En el presente, como soldado de Jesucristo tendrá que sufrir penalidades y dedicarse enteramente a su Señor para así poderle complacer en todo; como atleta deberá luchar legítimamente, y como labrador tendrá que perseverar en el duro trabajo de la tierra.
Si así lo hace, en el futuro verá que como soldado será aprobado por su Señor, como atleta recibirá una corona y como labrador podrá participar de los frutos.