Estudio bíblico de Daniel 10:1-10

Daniel 10:1-10

En el día de hoy, amigo oyente, llegamos al capítulo 10 del libro de Daniel. Los últimos tres capítulos de este libro, los capítulos 10, 11 y 12 deberían ser considerados como una sola visión. La visión está relacionada con la nación de Israel en el futuro inmediato y también con los últimos días. Por ejemplo, aquí tenemos ese "cuerno pequeño" histórico, y también ese "pequeño cuerno" de los últimos días.

Algunos expositores Bíblicos consideran a esta última visión como la más importante de todas las visiones de Daniel. Aunque pueda no tener ese rango, es seguramente la sección más única. Aquí hay características que son diferentes a todos los demás capítulos de Daniel. En esta última visión, incluso el método de revelación fue cambiado.

Otra característica sobresaliente es que añade mucho detalle de las visiones anteriores. Aunque todo era profético en el momento en que fue revelado, en el tiempo presente mucho ya se ha cumplido y pertenece a la historia. Pero también hay una gran parte que es aún profética, que se cumplirá en los últimos días. La línea de demarcación entre lo que se ha cumplido y lo que aún se tiene que cumplir, no siempre se ve con claridad. Ya hemos visto este principio de la doble referencia, que se refiere a las predicciones que tienen un cumplimiento cercano y local, y también tienen un cumplimiento distante. Por supuesto, el cumplimiento en el futuro inmediato nos proporciona la clave para el cumplimiento futuro lejano. Por ejemplo, el cumplimiento histórico en Antíoco Epífanes nos da una imagen del futuro cumplimiento que se hará realidad en el Anticristo.

La clave para la comprensión de estos tres últimos capítulos se encuentra en la explicación del ángel a Daniel, que leemos en el versículo 14 de este capítulo 1: "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". En otras palabras, que pasaría mucho tiempo antes que esta profecía se cumpliera, y que concernía al pueblo de Daniel, es decir, al pueblo de Israel. (Aquí no cabe incluir ninguna alusión a la iglesia porque el profeta dejó en claro que la profecía iba dirigida a su propio pueblo).

Nos estamos introduciendo en una sección sobrecogedora y hasta podríamos considerarla extraña. Aquí notamos que el velo que oculta el mundo espiritual se levanta parcialmente y por un breve tiempo uno puede dirigir una mirada al mundo invisible. No hay nada aquí que pueda satisfacer la curiosidad morbosa de cualquier espectador que busque un momento de ocio. Sin embargo, hay lo suficiente como para producir un efecto benéfico y aleccionador sobre el creyente humilde, similar al que produjo sobre Daniel.

La intrusión en el ámbito espiritual introduce al creyente en el orden de los ángeles, tanto los buenos ángeles como los malos, ángeles caídos y no caídos. Veremos algo acerca del reino de Satanás, que nos rodea en la actualidad. Suele escribirse a veces mucho sobre este tema. Muchos aprovechan un hecho pequeño y después le añadan mucha ficción al asunto. Nosotros vamos a atenernos a los hechos que la Biblia nos presenta en este pasaje.

Aparentemente los ángeles ejercen una voluntad libre, ya que algunos de ellos, por voluntad propia siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios. Algunos de éstos pertenecen a la orden de los demonios, a quienes se menciona frecuentemente en los Evangelios. Los ángeles están organizados en diferentes órdenes, rangos y posiciones, a la vez que tienen diversos poderes y capacidades. El apóstol Pablo dijo cuando escribió a los Colosenses, en el capítulo 1, versículo 16 de esta carta; "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él". Esto indica una separación en la creación de Dios, no sólo de aquello que está en el cielo y de aquello que está en la tierra, sino también de aquello que es visible y lo que es invisible. Hay un gran mundo hoy que es invisible. Nosotros estamos descubriendo que hay muchísimas cosas en este mundo de la energía, del cual sabemos muy poco.

