Estudio bíblico de Joel 2:15-25

Joel 2:15-25

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro del profeta Joel. Y continuamos con el capítulo 2 de este libro, el cual es un capítulo muy importante, en la segunda gran división de este libro, titulada "Mirando al día del Señor" en su aspecto de preludio.

En el versículo 12 comenzó un párrafo titulado "La súplica de Dios". En el versículo 13 vimos a un versículo importante para entender la actitud compasiva de Dios, esperando el arrepentimiento de Su pueblo. Y al leer el versículo 14 comentábamos que el Señor los bendeciría nuevamente en el campo y en las viñas, y ellos podrían entonces tener el fruto suficiente como para ofrecer las ofrendas de cereales y las ofrendas en las que derramaban vino o aceite en la presencia del Señor.

Iniciemos nuestro estudio de hoy leyendo el versículo 15 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:

"¡Tocad trompeta en Sión, proclamad ayuno, convocad asamblea"

Al principio de este capítulo vimos que el toque de la trompeta era usado para convocar una asamblea y también para anunciar una alarma. En el versículo 1 el toque era para hacer sonar una alarma. Ahora aquí en el versículo 15 se refirió a convocar una asamblea. El pueblo debía ser reunido para escuchar el mensaje de Dios, para que los israelitas tuvieran la oportunidad de volverse a Dios. Él era compasivo y bueno, y estaba dispuesto a aceptarlos.

Así que el llamado fue: proclamad ayuno, convocad asamblea. Como ya hemos visto, bajo el sistema de la ley de Moisés, Dios solo le dio a Su pueblo días festivos. Ellos tenían que presentarse ante Él con alegría. Pero en este momento de nuestro relato, estaban viviendo en pecado y rebelión contra Él y se habían alejado de Él; en consecuencia debían presentarse ante Él en una asamblea solemne.

Estimado oyente, la única manera de venir a Dios es presentándose como un pecador que desea apartarse de sus pecados. Si usted se ha estado apartando de Dios y ahora usted se acerca a Él todo lo que tiene que hacer es apelarle, y pedirle Su ayuda y Él le salvará. Recordemos la frase de un apóstol en el Nuevo Testamento: "cree en el Señor Jesucristo y serás salvo". No tendrá que hacer ninguna otra cosa, solo esto. Para recibir la salvación no es necesario incorporarse formalmente a una iglesia, cumplir con una determinada ceremonia, o prometer algo a Dios. Usted tiene que simplemente volverse hacia Cristo como un pecador que necesita Su compasión y misericordia.

Es interesante que la palabra para predicar o evangelizar, o proclamar el evangelio es un término que significa trompeta. El toque de trompeta del nuevo Testamento es el mensaje del Evangelio que tenemos que proclamar al mundo. Ahora, en este pasaje el llamado Tocad trompeta en Sión era una convocatoria a una asamblea solemne. Cuando las personas en la iglesia responden a un llamado para pasar adelante, es un momento solemne. Ellas están dando testimonio de que se están volviendo del pecado a Dios. Ese es un asunto muy serio y no debería tomarse con ligereza. Sin embargo, enfatizamos nuevamente que el verdadero arrepentimiento no consiste simplemente en el acto formal de pasar al frente ante un llamado del predicador, ni en la expresión de emociones pasajeras.

Para recibir la salvación uno debe acercarse a Dios en la forma en que Él así lo ha establecido. Porque nadie puede venir a Dios el Padre sino por medio del Señor Jesucristo. Él es la única puerta para entrar en el cielo. Jesús mismo dijo en Juan capítulo 10, versículo 9: 9Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos. Continuemos leyendo el versículo 16 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:

"Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, reunid a los pequeños, y a los niños de pecho, y salga de su alcoba el novio y de su lecho nupcial la novia"

La frase reunid a los pequeños, y a los niños de pecho parece indicar que los pequeños debían ser llevados a la guardería, para que sus madres pudieran dedicar toda su atención a la asamblea. Observemos que incluso los recién casados tenían que asistir a la asamblea. Cuando un hombre se casaba en Israel se le eximía de muchos deberes u obligaciones para que pudiera conocer a su esposa. Creemos que eran ventajas por haberse casado. Sin embargo en este pasaje Dios estaba diciendo que debían reunirse todos, incluso los recién casados si se encontraban en su luna de miel. Y continúa diciendo el versículo 17:

"Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros del Señor, y digan: Perdona, Señor, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad para que no la dominen las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?"

