fructífera a nivel personal y en su iglesia. Dios mediante, en nuestro próximo programa, continuaremos en el Nuevo Testamento y comenzaremos a estudiar la Segunda Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo. Así que esperamos continuar realizando juntos este viaje a través de la Biblia.

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