Estudio bíblico de Jonás 1:11-2:2

Jonás 1:11-2:2

Continuamos hoy, estimado oyente, viajando por el libro del profeta Jonás y vamos a ver aquí algo que le aconteció a Jonás. En nuestro programa anterior concluimos nuestro estudio en el versículo 10 del capítulo 1. Comentando este versículo dijimos que aunque Jonás había podido dormir tranquilamente, no cabía duda que tenía una mala conciencia por su actitud de desobediencia a Dios. De alguna manera les debe haber dado a entender a aquellos marineros que, al hacer aquel viaje, estaba huyendo del Señor. Pero no creemos que les hubiera dado mucha información al respecto.

Así que aquellos hombres le preguntaron: ¿Por qué has hecho esto? Tenemos que decir que esta es una buena pregunta que en algunas ocasiones puntuales, el no creyente le formula al creyente, y realmente puede acabar siendo una pregunta embarazosa.

Puede presentarse una situación muy embarazosa, por cierto, cuando un no creyente viene y le dice a un creyente: "¿Por qué está haciendo eso? Yo pensaba que usted era un hijo de Dios". Volviendo a nuestra historia, creemos que ante esta pregunta de los marineros, Jonás debe haberse sonrojado varias veces de vergüenza, porque tal pregunta, formulada por unos paganos, tocaba el flanco débil de su vida, y ponía en evidencia las contradicciones de su fe en el Dios de su pueblo.

Así que terminamos nuestro encuentro anterior presenciando la conversación entre Jonás y a la tripulación del barco, quedándonos con la imagen de un profeta desobediente que habrá tenido que bajar su cabeza, rehuyendo la mirada de sus compañeros.

Leamos el versículo 11 de este primer capítulo de Jonás, que inicia un párrafo que hemos titulado

Jonás y el pez

"Como el mar se embravecía cada vez más, le preguntaron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?"

Estos hombres reconocieron que se estaban enfrentando a una decisión muy difícil, y quisieron que fuera Jonás quien tomara esa decisión. Y Jonás les dio una respuesta directa. Leamos el versículo 12:

"Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se calmará en torno vuestro, pues sé que por mi causa os ha sobrevenido esta gran tempestad."

Jonás reconoció que la mano de Dios estaba detrás de todo este problema, y de que El estaba actuando en su vida durante todo este tiempo. El supo que la única solución al problema de la tempestad era sacarle a él de ese barco que se dirigía a Tarsis. Dios había determinado que este nombre no se iba a ir a Tarsis, sino al lugar que El quería que fuera. Dice el versículo 13:

"Aquellos hombres se esforzaron por hacer volver la nave a tierra, pero no pudieron, porque el mar se embravecía cada vez más contra ellos."

Debemos reconocer que estos marineros paganos tomaron en ese momento una posición muy digna. A pesar de las creencias de su religión, no quisieron arrojar a Jonás por la borda. Hicieron todo lo que pudieron para apartar al barco de la tempestad. Remaron con el mayor esfuerzo para acercar la nave a la costa, pero no pudieron lograrlo. En este punto del relato en particular, estos marineros paganos nos presentan una imagen mejor que la de Jonás y demostraron ser hombres extraordinarios. Y dice el versículo 14,

"Entonces clamaron al Señor y dijeron: Te rogamos ahora, Señor, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni nos hagas responsables de la sangre de un inocente; porque tú, Señor, has obrado como has querido."

Notemos ahora el cambio que estaba teniendo lugar en las vidas de estos hombres. Ellos se estaban dirigiendo entonces al Dios Vivo y Verdadero. Por supuesto, estaban recurriendo a Él en su desesperación. Clamaron a Él para que los perdonara por lo que iban a hacer, al no tener otra alternativa. Dice el versículo 15 de este primer capítulo:

"Tomaron luego a Jonás y lo echaron al mar; y se aquietó el furor del mar."

Este hecho nos revela de manera definitiva que ésta era una tormenta sobrenatural, bajo el control de Dios. Y el versículo 16 añade:

"Sintieron aquellos hombres gran temor por el Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos."

