Amós sabe que merecen este castigo (sabe de las injusticias que practican, como ofenden a Dios y como en el libro de Levítico y Deuteronomio el Señor dijo que las mismas vendrían a causa de la desobediencia), así que únicamente apela a la misericordia de Dios. "Perdona ahora" dice Amós.
Y como único argumento exhibe la "pequeñez o debilidad" del pueblo (aunque ellos se consideraban la más importante de las naciones de la tierra), "es pequeño" dice Amós.
Nos indica el resultado de este "aplicar la plomada": El pueblo está corrompido. El muro está peligrosamente inclinado.
Que la paciencia del Señor reteniendo el castigo (dos veces a petición de Amós) no ha servido para nada. No se han arrepentido de sus malos caminos y vuelto al Señor.
Lo más fuerte: que finalmente Su paciencia, grande y maravillosa, por la cual Dios debe ser alabado, ha llegado a su límite. El vaso de su paciencia ha sido colmado.