Estudio bíblico: El reino de Dios (IV) - La Segunda Venida - Marcos 1:14-15

Serie:   El Evangelio de Marcos   

Autor: Luis de Miguel
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España
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El Reino de Dios (IV) - La Segunda Venida

Introducción

Terminamos nuestro último estudio viendo que después de la resurrección y ascensión al cielo del Señor Jesucristo, se abrió un período de ausencia que no terminará hasta que él regrese en su segunda venida. Como no podía ser de otro modo, después de que este mundo rechazó al Hijo de Dios, vendrá un tiempo de conflictos, guerras, persecuciones, herejías y apostasía.
No cabe duda de que vivimos en un tiempo difícil para todo el mundo, pero especialmente para los creyentes, que son perseguidos en infinidad de lugares. Pero esto no es nada si lo comparamos con la injusticia que sufrió el mismo Hijo de Dios cuando fue condenado a morir en una vergonzosa cruz, y el desprecio con el que sigue siendo tratado por tantas personas en nuestros días. La razón por la que él todavía no ha regresado para poner fin a esta situación, tiene que ver con su misericordia, ya que él sigue dando oportunidades a otras personas para que se arrepientan y lleguen a formar parte de su reino glorioso para toda la eternidad.
Pero todo esto terminará en el momento cuando el Señor Jesucristo regrese en las nubes del cielo con gran poder y gloria (Mt 24:29-31). Su segunda venida será el clímax de todo el programa de Dios para el establecimiento de su reino en este mundo rebelde. Será un evento glorioso en sí mismo, pero también traerá aparejados con él otros hechos igualmente trascendentales con los que se dará principio a una nueva creación eterna.
Las Escrituras no dan una descripción detallada del curso y la secuencia exacta de los acontecimientos finales, aunque se nos permite discernir las etapas principales. No es un tema sencillo y debemos ser muy cuidadosos cuando hablamos de él, evitando dogmatizar sobre nuestra postura.

