Una razón que ya hemos comentado es que Judas era codicioso y su amor al dinero le llevó a cometer esta traición (Jn 12:5-6).
También es posible que se sintiera desilusionado porque Cristo no tenía intenciones de levantarse contra los romanos para establecer el reino judío tal como él esperaba, y por el contrario, no dejaba de anunciar constantemente su muerte. Debemos entender que seguramente la razón por la que se había hecho un seguidor de Jesús no era por cuestiones espirituales sino políticas, y al no ver sus expectativas cumplidas, decidió abandonar y sacar algún provecho antes de que fuera demasiado tarde.
Otros han especulado con la idea de que Judas entregó a Jesús con la intención de obligarle a actuar. Pero esta opinión no parece coincidir con el cuadro general que nos dibujan los evangelios.
Tal vez la razón fundamental la debamos buscar en el hecho de que Judas nunca había sido un verdadero creyente, y por esta causa no perseveró. Jesús lo sabía bien, y por eso, cuando en la última cena habló con sus discípulos de la necesidad de estar lavados, dijo que "vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quien le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos" (Jn 13:10-11). Por esta causa, poco después el diablo entró en él (Jn 13:27).