Estudio bíblico de Sofonías 2:3-15

Sofonías 2:3-15

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestra marcha por el libro de Sofonías. En nuestro programa anterior apenas pudimos llegar al umbral del segundo capítulo de Sofonías. En los primeros tres versículos, vimos que Sofonías estaba enviando el último llamado de Dios a la nación para que se arrepintiera y regresara Él. Comenzó diciendo: "Congregaos y meditad". Creemos que estas palabras estaban indicando aquí un llamado a reunirse como un grupo de adoradores, para que clamaran a Dios que los liberase, y para que también ellos pudieran abandonar sus pecados. Dios llamó al pueblo a: "Congregaos y meditad, Oh nación sin pudor".

Los pecados de esta gente habían causado que Dios trajera ese juicio sobre ellos, pero no se trataba de que Él no los amara. En realidad, el pecado de ellos había alcanzado un nivel en la que estaban por así decirlo, inmunes a la vergüenza; no tenían ningún sentido del pudor. Ellos no expresaban ninguna vergüenza en su comportamiento. Creemos que uno podría decir que no tenían ninguna sensibilidad en cuanto al pecado. Estaban pecando con impunidad. Ellos pecaban abiertamente, y en realidad, hasta se jactaban de hacerlo. Creemos que nuestra situación en el presente es similar a ésta que se describe en este pasaje. Hay personas que se admiran cuando decimos que nos encontramos en una situación terrible, y no es que nosotros digamos que ahora estemos en una condición peor que en el pasado. Sino que en otras épocas, la gente pecaba, pero no lo hacía tan abiertamente. Lo hacía a escondidas, el pecado se cometía en un lugar donde nadie podía observar al que se implicaba en él. No se hacía alarde del pecado ante la sociedad o el mundo.

La gente no se jactaba de hacerlo como ocurre en el presente. O sea que, no era una forma de pecar descarada como ocurre en nuestro tiempo. Cuando alguien se jacta hoy en día ante los medios de difusión, especialmente en la televisión, de estar viviendo en una situación que otros considerarían como irregular o inmoral, normalmente los demás asistentes al programa le admiran por la tolerancia de sus ideas, y por el valor de llevarlas a la práctica sin ocultarlas ni avergonzarse de ello. O sea, que lo que antes tendía a ocultarse por considerarse anormal, ahora ha pasado a ser la regla general, y el que no lo acepte, será calificado como retrógrado o intolerante. No creemos que haya más pecado en esta época, sino que ahora se presenta abiertamente, como una especia de avance o progreso en las relaciones humanas y sociales. Muchos han perdido ese sentimiento de pesar, de tristeza, por haber cometido un pecado. Ahora se consideraría un remordimiento de tal tipo como una expresión de deseos reprimidos. Sin embargo, ya en aquellos días de Sofonías, se había llegado a esa situación de convivencia en sociedad, y ese era el problema con esta nación de la cual nos estaba hablando el profeta. Aquí en el versículo 2 de este capítulo 2, dice:

"Antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira del Señor, antes que el día de la ira del Señor venga sobre vosotros."

El profeta estaba expresando aquí urgencia. Quería que adoptaran esa actitud antes de que Dios comenzara a actuar en juicio, porque cuando uno cruza esa línea y Dios comienza a actuar en juicio, uno descubre que ya es demasiado tarde para rectificar o volver atrás. Y entonces, dijo aquí en el versículo 3:

"Buscad al Señor todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo del Señor."

En aquellos días existía un remanente del pueblo que era fiel a Dios, de la misma manera en que hoy encontramos un remanente en la iglesia. Sin lugar a dudas, en las iglesias del presente, no interesa cuales sean las tendencias que ellas predominen, hay aún un número de creyentes verdaderos, que son miembros de estas iglesias. No sabemos hasta donde llega la práctica de su fe, y no estamos en condiciones de juzgarles nosotros aquí, pero ese remanente es una realidad. Dios siempre ha tenido un remanente en el mundo. Aparentemente, aquí se estaba hablando a aquellos que formaban parte de ese remanente. Ellos también debían de tener mucho cuidado con sus vidas. Debían buscar la justicia, procurar la mansedumbre. No tenían que estar llenos de arrogancia, de orgullo y de amor propio. Este era uno de los grandes pecados de esa nación. Y ése es el peligro que también existe hoy entre los creyentes. Hoy suele verse el orgullo de la fe, y el orgullo de la gracia. Hay algunas personas que se sienten orgullosas por haber sido salvadas por gracia, y ellos piensan que eso es algo de lo que deben jactarse. Es como si ellos fueran algo especial y particular del Dios todopoderoso y se jactan de ello. Amigo oyente, nosotros tenemos que reconocer que no podemos jactarnos ni enorgullecernos de nada. El apóstol Pablo dijo que él mismo no tenía de qué jactarse. Y, amigo oyente, si Pablo no tenía de qué gloriarse, estamos seguros que ninguno de nosotros lo tenemos. Existe también el peligro de jactarse o enorgullecerse del hecho de que somos hijos de Dios. Por el contrario, esa relación tendría que llevarnos a una actitud de humildad y mansedumbre.