La importancia de la Segunda Venida de Cristo

La Segunda Venida de Cristo es absolutamente esencial para el cumplimiento y consumación de su obra redentora. Será entonces cuando establecerá su reino en este mundo en toda su plenitud, y todos los demás reinos que han dominado la escena de la historia humana serán desplazados. El día del hombre dará paso al "día de Jehová" y entonces se cumplirá lo que el apóstol Pedro describió como "la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hch 3:21). Será el momento en que Cristo reinará y restaurará la ruina causada por el pecado y Satanás.
Debemos notar, por lo tanto, las grandes diferencias que la Biblia señala entre la primera y la segunda venida de Cristo.
Cuando él vino la primera vez lo hizo con gran humildad, naciendo en un establo entre animales, desconocido, y finalmente, despreciado y crucificado. Pero su segunda venida será completamente distinta; entonces los cielos serán abiertos y vendrá irrumpiendo en nuestro mundo de una forma dramática. Todo ojo le verá cuando descienda del cielo con gran gloria y poder, rodeado de sus santos ángeles.
Su primera venida tuvo como finalidad dar su vida para la salvación de cuantos creyeran en él; pero en su segunda venida tendrá lugar la consumación de su reino y la creación de un nuevo orden eterno.
Después de su primera venida su reino quedó "oculto" en el corazón de aquellos que le aceptaron, pero cuando regrese será para establecer su reino de forma visible y poderosa.
Pensemos ahora en algunas implicaciones que tendrá la segunda venida de Cristo.
1. Cristo será vindicado en el mundo que le crucificó
Como acabamos de decir, cuando Cristo vino a esta tierra por primera vez, él fue menospreciado y crucificado bajo la acusación de ser un blasfemo porque en repetidas ocasiones había afirmado que era el Hijo de Dios. De este modo fue echado de este mundo que él mismo había creado, y durante dos mil años la mayoría de la gente ha seguido manteniendo la misma actitud de rechazo hacia él. A la vista de estos hechos, y del silencio de Dios, podría parecer que los que le crucificaron tenían razón.
Pero cuando un día los cielos sean abiertos y el Señor Jesús vuelva de nuevo a este mundo rodeado de sus huestes celestiales, nadie tendrá ninguna duda de quién es Jesús y de su dignidad divina. Entonces toda rodilla se doblará ante él y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
(Fil 2:5-11) "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre."
Su segunda venida será una escena deslumbrante y nadie podrá oponerse a su señorío y majestad. Será un acontecimiento de tal grandeza que dejará en el olvido los eventos más espectaculares que jamás se hayan conocido en nuestra historia; ni las coronaciones de los más grandes emperadores, ni las entradas triunfantes de los césares por las calles de Roma con sus victoriosas legiones podrán ofrecer un punto de comparación con lo que será la venida en gloria del Señor Jesucristo.
Entonces será vindicado a los ojos de todos aquellos que lo han despreciado.
2. Será una vindicación del carácter de Dios: su justicia y su santidad
Es un hecho que este mundo rechaza constantemente a Dios, pero sin embargo, cada vez que algo va mal, Dios es el principal culpable para ellos. ¿Cómo puede ser que después de haberle dejado fuera de sus vidas, todavía sigan acusándole de haber fallado en su deber de gobernar este mundo? Ellos no pueden pedirle cuentas a Dios porque tienen lo que ellos mismos han elegido.
No obstante, también los creyentes se han preguntado con frecuencia hasta cuándo la maldad y la injusticia continuarán en este mundo sin que Dios haga nada. Este era el problema que turbó al salmista:
(Sal 94:3-7) "¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad? A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan, y a tu heredad afligen. A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida. Y dijeron: No verá JAH, ni entenderá el Dios de Jacob."
A la vista de todo esto el salmista implora a Dios que se muestre. Está perplejo porque Dios no interviene, ¿cómo puede ser eso? Y mientras tanto, el impío se vuelve cada vez más descarado, más cínico, jactándose de que no hay nadie que le observe ni que le vaya a pedir cuentas por su maldad. "¿Hasta cuando, oh Dios?", pregunta angustiado el salmista. Su preocupación tenía que ver con la vindicación del nombre de Dios. Todas estas cosas parecían poner en tela de juicio el carácter moral de Dios y también su capacidad para ponerles freno.
La contestación a esta importante cuestión la encontramos en los salmos que le siguen (Salmos 95 al 99), donde el tono es completamente diferente. En ellos se aprecia que el salmista rebosa de alegría, está lleno de cánticos de alabanza a Dios. ¿Cuál es la razón para este cambio? Pues no es otra cosa que la venida del Señor en poder y gloria a este mundo para reinar, juzgar y establecer justicia.
(Sal 96:10-13) "Decid entre las naciones: Jehová reina. También afirmó el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos en justicia. Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud. Regocíjese el campo, y todo lo que en él está; entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento, delante de Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad."
Cuando él venga a reinar en este mundo, su nombre será vindicado. Entonces nadie tendrá duda alguna sobre su justicia, poder y santidad.

