Estudio bíblico de 2 Reyes 1:1-2:22

2 Reyes 1:1-2:22

Comenzamos a estudiar hoy el capítulo 1 del Segundo Libro de los Reyes. En este capítulo 1, Moab se rebeló contra Israel. Ocozías se cayó accidentalmente por una ventana y al querer consultar a Baal?zebub, para ver si sanaría de las heridas recibidas, recibió su juicio de parte de Elías. Elías hizo descender fuego del cielo dos veces, para consumir a los primeros dos capitanes enviados por Ocozías, pero salvó al tercer capitán. El juicio de Dios se cumpliría con la muerte de Ocozías, quien sería sucedido por Joram en el trono del reino de Israel en el norte.

En nuestro último estudio del Primer Libro de los Reyes, vimos que el rey Acab no había muerto en el campo de batalla debido a la buena puntería de algún soldado enemigo. Recordemos que Acab estaba disfrazado como soldado común para no constituir un blanco preferido ante las tropas enemigas. Sin embargo, vimos que murió víctima de lo que podríamos calificar como una flecha errante, disparada sin apuntar a nadie en particular por un soldado. Ahora, desde un punto de vista humano diríamos que la muerte de Acab fue un accidente. Sin embargo, estamos seguros que en los registros de Dios esta muerte fue algo providencial. Así se cumplió al pie de la letra la profecía de Elías, que Acab moriría y que su sangre sería lamida por perros, en el mismo lugar donde había muerto Nabot. También vimos cómo Josafat, quien en un principio quizás había eliminado los lugares altos de adoración pagana, no los destruyó luego, cuando la gente los restauró. Sin embargo, se le clasifica como un buen rey, porque sirvió a Dios en su propia vida personal.

1 Reyes 22:51 nos decía que "Ocozías hijo de Acab Comenzó a reinar sobre Israel en Samaria". Así que retomamos aquí la historia en 2 Reyes. En efecto, no hay una división específica entre 1 y 2 Reyes. El relato del reino de Ocozías es comenzado en 1 Reyes y concluido en 2 Reyes. El rey y el profeta ocupan el lugar del sacerdote como instrumentos de comunicación de Dios.

En 2 Reyes, en el primer capítulo, Ocozías, rey de Israel e hijo de Acab y Jezabel, se cayó por una ventana del piso alto de su palacio y sufrió graves heridas. Comenzaremos, pues, leyendo los primeros dos versículos de este capítulo 1 del Segundo Libro de Reyes:

"Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. Ocozías se cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria y quedó lastimado. Entonces envió unos mensajeros a los que dijo: Id y consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de estas mis heridas."

Ahora, creemos que se cayó porque estaba borracho. Sin embargo, esto es solamente una conjetura. Entonces, en lugar de acudir al Señor por ayuda, Ocozías, muy influenciado por su madre Jezabel, fue a consultar a Baal?zebub el dios de Ecrón. Y el hecho que Ocozías pidiera la ayuda de un oráculo, constituyó un desafío directo al Señor Dios de Israel. Quiso saber pues, si se recuperaría de las heridas de ese accidente. Y veamos lo que nos dicen los versículos 3 y 4:

"Pero el ángel del Señor le habló a Elías, el tisbita, diciendo: Levántate y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria y diles: ¿Acaso no hay Dios en Israel para que vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho el Señor: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue."

Ésta fue una de las últimas misiones de Elías. Se encontró con los mensajeros y les dio el mensaje siguiente: "¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal?zebub dios de Ecrón?" Y enseguida entregó el desagradable pronóstico de Dios con respecto a Ocozías, de que ciertamente moriría. Los mensajeros entonces, regresaron e informaron al rey de lo que Elías había dicho. Leamos los versículos 7 al 10 de este capítulo 1 del Segundo Libro de Reyes, en los que vemos a

Elías protegido por Dios

"Entonces el rey les preguntó: ¿Cómo era el hombre que encontrasteis y os dijo tales palabras? Uno que tenía un vestido de pelo y un cinturón de cuero ceñido a su cintura, respondieron ellos. ¡Es Elías, el tisbita!, exclamó el rey, y enseguida envió tras él a un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Cuando él subió adonde estaba Elías, este se encontraba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Hombre de Dios, el rey ha dicho que desciendas. Elías respondió al capitán de cincuenta: Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres. Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres."

