Estudio bíblico: Algunos errores frecuentes sobre el bautismo -

Serie:   La iglesia   

Autor: Natanael León
Email: natanaeleon@hotmail.com
España
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Algunos errores frecuentes sobre el bautismo

Introducción

Aunque mi propósito es hacer una breve referencia a lo que entiendo son algunos de los errores más comunes respecto al bautismo cristiano, veo necesaria algunas breves aclaraciones previas:
1. El bautismo no es un "invento" bíblico o algo que practicaron los cristianos por primera vez
En el mundo del Nuevo Testamento el bautismo ya era un rito conocido y practicado no solo por judíos sino también por los paganos.
Los judíos, por ejemplo, además de utilizarlo en diferentes rituales donde la persona se sumergía en agua, lo practicaban con los nuevos conversos: gentiles que se incorporaban al pueblo de Israel. Este acto tenía un significado de ruptura con la vida anterior.
En consecuencia cuando el Señor ordena bautizar a los nuevos discípulos (Mt 28:19) (Mr 16:15-16), estaba refiriéndose a una práctica conocida, pero llenándola de un significado nuevo (diferente incluso al bautismo judío de conversos): Una identificación con su Persona y por tanto con Su Obra.
2. No siempre que el Nuevo Testamento usa la palabra bautismo lo hace con referencia al bautismo cristiano
Conocer este hecho y saber distinguirlo nos evitará algunas confusiones. En el Nuevo Testamento se mencionan los siguientes bautismos (los enumeramos y hacemos una breve explicación):
I. El bautismo efectuado por Juan el Bautista (Mt 3:1-6) (Mr 1:1-5) (Lc 3:2-3) (Jn 1:28)
A este bautismo se le conoce como "bautismo de arrepentimiento para la remisión de pecados" (Lc 3:3), pero no porque enseñara que el mismo tuviese tal virtud, sino porque predicó al pueblo la necesidad del arrepentimiento para recibir el perdón y que públicamente declarasen su contrición por medio del bautismo. De esta forma la persona que se bautizaba daba testimonio de identificarse con el mensaje de Juan. Es importante recordar que la razón de esta predicación era preparar el camino (los corazones) del pueblo para recibir al Señor (Jn 1:22-23).
II. El bautismo del Señor por Juan el Bautista (Mt 3:13-17) (Mr 1:9-11) (Lc 3:21-22)
Evidentemente Jesús no tenía pecado, por tanto nada de qué arrepentirse, y el bautismo de Juan era "de arrepentimiento para la remisión de pecados". ¿Por qué entonces buscó a Juan con este propósito? Al ser bautizado por Juan el Señor estaba haciendo al menos dos cosas: Estaba confirmando plenamente a Juan como profeta de Dios. Pero sin duda, la razón más importante era identificarse con el pueblo pecador, anticipando el momento en que había de ser "hecho ofrenda por el pecado".
III. El bautismo efectuado por los discípulos del Señor Jesucristo durante su ministerio terrenal (Jn 3:22) (Jn4:1-2)
Aparte de estos versículos no hay más referencia a estos bautismos. Posiblemente su significado era muy semejante al de Juan el Bautista, recordemos que el mensaje del Señor era: "arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mt 4:17). Los que así se bautizaban, identificándose con Su persona y el mensaje, pasaban a formar parte de sus discípulos (Jn 4:1-2).
IV. El bautismo "de sangre" del Señor (Lc 12:50) (Mt 20:22-23) (Mr 10:38-39)
El contexto nos hace entender con claridad que el Señor se refiere a su muerte en la cruz. Al sufrimiento y muerte en el cual sería sumergido por nosotros (Sal 22:14-17) (Sal 69:1-2). Es interesante ver como en los (Sal 42:7) (Sal 88:7) estar bajo las aguas es una forma de referirse a una experiencia de sufrimiento intenso.