Pero, como hemos leído en Colosenses, Dios ha creado "tronos", que puede referirse a los arcángeles como Miguel, Gabriel u otros enviados especiales. Hay "dominios", que serían los querubines y serafines. Hay "principados", que serían los generales, el alto mando de los ejércitos angelicales. Y los "poderes" serían los soldados, que sirven como ángeles guardianes (Hebreos 1:4).

Algunos ángeles en el rango de los principados, es decir, de los generales, cayeron para unirse a Satanás. Observemos lo que se dice de los principados en Efesios, capítulo 6, versículo 12: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Eso se refiere a los principados.

Satanás también tiene a sus ángeles organizados según rango. Así es como un ejército se prepara para luchar contra otro ejército; hay generales en ambos bandos. Los "principados" de Satanás, o generales, parecen tener a su cargo la supervisión de las naciones. Sus "poderes" son los soldados de su ejército, que son los demonios que procuran poseer a los seres humanos. Los "gobernadores de las tinieblas de este mundo" son los demonios que están a cargo de los asuntos humanos de Satanás, y creemos que en esta área se registra mucha actividad. Después están "las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales", que serían los demonios que están a cargo de la religión. Quizás no seamos conscientes, pero el departamento de religión de Satanás es su sección más importante. Él está bien implicado en los asuntos de la religión. Muchos creen que Satanás está en contra de la religión. Con toda seguridad que no. Satanás promueve la religión, no a Cristo, sino la religión.

Estos dos grupos se mueven en la arena del universo en el cual vivimos. Están comprometidos en una guerra incesante para capturar las almas de los hombres. Nos encontraremos otra vez con este tema al ir avanzando por esta sección.

Leamos entonces el primer versículo de este capítulo 10 de Daniel, que nos presenta:

El tiempo, el lugar y la preparación de Daniel para la visión

"En el tercer año de Ciro, rey de Persia, fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar. La palabra era verdadera y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión."

El año tercero de Ciro fue el año 534 A.C. o sea, cuatro años después de la visión de las setenta semanas. En este tiempo Daniel ya era un hombre anciano y probablemente se había jubilado de sus funciones públicas.

Dice aquí "fue revelada palabra a Daniel", lo cual sugiere un nuevo modo de comunicación.

Y se añadió la siguiente frase: "la palabra era verdadera y el conflicto grande". Esto indica que el cumplimiento final se encontraba en el futuro distante y no en el inmediato futuro.

Y dice además el versículo 1: "pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión". Esto nos aclara que esta visión le fue presentada a Daniel de una forma muy clara. Continuemos leyendo los versículos 2 y 3 de este capítulo 10 de Daniel:

"En aquellos días yo, Daniel, estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con perfume, hasta que se cumplieron las tres semanas."

Él no se bañó por tres semanas. Ahora no se nos dijo cual fue la causa de la aflicción de Daniel, pero podemos especular al respecto. Recordemos que era el tercer año del reino de Ciro, y que en su primer año, este rey había promulgado el decreto por el que Israel podía regresar a su tierra (Esdras 1:1-4). Dos años enteros habían pasado y solo un ínfimo número de judíos había regresado a la tierra de Israel bajo el mando de Zorobabel. Este retorno tuvo lugar antes de que el grupo bajo Esdras y el grupo liderado por Nehemías hubieran regresado. Éste fue un tiempo muy duro para Daniel. Este anciano profeta de Dios, que superaba los 90 años de edad, sintió pena en su corazón al ver que su pueblo no quería regresar a la tierra que había sido su hogar. Probablemente retirado de toda participación activa en el gobierno, y evidentemente, habiendo trabajado durante el primer año de Ciro, se entregó totalmente al servicio de Dios. Ayunó por 3 semanas porque no recibió una respuesta inmediata a su oración. Y aquí en el versículo 4 de este capítulo 10 de Daniel, continuamos leyendo:

"El día veinticuatro del primer mes estaba yo a la orilla del gran río Hidekel."