Aquí en el versículo el profeta dijo: "Buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo del Señor". Eso es algo realmente glorioso, maravilloso. Es una experiencia inigualable el ser guardados y protegidos como si estuviéramos en la hendidura de una roca, el ser cubiertos por la protección del Todopoderoso. Los hijos de Dios deben reconocer que aunque ellos no pasen a través del período de la Gran Tribulación, pueden experimentar mucho juicio y muchos problemas, de la misma manera en que les sucedió con este pueblo del tiempo de Sofonías. Ellos no pasaron por el día grande del Señor, pero por cierto que pasaron a través de un pequeño período de tribulación. Ahora bien, uno habla en cuanto a la Gran Tribulación, pero, ¿qué diremos en cuanto a la pequeña tribulación? Todos nosotros vamos a tener que enfrentarnos con pruebas y tribulaciones en esta vida. Vamos a hacer frente a problemas. El apóstol Pablo, en Romanos 8, dijo que gemimos en nuestros cuerpos, así como toda la creación gime, pero eso no quiere decir que nosotros nos encontremos en el período de la Gran Tribulación.

Llegamos aquí a una nueva sección que comienza con el versículo 4 de este capítulo 2, y continúa hasta el versículo 8 del capítulo 3. Aquí tenemos el juicio de la nación, y esto nos revela que Dios juzga a todas las naciones de la tierra. Amigo oyente, el Dios de la Biblia no es solamente una deidad local. No se encuentra encasillado en un lugar de la historia. Quizá ese haya sido uno de los errores cometidos por la raza blanca en su intento de tratar de cristianizar a otros pueblos. Lo que han hecho muchos miembros de la raza blanca, es difundir el evangelio, sí, pero luego han intentado que los pueblos evangelizados vivieran como ellos, y les han llevado sus costumbres, y su modo de vida. Bueno, hay muchas clases de razas viviendo sobre la superficie de la tierra. Todas ellas están formadas por personas por las cuales Cristo murió, y nuestra labor, amigo oyente, es la de llevarles el evangelio, llevarles la Palabra de Dios, y luego dejar que ellos vivan esta nueva vida en el contexto de su propia cultura, con sus propias costumbres, y normas de vida, de la misma manera en que nuestros antepasados recibieron el mensaje del Evangelio. Quizá algunos de nuestros antepasados más lejanos eran paganos, que comían la carne cruda y vivían en una cueva. Pero el evangelio hizo mucho por ellos, sin que los misioneros primitivos trataran de hacer que esta gente cambiara su forma de vivir. Aparentemente desarrollaron su propia civilización, y eso es lo que nosotros debemos hacer con los demás en un mundo globalizado, en el que el mensaje de Cristo llega a tantos pueblos y culturas.

El Dios de la Biblia es el Dios de este universo. Es el Creador de la humanidad y del universo, y es el Redentor de la humanidad. Notemos ahora que Él va juzgar a estas naciones, y no sólo a Su propio pueblo. Él juzga a otras naciones por su pecado. Dios ha establecido ciertas normas que son para todo el mundo. Han sido escritas en los Diez Mandamientos. Dios se las dio a Moisés, porque todas las naciones tienen un sentido de lo bueno y de lo malo. Y quizá varíen en su opinión al considerar lo que es bueno y lo que es malo. Amigo oyente, Dios le ha dado a las naciones ciertas normas, y usted puede encontrar estas reglas en todas las naciones del mundo. No habría ninguna nación civilizada si no se reconocieran ciertas normas o principios universales. Cuando los pueblos se apartan del Dios vivo y verdadero, entonces se hunden en la peor clase de paganismo que pueda existir, perdiendo hasta el control de su propia dignidad como seres humanos. Y llegan al punto en que Dios los tiene que abandonar, como hemos visto ya. Notemos ahora que Él comenzó Su juicio de la nación aquí en el versículo 4, de este capítulo 2 de Sofonías, donde dijo:

"Porque Gaza será desamparada, y Ascalón asolada; saquearán a Asdod en pleno día, y Ecrón será desarraigada."