V. El bautismo cristiano (Mt 28:19) (Mr 16:15-16)
Ordenado en los Evangelios por nuestro Señor resucitado, practicado en Hechos por los creyentes y explicado en las epístolas, en este caso y de manera principal, en (Ro 6:1-14).
Es una dramatización de nuestra identificación con la muerte de Jesús (su "bautismo de sangre"). Alguien escribió: "Ese sumergirnos en las aguas corrientes fue como una muerte; el momento de pausa mientras las aguas pasaban por encima fue como un entierro; el ponernos de pie nuevamente rodeados de aire y luz fue una especie de resurrección".
Una pregunta interesante: ¿Es lo mismo el bautismo de Juan que el bautismo cristiano?
Por un lado hay que reconocer ciertas semejanzas interesantes: En primer lugar exigía una experiencia espiritual en el hombre interior (en caso de los oyentes de Juan hablamos del arrepentimiento, en el nuestro de fe en el Señor Jesucristo como consecuencia del arrepentimiento). Y en segundo lugar era un bautismo realizado literalmente en agua (Jn 3:23).
Sin embargo, y a pesar de estas, no eran lo mismo: El bautismo de Juan era para arrepentimiento con el fin de prepararse para el encuentro con el Mesías. En cambio, el bautismo cristiano es símbolo de que ya hemos creído en Cristo. Mientras que el bautismo de Juan fue sólo para los judíos y practicado solo por él, el bautismo cristiano sigue teniendo vigencia para todos los cristianos hoy en día.
VI. El bautismo por los muertos (1 Co 15:29)
Hay en el Nuevo Testamento dos referencias al bautismo cristiano, que por difíciles, han traído confusión a los cristianos y se usan para justificar prácticas ajenas a la Escritura. Nos referimos al "bautismo por los muertos" (1 Co 15:29) y a (1 P 3:21) con la expresión "el bautismo que corresponde a esto ahora nos salva". De manera breve y sencilla:
Una referencia polémica y que algunos grupos, como los mormones, han utilizado para intentar justificar prácticas que tienen un fondo espiritista. Bautizarse en lugar de una persona que ha muerto en la esperanza de alterar de alguna manera su condición eterna es sencillamente una herejía. Cualquiera que sea el significado de estas palabras tiene que tener sentido dentro del contexto (la resurrección de los muertos y las consecuencias de negar este hecho) y no estar en contradicción con la enseñanza bíblica. Menciono algunas de las posibles explicaciones que cumplen estos requisitos:
Una referencia a los que se bautizan (dan profesión pública de su fe) como consecuencia del testimonio dado por aquellos que habían muerto como mártires.
En linea con la anterior, una referencia al bautismo de nuevos convertidos los cuales venían a ocupar el lugar de aquellos que habían muerto dando testimonio de su fe y por tanto de la esperanza en la resurrección de los muertos.
Una tercera manera es entender la expresión "por los muertos" como una referencia al sin sentido que adquiere el bautismo si no hay resurrección. Recordemos, mediante el bautismo damos testimonio de haber muerto y resucitado con Cristo. Esto queda representado en el ser sumergidos bajo el agua y posteriormente salir de la misma. Pero preguntémonos ¿Cómo quedaría este simbolismo si en verdad ni hay resurrección de muertos y Cristo no resucitó? Sería un absurdo, una representación de muerte. Esta interpretación implica leer el texto de la siguiente manera: "De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan? Es por los muertos, si es que los muertos en alguna manera resucitan". La explicación es muy interesante, pero tiene en su contra el tener que mover signos de puntuación lo cual genera otra polémica innecesaria.
