Estudio bíblico de Apocalipsis 2:16-3:2

Apocalipsis 2-3

Versículos 2:16 - 3:2

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por el libro de Apocalipsis, el último libro de la Biblia, la Palabra de Dios.

En nuestro programa anterior no llegamos a finalizar el estudio del mensaje del Jesucristo a la iglesia en Pérgamo, ciudad donde, según declaró Cristo, se encontraba el trono de Satanás. Retomemos ahora nuestra lectura en el versículo 16 de este capítulo 2 de Apocalipsis, donde leemos lo siguiente:

16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

El aviso del Cristo Resucitado es que va a declararles batalla. Debemos fijarnos en que no dijo: "Pelearé contra vosotros" sino "Pelearé contra ellos". Él no estaba disgustado con toda la iglesia, con todos sus miembros, sino sólo con aquellos que trataban de desviarla y apartarla de Él.

La amenaza del Cristo Resucitado es que peleará contra ellos con la espada de su boca. Esta imagen se nos ofrece de manera impactante y muy visual, recordándonos a la espada de los conquistadores de la antigüedad, que servía para conquistar nuevos territorios y defenderlos del enemigo. ¿Y cuál es la espada de Cristo, estimado oyente? El autor del libro de los Hebreos dice que la Palabra de Dios es más afilada que cualquier espada de doble filo (Hebreos 4:12); y el Apóstol Pablo dice que "la espada de Cristo es la Palabra de Dios" (Efesios 6:17). La espada de Cristo, es la Palabra de Cristo. ¿Por qué?

Porque en la Palabra de Jesucristo hay convicción de pecado; en ella somos confrontados con la verdad, y con nuestro fracaso en obedecerla. En la Palabra de Cristo está la invitación de Dios, la que convence al hombre de pecado, y entonces le invita a restablecer su relación con Él, y volver a su amor por medio de Su Hijo. En la Palabra de Cristo hay promesa de salvación; le conduce a la Cruz, y le da seguridad de que "no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12). La conquista de Cristo es Su poder para ganar a las personas al amor de Dios.

Dice así el versículo 17:

17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Cuando Juan emplea la expresión Al que venciere se está refiriendo al cristiano, es decir, para Juan, ser un "vencedor" equivale a ser un cristiano. Y a continuación el Cristo Resucitado ofrece dos promesas a toda persona que logre la victoria: la primera es participar del maná escondido. ¿A qué se está refiriendo?

Así como Israel recibió maná en el desierto, el alimento que le permitió sobrevivir en medio del desierto, Dios promete dar a todo creyente el verdadero pan espiritual que el mundo incrédulo no puede ver: Su Hijo Jesucristo. Jesús dijo "Yo soy el pan de la vida, el que a mi viene nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35). Cristo es el pan de la vida, y esta es la promesa: que, al que sea fiel, Cristo se le dará a Sí mismo.

Si usted es creyente, querido amigo y amiga, usted necesita alimentarse diariamente de Cristo. La Biblia nos dice que la vida cristiana supone un crecimiento desde que uno nace de nuevo, y es un "bebé espiritual" que se alimenta sólo de "leche espiritual", hasta que uno comienza a andar en la madurez, momento a partir del cual la "leche espiritual" no le es suficiente para crecer y necesita de alimentos mucho más sólidos. Este alimento es la Palabra de Dios, y el cristiano que no toma de ella está avocado a ser un cristiano "bebé", o un inmaduro toda su vida. La madurez cristiana no es cuestión de la edad, sino de la calidad de su relación con Cristo. Y, ¿qué consecuencias tiene la inmadurez en mi vida? Un cristiano inmaduro toma malas decisiones para su vida, porque utiliza su sabiduría "humana" en lugar de la "sabiduría divina" que proviene de Dios y está a su alcance en la Biblia.

¿Desea usted crecer espiritualmente, conocer a Dios "de verdad", íntimamente, ser su mejor amigo y comenzar una nueva relación con Él? ¿Desea usted tener una guía segura en estos difíciles tiempos que nos ha tocado vivir? Le invitamos a que inicie o renueve su relación con Jesucristo y a que fundamente su vida en la Palabra; no en buenos consejos de amigos bienintencionados, en libros de auto ayuda, o en sus propias experiencias pasadas; en la Palabra de Dios, que es eficaz y como espada de dos filos.

La segunda promesa que hace el Cristo Resucitado es que les dará una piedrecita blanca que contenga su nombre nuevo. ¿A qué se está refiriendo exactamente?

