Estudio bíblico de Apocalipsis 3:7-11

Apocalipsis 3

Versículos 7-12

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por el fascinante libro profético de Apocalipsis. Es el último libro de la Biblia, la Palabra de Dios. Fue escrito por el apóstol Juan cuando éste se encontraba exiliado a causa de su fe en Jesucristo, en la Isla de Patmos.

Para nuestros estimado oyentes que hoy se han acercado a nuestro programa por vez primera deseamos aclararles unos datos previos acerca de este libro Apocalipsis. El apóstol Juan recibió una visión magnífica y sobrecogedora en la cual vio a Jesucristo glorificado, en esplendor y majestad, y quién le ordenó escribir todo lo que iba a ver y escuchar. Jesucristo entonces comenzó a dictarle 7 cartas, a siete iglesias, escogidas por sus características que ejemplifican a las diferentes fases, o etapas, que la Iglesia de Jesucristo ha vivido en estos veinte siglos de su historia.

En nuestro programa anterior, comentamos algunos detalles acerca de la ubicación geográfica de la ciudad de Filadelfia. Todavía existe en la actualidad y se encuentra en las laderas de un hermoso valle, alejado de la costa de Turquía. Estaba situada en un extremo del ancho valle del río Cogamis, tributario del Hermo, que desemboca en el mar cerca de Esmirna. La ciudad tenía una gran acrópolis, un gran teatro. En el presente, la ciudad se ha extendido por las colinas y es una típica ciudad turca. Esa zona es muy propensa a sufrir movimientos sísmicos, que desembocan en terremotos. La mayor parte de su población abandonó esa región, primordialmente a causa de los terremotos, y también, por las reiteradas guerras e invasiones que sufrieron. En la época en que llegaron los Apóstoles, ya dominaba el idioma griego, porque esa región era una típica colonia griega. La ciudad de Filadelfia era una gran fortaleza que cortaba el camino y retrasaba a los enemigos que se aproximaba para destruir las grandes e importantes ciudades de Éfeso, Esmirna y Pérgamo, aunque estas ciudades también eran grandes fortalezas.

Filadelfia es una zona cuyo suelo sufre mucha erosión, pero su tierra muy fértil. En ese valle crecen hermosos árboles de laurel, cipreses, muchas variedades de flores, y plantas. En la ladera de las montañas proliferan los viñedos, y la excelente calidad del vino que desde siempre se producía, explica que uno de los dioses importantes al que adoraba la gente en la antigüedad, era Baco. Pero, también el Cristianismo había llegado a arraigarse y afirmarse en esa zona.

La ciudad no obtuvo su nombre, como piensan algunos, de la Biblia, de las Sagradas Escrituras. Su nombre, Filadelfia, significa "amor fraternal", y recibió ese nombre por el amor que existía entre Ciro II y su hermano Ecúmenes, quien era el rey de Pérgamo. Este hombre sentía un gran amor y una fuerte lealtad por su hermano, y esa fue el origen de que se llamara "la ciudad del amor fraternal".

Habíamos comentado en nuestro anterior programa que en el año 17 D. C., la ciudad fue sacudida por un gran terremoto que la destruyó totalmente. Ese mismo terremoto también destruyó completamente a Sardis, una de las ciudades que mencionamos anteriormente por ser sus creyentes destinatarios de otra carta de Jesucristo. Tiberio, el emperador, envió grandes sumas de dinero para la reconstrucción de esas ciudades.

Filadelfia fue el lugar donde los cristianos y los sarracenos lucharon durante las cruzadas, y también allí se enfrentaron en batalla, Turquía y Grecia en el año 1.922. Parece que hay algunos cristianos en Filadelfia, pero debido a la falta de libertad religiosa, no pueden darse a conocer, para no sufrir severas represalias.