Una última explicación es tomar el texto literalmente, señalando que se trataba de una práctica errónea de algunos de los corintios (quizás un bautismo en favor de creyentes que no habían podido bautizarse antes de morir, por alguna razón creían que si este faltaba no resucitarían o mejor, que la misma no resultaría en una bendición completa). La expresión de Pablo "¿Qué harán los que..." "¿Por qué, pues, se...?" nos podría indicar dos cosas: que no era práctica arraigada en la iglesia (solo en algunos) y que Pablo (aunque lo usa como argumentación) no la aprueba. Habla de "los que", de "ellos", se auto excluye. En consecuencia este error doctrinal pertenecía a la categoría de cosas que Pablo esperaba poner "en orden cuando yo fuere" (1 Co 11:34). Es algo parecido a la cuestión del "sentarse a la mesa en un lugar de ídolos". En un primer momento, en (1 Co 8:10), hablando de la "conciencia de aquel que es débil" Pablo lo menciona pero no lo condena. Será mas tarde, en un contexto más apropiado, en (1 Co 10:14-22), que lo menciona como un acto de idolatría del que hay que apartarse.
VII. "El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva" (1 P 3:21)
No es un texto fácil de interpretar, pero de nuevo debemos insistir en que la explicación que tomemos debe cumplir dos requisitos: tener sentido dentro del contexto y no contradecir la enseñanza bíblica.
Ver en esta expresión una referencia al bautismo como medio de Salvación es un error por dos razones: Primero porque contradice la enseñanza bíblica del Nuevo Testamento y Segundo porque el mismo texto lo desautoriza ("...no quitando las inmundicias de la carne...").
La siguiente exposición es, a mí entender, una de las que mejor se adapta al contexto y a la enseñanza de la Biblia:
El verso 20 nos recuerda que aquellos que se salvaron de las aguas del diluvio fueron los que escucharon la predicación de Noé y entraron en el arca. En el arca pasaron por medio de las aguas del juicio y vivieron. Fue el arca y no el agua lo que les salvó. Aquí el arca se convierte en el elemento en el que es introducido ("sumergido"), cubierto (el arca fue un recinto totalmente cerrado) el que entra en ella, lo que sería como la prefiguración o el equivalente a un bautismo.
El verso 21 es una aplicación de esta escena a la Obra de Cristo a nuestro favor. Es Cristo, representado en el arca (y nosotros con Él), quien es sumergido en las aguas del juicio de Dios y por tanto quien se constituye en único medio de salvación. De la misma manera que Noé y los suyos creyeron a Dios, subieron al arca y fueron salvadas, así toda persona debe creer el Evangelio y entregarse al Señor como nuestro único Salvador. De esta manera, en Cristo, somos librados del juicio de Dios y entramos a una nueva vida.
En conclusión, el "bautismo que nos salva" es en primer lugar una referencia a la muerte de Cristo (su "bautismo de sangre") y a nuestra identificación con Él. Y en segundo lugar al bautismo cristiano como una representación de estas cosas y no como un medio de salvación.
VIII. El bautismo del Espíritu Santo (Mt 3:11) (Mr 1:8) (Lc 3:16) (Jn 1:33) (Hch 1:5) (1 Co 12:13)
Las opiniones respecto a lo que este bautismo significa son diversas: Para muchos es una experiencia con el Espíritu posterior a la conversión. Otros ven aquí una referencia a la Obra de regeneración del Espíritu que sucede en el instante de la salvación. También hay quienes lo entienden como una referencia a la morada del Espíritu en el creyente, la cual sucede cuando creemos, y que nos capacita para la vida cristiana.
Lo importante del tema y la confusión que genera, hace necesario profundizar un poco pero sin hacer un estudio y evitando la polémica.
En los primeros cuatro textos es Juan el Bautista quién predice que el Señor Jesucristo bautizará a las personas "con el Espíritu Santo". Después de Su muerte y resurrección es el propio Señor Jesucristo quien reafirma esta promesa: (Hch 1:5). Que todas ellas eran una referencia a Pentecostés es evidente por las palabras de Pedro en (Hch 2:33) y (Hch 11:15-16).
Pero el texto clave para entender qué significa el Bautismo del Espíritu es (1 Co 12:13). De aquí aprendemos que este bautismo consiste en la introducción del creyente, por medio del Espíritu Santo, en el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Escribe un autor cristiano: "El bautismo del Espíritu Santo se verifica cuando el pecador cree y recibe al Señor como su Salvador. El Espíritu le liga entonces al cuerpo de Cristo que es la iglesia". En consecuencia esta experiencia solo ocurre una vez en la vida del cristiano, en el momento de nuestra conversión.
