Estudio bíblico: Oración vespertina de confianza en Dios - Salmo 4:1-8

Serie:   Los Salmos   

Autor: Luis de Miguel
Email: estudios@escuelabiblica.com
España
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Oración vespertina de confianza en Dios - Salmo 4

Introducción

Algunos han sugerido que este Salmo y el anterior fueron compuestos por el rey David en el mismo contexto histórico, es decir, cuando Absalón se levantó contra él y le dio un golpe de estado. Esta es una teoría interesante pero que no se puede afirmar con certeza. Lo que está fuera de toda duda es que ambos tratan acerca de la confianza en Dios en medio de las luchas y pruebas de la vida. Y la cuestión fundamental que se nos plantea es cómo debemos reaccionar en esos momentos de dificultad, especialmente cuando las personas a nuestro alrededor nos desaniman a confiar en Dios. No hay duda de que si el Salmo llegó a usarse en la adoración comunitaria, fue porque trata de situaciones que pueden reproducirse en la vida de cualquier persona.
En cuanto al contenido del Salmo podemos ver tres divisiones:
David clama a Dios pidiendo su ayuda (Sal 4:1).
Increpa a sus enemigos y les exhorta (Sal 4:2-5).
Se deleita en su Dios (Sal 4:6-8).

David clama a Dios pidiendo su ayuda

(Sal 4:1) "Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración."
David comienza diciendo que estaba pasando por un tiempo de angustia. No se nos indica la causa de ese sufrimiento, pero es evidente que se sentía atacado, presionado y acorralado por las circunstancias que le rodeaban. Fue en esos momentos cuando oró a Dios, y lo hizo apelando a tres cosas:
1. Apeló a la justicia divina: "Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia"
David relacionaba la "angustia" que sentía con algún tipo de trato injusto que sufría por parte de los hombres. Quizá se trataba de falsas acusaciones lanzadas contra él, o personas que le perseguían violentamente con el fin de destruirle...
Independientemente de la razón por la David se encontraba en esa situación, lo que deja claro desde el primer momento es que él no se iba a levantar como un "justiciero" con el fin de vengarse de sus enemigos. Por el contrario, tal como debemos hacer todos los creyentes, él dejó todas estas cosas en las manos del Dios justo. Su confianza estaba puesta en el hecho de que Dios es justo y hará justicia a los suyos.
Otra cosa que nos llama la atención es que David tenía una limpia conciencia y se atreve a defender delante de Dios su inocencia en lo que le estaba ocurriendo. A nosotros no siempre nos pasa eso cuando estamos en medio de los conflictos de la vida. Con frecuencia sentimos que no hemos hecho todo lo que debíamos, ni como deberíamos haberlo hecho.
2. Apeló a su experiencia pasada: "Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar"
David recuerda que en otras situaciones anteriores en las que también se había encontrado en angustia, Dios le había sacado a lugar espacioso. Esto le llenaba de confianza para dirigirse a Dios, puesto que lo que ya había hecho antes lo podría volver a hacer otra vez.
3. Apeló a su misericordia: "Ten misericordia de mí"
En su dolor y angustia David se acordó de la misericordia de Dios. Notemos que aunque tenía una conciencia limpia en cuanto a lo que le estaba ocurriendo, aun así David no se presentó como una persona que merecía lo que pedía, sino que suplicó la ayuda de Dios con humildad de corazón, no exigiéndola ni pretendiendo merecerla.

