Estudio bíblico de Judas 1:13-16

Judas 13-16

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por la epístola del Apóstol Judas. En nuestro programa anterior, vimos que Judas nos presentó tres ejemplos de personas que fueron apóstatas en el Antiguo Testamento, y a quienes Dios juzgó. En primer lugar, mencionó a Caín, que era un hombre religioso. Él creía en Dios, pero se rebeló contra Dios, porque ignoró el mandamiento específico de Dios de ofrecer un sacrificio. Él no reconoció que era pecador. Él no lo reconocía ni lo admitía, entonces se presentó ofreciendo el fruto de la tierra. La diferencia entre él y su hermano Abel fue declarada por el escritor de la epístola a los Hebreos que dijo: "Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín". (Hebreos 11:4). Abel reconoció que él era un pecador, y entonces ofreció un cordero. Y él fue justificado, no porque fuera mejor que Caín. Fue su sacrificio, el que Dios admitió. Y en el día de hoy ese sacrificio, amigo oyente, es Cristo Jesús. Abel pues, ofreció ese cordero. Él sabía que ese cordero no quitaba su pecado. Después de todo, él no era un hombre de las cavernas. Era una persona inteligente, con fe en Dios y con una gran percepción espiritual. Pero este hombre miraba hacia adelante, al futuro, a la venida de Cristo, y por lo tanto, él ofreció ese sacrificio por la fe. Nosotros hoy, miramos hacia atrás, hacia el sacrificio de Cristo, por la fe, y al mismo tiempo, miramos hacia delante, al futuro, a la consumación de la redención, de nuestra salvación, cuando Cristo venga y nos reunamos con Él.

Luego, Judas mencionó el error de Balaam. El problema, como hemos podido ver, es que Balaam pensó que Dios iba castigar a Israel, y por lo tanto, él podría maldecir a esa nación. Pero él no pudo hacerlo. Más adelante, oiremos hablar de él, porque fue mencionado en la segunda epístola del apóstol Pedro, también aquí en esta epístola de Judas, y después en el libro de Apocalipsis. Y vamos a ver allí que lo que él hizo fue enseñarle a Israel a llegar a cierta clase de arreglo o acuerdo para quebrantar la ley de Dios, es decir, a promover que los israelitas contrajeran matrimonio con los Moabitas y con los otros pueblos que estaban ocupando la tierra. Balaam pues, fue un profeta asalariado, o sea, que obtuvo beneficios económicos por sus actividades. Él decía cosas buenas, porque a la gente le gusta escuchar palabras de halago, esperanza y estímulo, y él se supo aprovechar de esa situación. En este sentido, podemos decir que las preferencias de las personas no han cambiado, y a nadie le agrada escuchar acerca de su verdadera condición espiritual, del pecado, y del castigo de Dios sobre los que contra Él se rebelan. Ahora, Dios reprendió al profeta, y creemos que Él lo hizo con cierto sentido del humor, porque se comunicó con este hombre a través de ese pequeño animal en el cual estaba montado el profeta. Así fue que aquel asno en el cual viajaba Balaam, le habló al profeta. Bueno, Balaam recibió el mensaje, pero no le prestó ninguna atención pues él continuó en rebelión contra Dios. Es que él era un apóstata que se había apartado de Dios. Luego, tenemos a Coré. Coré no reconoció que Moisés era una autoridad, un hombre llamado por Dios para realizar la tarea que tenía delante de sí. Él estaba en rebelión contra Dios, cuando se rebeló contra Moisés, y encabezó una reunión de protesta contra él.

También pudimos observar cómo Judas describió a estos apóstatas de una manera muy gráfica y dramática. En el versículo 13, el apóstol dijo que para esta gente está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. Ya vamos a hablar del infierno cuando estudiemos el libro de Apocalipsis. Se le da mucho énfasis al fuego en todo lo que se refiere al infierno. Ahora, creemos que el infierno es algo literal. Pero el hablar literalmente del fuego tal como nosotros lo imaginamos, no es adecuado por la siguiente razón: allí habrá criaturas espirituales y también habrá seres humanos. Los peores pecados de las personas son, en realidad, pecados espirituales. La incredulidad es un pecado terrible. Por lo tanto, el castigo físico no sería algo adecuado. Creemos que el fuego es un símbolo muy débil de la realidad, y es una realidad física que no tendría efecto sobre seres que ya se encontrarán en otra esfera espiritual; de modo que pensamos que muchos en el infierno van a desear que hubiera literalmente fuego, porque se supone que el castigo será mucho peor y adecuado para su condición.