Quizás alguno de los lectores sea de la opinión de que el bautismo de (1 Co 12:13) es diferente al anunciado por Juan el Bautista. Se argumenta que en los Evangelios se dice que quién bautiza es Cristo "Él (Cristo) os bautizará en Espíritu Santo y fuego", mientras aquí sería el propio Espíritu "... por un solo Espíritu fuimos todos bautizados...". Pero consideremos los siguientes argumentos para entender que en realidad hablamos del mismo Bautismo del Espíritu:
La construcción griega de las frases, tanto en los Evangelios como en 1 de Corintios, son básicamente iguales: el mismo verbo ("baptizo"), misma preposición ("en") y terminación en el mismo caso para "Espíritu" (en dativo). ¿Por qué en los Evangelios habríamos de traducirlo "en Espíritu" y en Corintios no?
¿Cuál es entonces la razón por la que algunas traducciones (por ejemplo nuestra querida RV1960) dicen "... por un solo Espíritu" y no "en un Espíritu" si tienen la misma construcción griega? Posiblemente por una cuestión de estilo. Para evitar la doble repetición de la preposición "en" en la misma frase: "... en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo". El Espíritu Santo fue el elemento en el cual fueron bautizados, y el cuerpo de Cristo, la iglesia, era el lugar en el que se encontraron participando después del bautismo.
Si el Apóstol Pablo hubiese querido decir que fuimos bautizados por el Espíritu podría haber usado una expresión diferente: la preposición "hypo" mas el nombre en caso genitivo. Por ejemplo: (Mt 3:6) (Mr 1:5) (Lc 7:30) ("por" él, "por" Juan).
Sin embargo, muchos creyentes han tenido una experiencia con el Espíritu Santo en la cual fueron traídos más cerca del Señor o recibieron poder especial para servir mejor a Dios. En su devoción y entusiasmo se han referido a ella como "bautismo del Espíritu" confundiendo así el "bautismo del Espíritu" con la "llenura del Espíritu" (Ef 5:18). Esta última, que junto con el bautismo del Espíritu formó parte de la experiencia de Pentecostés, tiene que ver con el vivir bajo el control o influencia del Espíritu Santo. Y sí que se nos exhorta a buscarla de forma continua (Ef 5:19).
Algunas consecuencias de esta plenitud o llenura son: La manifestación del fruto del Espíritu (Ga 5:22-23); un hablar que tiene como centro a Cristo, además de gozo interior y alabanza a Dios (Ef 5:19); una actitud de sumisión mutua (Ef 5:21); poder para el servicio (Hch 1:8) (Hch 6:3,8) (Hch 11:24).
IX. El bautismo en fuego (Mt 3:11-12) (Lc 3:16-17)
Son muchos los creyentes y maestros en la Palabra que piensan que el "bautismo del Espíritu" y "el bautismo en fuego" son la misma cosa (diferentes aspectos de una misma experiencia). Hechos 2 y la mención de "lenguas como de fuego" parecen corroborar esto. Sin embargo hay otra interpretación que a mi entender hace mayor justicia al texto de Mateo y Lucas y que hace distinción entre los dos eventos.
Mientras el "bautismo en el Espíritu" es una referencia a nuestra identificación con Cristo y por tanto a nuestra incorporación a Su cuerpo, el "bautismo en fuego" es una referencia al juicio que recibirán aquellos que resistan a Cristo y el Evangelio. El primero es de bendición para los que creen, el segundo de juicio para los incrédulos.
Observemos las referencias al juicio de los incrédulos en (Mt 3:11-12) (Lc 3:16-17). Comparemos esto con (Mal 3:1-2) (Mal 4:1). Otros textos a considerar: (2 Ts 1:8) (Jud 1:7) (Ap 19:20) donde fuego es sinónimo de juicio.
