La primera cosa que debemos saber es que aunque nosotros conocemos la Biblia como un solo libro, en realidad se trata de una colección de 66 libros que fueron escritos por 40 autores diferentes que vivieron a lo largo de un periodo de unos 1.600 años.
Sus autores procedían de los más diversos lugares y situaciones: había reyes, campesinos, filósofos, hombres de estado, pescadores, médicos, eruditos, poetas, cobradores de impuestos, rabinos, pastores, agricultores...
Vivieron en tres continentes diferentes: Asia, Africa y Europa.
Su cultura, las experiencias existenciales por las que pasaron, sus propios caracteres, eran completamente diferentes.
Escribieron en tres idiomas distintos: hebreo, arameo y griego.
Usaron de una gran variedad de estilos literarios: historia, leyes civiles, penales, rituales, poesía, tratados didácticos, alegoría, biografía, correspondencia personal, memorias, profecía y escritos apocalípticos.
Por un lado, como ya hemos señalado, el perdón de los pecados no debemos relacionarlo con el hecho externo del bautismo, sino con el arrepentimiento, que es una actitud interna del corazón.
Y por otro lado, tal como veremos en los próximos versículos, el bautismo de Juan no era suficiente en sí mismo. Debería ser completado con el bautismo en el Espíritu Santo que sólo el Señor Jesucristo podría realizar (Mr 1:8).