Recordemos que Ocozías, el rey, era el hijo de Jezabel, la mujer que había tratado de matar a Elías. Y parece que las instrucciones para matarle aún estaban vigentes. Y vemos también que Elías no era un hombre que no encajaba con los compromisos sociales de la corte de su tiempo.

Es mucho lo que se dice hoy en cuanto al hecho de que debemos aprender a comunicarnos y a llevarnos bien con todos. Ahora éste no es en todos los casos el método de Dios. La actitud de tolerancia o conformidad de los cristianos no ha hecho que el mundo escuche a la Iglesia. El hecho es que el mundo no la está tomando muy en serio. Salvo por motivos electorales, en las cuestiones éticas, pasa por alto a la Iglesia. El mundo tiene que escuchar a los cristianos proclamar la Palabra de Dios, para hacer llegar a todos ese referente moral, espiritual, avalado por una conducta acorde con el contenido del mensaje. Entonces sí que habrá una comunicación efectiva con la sociedad.

Elías logró comunicarse con efectividad. Escucharon a aquel personaje tosco y vehemente. El capitán envió a otro capitán con 50 hombres y también le ordenó a Elías que descendiese de la cima del monte. Pero lo único que descendió fue fuego del cielo que consumió al capitán y a sus hombres. Dice el versículo 13:

"Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Subió aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó: Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos alcancen algún valor a tus ojos."

Este hombre imploró la misericordia de Dios y Dios se la concedió. Leamos los versículos 15 y 16:

"Entonces el ángel del Señor dijo a Elías: Desciende con él; no le tengas miedo. Elías se levantó, descendió con él ante el rey, y le dijo: Así ha dicho el Señor: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón, como si no hubiera Dios en Israel cuya palabra consultar, no te levantarás del lecho en que estás, sino que de cierto morirás."

Aquí vemos que Elías repitió valientemente la declaración confirmando el juicio de Dios. Y añaden los versículos 17 y 18:

"Y murió conforme a la palabra del Señor que había dicho Elías. Reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía hijos. Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?"

Y así concluyó el linaje de los reyes Omri y de Acab, en el reino de Israel, o del norte. Y llegamos ahora a

2 Reyes 2:1-22

El tema principal es aquí es el traslado de Elías. Este capítulo nos conduce al final de la vida de Elías. Veremos que fue trasladado al cielo en un carro de fuego. Eliseo ocupó el lugar de prominencia, siendo reconocido como su sucesor. El capítulo concluye con el grave incidente de los osos destruyendo a los matones irreverentes que se burlaron de Eliseo.

Este capítulo 2 relata el arrebatamiento de Elías. Elías fue desde Gilgal a Bet?el, luego a Jericó y luego al río Jordán, acompañado por Eliseo, su sucesor. Elías prometió a Eliseo una doble porción de su espíritu si presenciaba su partida. Elías golpeó las aguas del Jordán con su manto y ambos pasaron en seco. Fue trasladado en un carro de fuego y Eliseo lo vio subir al cielo. Eliseo volvió entonces a pasar el Jordán golpeando las aguas con el manto de Elías. También la fuente de agua en Jericó fue purificada. Ahora, a su regreso a Bet-el, Eliseo se encontró con un grupo de matones que se burlaron amenazadoramente de él.

Comencemos, pues, leyendo, los primeros 4 versículos de este capítulo 2 del Segundo Libro de Reyes, que comienzan el relato que culminará con

La partida de Elías

"Aconteció que cuando el Señor iba a alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. Y Elías dijo a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque el Señor me ha enviado a Bet-el. ¡Vive el Señor y vive tu alma, que no te dejaré! le dijo Eliseo. Descendieron, pues, a Bet-el. Salieron al encuentro de Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el y le dijeron: ¿Sabes que el Señor va a arrebatarte hoy a tu señor? Sí, lo sé; pero callad?respondió él. Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque el Señor me ha enviado a Jericó. ¡Vive el Señor y vive tu alma, que no te dejaré! le respondió Eliseo. Siguieron, pues, a Jericó."

Aquí vemos que Elías trataba de lograr que Eliseo se quedara. Pero Eliseo no quería dejar a Elías, porque él sabía que Elías se iría ese día de la tierra. Y Eliseo quería estar presente cuando el Señor se lo llevara. Continuemos con el versículo 5:

"Se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes que el Señor va a arrebatarte hoy a tu señor? Sí, lo sé; pero callad?respondió él."