Aquí se nos dio la fecha y el lugar exactos de la recepción de su visión y revelación. Él estaba junto al río Hidekel, que es en realidad el río Tigres. La fecha era el día 24 de Nisán, correspondiente al 24 de Abril. Aquí vemos que Daniel daba fechas exactas. Esto causa a los críticos dificultades difíciles de resolver, porque el que escribió este libro dio fechas específicas. Y ahora llegamos a un nuevo párrafo titulado:

La visión de Cristo glorificado

Creemos que Daniel vio la transfiguración del Señor antes de que Moisés y Elías lo vieran. Es que siempre ha habido tres representantes: Moisés representó la ley. Elías representó a los profetas, pero Daniel representó a ese grupo muy particular de aquellos que habían estado en el exilio, y en este momento a él le fue dada una visión del Cristo glorificado antes del tiempo, para proporcionarle estímulo. Ahora, en los versículos 5 y 6 continuamos leyendo:

"Alcé mis ojos y miré, y vi un varón vestido de lino y ceñida su cintura con oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo o topacio, su rostro parecía un relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud."

Éste fue un método nuevo de revelación. Daniel ya no vio una imagen o una visión de bestias o semanas. Vio a cierto hombre. Ahora, ¿quién era ese hombre? Algunos excelentes expositores Bíblicos dudan al tratar de identificarle, y esquivan el problema diciendo que era un visitante celestial. Bueno, eso es realmente generalizar y uno no puede equivocarse al llamarlo un visitante celestial. Pero eso no es realizar una interpretación y explicación del pasaje. Por nuestra parte, creemos que se trataba de la persona de Cristo.

Cuando el Señor Jesucristo estuvo en la tierra, presentó muchas parábolas, algunas de ellas tenían que ver con la actividad de "cierto hombre". Aquel hombre representaba a Dios el Padre o a Dios el Hijo. Así es que, en el versículo que tenemos ante nosotros, este hombre fue identificado aun más, por Su persona y por Su vestido. ¡Que sorprendente similitud hay entre esta visión y la visión de Cristo después de Su ascensión a la gloria, tal como fue visto por Juan en el Apocalipsis! Veamos lo que él dijo en Apocalipsis, capítulo 1, versículos 12 al 16: "Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno; y su voz como el estruendo de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza". Ésta fue una visión de Cristo, y nosotros creemos que Daniel vio a Cristo, no antes de Su encarnación, sino que le vio después de Su encarnación, ocupando Su cargo como intercesor sacerdotal, como Juez, y como el gran Pastor de las ovejas. Después de todo, tanto Israel como la iglesia son llamados Sus ovejas. Resulta interesante recordar que Moisés y Elías estuvieron presentes en la transfiguración de Jesús, tal como quedó registrado en el relato de los Evangelios. Pero Daniel no estaba presente. ¿Por qué? Bueno, quizás porque él ya había sido testigo de la transfiguración de Jesús, y este pasaje que estudiamos hoy es el relato de aquel evento.

Leamos ahora el versículo 7, que nos describe:

El efecto transformador sobre Daniel

"Sólo yo, Daniel, vi aquella visión. No la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor y huyeron y se escondieron."

No creemos que un ángel normal o incluso un arcángel habría causado semejante efecto sobre estos hombres.

Aunque había otros que estaban allí con Daniel, sólo él contempló la visión. Es evidente en los muchos incidentes relatados que sólo el Espíritu Santo puede identificar al Señor Jesucristo ante los hombres, y esto es lo que estaba haciendo por Daniel. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Juan, capítulo 16, versículo 14, con respecto al Espíritu Santo: "Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber". El Apóstol Pablo tuvo una experiencia similar en el camino a Damasco. En Los Hechos capítulo 9, versículos 7 y 8 leemos: "Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco". Pablo había quedado ciego. Él había visto al Cristo glorificado. Y ahora, volviendo a este capítulo 10 de Daniel, leamos el versículo 8:

"Quedé, pues, yo solo ante esta gran visión, pero no quedaron fuerzas en mí, antes bien, mis fuerzas se cambiaron en desfallecimiento, pues me abandonaron totalmente."

