Estudio bíblico de Miqueas 1:8-12

Miqueas 1:7-12

Continuamos hoy, amigo oyente, recorriendo el libro del profeta Miqueas, y volvemos al capítulo 1 de este breve libro profético para proseguir nuestro estudio con el versículo 7.

Observemos aquí algunas declaraciones del profeta Miqueas que resultan realmente sorprendentes, y descubriremos que en cada uno de los 7 capítulos de este pequeño libro, encontraremos una de estas declaraciones. La más larga se encuentra en este primer capítulo. Comienza en el versículo 6, para concluir con el versículo 16. Aquí leemos acerca de la destrucción de Samaria por Asiria, pero también se incluye el juicio que vendrá más adelante sobre Jerusalén y al reino del sur de Judá, por parte de los Babilonios.

El cuadro que se describe aquí es un anticipo de lo que vendrá en el futuro, el juicio futuro. El profeta Miqueas presentó el juicio en el capítulo uno, y en el capítulo 2 encontraremos la razón para ese juicio. El profeta explicó con toda claridad, el motivo de este juicio. Estimado oyente, seguramente usted recuerda que en el versículo 5 Miqueas planteó una pregunta, cuando dijo: "¿Cuál es la rebelión de Jacob?" O en realidad: "¿Quién es el responsable?" El profeta lo identificó, y continuó preguntando: "¿No es Samaria? ¿Y cuáles son los lugares altos de Judá? ¿No es Jerusalén?" En otras palabras, ¿quién es responsable por lo que le ha sucedido a esta tierra? Ellos se habían apartado de Dios, habían pecado, habían transgredido las leyes y normas de Dios. ¿Quién es responsable? Miqueas, el profeta, culpó a las dos ciudades capitales, a Samaria en Israel, en el reino del norte, y a Jerusalén en Judá, en el reino del sur y afirmó que las dos ciudades fueron las que tuvieron esa influencia tan terrible sobre el pueblo. Leamos ahora el versículo 7:

"Todas sus estatuas serán despedazadas, todos sus dones serán quemados en el fuego, y asolaré todos sus ídolos, porque con salarios de prostitutas los juntó, y salario de prostitución volverán a ser."

En primer lugar se nos dice que "todas sus estatuas serán despedazadas". Si alguien buscara en medio de aquellas ruinas alguna estatua, o preguntara a algún guía por imágenes, señales de idolatría, o si los arqueólogos encontraron algunas estatuas, recibiría una respuesta negativa. No se ha conservado ninguna evidencia de idolatría, aunque sabemos que en el pasado se practicaron allí cultos paganos. Recordamos lo ya dicho anteriormente sobre los lugares altos, en los cuales se habían erigido ídolos para el ejercicio de cultos y de la adoración más viles que podamos imaginarnos. Por ejemplo, en la adoración de Moloc, el ídolo formaba una especie de horno candente en el cual eran ofrecidos niños como un sacrificio ritual. Imaginemos el horror de aquellas escenas que allí tuvieron lugar. Las más repugnantes formas de inmoralidad se practicaron en relación con la adoración de aquellos ídolos. Se han descubierto ruinas del palacio en que vivía la reina Jezabel, un palacio de marfil que fue destruido. El palacio ya no existe, pero los arqueólogos sin embargo, han encontrado marfil en ese lugar y han excavado mucho en esa zona. En otras palabras, la religión y el sexo ilícito eran más o menos lo mismo y la continuidad histórica puede observarse en la actualidad en algunos de los grupos de adoración satánica y en el ocultismo.

En segundo lugar, el versículo dice: "todos sus dones serán quemados en el fuego". Esta palabra "dones" es una palabra interesante y queremos observarla por un momento, porque aquí hace referencia a algo que es de suma importancia. Estos dones se referían a vasos muy valiosos que habían sido entregados a los templos paganos. Los guías turísticos dicen que entre las ruinas del palacio de la reina Jezabel los arqueólogos han encontrado restos de vasos pequeños de marfil que evidentemente debieron ser jarras o copas para contener perfumes y algunas más grandes para guardar el vino.

