Estudio bíblico de Éxodo 7:1-8:5

Exodo 7:1-8:5

Terminábamos nuestro programa anterior con el diálogo entre Dios y Moisés quien, escuchaba como Dios le renovaba su llamado a emprender la gran tarea de liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Habiendo sido ya rechazado por su pueblo, quien le había culpado por el empeoramiento de su situación, y lleno de temor y dudas sobre sus condiciones personales para cumplir tal misión, Moisés planteó nuevamente sus pretextos ante Dios. Comenzamos hoy con la respuesta de Dios. En el primer párrafo de este capítulo 7,

Continúa la renovación de la misión encomendada a Moisés

Leamos los versículos 1 al 3:

"Entonces el Señor dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú hablarás todo lo que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje salir de su tierra a los hijos de Israel. Pero yo endureceré el corazón de Faraón para multiplicar mis señales y mis prodigios en la tierra de Egipto."

¿Qué significa esta frase sobre el endurecimiento del corazón de Faraón? ¿Haría Dios esto? Solo en el siguiente sentido. Si Faraón hubiera sido una persona compasiva y bondadosa, deseosa de volver a Dios y dispuesta a permitir que Moisés liberase a los israelitas porque quería hacer algo a favor de ellos, entonces habría sido injusto que Dios endureciese el corazón del buen Faraón. Pero ése no fue el caso. La palabra endurecer es una expresión figurativa que significaba que Dios sacaría o pondría de manifiesto lo que realmente había en el corazón de Faraón, obligándole a hacer lo que aquel soberano realmente deseaba.

Faraón era como ciertas personas de la actualidad, que al hablar nunca expresan sus verdaderos sentimientos ni intenciones. Faraón no quería dejar salir de Egipto a los israelitas y sin embargo, quería mostrarse como un gobernante benevolente y generoso. Pero en su confrontación con Israel, era duro, inflexible. Así que Dios iba a someterle a la presión de sus juicios para hacerle admitir sus intenciones reales.

Hay personas que no cumplen sus acuerdos u obligaciones hasta que se enfrentan con la posibilidad de ser llevados a un juicio ante un tribunal de justicia. Es lo que Dios estaba haciendo con Faraón. Fue como si Dios llevase a Faraón ante un tribunal, diciéndole: "Tu tendrás que revelar lo que verdaderamente está en tu corazón. No puedes decir una cosa y hacer otra completamente diferente". Por cierto, esto es exactamente lo que Dios va a hacer con cada uno de nosotros cuando algún día comparezcamos ante Su presencia. Seremos vistos como realmente somos. Nadie podrá disimular ni enmascarar su verdadera personalidad.

Leamos los versículos 4 y 5:

"Y Faraón no os escuchará; entonces pondré mi mano sobre Egipto y sacaré de la tierra de Egipto a mis ejércitos, a mi pueblo los hijos de Israel, con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando yo extienda mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los hijos de Israel."

En otras palabras, Faraón y el Señor Dios de Israel serían puestos de manifiesto tal como lo que verdaderamente eran. Los egipcios lo sabrían, los israelitas lo verían confirmado y Moisés y Aarón recuperarían su credibilidad. Continuemos leyendo los versículos 6 al 9:

"E hicieron Moisés y Aarón como el Señor les mandó; así lo hicieron. Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres cuando hablaron a Faraón. Y habló el Señor a Moisés y a Aarón, diciendo: Cuando os hable Faraón, y diga: Haced un milagro, entonces dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante de Faraón para que se convierta en serpiente."

Faraón iba a preguntarles a Moisés y a Aarón cuáles eran sus credenciales y con qué autoridad se presentaban ante él para comunicarle una petición tan excesiva. La vara de Aarón sería la señal de autoridad.

Pasemos a considerar el siguiente párrafo, que nos describe la actuación de

Los magos egipcios

Leamos el versículo 10:

"Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón e hicieron tal como el Señor les había mandado; y Aarón echó su vara delante de Faraón y de sus siervos, y ésta se convirtió en serpiente."

Han surgido algunas dudas con respecto a la palabra serpiente en este pasaje, porque hay pocos datos históricos sobre la serpiente en Egipto. De hecho, la palabra utilizada aquí es cocodrilo. Durante los días de Moisés había muchos de estos reptiles viviendo a orillas del río Nilo y por los estanques de aquel país. La vara se transformó, pues, en un cocodrilo.

A medida que estudiamos las plagas veremos que Dios se estaba ocupando de la totalidad del reino de la zoología. Es decir, que los dioses de Egipto eran animales, aves o insectos. El apóstol Pablo se refería a esto cuando escribió, en su carta a los Romanos 1:22, 23:

"Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles."