X. El bautismo en Moises (1 Co 10:2)
Pablo utiliza la palabra "bautismo" para referirse a la experiencia de cruzar el mar rojo y andar en el desierto. El "bautismo en Moisés" es sencillamente una referencia al reconocimiento de su autoridad. Que estaban unidos a Moises como su líder.
3. El bautismo era la manera en que una persona daba testimonio público de su arrepentimiento y fe en Jesús
En la antigüedad, en el Nuevo Testamento, cuando la persona al oír el mensaje era convencida por el Espíritu Santo de su pecado y necesidad, y en consecuencia creía en el Señor, la manera que tenía de manifestar formalmente su nueva fe era mediante el bautismo. De ahí que el tiempo que transcurría entre la conversión (creer en respuesta al anuncio del Evangelio) y bautismo era breve.
Este hecho también nos ayuda a entender que Pablo pueda hablar a los romanos de nuestra muerte con Cristo y la novedad de vida que ello significa utilizando el lenguaje del bautismo, y sin que esto generara confusión en sus lectores (Ro 6:1-14). Ellos sabían (y Pablo lo ha explicado en los capítulos anteriores) que su salvación no dependía del bautismo en agua sino de su identificación con Cristo y Su Obra por medio de la fe.
Terminadas estas breves explicaciones, consideremos el propósito principal de este estudio:

Errores comunes con respecto al bautismo

El presente estudio tuvo su origen en un culto de bautismo y después sirvió de base para otras exposiciones. De ahí el estilo coloquial del mismo, el cual no he querido cambiar. También que en ocasiones se tenga en mente a los creyentes (en este caso los candidatos al bautismo) y en otras a los inconversos (los amigos que suelen acompañarnos en estas ocasiones). Comenzamos.
Quisiera aprovechar esta oportunidad para tener una pequeña reflexión acerca de las motivaciones que algunas personas tienen para pedir el bautismo. En este caso nos referimos a motivaciones o expectativas equivocadas y que sin embargo están bastante extendidas.
¿Por qué me quiero bautizar? ¿Es acaso porque espero que algo especial ocurrirá en ese momento? Deseo que esta pequeña reflexión pueda ser de bendición a todos.
1. Porque es requisito para ser salvo
En mi mente tengo aún el vago recuerdo de una conversación que tuve con niños del colegio cuando tenía quizás 8 ó 9 años. En tercero o cuarto de EGB. Cuando mis compañeros se enteraban de que yo no estaba bautizado me preguntaban que si era "moro" es decir musulmán: "ellos son los únicos que no se bautizan". Me replicaban ellos. Pero cuando tú insistías en que eras cristiano y que no te habían bautizado de pequeño, ellos respondían: "pero si no te bautizas no puedes ir al cielo".
"Si no te bautizas ¡No puedes ir al cielo!" Estas palabras, de una u otra forma, siguen estando en la mente de muchas personas. De hecho no es difícil encontrar gente que después de un cierto tiempo asistiendo a las reuniones en alguna iglesia evangélica su único afán es poderse bautizar. Siguen pensando en este acto como un requisito para salvarse y no como el resultado de un encuentro previo con el Salvador.
Recordemos: "Nos bautizamos porque ya somos salvos y no para salvarnos. Mediante el bautismo vamos a dar testimonio de que por medio de la fe en Cristo ya hemos muerto al pecado y que ahora tenemos nueva vida en Cristo".
Consideremos brevemente las siguientes verdades:
La Biblia deja claro que el perdón de pecados es una realidad en virtud de la sangre de Cristo y no del bautismo: (Jn 1:29).
En la Escritura hay unos 150 textos que nos dicen claramente que la Salvación viene como consecuencia de Creer en Cristo: "apropiarme por medio de la fe de la obra de la cruz". El profesor L. S. Chafer, en su libro "Grandes Temas Bíblicos", hace notar que en el N.T. hay unos 115 pasajes donde se declara que la salvación del pecador depende sólo de creer, y en aproximadamente 35 pasajes se dice que depende de la fe, es decir de creer: (Jn 3:16) (Ef 2:8-9).