Y en tercer lugar dijo el profeta en este versículo: "porque con salarios de prostitutas los juntó, y salarios de prostitución volverán a ser". El sexo estaba presente en la esencia de estos ritos idólatras. En la ciudad de Corinto, por ejemplo, hoy se sabe que en la adoración a Afrodita, sobre la Acrópolis, había 1.000 vírgenes vestales, que no eran otra cosa que prostitutas, porque el sexo era parte de la religión. Un hombre tenía que pagar cuando acudía a uno de estos lugares de adoración, en el interior de los templos o a la intemperie, éstos funcionaban como prostíbulos, y todo se realizaba en nombre de la religión. La misma práctica la encontramos entre los Fenicios, y los Filisteos, y hay que destacar que el pueblo de Israel también adoptó aquellas religiones paganas.

Resulta interesante comprobar que parte del pensamiento contemporáneo ha revivido algunas de aquellas ideas. Han surgido nuevas formas o conceptos sobre la moralidad que, en realidad, son tan antiguas como la adoración a Moloc, a Baal, y a otras religiones paganas de la antigüedad. Es por tal motivo que insistimos en que algunos aspectos de la religión no han sido precisamente una bendición para el mundo. Hay pueblos enteros que tienen potencialmente grandes valores humanos, estéticos, artísticos, que se encuentran, sin embargo en una lamentable condición espiritual, y que viven en la miseria, al estar como encadenados por supersticiones religiosas. Por supuesto, el cristianismo no es una religión, sino que básicamente consiste en una Persona. El mismo Señor Jesucristo lo aclaró cuando dijo en el evangelio de Juan 8:36, "Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres". Amigo oyente, Él puede liberarle de las ataduras de una religión que deja fuera de sus esquemas a Cristo.

Ya hemos visto que la última parte del versículo 7 dice: "porque con salarios de prostitutas los juntó, y salarios de prostitución volverán a ser". El profeta Miqueas estaba diciendo que aquellos salarios o ganancias volverían a ser usadas otra vez para el pecado. Aparentemente, algunos de aquellos vasos que mencionamos antes, fueron usados nuevamente en los tiempos del Imperio Romano. Fue el rey Herodes quien reedificó esa ciudad, porque le gustó su situación geográfica; era un lugar agradable para vivir. Pero no pudo resistir el paso del tiempo y la ciudad fue destruida y de ella sólo quedan sus ruinas. La adoración pagana fue su pecado principal, pero Miqueas iba a mencionar también otros pecados. Ahora, pues, leeremos acerca de:

Los lamentos de Miqueas

Hasta el final de capítulo 1 podremos leer las tristes lamentaciones de Miqueas. El profeta estaba profundamente afectado por los pecados de Israel y por las consecuencias que este estilo de vida iba a traerles irremediablemente. Miqueas era un profeta, un hombre al que Dios había llamado para este ministerio. Miqueas era muy parecido al profeta Jeremías, y también similar al profeta Oseas; fueron hombres con corazones tiernos. Quizá pensemos que todos los profetas eran tan fuertes como Elías, un profeta bastante duro, como también lo fue Ezequiel. Quizá usted recuerda que Dios dijo del pueblo de Israel que era gente obstinada, coloquialmente hablando, "unos cabeza dura", pero también dijo que eran duros de corazón. Dios le dijo a al profeta Ezequiel: "Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente". Era necesario que los profetas fueran todavía más duros y obstinados que el pueblo, para hablar y proclamar con valentía los mensajes que Dios les daba, aunque muchos de estos hombres eran muy tiernos y sensibles. El profeta Miqueas era uno de ellos. Escuchemos lo que él dijo aquí en el versículo 8 del capítulo 1:

"Por esto lamentaré y aullaré, y andaré despojado y desnudo; haré aullido como de chacales, y lamento como de avestruces."

"Andaré despojado y desnudo", cuando un hombre se despojaba de su ropaje externo significaba que se encontraba en un estado de profundo luto y con tristeza de espíritu. Miqueas continuó diciendo: "haré aullido como de chacales". Si usted ha tenido la oportunidad de escuchar a un lobo o a una hiena, algún animal salvaje aullando durante la noche, seguramente no habrá olvidado esos terribles sonidos. Miqueas continuó diciendo: "Y lamento como de avestruces". Ahora, el avestruz produce un sonido muy plañidero, que se parece mucho a un lamento, un sonido que solo podemos escuchar si visitamos a un parque zoológico.