Los egipcios elaboraban símbolos de todas las cosas. Tomaban un concepto abstracto y lo expresaban en la forma concreta de una imagen. Tenían deidades que representaban todas las fases y funciones de la vida. No se olvidaron de nada. Convirtieron al monoteísmo en politeísmo. En efecto, creían en la existencia de un gran Dios, eterno, que existía por Sí mismo, todopoderoso. Desafortunadamente, creían también que aquel Ser era demasiado importante y potente como para querer ocuparse de los asuntos y destinos de los seres humanos y por lo tanto, permitía que la administración de este mundo cayese en manos de multitudes de dioses y demonios, de espíritus buenos y malos. Esto es, en síntesis, lo que ellos creían.

Es lo mismo que el apóstol Pablo descubrió cuando llegó a la ciudad de Atenas. Allí encontró un monumento al "Dios desconocido", como dice en el libro de los Hechos 17:23,

"Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo."

Si alguien adoraba a todos aquellos diferentes dioses, no podía conocer al Dios vivo y verdadero. Así que el Señor Dios de Israel atacó a los dioses de Egipto para revelar quién era El.

La palabra hebrea tannin que en este capítulo se traduce como "serpiente", no se traduce de esta manera en ninguna otra parte de la Biblia. En los libros de Isaías y Ezequiel se traduce como "dragón". La palabra incluye un significado satánico, y por este motivo los traductores utilizaron la palabra serpiente. Aparte este motivo, queda el hecho de que los egipcios adoraron al cocodrilo, que ocupó un lugar importante en la adoración y religión de Egipto. La deidad del mal era Sebak y tenía una cabeza de cocodrilo. Y Apepi, el gran enemigo de los dioses solares, aparecía bajo la forma de un cocodrilo. Los egipcios se dedicaban a los rituales mágicos que se celebraban en el templo de Amen-Ra, en la ciudad de Tebas. Apepi vivía en la región más baja de los cielos, procuraba cada día evitar la salida de Ra, el dios del sol. Provocaba los relámpagos, truenos, tempestades, tormentas, huracanes, lluvias y trataba de obscurecer la luz del sol llenando el cielo de nubes, bruma, niebla y obscuridad. El ritual egipcio, que constituía un intento de destruir a Apepi, era prominente en Egipto y fue el primer objetivo contra el cual Dios asestó un golpe. Y la vara de Aarón se transformó en un cocodrilo. Continuemos leyendo el versículo 11:

"Entonces Faraón llamó también a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos de Egipto, hicieron lo mismo con sus encantamientos"

Los magos de Egipto reprodujeron el milagro de la vara de Aarón. Quizás sería mejor decir que imitaron el milagro. Sea como fuere que los hubieran hecho o cómo los hubiesen realizado, hicieron del resultado un buen espectáculo. Sin embargo, el apóstol Pablo tuvo algo que decir al respecto en su segunda carta a Timoteo 3:8:

"Y así como Janes y Jambres se opusieron a Moisés, de la misma manera éstos también se oponen a la verdad; hombres de mente depravada, reprobados en lo que respecta a la fe."

Y así fue que aquellos magos se opusieron al Dios vivo y verdadero. Leamos también los versículos 12 y 13;

"pues cada uno echó su vara, las cuales se convirtieron en serpientes. Pero la vara de Aarón devoró las varas de ellos. Pero el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, tal como el Señor había dicho."

Resulta interesante observar que los egipcios adoraban al cocodrilo y que la vara de Aarón devoró a los cocodrilos de ellos. Esta tendría que haber impresionado al Faraón pero no fue así. Faraón se obstinó en sus propias intenciones y decisiones. Por otra parte, y a causa de esta actitud, Dios continuó con su plan y envió

La primera plaga: el agua convertida en sangre

Leamos los versículos 14 al 19:

"Entonces el Señor dijo a Moisés: El corazón de Faraón es terco; se niega a dejar ir al pueblo. Preséntate a Faraón por la mañana cuando vaya al agua, y ponte en la orilla del Nilo para encontrarte con él; y toma en tu mano la vara que se convirtió en serpiente. Y dile: El Señor, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo para que me sirva en el desierto. Mas he aquí, hasta ahora no has escuchado. Así dice el Señor: En esto conocerás que yo soy el Señor: he aquí, yo golpearé con la vara que está en mi mano las aguas que están en el Nilo, y se convertirán en sangre. Y los peces que hay en el Nilo morirán, y el río se corromperá y los egipcios tendrán asco de beber el agua del Nilo. Y el Señor dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de agua, para que se conviertan en sangre; y habrá sangre por toda la tierra de Egipto, tanto en las vasijas de madera como en las de piedra."