Esto nos recuerda lo que dice el libro de Proverbios, en el capítulo 9, versículo 10: El temor del Señor es el principio de la sabiduría. Dice el texto que se apoderó de ellos un gran temor al Señor. Ellos no temieron a sus dioses paganos, sino que sintieron un temor reverencial por Aquel Dios que es el Creador del mar y de la tierra firme.

Dice aquí que ofrecieron un sacrificio al Señor. Ese sacrificio señalaba al Señor Jesucristo, no había otra alternativa.

Y añade el versículo 16 que le hicieron votos. ¿Y qué votos le habrán hecho al Señor? Le habrán prometido que le servirían. A través de esta experiencia, ellos se volvieron al Dios vivo y verdadero. Así es que algo de bueno se logró por medio de esta tempestad, por causa de que Jonás estuviera a bordo del barco, y por haber sido arrojado al mar.

Ahora, observemos qué le sucedió a Jonás. Leamos el versículo 17, último versículo de este capítulo 1 de Jonás:

"Pero el Señor tenía dispuesto un gran pez para que se tragara a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches."

Aquí no se menciona una ballena, de acuerdo con la creencia popular. En el evangelio de Mateo, capítulo 12, versículo 40, la palabra usada fue "ketos", y se tradujo correctamente "gran pez". Aquí también, como vemos, se lo llamó "un gran pez". No creemos que fuera una ballena, pero lo importante fue el hecho de que este pez fue preparado por el Señor para este evento especial. En nuestra opinión, en lo que se refiere al pez, aquí estamos frente a un milagro, en el sentido de que se trató de un pez especialmente preparado para tragar a Jonás.

El versículo dice que Jonás pasó tres días y tres noches en el vientre del pez pero observemos que no se nos dijo que Jonás estuviera vivo dentro del pez.

Si revisamos el calendario u horario de viaje que fijamos en la introducción, veremos que en el capítulo 1, Jonás salió de Israel, que si destino era Nínive, pero que acabó llegando al vientre de un pez. Llegamos así al

Jonás 2

El programa de viaje para el capítulo 2 nos informa que Jonás iba a dejar el pez, que su destino era la ciudad de Nínive, y que llegaría a tierra firme. Sin embargo, en primer lugar, queremos examinar la experiencia que este hombre tuvo dentro del pez. Leamos entonces el versículo 1 de este segundo capítulo del libro de Jonás, para intentar responder a la siguiente pregunta:

¿Cuándo oró Jonás?

"Entonces oró Jonás al Señor, su Dios, desde el vientre del pez"

Ahora, alguien podría decir: "Pero, ustedes creen que Jonás estaba muerto dentro del pez y que Dios le levantó de entre los muertos, pero aquí dice que Jonás oró al Señor Dios desde el vientre del pez". Esto es cierto, pero nuestra pregunta es: "¿Cuándo pronunció Jonás esta oración? ¿Pronunció esta oración al principio, cuando acababa de entrar en el pez? ¿O quizás cuando se encontró allí dentro, consciente de la situación precaria en la que se encontraba, y entonces expresó esta oración a Dios para que El le contestara? ¿Decidió pensar en la forma en que presentaría su oración a Dios durante dos días y entonces, al llegar al tercer día dirigírsela a Dios? Si Jonás actuó en esta forma, entonces, nuestra interpretación está completamente equivocada. Pero, si conocemos algo la naturaleza humana, diremos que Jonás no esperó demasiado tiempo para pronunciar esta oración. Cuando este hombre se encontró en esa condición desesperada, podemos estar seguros de una cosa: él comenzó inmediatamente a orar a Dios. En realidad, podríamos imaginar que quizás hasta oró cuando se estaba deslizando por el interior del pez hasta su estómago, finalizando su oración cuando llegó a aquel lugar.

Cuando las personas están viviendo momentos de crisis, no expresan una oración preparada. Cuando llega la crisis, se dirigen inmediatamente al grano. Cierto Pastor había sufrido un accidente, en el cual había perdido un dedo de la mano derecha. Cuando alguien le preguntaba, cómo había sido llamado al ministerio cristiano, o cuál había sido su llamado, él levantaba la mano y movía lo que le quedaba de ese dedo que había sido amputado. Y la gente, naturalmente, le preguntaba: "¿Qué quiere decir usted con esto? Y entonces él les contaba la siguiente historia:

Cuando él era joven, mi padre era miembro de una iglesia, y un día vino un predicador y tuvo reuniones allí por una semana. La primera noche que predicó, su padre lo hizo adelante, en los primeros asientos. Y este predicador lo hizo sentir muy incómodo, porque sabía que se estaba hablando a él, aunque el predicador no lo conocía. Su padre lo obligó a ir la segunda noche, y él sabía que si permanecía allí, no sólo aceptaría a Cristo como su Salvador, sino que también iba a entregarle su vida dedicándose al ministerio, porque yo sentía algo que podía ser como un llamado al mismo. Así fue que esa noche, cuando todos se fueron a dormir, recogió algo de ropa y huyó a otra provincia, en la que consiguió trabajo en un aserradero. Los aserraderos antiguos tenían un gancho muy grande, y con él se hacían rodar los troncos de los árboles hacia el transportador, que los llevaba al lugar donde estaba la sierra, que cortaba cada tronco por el medio a lo largo del mismo. La tarea de este joven consistía en hacer rodar los troncos hacia el transportador.

Después de haber trabajado por unas dos semanas, se quedó sin troncos, así que el capataz consiguió unos troncos viejos que estaban allí y que por algún motivo habían sido rechazados. Y allí había un tronco que antes había sido cortado hasta la mitad, aproximadamente, pero por alguna razón no se concluyó la tarea y lo retiraron, sin terminar de cortarlo completamente. Entonces el joven hizo rodar este tronco hasta el transportador, el cual lo llevó hasta la banda que lo llevó hasta la sierra; pero entonces el tronco se abrió por donde había sido previamente cortado y allí quedó trabado el dedo índice del joven. Entonces él se sintió arrastrado por la sierra hacia la sierra por la cinta transportadora. Comenzó a gritar tan fuertemente como podía, pero en ese momento el tronco ya había llegado a la sierra, que comenzó a cortarlo. Si usted alguna vez ha visitado uno de esos aserraderos sabrá que se oye un ruido ensordecedor y nadie podría oír los gritos de una persona. Pero él continuó gritando con todas sus fuerzas, mientras continuaba siendo atraído hacia la sierra, y cuando pasó por la sierra, por supuesto, le cortó el dedo. Pero ello lo libró del tronco, y entonces pudo arrojarse a un lado y ya no sufrió más daños.

Contó también el joven que pasaron unos 45 segundos hasta que lo alcanzó la sierra, y en esos momentos oró al Señor. Aceptó al Señor Jesucristo como su Salvador, y entre otras cosas que le dijo, le prometió que se dedicaría al ministerio cristiano y cumplir Su voluntad. Este joven añadió que en aquellos 45 segundos le dijo al Señor más cosas que lo que le habría dicho en una hora de oración.

Amigo oyente, este Pastor pronunció una oración en el mismo momento en que llegó la crisis. En esos momentos son los que usted y yo oramos, cuando nos encontramos ante un peligro o situación de emergencia, no nos demoramos en orar. Así le sucedió al profesor McGee, autor de estos estudios, cuando en una ocasión se encontraba en un vuelo y el avión fue objeto de tales turbulencias que descendió repentinamente muchos metros; por supuesto, el comenzó a orar rápidamente.

Así fue que, como imaginamos antes, posiblemente Jonás hiciera esta oración mientras bajaba desde a la boca del pez, hasta llegar al estómago del mismo. También creemos que en su oración dijo más cosas que la que se expresan en el relato Bíblico. Quizás lo que tenemos de esa oración fue una versión resumida.

Algunos colocan mucho énfasis sobre el término temporal entonces en el versículo 1, que dice Entonces oró Jonás al Señor, su Dios, desde el vientre del pez. Dan por sentado que después de haber estado dentro del pez durante tres días y tres noches, "entonces" oró. Pero esto no es lo que significa este término en este contexto. Es una de las características del idioma Hebreo presentar el relato completo de un hecho y después regresar a enfatizar un detalle importante. Esta misma técnica fue utilizada en el libro del Génesis en el relato de la creación. Allí se presentó el relato de los seis días de creación, y después Dios retrocedió en la narración para ofrecer un informe detallado de la creación del hombre, añadiendo detalles. Intentar construir una suposición sobre el término "entonces" sería erróneo. Lo que simplemente se dijo aquí fue que Jonás se disponía a presentarnos la historia en detalle, es decir, lo que sucedió realmente dentro del pez.