El testimonio de la Escritura es que "sólo los que primeramente han creído al Evangelio, qué Jesucristo murió por mis pecados y por medio de la fe hacen suya esta muerte, eran bautizados" (Hch 2:41) (Hch 16:30-33).
Añadir bautismo a la fe como requisito para la salvación es adulterar el evangelio. Una predicación así convierte la Salvación en una cuestión de Fe más Obras.
Sin embargo, a pesar de estos datos, hay muchas personas confundidas con este asunto e incluso grupos cristianos de origen evangélico, que predican esta doctrina de una manera muy activa. La han convertido en su bandera o seña de identidad.
Pero alguno puede pensar, ¿Y qué de los textos donde se menciona el bautismo y el perdón de pecados juntos? No son muchos pero es verdad que si no los entendemos bien nos pueden llevar a confusión. El espacio no nos permite acercarnos a todos pero vamos a considerar brevemente dos de ellos, quizás los más conocidos: (Hch 2:38-40) y (Hch 22:16).
El significado de estas palabras empieza a estar claro cuando nos damos cuenta al menos de tres cosas:
Que en ambos casos se refiere a judíos: Hechos 2 recoge el primer discurso evangelístico de Pedro ante un auditorio de judíos venidos de todo el mundo a causa de las fiestas. Y en Hechos 22 estas palabras están dichas con motivo de la conversión del apóstol Pablo, hasta ahora un judío ortodoxo acérrimo enemigo de la Cruz de Cristo.
El significado que para los judíos tenía el bautismo, especialmente cuando era un gentil que se convertía al judaísmo: Ya se ha dicho que el bautismo no lo inventaron los cristianos, era una práctica antigua que también los judíos utilizaban en especial con los gentiles que se convertían al judaísmo. Ellos eran bautizados como modo de expresar que rompían los lazos con el mundo gentil.
Los recientes acontecimientos que se habían vivido en Jerusalén: y nos referimos al rechazo y crucifixión de Cristo por parte de los judíos. Las palabras que se pronunciaron con aquella ocasión fueron muy serias: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mt 27:25). De hecho es importante darnos cuenta que en este primer discurso de Pedro él exhortó a sus oyentes a ser "salvos de esa perversa generación".
Ahora unamos todos estos datos y veremos con claridad el significado de estas palabras: Era hermoso ver como ahora miles de judíos confesaban a Jesús como el Cristo de Dios, el Salvador del mundo. Pero había una terrible realidad que no podían ignorar: como pueblo, ellos habían rechazado y crucificado a Jesús. Primeramente Pedro, y después Ananías a Pablo, les pide a aquellos judíos que creían en Cristo que dieran testimonio público de su arrepentimiento de aquel pecado en concreto y de que se desligarán de aquella perversa generación mediante el conocido símbolo del bautismo. Aquel bautismo significaba, de una manera muy especial para ellos, su salida del judaísmo y su adhesión a Cristo.
2. Para estar más seguro de mi salvación
Y ahora me dirijo especialmente a cuantos hermanos, mediante el bautismo decidan dar testimonio de su fe en Cristo: esperar que el bautismo de alguna forma acabe con las dudas que se puedan tener sobre la Salvación es una gran equivocación.
Si antes de ser bautizado se tienen dudas también las tendrás después de ser bautizado. Puede que con la emoción del momento éstas desaparezcan, pero no tardarán mucho en volver. La manera de resolver estas dudas no está en el bautismo.
Cuando esta inquietud está en nuestro corazón hay varias cosas que podríamos hacer:
La primera considerar delante de Dios la realidad de nuestra conversión, que podamos decir: "sí, cuando recibí a Jesús en mi vida lo hice de manera sincera y consciente; desde entonces mi vida ha cambiado y está cambiando".
