Estudio bíblico de Ezequiel 25-26

Ezequiel 25 y 26

Amigo oyente, damos hoy comienzo a una nueva sección en el libro de Ezequiel, que estamos considerando, la cual comienza aquí con el capítulo 25 y se extiende hasta el capítulo 32. Estos capítulos tratan sobre las profecías dirigidas a las naciones que rodeaban a la nación de Israel. Todos estos pueblos, en lo que se refiere a nosotros hoy, han desaparecido hace mucho tiempo de la faz de la tierra, y estas profecías han sido ya cumplidas literalmente.

Hasta este momento del relato, Ezequiel había estado comunicando profecías referentes a Jerusalén y la tierra de Israel, porque la deportación final de los israelitas aun no había tenido lugar. Hasta el último momento, al pueblo se aferró a una esperanza débil, a instancias y el ánimo de los falsos profetas, de que Dios no destruiría Jerusalén y la tierra de Israel permanecería. Después de todo, ¿no era ese el método de comunicación de Dios con el mundo? Así que cuando la destrucción de Jerusalén tuvo lugar, la gente estaba espantada y muda de asombro.

Se había comprobado que Ezequiel había sido rigurosamente exacto en sus profecías: De aquí en adelante el ya no estaría comunicando profecías sobre la destrucción de Jerusalén porque el profeta no estaba escribiendo historia. Estaba escribiendo profecía. Entonces se concentró en las naciones que se encontraban alrededor. ¿Cuál sería su destino?

En este capítulo hay un tremendo mensaje para nosotros. Allí yacía la ciudad de Dios en ruinas. Puedo imaginar en pie ante la ciudad a un hombre llamado Jeremías. Las lágrimas estaban cayendo sobre sus mejillas; era un hombre con un corazón quebrantado. El fue el que reflejaba a Aquel que vendría a la tierra dentro de unos 500 años. El también se sentaría contemplando a Jerusalén desde el Monte de los Olivos y lloraría sobre la ciudad, sabiendo que la destrucción ocurriría otra vez, porque el pueblo le habría dado las espaldas al Dios vivo y verdadero.

Y veo a otro profeta. El no estaba llorando y le diré por qué. En ese mismo momento su amada esposa acababa de morir, y las Sagradas Escrituras dejaron en claro que la amaba. Este profeta era Ezequiel, y se le había dicho que no llorara ni guardara luto. Tenía la apariencia de un hombre duro e insensible.

Bueno, Dios dijo que él se comportaría de esa manera. De esa forma, Jeremías y Ezequiel revelaban los dos lados de Dios en este asunto. Y esto es algo que debemos apreciar hoy. Dios tiene un corazón tierno. Como Jeremías, el Señor Jesucristo es misericordioso y bondadoso. El no quiere que nadie perezca, así que murió en la cruz por nosotros. Pero, escuchemos hablarles a las ciudades que le rechazaron. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentadas en ceniza y con vestidos ásperos, se habrían arrepentido. 14Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. 15Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. (Lucas 1:13-15). Estas fueron palabras muy duras, pronunciadas por el amable Jesús. Y El también dijo en Lucas 11:44, 44»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan por encima no lo saben. Él los denunció de una manera que debió inspirar temor a sus oyentes. Porque hay dos lados en Dios, y El es el mismo en la actualidad. Tenemos un punto de vista un poco distorsionado de Dios, cuando todo lo que oímos repetir es "Dios es amor, Dios es amor" Es cierto que Dios es amor, pero no perdamos de vista el hecho de que Dios también es santo. EL es justo y juzgará. Estimado oyente, usted no va a llegar al cielo transportado por un barco de amor. Usted llegará al cielo solo si deposita su fe y confianza en Jesucristo, que derramó Su sangre y entregó Su vida en la cruz. Entonces, usted recibirá la vida eterna y quedará cubierto por la justicia de Cristo, en una condición completa y aceptable para estar unido a Él. Si usted rechaza Su salvación, no quedará nada sino el juicio.