Ahora, hemos hablado de otra descripción del lugar del castigo eterno. Se nos dijo que habrá tinieblas. Para nosotros esto es algo mucho más aterrador. Pensamos que los que son rebeldes contra Dios llevan las tinieblas con ellos, en su propia vida interior. No se trata de una "tiniebla física", sino de una tiniebla espiritual. El poeta Milton, que tenía una perspicacia especial en cuanto a las verdades espirituales, lo dijo en uno de sus poemas: "Aquel que tiene la luz en su propio pecho despejado, podrá sentarse en el centro, y disfrutar de un día luminoso; pero aquel que oculta un alma oscura, y pensamientos vanos, anda sorprendido bajo el sol del mediodía, encontrándose él mismo en su propio calabozo". Hasta aquí la cita de Milton. Creemos que ésta es una gran verdad. En efecto, lo que convertirá a aquel lugar en un infierno serán, en realidad, los habitantes que allí se encuentren. Y esto es lo que nos muestra el contemplar al hombre de nuestro tiempo (y de todos los tiempos). Porque el ser humano, en su verdadera condición de oscuridad espiritual y de rebelión contra Dios ofrece un espectáculo enormemente triste y desolador. Esto puede darnos una concepción diferente de este lugar de eterna separación de Dios y de castigo. Llegamos ahora a otro pasaje destacado de esta Escritura. Y aquí nos encontramos en el único lugar de la Palabra de Dios donde se menciona esta cita tan peculiar, en la que encontramos información no revelada en ningún otro pasaje de las Sagradas Escrituras. Leamos los versículos 14 y 15 de este único capítulo del libro de Judas:

"De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él."

Esta profecía de Enoc no se encuentra en ningún otro pasaje del Antiguo Testamento. En el libro de Génesis capítulo 5 se incluye el registro del patriarca de Enoc, pero no se nos dijo nada sobre su profecía. Ahora bien, Enoc no era un nombre común, así que podemos estar seguros de que el hombre citado por el apóstol Judas, es el Enoc del período antediluviano, el hombre que caminó con Dios y, finalmente, Dios se lo llevó, como leemos en el mencionado relato del libro del Génesis. Ahora, según el Dr. Wuest, la cita que se hizo aquí provenía del libro apócrifo de Enoc. Este fue un libro conocido por los líderes de la iglesia primitiva del siglo segundo, que permaneció perdido por varios siglos, con la excepción de algunos fragmentos, y que fue encontrado por el investigador Bruce en el año 1.773. Consiste en revelaciones supuestamente dadas a los patriarcas Enoc y Noé. Su propósito fue reivindicar la forma de actuar de la providencia divina, exponer la retribución reservada para los pecadores, y mostrar que el mundo se encuentra bajo el gobierno inmediato de Dios.

Ahora, Enoc profetizó en cuanto a los falsos maestros de los últimos días, lo cual fue un hecho muy destacado, por cierto. Aparentemente, Dios no quería que ese libro formara parte del canon de las Escrituras; de otra manera estamos seguros de que hubiera estado incluido junto con los demás libros del canon. Los líderes cristianos de aquella época reconocieron que se trataba de un libro apócrifo, pero el caso es que aquí en esta epístola de Judas, tenemos una profecía que Dios quiso incluir en su Santa Palabra. Es una profecía que trata sobre la venida de Cristo con sus santos.