Aunque se han ofrecido múltiples interpretaciones, es posible que se refiera a lo siguiente: A los atletas que ganaban los juegos griegos se les daba como parte de su galardón una piedra blanca, que era la consigna de entrada a la celebración que se hacía después, en honor de los vencedores. Esto podría representar el momento en que el vencedor cristiano recibirá su "entrada" a la celebración de la victoria eterna en el cielo. En cuanto a la promesa de un nombre nuevo, esto es un mensaje personal de Cristo para aquellos a quién Él ama, que sirve como "permiso de entrada" a la gloria eterna. Y es tan personal que sólo la persona que lo recibirá sabrá qué es.

Bien, llegamos así al versículo 18, y comienza la carta que Jesucristo le dictó en una visión al apóstol Juan, y cuyo destinatario era la iglesia de Tiatira.

Ubicada entre Pérgamo y Sardis, la ciudad de Tiatira había estado bajo dominio romano durante casi tres siglos. Como estaba localizada en un valle prolongado, que se extendía unos 64 kilómetros hasta Pérgamo, no contaba con defensas naturales y tenía una larga historia de destrucciones y reconstrucciones. En un comienzo fue habitada por los soldados de Alejandro Magno y sólo se consideraba como un reducto militar dedicado a la protección de Pérgamo.

Debemos recordar que Lidia, la empresaria y vendedora de púrpura, que encontramos en el libro de los Hechos 16:14, con la cual se encontró el Apóstol Pablo en Filipos, venía de hacer negocios en Tiatira. La ciudad era, pues, un gran centro comercial, especialmente de la industrial del tinte y del comercio de artículos de lana. Hoy sabemos que en la ciudad había gran cantidad de gremios comerciales. Veamos ahora lo que nos dice el versículo 18 de este capítulo 2 de Apocalipsis:

18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:

Aquí, la más larga de las cartas va dirigida a la menos importante de las ciudades. Tiatira no tenía ninguna importancia por motivos religiosos, tan sólo un altar de adivinación que presidía una pitonisa llamada Sambathe. La iglesia de Tiatira tampoco corría peligro de sufrir persecución.

El Señor Jesucristo dice aquí en el versículo 19 de este capítulo 2 de Apocalipsis:

19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

Sabemos menos de Tiatira que de ninguna de las otras siete ciudades. Y de todas las siete cartas, esta es la más enigmática.

Él dice: Yo conozco tus obras. La carta continúa en términos de la más alta alabanza. El amor, la lealtad y el servicio y la constancia de la iglesia invitan a su felicitación. Y aquí tenemos seis palabras de alabanza para esta iglesia en esa época de oscurantismo espiritual. Las obras son, en realidad, las credenciales de los verdaderos creyentes. El siervo de Dios, Santiago escribió: Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. (San. 2:18). Había muchos que vivían vidas sin manchas, y por medio de sus buenas obras daban buen testimonio de la obra de Dios en sus vidas. Luego, añade: Y amor. Era una iglesia que demostraba amor, que reflejaba el amor de Dios en sus obras.

Y añade: "fe". Esta iglesia, además de obras de amor, demostraba tener viva su fe, su esperanza y su certeza. Además, añade: "servicio y tu paciencia", debido, probablemente, a las pruebas que tuvieron que soportar durante todos aquellos años. Y continúa: "Tus obras postreras son más que las primeras". Es decir, que en esta iglesia, las obras se incrementaron en lugar de disminuir con el tiempo. Estas cinco virtudes, son generadas en el interior de los creyentes por la obra y gracia del Espíritu Santo. Continuamos leyendo en el versículo 20 de este capítulo 2 de Apocalipsis, dice el Señor:

20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.

A continuación viene la condenación de una mujer llamada Jezabel, que podría ser un seudónimo para aludir a cierta mujer que ejerció gran influencia en la iglesia, similar a cómo Jezabel influenció a los judíos del Antiguo Testamento para cometer idolatría e inmoralidad. Aquí, ésta mujer, Jezabel, está acusada de enseñar dos cosas: comer carne ofrecida a los ídolos, y cometer fornicación.