David increpa a sus enemigos y les exhorta

(Sal 4:2-5) "Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah. Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare. Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah. Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová."
David escuchaba los comentarios que a su alrededor se hacían de él y ahora se hace portavoz de las palabras de otros a fin de responderles, reprocharles y exhortarles.
Comienza con una reprensión:
"Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia y amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?"
Se refiere a ellos como "hijos de los hombres", que debe ser entendido como un contraste con la frase "Dios de mi justicia" del versículo anterior.
Seguramente se trataba de personas poderosas y de gran influencia en este mundo, pero cuando son comparados con la grandeza de Dios, no eran más que "hijos de los hombres". Por otro lado, también carecían de la justicia y el carácter de Dios. Eran personas que volvían su "honra en infamia" y "amaban la vanidad". Al fin y al cabo, eran sólo hombres, con la propensión a pecar que todos tenemos.
Después David pregunta a sus enemigos cuánto tiempo más continuarán en sus necios caminos. Vemos que condena tres cosas que ellos estaban haciendo:
"Volveréis mi honra en infamia". Tal vez podríamos pensar que lo que David estaba dando a entender era que estos hombres le estaban menospreciaban como el ungido de Dios (quizá en algún momento de crisis nacional, como cuando Absalón se levantó contra él). No obstante, una y otra vez David había dejado claro que Dios era su verdadera gloria y honra. Por lo tanto, lo más probable es que él estuviera interpretando las malvadas insinuaciones de sus enemigos como un desprecio a la devoción y confianza que él había puesto en Dios. En ese caso, eso sería muy grave, porque implicaría que se estaban burlando de Dios mismo, dando a entender que no era digno de confiar en él. Por supuesto, esto indignó a David.
"Amaréis la vanidad". Una vez que ellos habían despreciado a Dios, lo único que les quedaba era colocar su confianza en cosas vanas. En muchas ocasiones los ídolos paganos eran descritos como "vanidad". Aunque no deberíamos pensar exclusivamente en aquellos dioses paganos de la antigüedad, sino también en infinidad de cosas que, tanto entonces como ahora, el hombre coloca en el lugar de Dios.
"Buscaréis la mentira". La lógica del razonamiento es evidente: una vez que el hombre rechaza poner su fe en el único Dios verdadero, la única alternativa posible es colocarla en la mentira. Notemos que el hombre que se encuentra en esa situación no sólo cree en la mentira, sino que la busca activamente. Eso es debido a que el vacío que deja la ausencia de la verdad debe ser llenado con otras cosas, pero ninguna puede conseguirlo, por lo tanto, vagan de una lado a otro en busca de algo que dé sentido a sus vidas. Finalmente todas esas cosas se convierten en falsas promesas, engaños que conducen al fracaso, y que por supuesto, nunca podrán proporcionarles una felicidad duradera. En el día de hoy se hace necesario repetir al hombre moderno esta misma exhortación: "Oh mortales, ¿hasta cuando amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?".
David continúa con una declaración de confianza en Dios:
"Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare"
Frente a las insinuaciones que sus enemigos le hacían para que dejara de confiar en el Señor, David se aferró con más fuerzas a él.