Como sabemos por el capítulo 5 de Génesis, Enoc fue trasladado o removido de esta tierra sin pasar por la experiencia de la muerte. En relación con este traslado a la presencia de Dios, lo comparamos con el hecho de que en algún momento del futuro la iglesia, formada por los verdaderos creyentes, será recogida de esta tierra sin pasar por la muerte. Por supuesto, durante los siglos transcurridos desde el tiempo de Cristo, los creyentes han ido experimentando su paso por la muerte, de manera que en la actualidad, y al mirar a toda su historia, vemos que la mayor parte de la iglesia ha tenido que cruzar el umbral de la muerte. Así que en el arrebatamiento de la iglesia de esta tierra, los que han muerto serán reunidos con los creyentes que estén vivos en aquel tiempo, para recibir al Señor en el aire. Ahora, esta no es una enseñanza que se encuentra en el Antiguo Testamento. Sin embargo, Enoc fue una figura o una especie de representante de los creyentes que formarán parte de la iglesia que será recogida de la tierra por el mismo Señor. El patriarca Enoc fue removido de la escena terrenal antes de que el juicio del diluvio cayera sobre la tierra. El profesor McGee, cree que, de la misma forma, todos los creyentes que componen la iglesia verdadera serán removidos de este mundo, recogidos en el aire por el Señor, antes de que estalle en la tierra la gran tribulación. Ahora, después de la gran tribulación, el Señor regresará a la tierra. El profesor McGee también cree que, en el momento en que la iglesia sea removida, el Señor no vendrá a la Tierra misma, sino que los creyentes serán recogidos para recibirle en el aire. El citado profesor, opina que cuando algunos dicen que la remoción, el arrebatamiento o traslado de la iglesia será la segunda venida de Cristo a la tierra, no se expresan con exactitud. Él insiste en que el arrebatamiento será el traslado de la iglesia de este mundo. El profesor McGee cree que cuando la iglesia visible sea dejada atrás en la tierra, formada por personas que no serán realmente creyentes, se apartará totalmente de la fe, y entrará en el período llamado "la gran tribulación". Sigue diciendo el profesor McGee, que la segunda venida de Cristo a la tierra ocurrirá al final de la tribulación; entonces, efectivamente, el Señor Jesús vendrá a la tierra, para cumplir lo que se expresó con estas palabras en el versículo 15: "para hacer juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente". Como podemos ver, entonces, este es un pasaje notable de las Sagradas Escrituras. Ahora, citaremos la clara exposición de esta verdad reflejada en la traducción que el Dr. Wuest hizo de estos versículos 14 y 15 de Judas. "Y profetizó también con respecto a éstos el séptimo desde Adán, Enoc, diciendo: Mirad, aquí viene el Señor con sus santas decenas de millares, para ejecutar juicio contra todos y declarar convictos a todos aquellos que están desprovistos de un temor reverente hacia Dios, con respecto a todas sus obras de maldad que hicieron impíamente y con respecto a todas las injurias que los pecadores impíos profirieron contra Él". Hasta aquí la traducción del Dr. Wuest. Es muy interesante la expresión "santas decenas de millares" que el Dr. Wuest tradujo en el versículo 14, que tiene que ver con el número de los santos, que vendrá con el Señor, y que probablemente significa que la iglesia regresará con Cristo, cuando en su segunda venida Él regrese a la tierra. El profesor McGee argumenta que si la iglesia regresa con Cristo Jesús para reinar sobre la tierra, obviamente, habrá tenido que dejar la tierra algún tiempo antes de este evento. Él afirma que uno tiene que creer necesariamente en un arrebatamiento previo de la iglesia, si cree que después Cristo regresará a la misma tierra con Sus santos. Y continúa diciendo el versículo 14, para hacer juicio contra todos. Cuando Cristo regrese a la tierra, va a ejecutar juicio. Jesús mismo lo afirmó en su discurso del Monte de los Olivos. Este hecho se mencionó una y otra vez en la Palabra de Dios, y lo hemos comprobado en nuestro estudio del Antiguo Testamento. Y sigue diciendo el versículo 15: "para dejar convictos a todos los impíos", o, como tradujo el Dr. Wuest "declarar convictos a todos aquellos que están desprovistos de un temor reverente hacia Dios". Ellos son impíos en el sentido de que dejan a Dios fuera de sus vidas. Y esta forma de actuar es bastante popular y generalizada en nuestro tiempo. Continúa el versículo especificando de qué serán juzgados los malvados: "de todas sus obras impías que han hecho impíamente". Aquí se implica que las citadas obras han sido realizadas contra Dios, y el versículo finaliza diciendo: "y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él". Otra versión traduce esta frase de la siguiente manera: "Y por todas las injurias que han proferido contra Él."

Ahora, esta profecía de Enoc, que es una gran profecía, trata sobre el juicio sobre la iglesia organizada, que vivirá en una apostasía total después del arrebatamiento de la iglesia verdadera. Continuando con el punto de vista del profesor, él cree que la retirada de la verdadera iglesia, romperá la aparente unidad general de la iglesia organizada, porque los verdaderos creyentes se irán de la tierra, y los que simulen serlo, permanecerán en el mundo y estarán aquí cuando Cristo venga a juzgar a los seres humanos en aquel futuro día final. Ahora, en el versículo 16, nos dijo el apóstol:

"Éstos son murmuradores, quejumbrosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho."