Aquí se mencionan cuatro de las ciudades de los filisteos. Estas iban a ser juzgadas también. Ahora, alguien quizá diga: "¿Por qué no se mencionó a Gad, ya que era un lugar tan prominente?" Bueno, en esta época, Gad estaba bajo el control del reino del sur, o de Judá. Pero estas otras cuatro ciudades, Gaza, Ascalón, Asdod y Ecrón, iban a ser juzgadas.

Gaza sería desamparada, y Ascalón asolada. Este detalle es interesante, ya que dijo que Gaza sería desamparada y, efectivamente, así lo ha sido hasta el día de hoy. Y Ascalón es actualmente una zona desolada. Existe un lugar llamado Ascalón hoy, pero no está sobre las ruinas de la antigua Ascalón. La antigua Ascalón se encuentra en la costa. Allí están las ruinas del templo de Dagón.

Y después, también en el versículo 4, se nos dijo: "Saquearán a Asdod en pleno día". Asdod fue saqueada, y lo interesante fue que sucedió en pleno día y la referencia es al mediodía. En aquella tierra la costumbre era de hacer una pausa después de comer. Esto es lo que en algunos países de América Latina se conoce como la hora de la siesta e incluso durante ese tiempo se cierra el comercio. El clima de ciertos países hace que la gente no quiere trabajar en la peor hora del calor del día.

Pues bien, así era Asdod, un lugar bastante caluroso, aunque estaba en la costa del mar, y dice aquí que sería destruida en pleno día. O sea que, el ataque, al sorprenderles en pleno día los tomaría completamente desprevenidos. Y así fue, Asdod desapareció totalmente, y ahora en la actualidad, está bajo control israelí. Los israelíes han construido edificios de apartamentos en esa zona. También han construido un puerto, que es uno de los principales de ese país. Más recientemente aún, se instaló allí una refinería de petróleo. Pero en aquel día, dice aquí, la ciudad sería completamente saqueada. No han quedado ruinas en ese lugar. Y aquí también dice en este mismo versículo: "Y Ecrón será desarraigada". Es decir que fue arrasada completamente. En el versículo 5, de este capítulo 5 de Sofonías, leemos:

"¡Ay de los que moran en la costa del mar, del pueblo de los cereteos! La palabra del Señor es contra vosotros, oh Canaán, tierra de los filisteos, y te haré destruir hasta no dejar morador."

Aquí se habló de la nación de los cereteos. Ellos llegaron allí procedentes de la isla de Creta, y evidentemente eran los filisteos. La palabra "filisteo" significa, en realidad, emigrante. Y ellos habían inmigrado de aquel país. Esto, digamos de paso, debería responder a la duda que tienen algunos críticos que dicen: "¿Qué derecho tiene Israel para haber expulsado a los filisteos, si esa era su tierra natal?" Pero, amigo oyente, muchos otros consideran que ésa no era su tierra natal. Israel estuvo allí mucho antes de que llegaran los filisteos. Abraham, Isaac y Jacob estuvieron en esa tierra, y también sus descendientes fueron residentes allí. De allí partieron a la tierra de Egipto; y en ese intervalo, los filisteos, se introdujeron en este país como inmigrantes.

"La palabra del Señor es contra vosotros, oh Canaán, tierra de los filisteos, y te haré destruir hasta no dejar morador". Aquí tenemos el anuncio del juicio de aquel pueblo, que ha desaparecido. Y en el versículo 6, leemos:

"Y será la costa del mar praderas para pastores, y corrales de ovejas."

Y así ocurriría en aquella región, y esta condición existió durante más de 1.000 años, en realidad, casi 2.000 años. Aquí en el versículo 7, leemos:

"Será aquel lugar para el remanente de la casa de Judá; allí apacentarán; en las casas de Ascalón dormirán de noche; porque el Señor su Dios los visitará, y levantará su cautiverio."

