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Job 18

Reina Valera 1995

Bildad describe la suerte de los malos

1Respondió Bildad, el suhita, y dijo:
2¿Cuándo pondréis fin a las palabras?
Pensad, y después hablemos.

3¿Por qué somos tenidos por bestias
y a vuestros ojos somos viles?

4Tú, que te destrozas en tu furor,
¿será abandonada la tierra por tu causa,
o serán removidas de su lugar las peñas?

5Ciertamente la luz del impío se apaga
y no resplandecerá la llama de su fuego.

6La luz se oscurece en su casa
y se apaga sobre él su lámpara.

7Sus pasos vigorosos se acortan
y sus propios planes le hacen tropezar;

8porque un lazo está puesto a sus pies
y entre redes camina;

9un cepo atrapa su talón
y una trampa se afirma contra él.

10La cuerda está escondida en la tierra
y la trampa lo aguarda en la senda.

11De todas partes lo asaltan temores
y lo hacen huir desconcertado.

12El hambre desgasta sus fuerzas
y a su lado está dispuesta la ruina.

13La enfermedad roe su piel
y sus miembros devora el primogénito de la muerte.

14De la confianza de su hogar es arrancado
y es conducido al rey de los espantos.

15En su hogar mora como si no fuera suyo;
piedra de azufre es esparcida sobre su morada.

16Por abajo se secan sus raíces
y por arriba son cortadas sus ramas.

17Su recuerdo se borra de la tierra
y no tiene nombre en las calles.

18De la luz es lanzado a las tinieblas
y es arrojado fuera del mundo.

19No tiene hijo ni nieto en su pueblo,
ni quien le suceda en sus moradas.

20De su día se espantan los de occidente,
y el pavor caerá sobre los de oriente.

21Tales son ciertamente las moradas del impío,
y ése es el lugar del que no conoce a Dios.


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