Parece un hecho que la basta mayoría del pueblo de Dios en este tiempo no se consideran peregrinos sino turistas. Viven en este mundo con el principal propósito de divertirse, de disfrutar al máximo de todas las cosas que encuentran a su alrededor, de probar nuevas sensaciones...
¿Cómo será nuestra entrada en el cielo? ¿Será igual para todos los creyentes? En este interesante estudio podemos ver que la Biblia enseña que el cielo no será igual para todos los cristianos, sino que dependerá de cómo hemos vivido en esta vida presente. Además, se aclaran algunos conceptos erróneos sobre cómo será el cielo. Sin duda, un estudio muy estimulante para tomar con mayor seriedad nuestra preparación para el día en que seamos llamados por el Señor a nuestro hogar celestial.
El profeta Jonás repite en varias ocasiones a lo largo de su libro que quiere morirse. Este deseo es característico de la depresión psicológica severa. ¿Cuál era la causa de su depresión? Básicamente, su persistente actitud de conflicto contra Dios. Seguramente muchas personas tampoco ven un propósito a sus vidas y están deprimidas porque su relación con Dios es incorrecta.
El conocimiento espiritual no depende del intelecto, ni es automáticamente el resultado de una buena educación. Sin la iluminación por parte del Espíritu Santo nos quedaremos sin discernimiento espiritual. Esta es otra razón por la que continuamente debemos orar a Dios pidiendo que nos conceda este tipo de conocimiento.
Si practicamos una vida de oración constante en la presencia del Señor, unido al estudio regular de la Biblia y la obediencia, veremos como nuestras vidas cambian progresivamente.
Ya sabemos por experiencia que un ejemplo tiene más efecto que muchas palabras. En sus conversaciones con los discípulos y también en sus sermones públicos, el Señor habló muchas veces sobre la oración, animando a orar. Pero, su ejemplo al orar, evidentemente retó a sus discípulos más que sus palabras podían hacerlo. El hecho de que vivía lo que predicaba, despertó en los discípulos el deseo de llegar a ser hombres de oración como Él.
El rey Ezequías se encontraba ante una situación imposible cuando Senaquerib, rey de los asirios, le amenazó con invadir su país. Además del peligro real, estaba la guerra psicológica, que tocaba los puntos más sensibles de la fe de Ezequías. Pero nada de todo esto tuvo efecto alguno cuando Ezequías llevó sus preocupaciones ante Dios en oración.
La Biblia y la historia de la iglesia están llenas de ejemplos de hombres y mujeres que oraban con disciplina a pesar de sus debilidades y faltas humanas. Ellos aprendieron a pasar tiempo a solas con Dios en oración antes de ocuparse de todas las demás actividades, y Dios bendijo ricamente sus ministerios. Aquí tenemos algunos de esos ejemplos.
La lucha del Señor en Getsemaní es la última escena de oración de nuestro Señor, que los discípulos advirtieron. Recordemos que su ministerio público comenzó a orillas del Jordán con una oración, y con una oración concluye el Señor su obra para honra de Dios, encomendando su espíritu confiadamente en las manos del Padre.