¿Hay pecado en mi vida? ¿Estoy viviendo en rebeldía contra Dios? Este es un punto importante. La rebeldía, el pecado, roban la paz del cristiano. Evidentemente mientras no haya arrepentimiento y restauración no tendremos paz en el corazón. Por otro lado ese arrepentimiento se transforma en evidencia de que soy un verdadero creyente.
Descansar totalmente en las promesas de Dios. Las dudas desaparecen y la confianza renace cuando empezamos a descansar realmente en ellas. Consideremos (1 Jn 5:11- 13).
3. Para recibir el Espíritu Santo
El Don del Espíritu Santo es una de las promesas más hermosas que el Señor Jesús dejó a los Cristianos antes de regresar al Cielo: (Jn 14:16-18). Tengamos en cuenta que es por medio de Su Espíritu que Dios el Padre y Dios el Hijo hacen morada en el cristiano. Que es por el Espíritu que recibimos poder para vivir la nueva vida y testificar de nuestra fe. De ahí que todo lo referente al Espíritu Santo y su morada en el creyente sea un tema muy importante para nosotros.
El Catolicismo romano enseña que el Espíritu se recibe cuando te bautizas y no es difícil encontrar personas, aún entre los evangélicos, que también lo enseñan. Desde luego que el asunto merecería un estudio completo pero baste al menos con quedarnos con las siguientes verdades bíblicas:
Al comienzo de la Iglesia se vivieron situaciones especiales con respecto al bautismo y al Espíritu Santo con ciertos grupos. Los judíos: Arrepentimiento + bautismo + Espíritu Santo (Hch 2:38), y con un grupo de discípulos de Juan el Bautista, que también eran judíos (Hch 19:1-6). Los samaritanos: Fe + bautismo + manos apostólicas + Espíritu Santo (Hch 8:14-17).
Pero el modelo válido para todos los tiempos, y del cual el Nuevo Testamento da testimonio, es lo que ocurrió en casa de Cornelio, un gentil: Se convirtieron al Señor y al momento recibieron el Espíritu Santo, no tuvieron que esperar hasta el bautismo: (Hch 10:33,43-48). Veamos como esto se convirtió en la enseñanza normal del Nuevo Testamento: (Ga 3:2) (Ef 1:13).
Hasta tal punto es esta la norma: conversión y recepción del Espíritu que el Apóstol Pablo escribe que es imposible que un verdadero cristiano no tenga el Espíritu Santo: (Ro 8:9).
4. Para sentirme más cerca del Señor
Si pienso que el bautismo va a solucionar los problemas que tenga respecto a una mayor comunión o intimidad con el Señor, entonces estoy equivocado. Pensar de esta manera es como atribuirle al bautismo un poder que las Escrituras no le dan.
Lo que la Biblia nos enseña respecto a este tema es que en la medida que el cristiano vive una vida en dependencia del Señor y en obediencia a su Palabra experimenta mayor comunión con Dios y gozo espiritual: (Sal 25:14).
Pero entonces... ¿el bautismo no tiene nada que aportar a mi relación personal con Dios? la respuesta es: Si pero No; o al revés: No pero Sí. Me explico: Si verdaderamente has creído en el Señor pero te resistes a obedecerle con el bautismo, evidentemente esta situación de rebeldía te impide tener mayor intimidad con el Señor. Si por el contrario mi deseo es bajar a las aguas del bautismo en sumisión al mandato del Señor, agradarle y testificar de Él evidentemente este acto de obediencia traerá gozo y más cercanía al Señor.
Ahora bien, este es un principio que rige permanentemente nuestra relación con Dios aún después de habernos bautizado: Si un creyente vive en rebeldía o resistiendo la voluntad de Dios en algún área de su vida entonces su intimidad con Dios está resentida. Cuando un creyente abandona esa actitud y deja de resistir al Señor, entonces no sólo experimenta mayor intimidad con el Señor, sino también profundo gozo.