La iglesia de Jesucristo se encontraba en una zona muy estratégica para ser una iglesia misionera. A esta iglesia la hemos llamado "la iglesia consagrada, viva". Fue una iglesia que regresó a la Palabra de Dios, y que enseñó la Palabra de Dios. Como ya mencionamos anteriormente, esta iglesia representa el período en la historia de la Iglesia de Jesucristo, que habría comenzado con la Reforma en el siglo 16, y se extenderá hasta aquel día en que Jesucristo regrese para recoger a Su Iglesia. Creemos que, a partir del siglo pasado, se está percibiendo un nuevo interés por la Palabra de Dios en el mundo. Perdida, en un mundo aparentemente tan globalizado, la gente busca su identidad, tiene preguntas y profundas inquietudes espirituales. Ahora, leamos el versículo 7 de este capítulo 3 de Apocalipsis:

7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: (Ap. 3:7)

Aquí queremos volver a recordarle, amigo oyente, que el ángel aquí mencionado, no es un ser celestial, sino que es un mensajero humano, es el pastor, el responsable de la iglesia. Jesucristo se presenta en la visión que le permitió ver y oír al apóstol Juan, como el Cristo glorificado, el Gran Sumo Sacerdote, en Gloria y santidad. Y Él les recuerda, a los creyentes en Filadelfia, que Él es santo. Él era santo, en el momento de Su nacimiento. Fue santo, en Su muerte, y Él es santo, hoy, en Su ocupación sacerdotal.

Probablemente usted, estimado oyente, recuerde que el ángel le dijo a María, en el momento de la anunciación del Señor: Lo santo que nacerá de ti. También Jesucristo en Su muerte, Él fue santo. Todos nuestros pecados estaban sobre Él, todas las terribles culpas de la humanidad, de cada persona, y aún así, Él no era pecador, como nosotros. Él fue santo, manso, sin contaminación, pero se dejó ensuciar con todas las terribles cargas de cada uno de los pecados, de cada ser humano. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículo 27, leemos: porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Jesucristo fue santo en Su muerte, y en Su resurrección. Ahora, Él también es santo hoy, en el ejercicio de Su alta función sacerdotal. En la epístola a los Hebreos, capítulo 7, versículo 26, leemos: Porque tal sumo sacerdote nos convenía: Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.

En Apocalipsis, se nos dice que Él es "verdadero". Recordemos lo que Jesucristo dijo de sí mismo: YO soy el Camino, la Verdad y la Vida. "Verdadero" aquí significa "genuino", adicional a la perfección en su totalidad. El que tiene la llave de David. Estas no son las llaves del Hades y de la muerte, que vimos al principio, en el comienzo de Apocalipsis 1, versículo 18. Esta llave nos habla de Su derecho real, reclamado como el Gobernante de todo este Universo. Él ocupará el trono de Su padre David, y en Su reino no habrá fin. Eso es lo que nos dice la Palabra de Dios, en el evangelio de Lucas 1, versículos 32 y 33. Él se sentará en el trono de David en el milenio, pero hoy, Él es el Soberano. Él está sentado a la diestra del Padre, esperando hasta que sus enemigos se conviertan en el estrado de sus pies. Él es El que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre. Esto es un gran consuelo para aquellos, para nosotros, que confiamos en Él, en nuestra vida diaria. Continuamos leyendo lo que Jesucristo le dice a esta iglesia aquí en el versículo 8 de este capítulo 3 de Apocalipsis:

8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. (Ap. 3:8)

Este versículo es la "máxima" de nuestro programa "La Fuente de la Vida", el lema del programa, por lo tanto, significa mucho para nosotros. Ahora, Filadelfia es la iglesia que se ha mantenido fiel a la Palabra de Dios, y por lo tanto, representa a todas aquellas iglesias, a través de todo el mundo, que aún se mantienen fieles a la Palabra de Dios. Vamos a detenernos en 7 puntos importantes, que son alabanzas y reconocimientos que Jesucristo menciona en su carta a la iglesia en Filadelfia:

1.- El Señor les dijo: Yo conozco tus obras. El Señor Jesucristo, amigo oyente, está buscando fruto. Él está buscando las "obras" en las vidas de los creyentes. Hemos sido salvos por gracia, pero también hemos sido creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Ef. 2:10). Amigo oyente, si usted se considera un auténtico cristiano, pero no produce "obras, o frutos", eso significa que algo no anda bien. Eso es lo que nos escribió el apóstol Santiago, que era un hombre práctico, y que pasaba mucho tiempo de rodillas, porque era un gran hombre de oración. Santiago dijo: Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. (San. 2:18). La fe salvadora produce obras. Calvino dijo: "La fe, sola, salva, pero la fe que salva, no está sola". Produce siempre algo.