Otros acontecimientos relacionados con la Segunda Venida de Cristo

1. La venida de Cristo y el rapto de la Iglesia
La venida de Cristo también se relaciona con la Iglesia. Ésta será arrebatada al cielo en su Segunda Venida, dando así por finalizada su misión en esta tierra.
(1 Ts 4:16-17) "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor."
Como vemos, los creyentes que estén vivos, junto con todos los creyentes en Cristo de todas las generaciones pasadas, resucitarán en ese momento y serán reunidos con él en el aire. Parece que en ese momento de su venida, el Señor no descenderá hasta la tierra, sino que su encuentro con los creyentes tendrá lugar "en las nubes".
En cuanto al momento en que este acontecimiento ocurrirá, no todos los expositores bíblicos están de acuerdo en el orden exacto en el que tendrá lugar en relación con los demás acontecimientos, pero obviamente, la salida de todos los cristianos de la tierra tendrá un efecto muy importante sobre este mundo, dejando vía libre para que el anticristo establezca su impía civilización.
2. El tribunal de Cristo
En algún momento de la eternidad cada creyente será juzgado en conformidad con lo que haya hecho mientras estaba en este mundo.
(2 Co 5:10) "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo."
Entonces algunos sufrirán pérdida, mientras que otros recibirán recompensa (1 Co 3:14-15); unos serán engrandecidos y otros empequeñecidos (Mt 5:19); también habrá los que sientan vergüenza al ver acercarse al Señor (1 Jn 2:28), mientras que otros esperarán con gozo y confianza recibir su corona (2 Ti 4:8) (1 P 5:2-4).
Es verdad que todo aquel que ha creído en Cristo será libre del juicio final (Jn 5:24) (Ro 8:1), pero también es cierto que todos los creyentes tendremos que comparecer ante su tribunal para que el fuego revele la auténtica calidad de nuestro servicio para él. Y Pablo habla de la conmovedora posibilidad de que un creyente, aunque salvo, pueda sufrir tal pérdida que se pueda comparar con el hombre que escapa de un incendio con sólo su vida:
(1 Co 3:15) "Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego."
Tomemos muy en serio nuestra vida cristiana y nuestro servicio para el Señor.
3. El establecimiento del reino de Dios en esta tierra - El Milenio
Antes de la Segunda Venida del Señor, se levantará el "anticristo", quien se presentará como el salvador de los hombres en la gran crisis que este mundo atravesará. Este gobernante mundial será ateo, blasfemo y perseguidor de todos aquellos que se identifiquen con Cristo, llevando a este mundo a un terrible clímax de maldad y rebelión contra Dios. Y por fin, él mismo se hará adorar como dios.
Su gobierno durará siete años y al principio favorecerá a la nación de Israel y hará un pacto con ella, pero a la mitad del período, romperá su pacto e iniciará una gran persecución que es conocida como la "Gran Tribulación" (Dn 9:27), y que el Señor describió como una tribulación "cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" (Mt 24:21). Al final de ese tiempo las naciones serán congregadas alrededor de Jerusalén en un último esfuerzo por destruirla, pero tendrán que verse con el Señor en la batalla de Armagedón (Ap 16:13-16), siendo derrotadas y aniquiladas por la gloria del Cordero (Ap 19:11-21).
Después de la gran Tribulación, Cristo reinará en esta tierra durante un periodo de mil años (Ap 20:1-6). De este modo gobernará de una forma visible en este mundo donde fue crucificado injustamente y en el que, hasta el día de hoy, todavía no se le ha hecho justicia. Él ha esperado por mucho tiempo, pero pronto recibirá el lugar de honor que sólo le corresponde a él. Por supuesto, su venida no será únicamente para destruir al anticristo, sino que se sentará a reinar y todos los hombres podrán considerar su gloria y su capacidad para llevar a este mundo a su máximo esplendor.
Esto tendrá lugar antes de que reine en la eternidad futura, y será el momento en el que cumplirá todas las gloriosas promesas que Dios hizo a Israel por medio de los profetas (Hch 3:20-21).
En este reino milenial el hombre no dejará de ser lo que es, pero el gobierno mesiánico será justo y fuerte, prendiendo la Palabra en muchos corazones. Además, Satanás será atado, de modo que todo lo bueno tendrá todas las ventajas. Será un tiempo de paz y justicia desconocidos en este mundo.
Con este propósito Israel ha sido preservado milagrosamente a lo largo de los siglos, y desde mayo de 1948 volvió a constituirse nuevamente como un estado político y se le entregó una parte de la tierra prometida como su territorio. Esto ocurrió miles de años después de que Israel fuera expulsado y esparcido por todo el mundo. El antisemitismo es algo desconocido en relación a otras naciones, pero es que Satanás sabe bien que ellos están en el centro de las promesas futuras de Dios. Es verdad que por el momento Israel permanece en incredulidad y rechazan al Señor Jesucristo como su Mesías, pero llegará el día en que se arrepentirán con lágrimas y creerán en él (Zac 12:10-14) (Ro 11:25-27). Entonces serán restaurados y Dios los bendecirá, reinando en medio de ellos en esta tierra durante el milenio.
Este periodo servirá también como una última prueba para la raza humana, quien después de haber vivido bajo óptimas condiciones de gobierno y prosperidad por mil años, con todo, cuando Satanás sea soltado para tentarles de nuevo, tendrán la oportunidad de volver a elegir (Ap 20:7-8).