Esta fue la promesa de Dios a Su Pueblo de que Él los haría regresar de su cautiverio, para habitar en la tierra de Filistia, que era parte del territorio que Dios había entregado a Abraham. Al contemplar hoy esa tierra, no consideramos esta situación como el cumplimiento de esta profecía, porque creemos que el pueblo de Israel será expulsado nuevamente de esa tierra, antes del retorno final de Cristo. Ahora el profeta se desplazó en su relato del oeste al este y hacia las naciones vecinas. Continuemos leyendo en los versículos 8 y 9, de este capítulo 2 de Sofonías:

"Yo he oído las afrentas de Moab, y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y se engrandecieron sobre su territorio. Por tanto, vivo yo, dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mi pueblo los heredará."

Una de las zonas más pobres se encuentra en el reino Hashemita de Jordania. Ocupa el territorio que abarcaba la tierra de Moab, y a la tierra de los Amonitas. La capital actual es Amán, y algunas zonas de este país ofrecen un aspecto desolado. Toda esta profecía fue cumplida en el pasado. Después, en el versículo 10 de este capítulo 2 de Sofonías, leemos:

"Esto les vendrá por su soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron contra el pueblo del Señor de los ejércitos."

Aquí vemos que ellos fueron juzgados por su soberbia, y el orgullo fue la causa por la cual el diablo pecó al principio. Y en el versículo 11, dice:

"Terrible será el Señor contra ellos, porque destruirá a todos los dioses de la tierra, y desde sus lugares se inclinarán a él todas las tierras de las naciones."

Dios va a juzgar a la nación de Israel, y a las naciones del mundo, porque le ignoraron. Como dice la epístola de San Pablo a los Romanos 1:21 al 23, "a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles". Este fue el motivo por el cual Dios los juzgó. En el versículo 12, leemos:

"También vosotros los de Etiopía seréis muertos con mi espada."

Bueno, como Etiopía se encuentra en África, la referencia es aquí a un juicio mundial. Y en el versículo 13, leemos:

"Y extenderá su mano sobre el norte, y destruirá a Asiria, y convertirá a Nínive en asolamiento y en sequedal como un desierto."

Etiopía se encuentra en el sur, pero ahora vemos que la profecía nos orientó hacia el norte, y entonces comprobamos que la nación de Asiria también sería juzgada. Asiria como país se había convertido en una nación de gran importancia en el mundo de aquella época. Y además dice aquí: "Y convertirá a Nínive en asolamiento y en sequedal como un desierto". Y efectivamente, Nínive se encuentra en esa condición en la actualidad. La ciudad moderna de Mosul se encuentra al otro lado del río Tigris, mirándola desde el emplazamiento de la antigua Nínive, y dicen que su aspecto es de miseria y desolación. Luego, en el versículo 14, leemos:

"Rebaños de ganado harán en ella majada, todas las bestias del campo; el pelícano también y el erizo dormirán en sus dinteles; su voz cantará en las ventanas; habrá desolación en las puertas, porque su enmaderamiento de cedro será descubierto."

Esta fue una forma de decir que sus edificios serían derribados. Y concluye el capítulo 2 en el versículo 15, diciendo:

"Esta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y no más. ¡Cómo fue asolada, hecha guarida de fieras! Cualquiera que pasare junto a ella, se burlará y sacudirá su mano."

Tomemos nota de la última frase, en referencia a la burla, el desprecio que su apariencia provocaría y también la sorpresa, al ver el estado de desolación y de ruina al que había llegado esa gran nación de la cual Nínive había sido capital. Esta fue, pues, una muestra del juicio de Dios sobre las naciones. Dios ha juzgado a las naciones del pasado, y Dios juzga a las naciones en el presente. El Señor Jesucristo dijo que Él va a juzgar a las naciones en el futuro, y como hemos visto en el último libro que hemos estudiado, en el libro de Habacuc, Dios estaba actuando en aquel día de una manera que el profeta ni siquiera habría esperado. Amigo oyente, Dios está actuando hoy en las naciones de este mundo. Él las ha juzgado en el pasado y las juzgará en el futuro.

Dios mediante, en nuestro próximo programa, estudiaremos lo que nos dice el tercer y último capítulo de este libro de Sofonías. Y el tono y el tenor de este libro van a cambiar porque vamos a ver el lado oscuro del amor. Esperamos contar con su compañía, amigo oyente, al continuar en este prolongado e interesante viaje "a través de la Biblia".

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