Hay muchas personas confundidas hoy que hablan en cuanto al amor de Dios; pero no deberían olvidar que El es también un Dios de juicio. Quizás éste sea el motivo por el cual Ezequiel sea un libro cerrado, un libro sellado para tanta gente. Los críticos de la Biblia han promovido esta actitud alegando que nadie puede entender realmente el libro de Ezequiel. Bueno, con toda seguridad, podemos decir que nadie podrá entenderlo hasta que lo estudie. Al iniciar su estudio y hasta ahora nos hemos encontrado con un principio y desarrollo notables, y esperamos no perder de vista los mensajes que este libro tiene para nosotros en la hora actual.

Y ahora llegamos al juicio de estas naciones que se encontraban alrededor de Israel. No vamos a desarrollar este tema con amplitud porque estas naciones desaparecieron hace ya mucho tiempo de la escena de la historia. Pero tienen su importancia porque van a regresar. Solo Dios puede introducirlas nuevamente en la historia y El dijo que así lo haría. Vemos en primer lugar

La profecía contra los amonitas

Los amonitas tuvieron un comienzo muy malo. Eran una raza nómada que descendía de una relación incestuosa entre Lot y su hija menor (Génesis 19:33-38). Su país estaba situado a lo largo del Mar Muerto. Dios dijo que serían hechos súbditos de Nabucodonosor, y así fue.

Ahora Dios presentó el motivo para Su juicio contra ellos. Dice el versículo 3 de este capítulo 25:

"Dirás a los hijos de Amón: Oíd la palabra del Señor Dios, que dice así: Por cuanto dijiste: ¡Ea, qué bien!, cuando mi santuario era profanado, la tierra de Israel era asolada y llevada en cautiverio la casa de Judá"

Los amonitas aplaudieron al enemigo que destruyó a Israel. Eran aliados pero el mismo enemigo destruyó a Amón. En Jeremías 49:6 leemos lo siguiente acerca de ellos: Después de esto, haré volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice el Señor. Dios los juzgó para que ellos pudieran saber que El era el Señor. Y continuó Dios diciendo en el versículo 7:

"Por eso yo extenderé mi mano contra ti y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te eliminaré de entre los pueblos y te destruiré de entre los países. Te exterminaré, y sabrás que yo soy el Señor."

Y ahora tenemos la

Profecía contra Moab

Los moabitas eran más civilizados que los Amonitas, pero ellos también descendían de una relación incestuosa entre Lot y su hija mayor (Génesis 19:33-38). Moab estaba situada al este de Israel, pero a lo largo de la parte norte del Mar Muerto. Esta era la tierra de donde provino Rut, la moabita. Ella fue una antepasada del rey David, lo que la convirtió en una antepasada del Señor Jesucristo. Por ello, veremos su nombre en la genealogía de Cristo registrada en Mateo 1:6.

Observemos como juzgaría Dios a Moab. Leamos loe versículos 8 y 9 de este capítulo 25 de Ezequiel:

"Así ha dicho el Señor Dios: Por cuanto dijeron Moab y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las naciones; por eso, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que están en su confín, las tierras deseables de Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim"

Luego, tenemos

La profecía contra Edom

Edom era la nación que provino de Esaú, cuyo comienzo se encuentra e Génesis 25. EL pequeño libro de Abdías detalla el juicio contra Edom y la ciudad excavada en la roca de Petra. Dios mencionó su motivo para juzgar a Edóm. Leamos los versículos 12 y 13 de este capítulo 25:

"Así ha dicho el Señor Dios: Por lo que hizo Edom, tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo cuando se vengaron de ellos; por eso, así ha dicho el Señor Dios: Yo también extenderé mi mano sobre Edom y eliminaré de ella a hombres y a bestias, y la asolaré; desde Temán hasta Dedán caerán a espada."

El trató que Dios dio al pueblo elegido fue la causa del juicio de Dios. Y ahora leamos loe versículos 15 al 17 de este capítulo 25 para considerar

La profecía contra los filisteos

"Así ha dicho el Señor Dios: Por lo que hicieron los filisteos por venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas enemistades; por eso, así ha dicho Jehová: He aquí yo extiendo mi mano contra los filisteos, eliminaré a los cereteos y destruiré el resto que queda en la costa del mar. Haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy el Señor, cuando lleve a cabo mi venganza en ellos."