Comienza diciéndoles: "Sabed". Al fin y al cabo, el problema de ese tipo de personas que cuestionan a Dios de ese modo, es que desconocen quién es él. Por lo tanto, David les invita a conocerle.
Luego afirma que "Jehová ha escogido al piadoso para sí", dando a entender inmediatamente que él mismo era uno de esos piadosos. En realidad, la palabra "escoger" tiene el sentido de "separar". Dios separa a las personas piadosas para sí a fin de tener una relación personal con ellas.
Además, en el caso concreto de David, Dios lo había escogido o apartado para una tarea especial: para ser el rey de Israel. Por lo tanto, los esfuerzos de sus enemigos para impedir que la realizara, en realidad entraban en oposición con los propósitos de Dios, y necesariamente quedarían en nada.
Ahora bien, ¿quiénes son los "piadosos"? Esta palabra describe a una persona que procura vivir en santidad, demostrando que tiene temor de Dios. Con esto David está distanciándose de aquellas personas que no tenían conocimiento de Dios y que tampoco le tenían en cuenta en sus vidas. Y aunque por el momento pudiera irles bien y prosperar más que él, no obstante, David había decidido en su corazón que no iba a seguir sus caminos.
Y puesto que Dios es piadoso, muestra su piedad con aquel que también lo es. Por eso David tiene la seguridad de que le oirá cuando clame a él. Esto le dada confianza para acercarse a Dios en oración sabiendo que sería escuchado. Y si Dios oía su oración, David sabía que sería librado y vindicado frente a sus enemigos. Dios iba a tener la última palabra y no los hijos de los hombres.
Y finaliza con una exhortación:
"Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová"
Una vez que David ha explicado su fe, quiere estimular a otros para que adopten esa misma actitud que él tenía para con Dios. Notemos lo que les dice:
"Temblad y no pequéis". Amonesta a los enemigos a que tiemblen pensando en los resultados que había de tener su actitud rebelde y desistan de ella. Tristemente, son muchos los que pecan y no tiemblan. Esta es la actitud de nuestra moderna sociedad, en la que cada vez es más difícil ver algo de "temor de Dios" en la vida de las personas.
"Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad". Debían pensar con calma en lo que estaban haciendo. Les aconseja que usen el silencio y la paz de la noche para hacer un examen de conciencia que les pueda llevar nuevamente a Dios. Como alguien ha dicho: Sólo las aguas tranquilas se aclaran. No deberían dejarse llevar por sus pasiones pecaminosas, sino usar la razón y el sentido de justicia innato en cada ser humano para pensar en lo que estaban haciendo. Finalmente, el resultado de ese proceso de reflexión les debería conducir a "callar", es decir, deberían dejar de decir el tipo de cosas que David estaba escuchando de ellos en contra de él y de Dios.
"Ofreced sacrificios de justicia". Estos podrían ser sacrificios de expiación por el pecado cometido al hablar tales cosas contra Dios, pero también podrían estar relacionados con sacrificios de alabanza, con los que llegarían a bendecir el nombre de Dios que antes habían menospreciado.
"Confiad en Jehová". Y añade algo que daría valor a todo lo demás: la fe vital en el Señor. De otro modo, los sacrificios ofrecidos, o cualquier otra cosa que intentaran hacer para el Señor carecería de valor. Sin fe es imposible agradar a Dios (He 11:6).
Si nos fijamos con atención, estas cuatro cosas que David recomendó a estas personas, son las mismas que nosotros debemos enseñar cuando compartimos el evangelio con aquellos que no conocen a Dios.