Ahora, lo interesante es que en la actualidad, como en el pasado, la gente está acudiendo a toda clase de personas y lugares para obtener información. Ésta es la época cuando los adivinos y los que trafican con el zodíaco y el ocultismo, están ofreciendo muchas sugerencias para entender el futuro y los misterios de la vida. El ser humano está acudiendo a todo y a todos, excepto a Dios. Pero, estimado oyente, usted no recibirá ninguna otra información adicional al acudir a estos recursos, que lo que recibiría si acude directamente a Dios. Observemos que los hijos de los profetas aquí tenían la información de que Elías iba a partir ese día. Pero, Eliseo ya lo sabía. Es decir, ellos no pudieron decirle nada a Eliseo que él ya no supiera por revelación de Dios. Prosigamos ahora leyendo los versículos 6 hasta el 8 de este capítulo 2 del Segundo Libro de Reyes:

"Luego Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán. ¡Vive el Señor y vive tu alma, que no te dejaré! le respondió Eliseo. Y se fueron los dos. Pero llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y se pararon enfrente, a lo lejos, mientras ellos dos se detenían junto al Jordán. Tomó entonces Elías su manto, lo dobló y golpeó las aguas, las que se apartaron a uno y a otro lado, y ambos pasaron por lo seco"

Recordemos que el Señor había dividido las aguas del río Jordán para Josué y el pueblo de Israel, al menos 500 años antes de este incidente. En este momento, el Señor repitió el milagro para Elías y Eliseo. Leamos ahora los versículos 9 y 10:

"En cuanto pasaron, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado. Eliseo dijo: Te ruego que me dejes una doble porción de tu espíritu. Cosa difícil has pedido, le respondió Elías. Si me ves cuando sea separado de ti, te será concedido; pero si no, no."

Ahora, tengamos esto en cuenta. Eliseo en realidad, fue un profeta mayor que Elías, como veremos más adelante, por la cantidad y el alcance de los milagros que realizó. Tuvo sobre él una doble porción del Espíritu de Dios. Continuemos ahora con el versículo 11:

"Aconteció que mientras ellos iban caminando y hablando, un carro de fuego, con caballos de fuego, los apartó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino."

Ésta fue verdaderamente una conclusión espectacular, para una vida espectacular. Avancemos leyendo ahora versículos 12 al 14, donde veremos que

Eliseo recibió una doble porción del espíritu de Elías

"Al ver esto, Eliseo clamó: ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería! Y nunca más lo vio."

Entonces Eliseo tomó sus vestidos y los rasgó en dos partes. 13Alzó luego el manto que se le había caído a Elías, regresó y se paró a la orilla del Jordán. 14Después tomó el manto que se le había caído a Elías, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?

Apenas hubo golpeado las aguas del mismo modo que Elías, estas se apartaron a uno y a otro lado, y Eliseo pasó.

Aquí vemos que Eliseo ocupó entonces el lugar de Elías y demostró su fe. Tomó el manto de Elías y golpeó las aguas tal como Elías había hecho antes. Ahora, el poder no residía en Elías, ni en el manto, sino en Dios mismo. Eliseo lo sabía muy bien. Pero, es evidente que Eliseo tenía la fe que Elías tenía, es decir, la de del Dios de Elías y así las aguas se apartaron. Eliseo en verdad había recibido una doble porción del Espíritu de Dios. Luego, vemos que Eliseo preguntó: ¿Dónde está El Señor, el Dios de Elías? Y ésta, estimado oyente, es la pregunta importante en el día de hoy. En lugar de acudir a hombres o mujeres, o métodos, o a alguna panacea para buscar ayuda, como hace tanta gente; ¿por qué no acude usted al Señor? Él es el Dios viviente. Él es el Dios y Padre del Señor Jesucristo. ¿Por qué no acude usted al Salvador?

Eliseo tomó el manto de Elías, golpeó las aguas y éstas se apartaron. Y él atravesó el río Jordán para comenzar una nueva fase de su vida. Leamos ahora los versículos 15 al 16, que detallan los momentos en los que

Eliseo sucedió a Elías

"Al verlo, los hijos de los profetas que estaban al otro lado en Jericó dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Fueron enseguida a recibirlo, se postraron delante de él y dijeron: Aquí hay entre tus siervos cincuenta hombres fuertes. Deja que vayan y busquen a tu señor ahora; quizá lo ha levantado el espíritu del Señor y lo ha arrojado en algún monte o en algún valle. No enviéis a nadie, les dijo él."

