Estudios biblicos de Juan

Predicaciones cristianas en texto y audio de Juan

Comentario bíblico del libro de Juan
Juan escribió su evangelio sobre la misma base histórica que los otros evangelios, pero con un énfasis especial en la naturaleza divina del Señor Jesucristo. El propio evangelista Juan aclara cuál había sido su propósito al escribirlo: "estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre".

Juan 10:7-26

Jesús dijo que él era la "puerta de las ovejas" y también "el buen pastor que daba su vida por las ovejas". Con esto estaba estableciendo un claro contraste con todos aquellos líderes religiosos a los que sólo les interesan las ovejas para enriquecerse a costa de ellas. Por el contrario, Jesús da su vida para salvar a las ovejas. Además, él es la única puerta de entrada al redil y no hay otro camino. Ante estas afirmaciones los judíos volvieron a pedirle que les dijera si realmente era el Cristo y así creerían en él. Pero después de todas las evidencias que Jesús les había mostrado, esto no era más que una excusa para no creer en él...

Juan 10:21-11:2

Jesús continuó explicando la relación que como Pastor tiene con sus ovejas. Dijo que "sus ovejas oyen su voz y le siguen". Es decir, la característica de una verdadera oveja es que obedece al Señor y le sigue. No se trata únicamente de palabras, sino de hechos. Y luego Jesús añadió: "Y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás". Esto quiere decir que un verdadero creyente tiene seguridad de vida eterna. Quizás podría parecer una actitud jactanciosa, pero no lo es, puesto que no hay mérito alguno en la oveja, sino que todo depende de la grandeza y poder del Pastor...

Juan 11:3-31

Jesús fue informado de la enfermedad de su amigo Lázaro. El incidente nos enseña cosas muy importantes acerca de cómo orar por los enfermos, y también en cuanto a si un creyente está enfermo esto puede ser una consecuencia de su falta de fe o de que Dios no le ama. Finalmente Lázaro murió, pero Jesús se refirió a la muerte como un "sueño" y después hizo una de sus afirmaciones más hermosas: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" y nos pregunta "¿Crees esto?"...

Juan 11:32-57

Jesús lloró ante la tumba donde había sido sepultado su amigo Lázaro. En otras ocasiones había manifestado su plena deidad, pero ahora mostraba su perfecta humanidad, no ocultando el dolor que la muerte le producía. Y aunque el ser humano no puede hacer nada ante esto, Jesús llamó a Lázaro de entre los muertos y éste resucitó inmediatamente. De esta manera confirmó lo que antes había dicho: "Yo soy la resurrección y la vida". Sin embargo, a pesar de tantas evidencias como los judíos tenían, a raíz de este incidente decidieron acabar con él. ¡Qué ciega es la incredulidad!...

Juan 12:1-26

Mientras que los principales sacerdotes conspiraban y planeaban la muerte de Jesús, en la casa de Lázaro sus amigos prepararon una cena en su honor. En ese hogar cada uno de los tres hermanos representaba un elemento esencial en la iglesia cristiana: Lázaro nos recuerda la nueva vida en Cristo, María, la adoración y Marta, el servicio. En contraste nos encontramos con Judas, que se oponía a que Jesús fuera glorificado. Después de esto el Señor entró públicamente en Jerusalén, ofreciéndose como su rey, aunque ellos finalmente lo rechazaron. Pero era necesario que el grano de trigo muriera para que pudiera llevar mucho fruto...

Juan 12:27-43

Jesús había llegado al final de su ministerio público y se disponía a ir a la cruz. Por supuesto, su finalidad era pagar por el pecado de los hombres para que éstos pudieran llegar a ser salvos, pero por encima de eso estaba su deseo de glorificar al Padre. La cruz marcaría la victoria definitiva de Cristo y la derrota de Satanás. Pero a pesar de todo lo que él había hecho, los judíos se afirmaron en su incredulidad, por lo que el Señor pronunció sobre ellos una duras palabras de juicio. También hubo algunos que creyeron, pero no le reconocían públicamente por temor a los hombres...

Juan 12:44-13:10

El testimonio público de Jesús había terminado, y a partir de ahí serían sus palabras las que les juzgarían. En los próximos capítulos, el Señor se dirigió a los suyos en una reunión privada en el aposento alto. Empezó lavando sus pies con agua. De esta forma, Aquel que había dejado la gloria en el cielo, descendía hasta ocupar el lugar de un esclavo, dándonos ejemplo del verdadero servicio. Los pies sucios simbolizan la suciedad espiritual que los creyentes, aquellos que ya hemos sido lavados completamente por su sangre, todavía adquirimos por nuestro contacto con el mundo. Es necesario lavarlos constantemente para tener una plena comunión con él...

Juan 13:11-33

El Señor estaba enseñando que cuando llegamos a la cruz, fuimos bañados por completo. Su sangre nos limpia de todo pecado. Esto hace referencia a la regeneración, que es efectuada una vez y para siempre. Pero cuando caminamos por este mundo, nos contaminamos y ensuciamos. Esto es un problema, porque al ensuciarnos de este modo dejamos de gozar de la comunión y el compañerismo con él. Por lo tanto, el lavamiento de los pies es necesario para restaurarnos a la comunión. Mientras Jesús decía estas cosas, hizo referencia a Judas, que aunque estaba con los otros discípulos, no había sido bañado de esta manera y estaba planeando su traición...

Juan 13:34-14:4

Mientras estaba en el aposento alto con sus discípulos, Jesús dijo: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado". Esta sería la forma en la que el mundo conocería que somos sus discípulos. A continuación Pedro expresó su disposición de acompañar al Señor hasta la muerte con el fin de demostrar su amor por él. Pero a pesar de su sinceridad, el apóstol desconocía su propia debilidad. Por último, el Señor hizo una promesa que ha servido de consuelo al pueblo de Dios desde entonces: "Voy a preparar lugar para vosotros... para que donde yo estoy, vosotros también estéis"...

Juan 14:5-15

Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí". Ninguna religión o ceremonia puede llevarnos a Dios; sólo Cristo puede hacerlo. Sólo él puede reconciliarnos con Dios. Y lo puede hacer porque no sólo es un Hombre perfecto, sino que también es Dios, y entregó su vida en la cruz para salvarnos. Luego hizo dos promesas importantes: "El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará, y aun mayores"... "Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré". En cualquier caso, es importante no sacar estas palabras de su contexto para entender su auténtico significado...