Aquí vemos que Daniel se quedó solo. Esta fue la maravillosa experiencia de aquel hombre de Dios, y hay muchos que han compartido con entusiasmo y alegría una experiencia semejante. Abraham dejó a Ur de los Caldeos, y finalmente dejó a sus parientes, y se quedó solo con Dios. Moisés fue enviado a una zona lejana del desierto de Madián, y ante la zarza ardiente estuvo solo con Dios. Elías, por su parte, fue disciplinado cerca del arroyo de Querit, y Dios estaba con él. Jeremías tuvo que recorrer un camino solitario, pero Dios estuvo con él. Juan el Bautista fue otro que estuvo solo en el desierto, pero Dios estuvo con él. El apóstol Pablo también pasó dos años de confinamiento solitario en el mismo desierto, pero esa fue la forma en que Dios estuvo con él y lo preparó para su ministerio. Y el apóstol Juan fue exilado en la solitaria isla de Patmos, pero Dios, una vez más, estuvo con él.

A muchas personas les agrada asistir a grandes reuniones de oración, u otro tipo de encuentros en los que se concentre mucha gente. Estimado oyente, ¿ha tratado alguna vez de estar solo? Allí es donde Dios se encontrará con usted. Lleve la Palabra de Dios consigo y váyase a un lugar en el que pueda estar a solas con Él. Le hará muy bien.

A veces los oyentes preguntan si al grabar estos programas el que les habla está frente a un determinado público. Y debo contestar que no. Me encuentro en un estudio, con las puertas cerradas. Estoy solo, solo con Dios. Es en momentos como éste que Dios me habla. Es en ocasiones como ésta cuando Él ha sido capaz de usar este débil trozo de barro para difundir la Palabra de Dios. Él hace posible que Su Palabra sea transmitida a enormes distancias, y Él es el que hace que esa Palabra resulte poderosa y efectiva.

En contraste, los no creyentes, los que no tienen a Dios en sus vidas necesitan mantener una incesante actividad social. Necesitan tener a gente alrededor suyo casi constantemente. No les agrada estar solos. Recordemos al patriarca Jacob, que trató de evitar el quedarse solo. Pero Dios lo empujó hacia un rincón, para que una noche Dios pudiera luchar con él y lo dejó cojo para poder dominarle.

En este pasaje que tenemos ante nosotros Daniel se encontró solo con Dios, y tuvo esta visión del Señor Jesucristo. Y entonces dijo: "no quedaron fuerzas en mí". La visión le causó un gran impacto, un efecto tremendo. Y añadió en el versículo 9 de este capítulo 10 de Daniel:

"Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra."

Aparentemente Daniel quedó inconsciente. No sabemos cuánto tiempo estuvo allí. El Señor Jesucristo le dejó, y cuando él recobró el sentido, vio que un ángel había venido para ayudarle. Leamos el versículo 10, donde comenzamos a escuchar:

El mensaje de un mensajero celestial no identificado

"Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos."

Daniel aparentemente estaba postrado en tierra boca abajo. Y entonces una mano lo tocó.

Este mensajero celestial fue enviado por el Cristo glorificado para responder a la petición de Daniel. ¿Quién puede haber sido? Sugerimos el nombre de Gabriel. Ya que Gabriel fue enviado a Daniel en otras ocasiones sin embargo, puede haber sido otro ángel.

Estimado oyente, en nuestro próximo programa escucharemos ese mensaje dirigido al profeta Daniel, procedente del mundo espiritual, del cual usted y yo sabemos tan poco, y esperamos contar con su compañía. Le agradecemos que nos acompañe en este recorrido por uno de los grandes capítulos de la profecía Bíblica que, al mismo tiempo, contiene un mensaje de vida y esperanza, y para que en medio de las actividades diarias e intensas que nos ocupan, nos acerquemos al Señor Jesucristo, fuente de la salvación, y fuente de la vida.

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