5. Para no tener tantas tentaciones
Si tenemos esta idea entonces vamos a sufrir una fuerte desilusión. Precisamente la Biblia nos advierte de todo lo contrario.
Dice (2 Ti 3:12): "Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".
Es muy posible que sea precisamente después de este paso de obediencia cuando el diablo redoble sus esfuerzos en tu contra. Esa fue la experiencia de nuestro Señor: (Lc 4:1-2).
Argumentando a este respecto un hermano decía sabiamente: "Dios no nos ha prometido que si somos cristianos obedientes seremos menos tentados, pero sí promete darnos la salida, para que podamos soportar" (1 Co 10:13). Y continua diciendo: "no debemos temer. Podemos confiar plenamente en Cristo y su socorro cuando damos un paso de obediencia".
6. Para hacerme miembro de una iglesia o denominación
Este es un pensamiento que domina la mente de muchas personas, quizás heredado también del Catolicismo romano: "La salvación está en la iglesia (en la iglesia Católica Romana)".
Pero la persona de la calle traduce: "por tanto es necesario pertenecer a una iglesia, aunque sea la evangélica". Y hay quienes razonan: "Puesto que me bauticé y mi nombre está escrito en el archivo de una parroquia o en el libro de alguna iglesia evangélica puedo dormir más tranquilo: Ya pertenezco a la "iglesia". Algo de la salvación debo tener".
Pero estar apuntado en el libro de registro de una iglesia local o en una parroquia no te garantiza nada. Ser recibido como miembro una buena iglesia local que ama la Palabra, a Dios y predica a Cristo, no te garantiza nada.
Dos cosas para terminar:
La salvación no la tienes por "militar" en la "iglesia correcta". Por ejemplo, en una congregación evangélica. La salvación no te la da la iglesia, la salvación te la da Cristo. Si estás en Cristo, entonces eres verdaderamente salvo.
Y una enseñanza preciosa del NT. Todos los verdaderos creyentes, desde el momento de la conversión, pertenecen al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. TODOS los que en verdad han sido salvados por medio de la fe en el Señor Jesucristo forman parte de este nuevo pueblo.
Aquí en la tierra se puede engañar a los hombres, aún a los buenos cristianos, nos podemos engañar a nosotros mismos (convencernos de que somos cristianos) y ser recibidos como miembros de una iglesia local. Pero ello no tiene trascendencia respecto a Dios. Estar registrado en un libro de membresía no significa estar inscrito en el Libro de la Vida ni que Dios, por el Espíritu, nos haya añadido a su Pueblo. A Dios no se le puede engañar: (Mt 7:21-23).
7. Por qué me bautizo
Para dar testimonio de mi identificación con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección: Desde que creí su muerte se convirtió en mi muerte al pecado y su resurrección en mi nueva vida. Ahora vivo una nueva vida en Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
Para testificar públicamente de mi identificación con Cristo y con el número de sus discípulos: No me avergüenzo del Señor que me salvo. Desde que creí soy parte de esta nueva familia espiritual que es la Iglesia. Ellos son mis hermanos y hermanas en Cristo.
Es un compromiso de discipulado: Soy un seguidor de Jesús, estoy "matriculado" en su escuela como discípulo. Quiero hacer su voluntad en mi vida.

Comentarios

Honduras
  damaris  (Honduras)  (16/08/2016)
Muchas felicidades, todos los estudios son hermosos, enseñan tanto y son prácticos, son herramientas necesarias para el crecimiento espiritual, estoy emocionada por leerlos, Dios les de mas fuerzas para seguir adelante, en el ministerio del Señor, y les de mas sabiduría para predicar el evangelio a toda criatura, y servirle a el hasta que El venga por su pueblo. Estoy alegre por haber encontrado esta página. Dios les Bendiga y les guarde.
Puerto Rico
  Esmirna Ramirez  (Puerto Rico)  (25/06/2015)
Excelente material explicativo!! Lo recomendaré a otros! Dios le bendiga
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