Los Filisteos han desaparecido; ya no se encuentran en esa tierra. El juicio contra ellos se ha cumplido tan literalmente que los críticos, en su incredulidad, quieren colocar la profecía de Ezequiel en una fecha mucho más posterior, para que pueda ser considerada historia.

Estimado oyente, haremos bien en tomar nota del hecho de que Dios juzgó a las naciones que pecaron contra Él y Su pueblo. Llegamos ahora al

Ezequiel 26

Los capítulos 26 al 28 nos presentan las profecías contra Tiro y Sidón, ciudades que iban siempre juntas, no se concebía una sin la otra. Estos capítulos son un ejemplo notable de la exactitud del cumplimiento literal de la profecía.

Tiro era la capital de la gran nación Fenicia, que era famosa por sus navegantes comerciales. Ellos iban y venían por el Mediterráneo y más allá de él. Hoy sabemos que navegaron rodeando las columnas de Hércules y el Peñón de Gibraltar y hacia Gran Bretaña, donde obtuvieron estaño. Establecieron una colonia en el norte de África. Tarsis en España fue fundada por ese pueblo. Fueron grandes colonizadores y llegaron más lejos de lo que nosotros pensamos en sus exploraciones.

Tiro era una ciudad grande y orgullosa. Hiram, rey de Tiro, había sido un buen amigo de David y le suministró materiales de construcción. El rey Salomón e Hiram no se llevaron tan bien como David e Hiram. Aparentemente Hiram fue un gran rey. Pero también el centro de adoración a Baal se encontraba allí en Tiro y en Sidón. Jezabel, la hija de un rey y anteriormente sacerdote, se casó con Acab, rey de Israel, e introdujo la adoración a Baal en el reino del norte de Israel.

Consideremos ahora esta gran profecía que Dios comunicó en relación con Tiro y Sidón. Leamos los versículos 1 y 2 de este capítulo 26 de Ezequiel, que nos presentan el

Juicio contra Tiro

"Aconteció en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: ¡Ea, qué bien! ¡Quebrantada está la que era puerta de las naciones! ¡Ha llegado mi turno: yo seré llena y ella quedará arruinada!."

Es decir, que Tiro fue destruida al mismo tiempo que Jerusalén. Nabucodonosor se apoderó de Tiro. Leamos el versículo 3:

"Por tanto, así ha dicho el Señor Dios: He aquí yo estoy contra ti, Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas."

Cuando Dios dijo He aquí yo estoy contra ti podemos estar seguros de que realmente lo estaba. Así como las olas del mar rompían contra la playa, Dios dijo que las naciones vendrían contra Tiro, el gran centro comercial que había sido invencible. Y continúa diciendo el versículo 4:

"Demolerán los muros de Tiro y derribarán sus torres; barreré de ella hasta el polvo y la dejaré como una roca desnuda."

Nabucodonosor vino contra esa ciudad y la destruyó. Pero no la arrasó. Y dice el versículo 5:

"Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice el Señor Dios. Será saqueada por las naciones"

Dios dijo que esta ciudad sería un pueblo de pescadores, y no la orgullosa capital comercial. Y eso es lo que es en la actualidad. Y añade el versículo 6:

"Sus hijas que están en el campo serán muertas a espada. Y sabrán que yo soy el Señor."

Cuando aquí dijo sus hijas creemos que se estaba refiriendo a las colonias que esa ciudad había establecido. Por cierto, habían fundado una en la isla de Chipre. Chipre significa "cobre", y ellos obtuvieron allí ese metal. Los Fenicios eran los comerciantes que introdujeron estos metales en el mundo civilizado antiguo. Continuemos leyendo los versículos 7 al 10:

"Porque así ha dicho el Señor Dios: Del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, carros y jinetes, y con tropas y mucha gente. Matará a espada a tus hijas que están en el campo, pondrá contra ti torres de sitio, levantará terraplenes contra ti y contra ti afirmará el escudo. Pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas. Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su caballería, de las ruedas y de los carros, temblarán tus muros cuando entre por tus puertas como por las brechas de una ciudad destruida."