Este sí que fue un golpe certero a la adoración en Egipto. Las aguas del sagrado río Nilo se convirtieron en sangre. Los egipcios representaban al Nilo como Hapi, un hombre grueso con pechos de mujer, lo cual indicaba sus poderes de fertilidad y nutrición. Había un himno que cantaban en el templo en honor a este dios, cuyas palabras expresaban lo siguiente:

Tú riegas los campos creados por Ra . . .
Tú eres el proveedor de alimentos . . . creador de todas las cosas buenas
Tú llenas los graneros . . .
Tu cuidas a los pobres y necesitados

El río Nilo era como la sangre de Egipto. Pero tenía que ser de agua para continuar siendo su fuente vital. Al transformarse en sangre, vino a significar la muerte para ellos. Lo que había sido una bendición para el país, pasó a ser una maldición. Era el juicio de Dios. Dicen los versículos 22 al 25:

"Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, tal como el Señor había dicho. Entonces se volvió Faraón y entró en su casa, sin hacer caso tampoco de esto. Y todos los egipcios cavaron en los alrededores del Nilo en busca de agua para beber, porque no podían beber de las aguas del Nilo. Y pasaron siete días después que el Señor hirió al Nilo."

Esta plaga duró 7 días. Faraón no se convenció de que había sido provocada por la acción de Dios porque los magos fueron capaces de reproducir la plaga. Fue un hecho asombroso. Por supuesto, fue una manifestación del poder de Satanás, pero ellos fueron impotentes para convertir la sangre en agua.

Exodo 8:1-5

Considerando este capítulo en su totalidad, abarca el siguiente

Tema: Egipto sufrió la invasión de una plaga de ranas y Faraón, una vez más, endureció su corazón. Entonces llegó la plaga de piojos y Dios humilló el orgullo de Faraón; Egipto fue atacado por enjambres de insectos (probablemente, como el escarabajo sagrado) y Moisés usó su relación con Dios actuando como un intercesor.

En primer lugar, una breve

Observación

Las plagas continuaron asolando la tierra de Egipto. Dios estaba dirigiendo su ataque contra un pueblo sumido en la idolatría. En consecuencia, llegó

La segunda plaga: las ranas

Las ranas estaban representadas por Heka, una diosa con cabeza de rana. También otra deidad, Hapi, estaba representado como sosteniendo a una rana, de cuya boca fluía una corriente de alimentos. Esto indicaba la estrecha relación entre el dios del Nilo y la diosa de las ranas, una de las más antiguas y madre de diosas. Ella era la diosa de la fertilidad y el renacimiento, la patrona de las parteras. Una pintura egipcia mostraba a Heka recitando hechizos para afectar a la resurrección de Osiris. También había una escultura que la presentaba arrodillada delante de la reina y supervisando el nacimiento de Hatshepset. Leamos los versículos 1 al 5:

"Entonces el Señor dijo a Moisés: Ve a Faraón y dile: Así dice el Señor: Deja ir a mi pueblo para que me sirva. Pero si te niegas a dejarlos ir, he aquí, heriré todo tu territorio con ranas. Y el Nilo se llenará de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. Y subirán las ranas sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos. Dijo además el Señor a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los arroyos y sobre los estanques, y haz que suban ranas sobre la tierra de Egipto."

Las ranas estaban por todas partes, en las camas, cocinas, en cada sala de las viviendas, en los lugares donde se amasaba el pan y en los hornos. Era una situación insostenible, al tratarse no ya de unas cuantas sino de una gran cantidad, lo cual causó una tremenda consternación. Y como eran sagradas, no podían ser matadas.

Al terminar con nuestro estudio de hoy, recordemos la actitud de obstinación de Faraón, que no quiso ceder, después de la primera plaga, la del agua convertida en sangre. Tal proceder debiera hacernos reflexionar. ¡Cuántas veces, a pesar de las numerosas llamadas de Dios y de Su intervención, los seres humanos continúan en su vida de pecado y rebelión contra El! tal como hizo aquel Faraón, volviéndole la espalda y prosiguiendo tercamente con su conducta desafiante. La intención del Señor quedó clara con las palabras del 7:17 a Faraón: "conocerás que yo soy el Señor" y ésa es también su intención con respecto a nosotros. El quiere revelarnos Quién es, y su plan para la salvación de la humanidad. Estimado oyente, esperamos que la actitud de Dios, al tomar la iniciativa en darse a conocer, para que le conozcas de una manera personal, no te resulte indiferente. Recordemos las palabras del Salmo 95:7 y 8; "Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón".

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