1Job 2Una vez más mis quejas son amargas
porque Dios ha descargado su mano sobre mí. 3¡Ojalá supiera yo dónde encontrarlo,
y cómo llegar a donde vive! 4Presentaría ante él mi caso,
pues me sobran argumentos. 5¡Ya sabría cómo responder
a lo que él me contestara! 6Pero él no usaría la fuerza como argumento,
sino que me escucharía 7y reconocería que tengo la razón;
me declararía inocente,
¡me dejaría libre para siempre! 8Pero busco a Dios en el oriente, y no está allí;
lo busco en el occidente, y no lo encuentro. 9Me dirijo al norte, y no lo veo;
me vuelvo al sur, y no lo percibo. 10Él conoce cada uno de mis pasos;
puesto a prueba, saldré puro como el oro. 11Yo siempre he seguido sin desviarme
el camino que él me ha señalado. 12Siempre he cumplido sus leyes y mandatos,
y no mi propia voluntad. 13Cuando él decide realizar algo, lo realiza;
nada le hace cambiar de parecer. 14Lo que él ha dispuesto hacer conmigo, eso hará,
junto con otras cosas semejantes. 15Por eso le tengo miedo;
sólo el pensarlo me llena de terror. 16Dios, el Todopoderoso,
me tiene acobardado. 17¡Ojala la noche me hiciera desaparecer
y me envolviera la oscuridad!