Una de la áreas en las que el creyente tiene las luchas espirituales más fuertes es con sus familiares incrédulos. En muchas ocasiones hay que tomar decisiones difíciles para seguir fielmente al Señor. El caso del rey Asa ilustra algunas de estas batallas...
Para entender correctamente cualquier libro de la Biblia es imprescindible conocer bien el texto, así como las circunstancias en las que se originó, las personas a las que dirigió, el propósito, los argumentos... y de todo esto se trata en esta introducción a la epístola a los Efesios.
Un profeta le dijo al rey Asa: El Señor estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Esto siempre ha sido verdad, pero con frecuencia, nos debatimos entre confiar en Dios o intentar solucionar las cosas por nuestros propios medios...
El rey Asa no creyó que Dios podría darle la victoria contra un enemigo que él veía muy grande, y en lugar de confiar en el Señor, buscó la ayuda de otros hombres. Fue entonces cuando el profeta le dijo: ¡Has actuado locamente!
En las oraciones que se conservan de Pablo, vemos que él no acostumbraba a pedir bendiciones materiales, ni mejorías de salud, etc., sino que anhelaba bienes espirituales para los santos, pues éstos constituyen el fundamento de todo lo demás.
El apóstol establece un claro contraste entre nuestro triste estado como pecadores y lo que hemos llegado a ser por nuestra identificación con Cristo. Todo es fruto de la gracia de Dios y sólo él debe ser adorado eternamente por ello.
El apóstol Pablo deseaba que cada creyente disfrutase plenamente de todo lo que Dios tenía reservado para ellos de acuerdo al plan que había trazado desde la eternidad y que encontraba su fundamento en Cristo. Por esta razón ora nuevamente a favor de los creyentes.
El rey Uzías superó un terremoto, venció a sus enemigos militares, evitó pecados sexuales y la idolatría, pero no pudo controlar su orgullo. Siempre existe el peligro de creer que cuando el Señor nos bendice, esto se debe a nuestras propias habilidades o esfuerzo...
Pablo pasa a desarrollar las implicaciones que la salvación de Cristo ha de tener en nuestras vidas. Su conclusión es que un verdadero cristiano debe andar en este mundo de manera coherente con su profesión. Esto incluye su carácter, la forma en la que habla, su sexualidad, el uso del tiempo, la importancia que da a la Palabra...
El rey Ezequías prosperó mucho y se hizo de grandes riquezas, pero cometió un grave pecado al enorgullecerse de ellas. Nosotros también podemos caer en lo mismo si hacemos alarde de nuestros dones en lugar de servir y dar gloria con ellos al Señor...