El centurión romano que estaba cerca de la cruz y le vio morir.
Las mujeres que siguieron a nuestro Señor desde Galilea hasta Jerusalén, y que le vieron morir en la cruz y también cómo lo colocaban en el sepulcro.
Y José de Arimatea, que recogió su cuerpo muerto y le dio sepultura.
Por ejemplo, Lucas nos dice que él no había aprobado la decisión del Sanedrín (Lc 23:51). José de Arimatea era un miembro más del Concilio, con una influencia limitada.
Aunque probablemente en esos momentos su identificación con Jesús era todavía muy tímida. Juan nos dice "que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos" (Jn 19:38).
Sin embargo, la muerte de Cristo tuvo un impacto muy fuerte en su conciencia, e inmediatamente se convirtió en el primer discípulo en identificarse públicamente con el Crucificado. Quizá porque comprendió que si quería librarse de cualquier implicación en el asesinato judicial de Cristo, había de distanciarse públicamente de la decisión del Sanedrín.
Y tal vez le debamos también mucha de la información que los evangelios recogen de las reuniones secretas del Sanedrín durante la noche en la que Jesús fue juzgado.