David se deleita en su Dios

(Sal 4:6-8) "Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado."
Parece que David se dirige ahora a algunos de sus amigos que ante las dificultades se encontraban desanimados y decían: "¿Quién nos mostrará el bien?". Parecen palabras propias de personas negativas o desanimadas, al fin y al cabo, personas que dudan de Dios. Tal vez representan a aquellos que se cuestionan el valor de las cosas espirituales. ¿Por qué necesito orar? ¿De que me sirve leer la Biblia? ¿Por qué tengo que ir a la iglesia? ¿Qué ventaja hay en ser cristiano? ¿Qué me pueden solucionar estas cosas?
En respuesta a este tipo de personas David hace la siguiente oración: "Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro". De este modo está incluyendo a sus amigos en la petición que realiza. Podríamos decir que se trata de una oración de intercesión a favor de aquellos que todavía se encontraban abrumados por las circunstancias.
No obstante, es importante notar bien lo que ellos se estaban preguntando: "¿Quién nos mostrará el bien?". Esta pregunta es realmente importante, y de hecho, muchas personas se la siguen haciendo. Buscar el bien es todo lo opuesto al sufrimiento, el dolor, la necesidad, la desesperación... Y en un mundo como el nuestro, tan castigado por las nefastas consecuencias del pecado, ¿quién no desea ver el "bien"? ¿Quién no busca algo que realmente logre dar satisfacción plena a su alma? El problema es que los hombres lo buscan en lugares equivocados. Por ejemplo, en las cosas materiales, en las relaciones personales, en el poder, el conocimiento, la fama, el éxito... pero ninguna de esas cosas puede suplir sus necesidades más profundas. Esta es la triste conclusión a la que llegó Salomón y que dejó recogida en el libro de Eclesiastés (Ec 2:3-26).
La respuesta se encuentra en Dios. Él es la fuente definitiva de todo bien, el lugar donde se encuentran el gozo y la alegría auténticas. Como afirmará a continuación, la alegría que produce la comunión personal con Dios es infinitamente superior a la que los hombres pueden conseguir con la abundancia material: "Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto".
David sólo deseaba el favor de Dios, que es el bien supremo. Tan convencido estaba de esta realidad, que se atreve a contrastarlo con la mejor de las satisfacciones que los bienes materiales pueden proporcionar a los que los tienen. Cita el caso de la felicidad que podría producir en aquel tiempo una abundante cosecha. No olvidemos que entre los hebreos, como también entre la mayoría de los pueblos de todas las épocas, el tiempo de la cosecha era una ocasión de júbilo especial.
Pero este grupo de personas a las que David se refiere aquí, y que se preguntaban dónde encontrar el bien, realmente parecían no conocer a Dios, por eso David intercede por ellos para que Dios les muestre el gozo que se deriva de una correcta comunión con Dios.
Él sabía bien lo que estaba pidiendo, puesto que en muchas ocasiones a lo largo de su vida ya había experimentado ese mismo gozo: "Tú dise alegría a mi corazón".
En cuanto a esta felicidad que Dios da podemos ver que es "mayor" en varios sentidos:
Es accesible para todas las personas, puesto que no se basa en las cosas y las posesiones. Al fin y al cabo, si tengo todo el mundo, pero no le tengo a él, sigo siendo un pobre hombre.
Tampoco se trata de una alegría superficial o artificial, sino que se trata de la "alegría del corazón"; un gozo profundo e intenso que sólo el Espíritu Santo puede producir en nuestro corazón.
Es un gozo duradero. No son los "deleites temporales del pecado" (He 11:25), ni tampoco están sujetos a bendiciones materiales que se acaban, como la cosecha.
Es un gozo seguro. Un mal año las cosechas pueden faltar y la felicidad desaparecer, pero la felicidad del creyente es permanente porque Dios nunca le va a faltar (Hab 3:17-19).
Por todo eso David pide lo siguiente para estas personas: "Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro". Esta expresión, que encontramos también en otras partes de la Palabra, la podemos entender con facilidad. Por ejemplo, cuando una persona está enfadada con nosotros, fácilmente evita mirarnos a la cara. Dios mismo mostraba su descontento con su pueblo escondiendo de ellos su rostro (Dt 31:18) o poniendo su rostro contra tales personas (Lv 17:10) (Lv 20:3). Por el contrario, Dios hacía resplandecer su rostro sobre aquellas personas que le agradaban y quería bendecir (Nm 6:22-27). Por lo tanto, lo que David desea es que la presencia de Dios se manifieste a esos hombres, trayendo sobre ellos la luz y la vida por medio de una comunión íntima con él.
Y por último, David analiza algunos de los resultados de esa comunión con Dios: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado".
Habiendo orado de esta manera, David se va a la cama a dormir, confiado en que Dios cuidaba de él. Los enemigos descritos al comienzo del Salmo siguen estando ahí, pero Dios le proporciona la tranquilidad y seguridad suficiente para conciliar el sueño.
¡Cuántas veces el sueño huye de nosotros por nuestra falta de fe o porque vivimos vidas desordenadas que no agradan a Dios! ¡Cuántas veces nos afanamos y angustiamos con las cosas que nos preocupan porque no las llevamos con fe al Señor!
Pero David no habla sólo del sueño; la correcta comunión que disfruta con Dios le hace "vivir confiado", incluyendo con esto cualquier situación, por difícil que fuera, que se le llegara a presentar en la vida.
¡Qué Dios nos ayude a confiar en él de este mismo modo!

Otras notas

En el título encontramos la palabra "Neginot", que quizá hace referencia al nombre de un instrumento de música o a una melodía.

Comentarios

Venezuela
  Freddy Velazco  (Venezuela)  (19/12/2022)
Gracias por sus enseñanzas claras y edificantes para nuestras vidas espirituales.
Dios les guarde.
Freddy Velazco
Maracaibo Venezuela.
República Dominicana
  Eladio Martínez  (República Dominicana)  (21/05/2022)
Muchísimas bendiciones por esa gloriosa y rica reflexión del Salmo 4. El Señor continúe derramando gracia, poder y sabiduría en sus meditaciones bíblicas.
Colombia
  Irma Chery Montoya Moreno  (Colombia)  (26/06/2021)
Que hermoso es estudiar la Palabra de Dios y entenderla, gracias a personas como ustedes que nos la dan a conocer de manera sencilla, explícita y profunda. Gracias, gracias, que el Señor les sostenga en esta maravillosa labor.
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