Es significativa esta frase que indicaba que los ministros del Señor tenían que llorar. La frase también implica que Joel se encontraba en Jerusalén, es decir, que él era un profeta ante el reino del sur, o de Judá.

Y debían orar de la siguiente manera: Perdona Señor a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad para que no la dominen las naciones. El pueblo de Israel ha sido esparcido por todo el mundo hasta hoy. Aunque tengan una nación, un gobierno y una bandera, están muy sujetos a las naciones del mundo. Se encuentran atrapados en una marea negra que les está causando muchos problemas, y continuará causándoles dificultades porque ellos no se encuentran de regreso en aquella tierra en cumplimiento de la profecía. Cuando Dios les coloque otra vez en la tierra, no tendrán problemas relacionados con la dependencia mundial de los países productores de petróleo.

Golda Meir, ex-primera ministra de Israel hizo una declaración que implicó que Moisés había cometido un error. Dijo lo siguiente: "Imaginaos; él condujo a nuestro pueblo a través del desierto durante cuarenta años, trayéndolos al único lugar de la zona en que no había petróleo". Bueno, si ella hubiera creído en la veracidad del Antiguo Testamento, habría sabido que ellos fueron guiados por una columna de fuego por la noche y por una nube durante el día, y que Dios tenía un propósito determinado al evitar que se establecieran en una tierra que fuera rica en petróleo. Si así hubiera sido, ellos seguramente nunca habrían conseguido que les devolvieran su tierra. En realidad, lo que Israel necesita en la actualidad no es petróleo, sino agua. No tienen suficiente agua porque el juicio de Dios está aun sobre ellos. Moisés no cometió ningún error porque estaba siguiendo las órdenes de Dios, y Dios, con toda seguridad, no comete errores.

Y el versículo 17 también incluye la frase ¿Por qué han de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios? Ellos se estaban preguntando qué les estaba sucediendo y en la actualidad aun persiste esa pregunta. Un joven judío, dijo en una ocasión: "Si es como vosotros decís que somos el pueblo elegido de Dios, porqué no interviene El hoy a favor nuestro?" Y un Pastor que le escuchaba le contestó: "Porque en este momento, vosotros no estáis con Dios: Hasta que no os arrepintáis, Él no os tratará como Su pueblo elegido. Es que Dios hoy está haciendo algo nuevo. Él está llamando, de entre los judíos y de entre los no judíos, a un pueblo que invoque Su nombre". Y también le dijo el Pastor: "Vosotros no estáis al día con Dios. Habéis retrocedido al sistema de Moisés que sencillamente ya se ha pasado de moda, pues ha sido superado por un nuevo modelo, que es la iglesia del Señor Jesucristo". Hasta aquí la cita. Lo que sucede es que Dios está invitando a "todo aquel que crea" a confiar en Cristo y convertirse en una parte de la nueva organización que Él llama la iglesia. Y ahora llegamos a un nuevo párrafo que hemos titulado:

Una promesa de liberación

Aquí vemos que el profeta se estaba, de forma definitiva, proyectándose hacia el futuro. Observemos la palabra temporal "entonces", que aparece en otras traducciones y que aparecerá varias veces en este capítulo. Leamos el versículo 18 de este segundo capítulo:

"Y el Señor, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo."

En Mateo capítulos 24 y 25, en el discurso del Monte de los Olivos, el Señor Jesús usó la palabra "entonces" para proyectarse en el tiempo hacia los eventos que tendrán lugar en el período de la gran tribulación. Al final de este período, justamente antes de que el Señor regrese a la tierra, "entonces", como dijo Joel en este versículo, el Señor, solícito por su tierra, perdonará a Su pueblo. Y dice el versículo 19,

"Responderá el Señor y dirá a su pueblo: Yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones."