Los hijos de los profetas, que eran los estudiantes de teología de esa época, todavía estaban esperando a Eliseo en la otra ribera, y fue así como le vieron dividir las aguas del río con el manto de Elías y cruzar el río Jordán. Ellos dudaron si Elías había realmente arrebatado de forma permanente. Y sospecharon que el Señor le había depositado en alguna zona abandonada. ¡Qué idea peculiar tenían de Dios! Continuemos con la lectura de los versículos 17 y 18:

"Pero ellos lo importunaron tanto que avergonzándose dijo: Enviadlos. Entonces enviaron ellos a los cincuenta hombres, quienes lo buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. Cuando volvieron junto a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo: ¿No os dije yo que no fuerais?"

Elías en verdad se había ido y que ya no había ninguna necesidad de buscarlo. Por ello Eliseo les dijo: "¿No os dije que no fuerais?" Al fin tuvieron que aceptar la nueva situación y el liderazgo de Eliseo.

Después, los hombres de la ciudad de Jericó se acercaron a Eliseo con un problema. Leamos los versículos 19 al 22 de este capítulo 2 del Segundo Libro de Reyes:

"Los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: Mira, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; pero las aguas son malas y la tierra es estéril. Traedme una vasija nueva y poned en ella sal, dijo él. Cuando se la trajeron, Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal y dijo: Así ha dicho el Señor: Yo sané estas aguas, ya no habrá en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron saneadas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que pronunció Eliseo."

Eliseo purificó las aguas. Éste fue su segundo milagro. Aun hoy es posible ver esas aguas en el valle de Jericó. Dicen que no conviene beber de esas aguas porque, al estar a la intemperie, en esa tierra, pueden contaminarse fácilmente. Sin embargo, algunas de las personas que han visitado Israel y han estado en este lugar, han tomado de esas aguas, y dicen que todavía son dulces y deliciosas al paladar. Este milagro mostró a los habitantes de Jericó que el Señor, y no el falso dios Baal, el llamado dios de la fertilidad, podía intervenir para anular la aridez y esterilidad de su tierra. Y la acción permanente de Dios en aquellos manantiales sería un recordatorio perpetuo de Su capacidad para traer fertilidad y bendiciones, en medio de la aridez y esterilidad causadas por la idolatría.

En el mundo físico, la sequía amenaza ya el mantenimiento de los recursos indispensables para la vida. El agua es indispensable para la supervivencia. En las condiciones actuales, por la incertidumbre que el cambio climático está trayendo a muchos pueblos de la tierra, y ante la posibilidad de grandes y prolongadas sequías, existe hoy un motivo de seria inquietud al comprobar que esta carencia afectará a la vida natural y humana en todos los órdenes, amenazando la producción de los alimentos básicos. Pero hay otra supervivencia muy importante, en el ámbito espiritual, que afecta no sólo a la vida en esta tierra sino también a la vida eterna. Y tiene que ver con el alejamiento de Dios. Por ello en el Antiguo Testamento, Dios enviaba la sequía como un castigo porque los seres humanos se hallaban en una situación de sequía espiritual, al alejarse de Dios para volver a practicar el pecado y la maldad en todas sus formas. En la actualidad, es necesario ser conscientes de que los recursos materiales producidos por el hombre no pueden dar vida eterna al alma, ni satisfacerla en su paso por este mundo. Los esfuerzos humanos para satisfacerla sólo producen aguas contaminadas, como aquellas aguas de Jericó, aguas que no podían calmar la sed. Aguas contaminadas, hasta que Dios hizo el milagro de purificarlas. Y este incidente nos recuerda que en el Nuevo Testamento, en el diálogo entre Jesús y la mujer samaritana, registrado en el Evangelio de Juan 4, Jesús le ofreció a aquella mujer "agua viva". Él dijo: "el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás. Porque el agua que yo le daré brotaré en él como un manantial de vida eterna". Este manantial interior no puede compararse con ninguna otra agua. El Señor estaba hablando del Espíritu Santo, que trae salvación a la persona que cree en Él; y por medio de esa persona, el manantial de esa agua de vida traería salvación a otros. Esa agua, estimado oyente proporciona una satisfacción constante a las necesidades espirituales y a los deseos del que la bebe. ¿No querría usted probarla?

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