O sea, que el rey Nabucodonosor abrió una brecha en las murallas de la antigua Tiro, tal como lo había hecho en Jerusalén, y esta profecía fue cumplida literalmente. Y en el versículo 11 leemos de Ezequiel 26 leemos:

"Con los cascos de sus caballos pisoteará todas tus calles. A tu pueblo matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra."

Resulta muy interesante observar que los versículos 7 al 11 predijeron claramente que Nabucodonosor tomaría la ciudad, y que el pronombre "el" se encuentra por toda esta sección. Pero ahora, comenzando por el versículo siguiente, vemos que el pronombre cambió a "ellos". Es que Dios había dicho que las naciones vendrían y en los versículos siguientes se encuentra esa predicción. Leamos los versículos 12 al 14:

"Robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, destruirán tus casas preciosas y arrojarán en medio del mar tus piedras, tu madera y tus escombros. Haré cesar el bullicio de tus canciones y no se oirá más el son de tus cítaras. Haré de ti una roca desnuda, un tendedero de redes; nunca más serás edificada, porque yo, el Señor, he hablado, dice el Señor Dios."

Ahora, esta profecía esperó siglos para su cumplimiento. Por 300 años las ruinas de Tiro yacieron allí y eran impresionantes. Aunque Nabucodonosor había destruido la ciudad, esta segunda profecía aun no se había cumplido. ¿Quién iba a tomar todas estas piedras, arrastrar el polvo, y echarlo al océano?

Bueno, del occidente salió Alejandro Magno, simbolizado por el carnero en la profecía de Daniel, Es que después del regreso de los Tirios del cautiverio de Babilonia, ellos decidieron reedificar su ciudad en una isla y se olvidaron del continente. Como ellos eran un poder marinero, se podían proteger mejor en una isla. Bien, Alejandro llegó allí, vio las ruinas de la ciudad, pero la ciudad nueva habitada se encontraba allá en el mar, más allá de su alcance. El tenía mucho tiempo y muchos soldados, así que decidió construir una calzada o carretera elevada sobre el mar hasta la ciudad. ¿Pero donde consiguió el material para construirla allí aislada en el océano? Tomó los materiales de la antigua Tiro, las piedras, las columnas e incluso el polco de la ciudad y construyó la carretera elevada sobre la cual su ejército marchó directamente hacia la nueva ciudad de Tiro. Destruyó la ciudad, y desde aquel día hasta hoy, nunca ha sido reedificada.

Estimado oyente, esta es una profecía notable. Como ya hemos mencionado, los críticos han intentado justificar la profecía relacionada con la destrucción de la ciudad por Nabucodonosor diciendo que Ezequiel la escribió después que había ocurrido, pero ¡para ellos es imposible alegar que Ezequiel la escribió después de Alejandro Magno! Solo Dios puede profetizar con semejante exactitud.

Usted puede hoy caminar sobre esa lengua de tierra que Alejandro construyó desde el continente hasta la isla y examinar las ruinas. Se han estado excavando las ruinas y allí se encontraron toda clase de artefactos y piezas de cerámica rotas. La profecía de Ezequiel se cumplió literalmente. Uno no puede mirar a las ruinas de Tiro y decir que la Palabra de Dios incluye meras conjeturas.

Sidón se encuentra en la actualidad donde siempre ha estado. Sin embargo, Tiro ha desaparecido. Nadie ha tratado de reedificar esa ciudad. El Líbano no lo ha intentado. La Palabra de Dios ha dicho que Tiro nunca sería reedificada. Si usted pudiera reedificar a Tiro, podría contradecir a la Palabra de Dios, pero le aconsejamos, estimado oyente, que invierta su dinero en alguna otra empresa.

Bien, vamos a detenernos aquí por hoy, y Dios mediante, continuaremos nuestro recorrido por este libro de Ezequiel, en nuestro próximo programa y esperamos que nos acompañe en este interesante recorrido por estas profecías de la Biblia que se han cumplido con la mayor exactitud.

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