En aquel tiempo el Señor les dará pan, mosto y aceite; no serán más una deshonra entre los paganos. En la actualidad, ni siquiera los más radicales dirían que estas palabras se están cumpliendo ahora. La mayoría de la población de Israel no se encuentra en aquella tierra. Hay más judíos en Nueva York que en Israel, e incluso hay muchos judíos en Rusia. Es que esta declaración del versículo 17 no se está cumpliendo en este tiempo. Esta profecía aún mira hacia el futuro y, concretamente, hacia el período conocido como el "día del Señor", que comenzará con la oscuridad y continuará hasta el amanecer del reino, y después del estallido de la última rebelión del hombre en la tierra, hacia el comienzo del reino eterno. Nosotros estamos incluidos en aquel período en particular. Ahora, en el versículo 20 de este capítulo 2 de Joel, dice:

"Haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta: su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental. Exhalará su hedor y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas."

Al decir Haré alejar de vosotros al del norte seguramente no se estaba refiriendo a langostas o a un ejército que viniera del norte. Esto se cumplió parcialmente cuando Asiria descendió y conquistó al reino del norte: (o de Israel). Pero Dios libró milagrosamente al reino del sur (o de Judá) de ese enemigo. Eso sucedió unos 100 años antes de que el reino del sur fuera también conducido al cautiverio ---y entonces sería por causa de Babilonia y no de Asiria.

Sin embargo, habrá aun un cumplimiento futuro para el alejamiento de un ejército del norte. Este cumplimiento fue presentado en mayor detalle en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. En el período de la gran tribulación una nación del norte descenderá contra Israel pero Dios liberará a este pueblo. La descripción incluida aquí encaja con la batalla de Armagedón. Dice este versículo 20: y lo echaré en tierra seca y desierta: su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental. Exhalará su hedor y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. El mar de Galilea está a un lado y el Mar Mediterráneo está al otro lado del Valle de Esdraelon, donde tendrá lugar la batalla de Armagedón. Como hemos visto en Ezequiel, Dios intervendrá y destruirá al enemigo que venga del norte, y lo hará para traer honor y gloria a Su nombre.

Estimado oyente, Dios es glorificado cuando Él castiga el pecado, tanto como lo es cuando salva a un pecador. Esta verdad nos resulta difícil de creer; para el hombre es una píldora amarga de tragar. Pero Dios es justo y un Dios santo y justo va a juzgar. Cada uno de los profetas así lo afirmó. La Palabra de Dios tiene mucho que decir sobre el juicio de Dios. Pero a Él no le agrada juzgar. Acabamos de ver que es misericordioso y compasivo, y lento para la ira. y que el juicio es una obra extraña para Dios. Es por tal motivo que Él extiende Sus manos todo el día y nos pide que vengamos a Él. Cuando las personas se niegan a volverse a Él, las debe juzgar en Su justicia y en Su santidad.

Esto es cierto incluso para los hijos de Dios. Cuando nos equivocamos o hacemos el mal, si no nos juzgamos a nosotros mismos, Dios nos tiene que juzgar. Nos castiga para hacer que volvamos a Él. Y dice el versículo 21 de este segundo capítulo de Joel:

"Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque el Señor hará grandes cosas."

El período de la Gran Tribulación conducirá a la venida de Cristo a la tierra para establecer Su reino. En la actualidad esa tierra se encuentra aun bajo una maldición, y ya hemos hablado de su escasez de agua. La tierra está lejos de parecer un Jardín de Edén. Cualquiera que haya viajado de Jerusalén a Jericó tendrá que admitir que es una zona tan desolada como un desierto.

Usted también observará que la iglesia no está incluida en esta figura. Tampoco encontraremos a la iglesia en el Discurso del Monte de los Olivos ni en el libro de Apocalipsis después del capítulo 4. Los creyentes habrán sido recogidos de este mundo y ya no habrá una iglesia sobre la tierra. Y cuando la iglesia llegue al cielo ya no será llamada la iglesia; la figura cambiará y los creyentes serán llamados "la esposa de Cristo". Continuemos leyendo el versículo 22 de este segundo capítulo:

"Animales del campo, no temáis, porque los pastos del desierto reverdecerán y los árboles llevarán su fruto; la higuera y la vid darán sus frutos."