Eso es lo que el profeta mencionó en este pasaje, que él se iba a lamentar de esa manera, con sonidos tan plañideros como las que emiten los avestruces. El profeta Miqueas aquí reveló que el mensaje que proclamaba de parte de Dios le estaba afectando de la misma manera, que impactó también al profeta Jeremías cuando compartió el mensaje de Dios. Aquí tenemos otra vez un ejemplo de la clase de hombre que Dios escoge para que entregue un mensaje severo: tenía que ser un hombre con un corazón tierno, si el mensaje que tenía que presentar era un mensaje duro. ¿Por qué? Porque Dios, antes de enviar Su juicio sobre el pueblo pecador, quiere que Su pueblo sepa, cómo Él se siente. Por este motivo Dios envió al profeta Jeremías, a quien también se conoce como "el profeta llorón", y también tenemos a Miqueas, cuyo libro estamos estudiando. El pueblo sabría cómo se sentía Dios acerca de sus pecados, al escuchar los mensajes, oír sus lamentos y comprobar su angustiada congoja. Dios no es un Dios vengativo. Dios no disfruta juzgando y condenando, sin embargo Él tiene que juzgar el pecado. Si meditamos sobre este tema tenemos que reconocer que Dios no puede permitir que se haga daño a alguna de Sus criaturas sin que Él juzgue a la parte culpable. Dios no sería Dios si no hiciera justicia a Sus criaturas. Cuando el mal se ha manifestado, y se ha cometido pecado, Dios se manifestará en juicio. Quizás Él se demore un poco, pero Él siempre actúa; y cuando Él actúa, amigo oyente, nadie jamás ha podido ni podrá detenerle. Leamos lo que dijo el versículo 9:

"Porque su llaga es dolorosa, y llegó hasta Judá; llegó hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén."

"Su llaga es dolorosa", la nación había sobrepasado una línea invisible, un punto de "no retorno". No sabemos exactamente dónde se encuentra esa línea, pero sí sabemos que existe. Si un individuo, o una nación, sobrepasan esa línea, no hay posibilidad de reclamaciones. No es porque Dios no sea misericordioso y lleno de gracia, pero ese individuo, o esa nación, están inclinados a pecar, y han hecho oídos sordos a Dios por tanto tiempo que ya no queda otra posibilidad que el juicio. La herida ya es incurable; ellos ya no podrán escuchar a Dios.

Ahora, esto nos preocupa porque pensamos que eso es lo que puede ocurrir, o quizá ya haya ocurrido, con algunas naciones. Y quizás, ya hemos cruzado sobre esa línea. Todo lo que sabemos, por cierto, es que hoy, no estamos escuchando la voz de Dios.

Nos preocupa el hecho de que algunos países parecen haber cruzado una línea, alejándose tanto de Dios, que ya no parece haber una posibilidad de retorno. La sociedad, la gente, no sólo no escucha la voz de Dios, sino que, aparentemente tampoco desean oírla. A pesar de que parece haber una cierta actitud de recepción a la Palabra de Dios, a veces nos preguntamos cuan sincera o cuan profunda es esa actitud. ¿Son las acciones de escuchar la Palabra de Dios, y de obedecerla similares? En realidad, conocemos a personas que están viviendo en el pecado, o que han vivido en el pecado y nunca se han arrepentido de sus acciones. Sin embargo hablan de amar a la Palabra de Dios. ¿Es posible que hayan cruzado esa línea invisible y no les queda otra opción que esperar el juicio?

