El activismo. Son aquellas personas que parecen creer que si no están ocupados constantemente, están perdiendo el tiempo. Siempre están inmersos en actividades y proyectos, en muchos casos, muy por encima de sus posibilidades reales. Pero ningún siervo de Dios tendrá un ministerio efectivo a menos que tome tiempo para estar con el Señor. En muchos casos, esta actividad frenética en la que nos podemos ver inmersos, le impide a Dios la oportunidad de hablarnos, y a nosotros de escucharle. ¿Y cómo podremos hablar a los demás de parte de Dios, si no hemos tenido tiempo primero de escucharle a él?
En el otro extremo, se encuentran los que se retiran demasiado para estar con Dios, y rara vez encuentran la ocasión para tener comunión con sus semejantes. Pero la devoción que no conduce al servicio a nuestro prójimo, no es verdadera devoción.
El lugar era desierto.
La proximidad de la noche.
La gran multitud de hambrientos.
Las proposiciones inadecuadas de los discípulos.
La provisión humana era a todas luces insuficiente.