El primer problema era más grave de lo que podría parecer a simple vista, pues la carne ofrecida a los ídolos se vendía habitualmente en las carnicerías. Por otro lado, la carne sobrante del sacrificio, que era la mayoría del animal, era comúnmente utilizada para realizar fiestas con los amigos y vecinos. Por ello la prohibición de comer carne sacrificada a los ídolos tenía una consecuencia de largo alcance: contribuía a aislar a un cristiano de todas las ocasiones sociales con los no cristianos; había por ello pocas ocasiones sociales, y casi ningún banquete, en los que pudiera participar con los paganos. En cuanto a la otra parte de la enseñanza de Jezabel, la fornicación, no está tan clara, pues no sabemos si debemos tomar esta referencia en sentido literal o metafórico. En las Escrituras, la infidelidad a Dios se expresa en términos de fornicación y adulterio. Bien puede ser que la enseñanza de Jezabel fuera que los cristianos no tenían necesidad de ser exclusivos en su culto a Jesucristo y, sobretodo, no tenían que negarse a decir: "César es el Señor" y quemar un poco de incienso. La pretensión del cristianismo no es que Jesucristo es "uno entre muchos salvadores", ni siquiera que es "el principal de todos ellos", sino que es "el único Salvador".

La conclusión parece ser la siguiente: Exteriormente, la iglesia de Tiatira era fuerte y floreciente, abundante en energía y mostraba ser generosa. Pero, faltaba algo esencial. Y aquí está la advertencia. Una iglesia abarrotada de miembros, llena de actividades no es necesariamente una iglesia real; puede que sea un club cristiano de mucho éxito en vez de una verdadera congregación.

Continuando con los versículos 21 y 22 de este capítulo 2 de Apocalipsis:

21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. 22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

La expresión: "He aquí yo la arrojo a la cama" se refiere al lecho de un enfermo. Tras haber dado tiempo suficiente a esta mujer para que se arrepintiera, Dios se disponía a juzgarla con enfermedad, y como ella se había dedicado a usar una suntuosa cama para cometer inmoralidad, así como la silla en la que se reclinaba para comer cosas ofrecidas a sus ídolos y dioses falsos, por su pecado y falta de arrepentimiento recibiría una cama en el infierno donde yacería para siempre. Luego, en el versículo 23, se dice:

23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

La iglesia de Tiatira tenía ya unos cuarenta años de existencia cuando el Apóstol y evangelista Juan escribió estas palabras, y la enseñanza de esta mujer había producido una segunda generación que practicaba las mismas disipaciones.

Avanzando con nuestra lectura, leemos en el versículo 24:

24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;

¿A qué se refiere este versículo cuando habla de "las profundidades de Satanás"? Se está refiriendo a la muy extendida creencia de que era un deber experimentar toda clase de pecados. Lo que pretendían era dejar que el cuerpo se regodeara en el pecado y mantener el alma impoluta. Los que conocían las profundidades de Satanás habían sondeado las profundidades del mal. Este libertinaje inaudito formó más tarde parte de la enseñanza del gnosticismo, según el cual uno puede participar en todo tipo de actividades propias del dominio de Satanás y cometer maldades y perversiones con el cuerpo, sin hacer daño al espíritu. También es posible, que simplemente Jezabel enseñara que un cristiano debe acomodarse al mundo; en otras palabras, impulsaba a la iglesia a la infidelidad espiritual que conduciría irremisiblemente a la fornicación física. Pero sobre esto dijo el Apóstol Pablo: "No os conforméis a este mundo, sino sed transformados por la renovación de vuestra mente" (Ro. 12:2). Y Jesús dijo: "No podéis servir a dos amos, a Dios y a las riquezas" (Mat. 6:24). Y queridos amigos y amigas, la vieja disyuntiva sigue siendo la alternativa actual: escogeos hoy a quién vais a servir" (Deut. 30:19)

Leamos los versículos 25 y 26 de este capítulo 2 de Apocalipsis:

25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga. 26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

Las obras de Cristo se presentan aquí en contraste a las obras de Jezabel. Las obras de Cristo fueron realizadas por el Espíritu Santo. Nosotros vencemos, amigo y amiga oyente, mediante la fe, no mediante nuestro propio esfuerzo. Y yo le daré autoridad sobre las naciones, explica luego. El Apóstol Pablo escribió a los Corintios y les dijo que vamos a gobernar sobre las naciones. Avanzando un poco más, en los versículos 27 y 28 de este capítulo 2 de Apocalipsis, leemos:

27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; 28 y le daré la estrella de la mañana. 29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Cuando dice "y las regirá con vara de hierro" se refiere a que durante el reino milenario, Cristo hará cumplir Su voluntad y protegerá a Sus ovejas con cetro de hierro de cualquier que pretenda hacerles daño. Respecto a la imagen de "La estrella de la mañana", Juan se refiere más adelante a Cristo como la estrella resplandeciente de la mañana. Aunque este lucero de la mañana ya ha salido en nuestros corazones (2 Pedro 1:19), un día le tendremos en Su plenitud gloriosa. La promesa de la estrella de la mañana es la promesa de Cristo mismo.