En cualquier caso, el milenio servirá como figura y anticipo de la nueva creación en el estado eterno, cuando los nuevos cielos y tierra reemplacen a la antigua creación.
4. El juicio de Satanás y los ángeles caídos
Aunque el milenio será un tiempo de bendición sin igual para todo este mundo, cuando termine y el diablo sea desencadenado para volver a probar a la humanidad, curiosamente los hombres le seguirán en una rebelión internacional sin precedentes contra Dios. Pero el éxito de su atrevida rebelión será muy breve, porque Dios acabará con ellos. Entonces el diablo será lanzado al lago de fuego y azufre donde ya estaban la "bestia" y el "falso profeta" (Ap 19:20). Todo esto lo podemos leer en:
(Ap 20:7-10) "Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos."
5. La muerte será abolida
El establecimiento definitivo del reino de Dios requiere que sea eliminado previamente todo enemigo, esto incluye, por supuesto, el pecado y también la muerte (1 Co 15:26) (Ap 20:14), que es su consecuencia directa (Ro 6:23). Sólo cuando el pecado, la muerte y Satanás sean destruidos, los redimidos de Dios podrán disfrutar plenamente de las bendiciones perfectas de su reino. Al fin y al cabo, eso es lo que Cristo consiguió por medio de su muerte en la cruz (He 2:14-15).
6. La resurrección de los muertos
La resurrección de los creyentes nos dará un nuevo cuerpo espiritual que será el vehículo perfecto para la nueva creación.
La resurrección de Cristo garantiza la de todos aquellos que creen en él. Algunos resucitarán en el arrebatamiento de la iglesia (1 Ts 4:16) y otros lo harán al comienzo del milenio (Ap 20:4-5).
Finalmente habrá una resurrección general en la que todos los incrédulos recibirán cuerpos que durarán para siempre, pero serán cuerpos pecaminosos que estarán sujetos al dolor y el sufrimiento por toda la eternidad.
7. Dios se sentará a juzgar a los impíos
Esta última resurrección general coincidirá con el juicio del Gran Trono Blanco (Ap 20:11-15), en el que tendrán que comparecer todos los hombres que no han querido creer en Cristo.
(Ap 20:11-12) "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras."
Allí se darán cuenta que quien les juzgará será el mismo Jesús a quienes los hombres rechazaron y no quisieron aceptar como su Rey.
(Jn 5:22-23) "Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió."
Entonces todos sus enemigos serán puestos por estrado de sus pies:
(Sal 110:1) "Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies."
El Señor sigue siendo rechazado por la inmensa mayoría de este mundo, su evangelio sigue siendo despreciado, sus derechos ignorados y sus mandamientos pisoteados. La gente sigue echándole de sus vida, de su sociedad y de su mundo. Ahora, igual que hicieron hace dos mil años, el mundo sigue gritando: "no queremos que éste reine sobre nosotros" (Lc 19:14). Pero esto se terminará cuando él se siente a juzgar a este mundo.
Entonces, la tierra, que actualmente manifiesta toda su pecaminosidad, será gobernada por Dios y la justicia triunfará finalmente. Pero aún más; toda la maldad de los hombres que han vivido en este mundo, y que aparentemente lograron burlar la justicia divina, ellos también recibirán la justa retribución de sus pecados, de modo que la justicia de Dios quede libre de cualquier sombra de duda.
Incluso los ángeles que se rebelaron contra Dios, ellos también serán juzgados (2 P 2:4) (Jud 1:6), y los mismos creyentes tomarán parte en ese juicio (1 Co 6:3).
8. Cielos nuevos y tierra nueva
Finalmente tendrá lugar una transformación en el orden físico de tal magnitud que la Biblia la describe como "cielos nuevos y tierra nueva":
(Is 65:17) "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento."
(Ap 21:1) "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más."
La nueva creación estará libre de la maldición del pecado y de la tendencia a deteriorarse. Serán "cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2 P 3:13). Toda la maldad habrá desaparecido y en su lugar este mundo volverá a manifestar la gloria y la santidad de Dios.
Además, Dios colocará esta nueva creación bajo el gobierno de los creyentes resucitados.
(Ro 8:20-21) "Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios."
Esta será la "restauración de todas las cosas" de la que habían hablado los santos profetas desde tiempo antiguo y que se cumplirá al final de la segunda venida de Cristo (Hch 3:20-21).
El verbo "restaurar" tiene dos posibles acepciones; puede referirse a la restauración de algo que ha sido dañado, o también a la restauración de una propiedad a su auténtico dueño. En su Segunda Venida, el Señor restaurará todas las cosas en ambos sentidos. En primer lugar, restaurará este desdichado mundo de los estragos del pecado, de tal manera que volverá a ser como lo era antes de que entrara el pecado. Pero también será restaurado a su dueño legítimo. Dios es el Creador de este mundo y lo hizo para que sirviera a sus intereses. Evidentemente los hombres no le quieren reconocer ese derecho y han tomado el camino de la total independencia de Dios, y como consecuencia, no dejamos de arruinar este bello planeta. Hemos convertido este mundo en un lugar lleno de miseria, tragedia y perversidad. El hombre ha demostrado ser la mayor arma de destrucción masiva que se pueda encontrar. Ante este escenario, Dios va a intervenir para restaurar este mundo bajo su legítima autoridad.