Evidentemente, ese día todavía no ha llegado. Y dice el versículo 23:

"Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en el Señor, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio."

¿Quiénes son los hijos de Sión? Por supuesto, ellos son los integrantes del reino del sur (o de Judá) ---allí estaba situada Sión.

Cuando el profeta habló de la lluvia, estaba hablando de una lluvia literal. En el versículo 28 Joel aplicará esto al derramamiento del Espíritu Santo, pero en este versículo se estaba refiriendo a una lluvia literal. La primera lluvia o lluvia temprana llegaba en Octubre, y la lluvia tardía llegaba en Abril. Hay otros pasajes en la Biblia que hablan sobre las lluvias temprana y tardía, que eran lluvias literales en las tierras de Israel (podemos leer Levítico 26:3, 4; Deuteronomio 11:14-17; 1 Reyes 8:35, 36; Jeremías 3:3; y Oseas 6:3).

En el pasado, esas tierras recibían lluvias verdaderamente abundantes. Todas esas colinas escarpadas estaban cubiertas de árboles. Los enemigos vinieron y despojaron esa tierra y en la actualidad los pobladores están tratando de plantar árboles, pero ellos tienen problemas para ver crecer a esos árboles porque no hay suficiente lluvia tardía. Así que Joel estaba hablando de esas lluvias literales que Dios había prometido para el futuro. Continuemos leyendo, finalmente por hoy, los versículos 24 y 25 de este segundo capítulo:

"Las eras se llenarán de trigo y los lagares rebosarán de vino y aceite. Yo os restituiré los años que comió la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército que envié contra vosotros."

Dice aquí Yo os restituiré los años que comió la langosta. Se han predicado muchos sermones espiritualizando este pasaje, que puede ser utilizado como una aplicación, ya que afirma un gran principio. Tenemos la misma idea en el libro de Apocalipsis capítulo 21, versículo 5, donde el que estaba sentado en el trono dijo: Yo hago nuevas todas las cosas. El estaba hablando en este capítulo de la Nueva Jerusalén. Y aquellos que pertenecen a la iglesia, esos pecadores que han confiado en Cristo van a estar allí, lo cual será una experiencia extraordinaria. Él enjugará todas las lágrimas. ¡Qué cambio implicará esa situación! Hay muchas lágrimas en este mundo, así que nos consuela y nos alegra que Él va a hacer nuevas todas las cosas.

Yo no sé en cuanto a usted, pero algunos no estamos satisfechos con nuestra vida en esta tierra. Nunca hemos podido ser la clase de personas que nos gustaría ser, en el orden profesional y en el área de la familia. Por ello nos agrada mucho leer estas palabras que acabamos de leer en Apocalipsis: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Es como si Él nos estuviera diciendo: "No habéis hecho las cosas bien en la tierra; nunca alcanzasteis vuestros objetivos. Os sentíais frustrados. Vuestra energía era muy limitada. Allí os encontrabais conviviendo con esa vieja naturaleza pecaminosa. Pero yo voy a hacer nuevas todas las cosas. Os daré una nueva página, un lápiz nuevo sin goma de borrar. Podéis escribir todo nuevamente. Podéis lograr lo que siempre quisisteis llevar a cabo".

Y estimado oyente, creemos que esto es lo que va a ser el cielo para tantas personas. Podremos hacer las cosas que no pudimos hacer en la tierra, y ser la clase de personas que hubiéramos querido ser aquí. ¡Imagínese usted lo que significará de los obstáculos y estorbos de las circunstancias, del pecado, de nuestro entorno, e incluso de los factores hereditarios! ¡Qué gloriosa experiencia será el vernos libres de todas esas debilidades y limitaciones, y en la presencia de Cristo! Realmente, Dios hará todas las cosas nuevas. En un sentido material y espiritual, Él restaurará los años que las langostas comieron.

Vamos a tener que concluir con ese pensamiento, y continuaremos con nuestro estudio en nuestro próximo programa, en el que abarcaremos el final de este capítulo 2 y el comienzo del capítulo 3. Nos despedimos, pues, hasta nuestro próximo encuentro, ya que esperamos tener el placer de contar con su compañía.

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