Leamos ahora el versículo 2 de este segundo capítulo de Jonás, que da comienzo a un párrafo que hemos titulado:

La oración de Jonás

"Y dijo: Invoqué en mi angustia al Señor, y él me oyó; desde el seno del seol clamé, y mi voz oíste."

En primer lugar destacamos que Jonás dejó constancia de que El Señor escuchó su oración.

Dice aquí desde el seno del seol clamé. Esta es una traducción correcta de la palabra hebrea original. A veces Seol en la Biblia se traduce "sepulcro" y en otros lugares "el mundo invisible", con referencia a la morada de los muertos. Esta es una palabra que, de cualquier forma en que uno la considere, tiene que ver con la muerte, asociada con el cementerio, y no se puede traducir de otra manera. Por lo tanto, el punto de vista del profesor McGee es que Jonás estaba diciendo que el vientre de aquel pez era su tumba, el sepulcro, como el lugar donde se encuentran los muertos. Jonás fue consciente de que iba a morir dentro del pez y de que Dios le oiría y lo resucitaría de los muertos.

En cierta ocasión, después de escuchar un sermón, un joven fue a hablar con el Pastor de una iglesia y le manifestó su deseo de aceptar a Cristo. El Pastor le preguntó por qué no había pasado al frente, y este joven respondió que él tenía un problema que no podía superar. Al explicárselo, el joven le dijo: "Yo no puedo creer que un hombre pueda vivir tres días y tres noches dentro de un pez". El Pastor le respondió: "¿Y quién le dijo a usted eso?" y él a su vez respondió: "Bueno, parece que es lo que la Biblia da a entender y también es la opinión de mucha gente. Entonces el pastor continuó diciéndole: "para empezar, Jonás dejó en claro que el vientre del pez era su tumba, y un sepulcro es donde se encuentran los muertos. El joven, sorprendido dijo entonces: "¿entonces quiere decir que él realmente murió? ¡Esto significa que Dios lo resucitó de los muertos! "Pues eso fue exactamente lo que sucedió", añadió el pastor, apoyando el punto de vista del profesor McGee. El joven entonces concluyó diciendo: "Pues ese fue un milagro mayor que si Jonás hubiera sido mantenido vivo en el pez durante 3 días y 3 noches". Y realmente, fue un milagro mayor, porque se han escuchado testimonios de otros hombres que han sobrevivido esa experiencia.

Somos conscientes que algunos no adoptarán este punto de vista del profesor McGee y, por supuesto, las otras opiniones son tan respetables como ésta que hemos expuesto. Por ejemplo, la otra opción fue que Dios lo hubiera mantenido con vida todo el tiempo que permaneció en el pez. Y creemos que Dios, con Su poder, sin duda podría haberlo preservado con vida en aquel lugar. Aunque, la opinión del profesor McGee, como ya hemos expuesto, fue que la Biblia no se refirió a esta posibilidad, él reconoce que la interpretación general y más popular, así como la de la mayoría de los maestros y expositores Bíblicos, es que Jonás estuvo con vida durante aquellos 3 días y 3 noches en el vientre del pez.

Resumiendo, diremos que el profesor McGee ha mantenido la opinión de que la pregunta no radica en si Dios podía o no mantener a Jonás vivo dentro del pez. Por supuesto que podía haberlo hecho. La cuestión realmente es ¿lo mantuvo Dios con vida? En otras palabras, ¿fue el milagro el mantenerlo con vida, o resucitarlo de los muertos? Teniendo en cuenta que este libro ilustra la resurrección, el profesor McGee cree que Dios lo resucitó de los muertos, aunque reconoció que ésta no era una afirmación dogmática.

Bien, estimado oyente, tenemos que poner aquí punto final a nuestro estudio de hoy. Le agradecemos su compañía en esta etapa en que estamos estudiando el libro del profeta Jonás. Y como esperamos continuar contando con su participación, le sugerimos que lea el resto de este capítulo 2 y se familiarice así con la oración que pronunció Jonás. De esta manera, tendrá usted una comprensión mayor de esta gran oración del profeta. Así que, le esperamos para continuar nuestro viaje "a través de la Biblia."

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