Estudios bíblicos por series

Serie:  Los Salmos

Jehová es mi pastor (Salmo 23:1-6)

De entre todos los Salmos, el 23 es sin duda uno de los más conocidos y apreciados. En sus versos los creyentes han encontrado aliento y confianza para afrontar las diferentes etapas de la vida. En especial, ha acompañado a muchos en su lecho de muerte y han sido iluminados por sus versos en el tramo final de su viaje a la presencia del Señor.

David implora dirección, perdón y protección (Salmo 25)

¿Has sentido momentos de confusión, en que no sabes qué hacer, en quién confiar, por qué camino seguir? ¿Has necesitado la guía del Señor en asuntos críticos de tu vida? David escribió el Salmo 25 cuando se encontraba en una situación muy complicada, pero él expresa su convencimiento de que Dios le enseñaría el camino que debía escoger. Por eso, a pesar de que sabe que no merece nada, aun así levanta su alma al Señor y espera? Sin duda, este Salmo tiene mucho que enseñarnos también a nosotros...

Jehová es mi luz y mi salvación (Salmo 27)

¿Has sentido miedo alguna vez? Hay temores para todos los gustos: a la enfermedad, a la soledad, al embarazo, a los accidentes, al despido. Algunos jóvenes tienen miedo a que sus padres se separen. Otros tienen miedo a hacer el ridículo delante de la gente. Otros temen a la muerte o al fin del mundo... En el Salmo 27 vemos cómo David llevaba al Señor todos sus temores, su soledad y el rechazo que estaba sufriendo, y cómo encontró en él el consuelo que nadie más nos puede dar. A veces las personas más cercanas pueden fallarnos, incluso la propia familia, pero Dios nunca lo hará.

La protección divina (Salmo 34)

¿Has sentido necesidad alguna vez? Puede ser la necesidad de un amigo, de alguien que te comprenda. O la necesidad de una familia, o de trabajo, de dinero para comer o pagar el alquiler. Algunos necesitan salud o protección, otros tienen necesidades emocionales: consuelo, ánimo, consejo. A veces la crisis llega a un punto extremo, cuando amenaza la misma muerte si el Señor no interviene para dar una liberación. En la iglesia perseguida muchos creyentes sufren situaciones de cárcel y de torturas. Ahora vamos a estudiar el Salmo 34 que David compuso para animar a sus hombres a confiar en Dios en un momento de gran necesidad. Veremos cómo él se refugió en Dios y así pudo experimentar su protección y liberación de todos sus enemigos y también pudo ver la provisión divina para todas sus necesidades.

Arrepentimiento y plegaria pidiendo purificación (Salmo 51)

David escribió el salmo 51 después de haber pecado con Betsabé, la mujer de Urías. En un principio el rey intentó ocultar lo que había hecho, pero un profeta de Dios le confrontó con su pecado. A partir de ese momento, David se quebrantó y plasmó su arrepentimiento en este salmo, que da respuesta a muchas de las inquietudes del ser humano: ¿Qué hacer con el mal que hemos cometido? ¿Cómo librarnos del sentimiento de culpa? ¿Qué es el arrepentimiento genuino? ¿Cómo debemos confesar nuestros pecados? ¿Puede Dios borrar y perdonar nuestros pecados sin dejar en entredicho su justicia? ¿Cómo empezar de nuevo y no cometer los mismos errores? ¿Cómo podemos huir de la impureza sexual? Estas son algunas de las cuestiones que trataremos en este estudio...

Jehová da dominio al rey (Salmo 110:1-7)

En el Salmo 110 el rey David reflexiona sobre el lugar de honor que Dios dará a Cristo por haber entregado su vida. También medita sobre la predicación del evangelio que surge de esa obra y que atrae a algunos corazones a la fe, aunque por otro lado, considera que sigue habiendo enemigos, aunque estos también serán finalmente vencidos en la próxima venida de Cristo a la tierra en gloria.

Edificando en vano (Salmo 127:1)

El Salmo nos invita a reflexionar sobre el hecho de que a menos que Dios esté en el centro de la vida tanto personal como nacional, todo esfuerzo humano será en vano.

Protección y descanso (Salmo 127:1-2)

El salmista aborda dos de los grandes anhelos del ser humano: protección y seguridad frente a los peligros, y descanso frente a la ansiedad que fácilmente invade nuestras vidas.

Herencia de Jehová son los hijos (Salmo 127:3-5)

Hoy el mundo ha redefinido el concepto de matrimonio y familia, contraviniendo los principios bíblicos establecidos por su Diseñador. Pero como cristianos, sabemos que sólo aplicando los principios bíblicos podremos disfrutar plenamente de esto que Dios creo para el gozo y la bendición del ser humano.

La prosperidad viene de Jehová (Salmo 127)

David dedica el salmo 127 a su hijo Salomón. Quiere convencer a su heredero, y a nosotros también, de que debemos tener un proyecto de vida. No es suficiente vivir sólo para el momento, inventando salidas y buscando una alegría embotellada, instantánea. Una vida con propósito sólo puede ser una vida anclada en Dios y desarrollada en sintonía con Dios. Pero al mismo tiempo, un proyecto vital auténtico tendrá que ver con personas a las que podamos influir y tocar sus vidas para la eternidad. Y como David señala, las primeras personas a las que podemos bendecir son los hijos, aunque debemos ampliar el círculo para incluir también a cuantos más mejor...