Conclusiones

Como hemos visto, el reino de Dios es un concepto muy amplio que abarca toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis. Y aunque sólo hemos hecho un pequeño resumen, ya es suficiente para darnos cuenta de que Dios es el único que tiene un programa realista para este mundo.
Pero ahora tenemos que centrarnos en la misión que como creyentes e iglesias hemos recibido para esta etapa concreta del reino de Dios en la que nos encontramos. Nosotros hemos recibido el solemne encargo de predicar el evangelio del reino a todo el mundo como lo hizo el Señor. Él mandó esto a sus discípulos sobre la base de su autoridad real:
(Mt 28:18-20) "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
Este es un inmenso honor que Dios ha concedido a los creyentes. Quizá los ángeles lo podrían hacer mucho mejor que nosotros, pero esta misión ha sido entregada a la Iglesia. Sin duda, anunciar el reino de Dios y llamar a los hombres para que por medio del arrepentimiento y la fe puedan entrar en él, es la misión más importante y de mayor transcendencia que nunca se haya dado a los hombres. En este sentido, cada creyente, y la iglesia en su conjunto, debemos ser la "luz del mundo" (Mt 5:14-16). Según esto, debemos predicar el evangelio del reino y dar testimonio con nuestras vidas.
Al hacer esto, debemos recordar que la auténtica batalla de la iglesia no es contra otros reinos u otras religiones, sino contra el poder de Satanás en todas sus manifestaciones. La iglesia mantiene un conflicto en la esfera espiritual. Cuando oramos al Señor pidiendo que venga su reino, lo que estamos expresando es nuestro deseo de que su voluntad sea hecha en nuestra propia vida en primer lugar, pero también en este mundo.
Nosotros, como creyentes, no debemos dejar de cumplir con la misión a la que hemos sido llamados por Cristo, y debemos hacerlo con fidelidad, sin dejar de orar: ¡Ven Señor Jesús, ven pronto!

Preguntas

1. ¿Por qué cree que es necesario que el Señor Jesucristo vuelva de nuevo a este mundo? Explíquelo con sus propias palabras.
2. ¿Cuáles son los grandes acontecimientos relacionados con la doctrina de la Segunda Venida? Explique brevemente la necesidad de cada uno de ellos dentro del plan general de Dios para el establecimiento de su reino. No olvide incluir alguna referencia bíblica a cada uno de estos hechos futuros.
3. Reflexione sobre lo que el apóstol Pedro quería decir cuando dijo que con la segunda venida de Cristo tendría lugar la "restauración de todas las cosas". ¿Qué abarca esta restauración?
4. En base a lo aprendido sobre el reino de Dios en las últimas lecciones, haga un resumen de cómo éste se ha manifestado en este mundo desde su creación hasta el fin de los tiempos.
5. ¿Qué queremos decir cuando oramos pidiendo a Dios que "venga su reino"?

Comentarios

Colombia
  Irma Chery Montoya Moreno  (Colombia)  (02/12/2023)
¡Qué estudio más maravilloso! Gracias porque sus explicaciones sabias y dirigidas por el Espíritu Santo sobre este tema alucinante, avivan nuestra fe y nos impulsan a vivir como verdaderos hijos de Dios, a cumplir la misión que el Señor le encomendó a los apóstoles, esperando con ansias su Gloriosa venida, para reunirnos con El en las nubes, para vivir bajo su Gobierno en el Milenio y poder vivir en cielos nuevos y tierra nueva en el eterno tiempo de de Dios. Imploro al Señor para que nos sostenga firmes a todos los creyentes practicantes y a toda la Iglesia Verdadera, firmes en la fe, en la esperanza y en la vida con propósito en medio de éste mundo desquiciado y loco, para que seamos merecedores de la vida eterna.
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