Una parte de la semilla cayó "junto al camino", en un terreno tan duro que no podía hundirse en el suelo, de modo que las aves pudieron comerla sin que hubiera dado señal alguna de vida. Hace referencia a personas insensibles, que como el sendero por el que ya han pisado muchos, así también ellas han rechazado tantas veces la Palabra que al final sus corazones han quedado endurecidos. También puede referirse a personas con conciencias bloqueadas por causa del pecado. Gente que cree que no necesita nada, que se sienten autosuficientes y se muestran indiferentes a la predicación de la Palabra porque les parece una cosa ridícula o inútil. En todos estos casos, Satanás no tiene ninguna dificultad en quitar la semilla que ha sido sembrada.
"En pedregales" quiere decir más bien en tierra poco profunda, extendida sobre la roca donde no había humedad ni nutrientes. Empezó a germinar, pero no pudo echar raíces, y el sol pronto quemó la pequeña planta. Son una ilustración de personas que reciben superficialmente la Palabra. Dependen de sus emociones y sentimientos pero no tienen convicciones profundas y sinceras. Por eso, al hallarse frente a la oposición o a la persecución, vuelven al mundo.
En el tercer caso, la semilla "cayó entre espinos" y aunque la germinación fue perfecta y el crecimiento bueno, las espinas la oprimieron de tal forma que no llevó fruto. Cuando la semilla se sembró, el terreno parecía estar bastante limpio, pero allí estaban las semillas de los espinos que "nacieron juntamente ella" (Lc 8:7). Es una ilustración de las muchas cosas que tratan de desplazar a Cristo del lugar supremo que le corresponde y que ahogan su Palabra. Los intereses y las preocupaciones: personas ansiosas, nerviosas, siempre en tensión, constantemente preocupadas por las cosas de la vida: ¿qué comeremos? ¿qué beberemos? ¿con qué nos vestiremos? Las riquezas: Personas interesadas por enriquecerse, buscando entretenimientos y placeres. Notemos que Jesús se refiere a ellas como "el engaño de las riquezas". Lo que muestra la naturaleza engañosa de las riquezas, que siempre ofrecen satisfacer y nunca llegan a cumplir su promesa. El deseo de otras cosas: Gente inquieta, yendo siempre de un lado a otro, incapaces de permanecer mucho tiempo en un mismo sitio como para echar raíces, sin rumbo fijo, de una experiencia a otra. Mientras que el sol seca rápidamente los tallos tempranos que surgieron en los pedregales, los espinos ahogan lentamente la espiga.
En el último caso encontró el terreno bien preparado, y no sólo germinó sino que creció y dio su fruto plenamente, bien que con diferencias de rendimiento: "y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno" (Mr 4:8). Se trata de personas que escuchan la Palabra con un corazón deseoso de conocer y hacer la voluntad de Dios, y en estas circunstancias, siempre produce fruto.