Y con esto, llegamos al capítulo 3, donde tenemos la carta de Cristo a la iglesia en Sardis.

Sardis estaba ubicada un una acrópolis natural que se mantenía elevada a unos 450 metros sobre el valle, por lo que era considerada como una ciudad impenetrable al enemigo. Alrededor del año 1200 a.C. se convirtió en la capital del reino de Lidia. La industria ovejera era su principal fuente de riqueza, y muchos de sus habitantes se dedicaban a obtener la lana y a tintarla, así como a elaborar toda clase de prendas con ella. Sir William Ramsay decía de Sardis que era el ejemplo más típico del contraste melancólico entre un pasado esplendoroso y un presente ruinoso. Sardis era una ciudad degradada. Setecientos años antes de que su hubiera escrito esta carta, Sardis había sido una de las mayores ciudades del mundo.

El primer versículo de este capítulo 3 de Apocalipsis, nos dice:

Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

Al principio de esta carta, Jesucristo ya glorificado se describe a si mismo en dos frases: Él es el que posee los siete espíritus de Dios, lo cual es probablemente una referencia al candelero con siete lámparas que se describe en Zacarías y que también es una descripción del Espíritu Santo. Y se describe también "El que tiene las siete estrellas", que representan a las siete iglesias y a sus ángeles.

La terrible acusación que se hace contra la Iglesia de Sardis es que, aunque tenía fama de estar vida, de hecho, estaba espiritualmente muerta. El Nuevo Testamento compara frecuentemente el pecado con la muerte. "La que se entrega a los placeres, viviendo, está muerta" (1 Tim. 5:6). Pablo, el apóstol, dijo que antes de la conversión a Dios, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Ef. 2:1-5). Por eso, los cristianos decimos que "el pecado es la muerte de la voluntad" (porque nos impide romper con nuestros malos hábitos, aunque deseemos hacerlo): es "la muerte de los sentimientos", porque petrifica el sentimiento y nos hace insensibles hacia lo que está mal o bien. El pecado supone la muerte de todo lo amable; el pecado es el cruel asesino de todo lo hermoso que hay en la vida.

Dice el versículo 2 de este capítulo 3 de Apocalipsis:

2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

La iglesia de Sardis no tenía problemas de herejía, sin embargo le faltaba vitalidad. La iglesia de Sardis no estaba siendo objeto de ningún ataque, ni por parte de los paganos, ni de los judíos. La verdad es que estaba tan cercana a la muerta, que no valía la pena atacarla. Porque una iglesia que esté llena de vida siempre estará bajo ataques del enemigo: ¡"Ay de vosotros ?decía Jesús- cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!" (Lucas 6:26). Una iglesia que proclama el Evangelio auténtico siempre levanta oposición a su alrededor. Y si hay algo que podemos aprender de la ruina inminente de la iglesia de Sardis es que los cristianos deben despertar del letargo mortal, y mantenerse alerta. Este es el mandamiento que aparece con más frecuencia en el Nuevo Testamento. El estado de alerta debe de ser la actitud constante del cristiano: "Ya es hora ?decía el Apóstol Pablo- de despertar del sueño" (Ro. 13:11). "Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, esforzaos" (1 Co. 16:13). Además, el cristiano debe estar vigilante frente a las tretas del diablo (1 Pedro 5:8) porque el cristiano está permanentemente bajo los ataques de los poderes que tratan de apartarle de Cristo. Y a menudo estos ataques son sutiles. Y por último, el cristiano debe estar en guardia contra la tentación: "Velad y orad ?dijo Jesús- para no caer en tentación" (Mateo 26:41). La tentación del enemigo de nuestra alma espera a que bajemos la guardia para atacar, y derrotarnos.

Con este pensamiento nos despedimos por hoy. Esperamos encontrarle de nuevo en nuestro próximo encuentro. Hasta entonces, le invitamos a que no deje de leer la palabra de Dios, pues sólo ella es fuente de vida eterna, para usted y para su familia.

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