Dice el versículo 9: "Porque su herida es dolorosa y llegó hasta Judá; llegó hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén". El ejército Asirio, bajo el mando de Senaquerib, descendió desde el norte y llegó al reino del norte. Desplazándose en dirección al sur, llegó hasta las murallas de Jerusalén, y el rey Ezequías llegó a temer que fueran a conquistar la ciudad. Pero Dios instruyó al profeta Isaías para que le dijera que Jerusalén no iba a ser invadida, aunque esa aproximación del enemigo fue una seria advertencia para ellos. Bueno, por un cierto tiempo, el reino de Judá prestó atención a la advertencia, pero después el pueblo la olvidó y volvieron a practicar la adoración de los ídolos, con todo lo que esa práctica conllevaba. Llegó el día en que Dios tuvo que juzgar al reino de Judá, así como había juzgado a Israel.

Tenemos aquí ahora una serie de nombres de otras diez áreas urbanas que resultaron afectadas por Samaria y Jerusalén. No todas aparecen en el mapa, pero la lista comenzó en el norte con Samaria, y continuó en dirección al sur, hacia Jerusalén y más allá de esta ciudad. Los significados de sus nombres revelan un juego de palabras. Continuemos leyendo el versículo 10:

"No lo digáis en Gat, ni lloréis mucho; revolcaos en el polvo de Bet-le-afra."

Y "Gat", en realidad quiere decir "ciudad llorona". Era una ciudad de llanto fácil. Fue como si Dios hubiera dicho "No lloréis en la ciudad llorona". Debemos decir que Gat pertenecía a los filisteos, que eran los enemigos empedernidos de Israel. Dios no quería que les dijeran que el juicio se cernía sobre ellos.

Y luego, Él continuó diciendo: "revolcaos en el polvo de Bet-le-afra". "Afra" significa "ciudad polvorienta". El ponerse polvo sobre la cabeza era una señal de la aflicción más intensa. No se conoce el lugar en que existió esta ciudad, pero la idea de este versículo parece ser que la gente debía lamentarse en su propio territorio. Dice el versículo 11 de este primer capítulo:

"¡Retírate, morador de Safir, desnudo y con vergüenza! ¡No sale el morador de Zaanán! ¡Hay llanto en Betesel! A vosotros se os quitará la ayuda."

"Safir" quiere decir "ciudad hermosa". Pero los habitantes se fueron muriendo y la ciudad misma desapareció, así que su emplazamiento es absolutamente desconocido. La hermosa ciudad ya no luciría su belleza y sus habitantes emigrarían desnudos y humillados.

Dice, además, el versículo: "No sale el morador de Zaanán". Zaanán quiere decir

"ciudad que marcha", pero la ciudad que marchaba no marchó. La ubicación de esta ciudad tampoco es conocida. Leamos ahora el versículo 12:

"Porque los moradores de Marot anhelaron ansiosamente el bien, pues el Señor ha hecho que el mal descienda hasta las puertas de Jerusalén."

Dice aquí que los habitantes de Marot "anhelaron ansiosamente el bien". El nombre "Marot" significa "amargura". Ellos esperaron buenas noticias, pero resultó ser un informe triste. Y las palabras "el Señor ha hecho que el mal descienda hasta las puertas de Jerusalén" era un anuncio de que los soldados Asirios estaban marchando hasta las mismas puertas de Jerusalén.

Bien, amigo oyente, vamos a concluir nuestro estudio de hoy, y continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa. Como es nuestra costumbre, le sugerimos que lea hasta el final del capítulo 1 de la profecía de Miqueas, y también la primera parte del capítulo 2, para así estar mejor informado del contenido de nuestro próximo estudio, en el que esperamos poder contar con usted, amable oyente.

También le animamos a que se ponga en contacto con nosotros en la dirección que facilitamos a continuación. Si tiene dudas o preguntas con respecto a esta lección de hoy, por favor, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Nos gustaría ayudarle, pero sobre todo, queremos que sepa que estamos orando a Dios por toda nuestra audiencia, pidiéndole Su luz, paz y presencia en la vida de cada oyente. Nos han llegado preciosas cartas desde varias cárceles, y llamadas telefónicas de profesores, amas de casa, camioneros, estudiantes, sacerdotes, como también de inmigrantes. Por todos ellos oramos pidiendo la bendición sobre sus vidas, sus familias, trabajos y problemas. Sabemos que Dios oye y desea fervientemente responder de manera personal.

Hasta nuestro próximo programa, amigo oyente, ¡que el Señor bendiga su vida en gran manera!

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