Aquí podemos ver cinco señales de identificación de los apóstatas: en primer lugar, el apóstol nos dijo que eran murmuradores, lo cual significa que andaban murmurando quejas. No se trataba de expresiones abiertas o públicas de insatisfacción, sino de opiniones contra Dios pronunciadas en voz baja. En segundo lugar, eran quejumbrosos, es decir, que expresaban sus quejas sobre su situación en la vida; estaban siempre descontentos, y nunca satisfechos. Siempre resaltaban el punto de vista negativo de las personas o situaciones. Si en algo reconocían a Dios, lo culpaban de todo lo que les sucedía. Hemos recibido cartas de personas descontentas, que resaltan todo lo negativo que les ocurría a ellas mismas y a su alrededor, y que cuando recibían a Cristo en sus vidas, esa forma de pensar cambiaba. Una tercera característica de los apóstatas era que vivían controlados por sus propias pasiones y deseos. Aquellos deseos podían ser buenos o malos -o sea que no eran necesariamente deseos de bajo nivel o inmorales. Podía tratarse de cualquier factor que dejara de lado a Dios. Y en esa condición, aun haciendo cosas buenas, en las cuales había una cierta medida de satisfacción, quedaba en ellos una insatisfacción o descontento interior. Después, en quinto lugar, continuó diciendo Judas, que su boca hablaba cosas infladas. Se expresaban sin moderación, y con arrogancia. Sus palabras formaban un lenguaje extravagante, con elementos efervescentes, que pronto se apagaban, o como la espuma, que pronto va desapareciendo, y que no dejan ningún contenido. Y finalizó el versículo 16 diciendo: "adulando a las personas para sacar provecho". Eran las personas que se prestaban para aplaudir a los demás, pronunciando valoraciones positivas o elogiosas que no eran ciertas, porque procuraban quedar bien con quienes les pudieran proporcionar algún provecho, alguna ventaja, o para promocionarse a sí mismos. Recordemos que la epístola del apóstol Santiago tuvo algo que decir sobre este tema, en el capítulo 2:1-4 allí el apóstol escribió: "1Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. 2Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí, en buen lugar, y decís al pobre: Quédate tú allí de pie, o siéntate aquí en el suelo, 4¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos y venís a ser jueces con malos pensamientos?"

Es decir que no es propio de un cristiano andar estimulando la admiración hacia otras personas para que éstas se consideren obligadas a concederle ventajas o favores especiales.

Estamos acercándonos ya al final de esta epístola universal del apóstol San Judas, en las que se retrata gráficamente y se analiza en profundidad una gran parte de la situación que imperará en los últimos tiempos antes de la segunda venida de Cristo a esta tierra para juzgar a Sus enemigos y establecer Su reino. Ya hemos visto que el apóstol dedicó bastante tiempo a describir las condiciones imperantes en la iglesia de aquellos días. Ha resultado especialmente clarificador que el apóstol recurriera a ejemplos de la vida real narrados en el Antiguo Testamento, que demostraron que el temperamento humano no ha cambiado, y que aun en las circunstancias tan diferentes en que se desenvuelve el cristiano de nuestros días, la naturaleza humana se muestra en todo su crudo realismo, viciada o controlada por el mal, y con una actitud rebelde contra Dios, que en el mejor de los casos se matiza o suaviza con un escepticismo evidente ante la acción de Dios en la historia y en la época contemporánea. Estas comparaciones con los tiempos antiguos nos han ayudado a entender lo que Dios quiso comunicarnos a través de estas páginas, y al mismo tiempo nos han confrontado con una clara señal de advertencia y de peligro que haremos bien en considerar seriamente. Así es que, le sugerimos que lea usted el resto de esta epístola, para que así se familiarice mejor con su contenido y esté mejor preparado para seguir nuestro próximo estudio. Además, queremos estimularle a que nos escriba, manifestándonos su opinión sobre estos estudios, así como sus preguntas o dudas que pudieran surgirle. Uno de de nuestros objetivos es mantener un contacto fluido y constante con nuestros oyentes. Puede usted ponerse en contacto con nosotros llamando al teléfono y la dirección electrónica que se indicarán a continuación. Y al despedirnos, reiteramos que esperamos contar con su compañía y participación activa en esta etapa que estamos recorriendo en el extenso viaje que estamos realizando "a través de la Biblia".

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