2.- El Señor le dice: He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar. Esa podría ser una puerta al "gozo del Señor", o al "conocimiento" de las Escrituras. Creemos que significa que el Señor ha abierto una puerta al conocimiento de las Escrituras, lo que significa que, si Él abre esa puerta, Él quiere que usted entre, amigo oyente; Él abrirá una puerta a la oportunidad, para testificar y proclamar la Palabra de Dios.

3.- Continuó Jesucristo en este mismo versículo 8, del capítulo 3 de Apocalipsis: Porque aunque tienes poca fuerza. Con esto nos podemos identificar, tenemos pocas o ninguna fuerza. La palabra griega para "fuerza", es "dunamin", de la cual deriva también la palabra "dinamita". El Señor estaba diciendo a este pequeño y humilde grupo de cristianos, "tenéis poco poder". Ellos no eran muchos miembros en la iglesia, no tenían grandes programas, ni edificios espectaculares. A Dios no le impresionan ni la cantidad de personas que acuden a nuestra iglesia, ni la imagen o el renombre que pudiéramos tener. Lo verdaderamente importante para Dios es, si estamos proclamando fielmente la Palabra de Dios. Dios sólo nos pide fidelidad en usar adecuadamente aquello que Él nos ha confiado. Es decir: si administramos correctamente, sincera y limpiamente los recursos que él pone a nuestra disposición, sea poco o mucho. Eso es lo que realmente cuenta para Dios.

4.- Has guardado mi palabra. Tanto en los días de la primera iglesia, como en la actualidad, se ha cuestionado, o se ha negado, la inspiración divina de las Sagradas Escrituras. Esa iglesia en Filadelfia creía en la Palabra de Dios, y creía sólidamente en la inspiración del Espíritu Santo para plasmar el pensamiento de Dios, por escrito, en lo que hoy es la Biblia, el libro más vendido, más traducido, más perseguido, y el único que tiene poder para cambiar vidas, porque es la Palabra de Dios. Un teólogo liberal del siglo XX, declaró que ninguna persona inteligente podía creer en la inspiración verbal de la Biblia. Creer en la inspiración de la Biblia no depende de nuestro coeficiente intelectual, sino de la revelación que el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, da a cada persona que busca sinceramente la luz de la Verdad.

5.- Y no has negado mi nombre, continuó diciendo Jesucristo. También en aquellos tiempos había personas que se burlaban de los cristianos y del Nombre de su Dios. Tenemos que reconocer que en nuestros tiempos se blasfema, se mancha Su Nombre continuamente con frases soeces; se utiliza el nombre de Dios para chistes e insultos; se toma en vano el nombre sagrado de Dios, de Jesucristo. La deidad de Cristo se cuestiona, o se niega abiertamente, hasta en ambientes supuestamente "cristianos". Jesucristo aprueba, y anima a los creyentes en Filadelfia, porque se mantuvieron firmes, fieles y confiados en Él, al proclamar que Dios se hizo hombre, para mostrar Su amor al morir en sustitución por todos los pecadores, por nosotros. Continúa el versículo 9 de este capítulo 3 de Apocalipsis:

9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. (Ap. 3:9)

El remanente de Israel que había aceptado la obra salvadora de Jesucristo, y le aceptaban como su Mesías, habían dejado las prácticas en las sinagogas. El Apóstol Pablo afirmó, en su epístola a los Romanos, que no todo Israel, era genuinamente Israel. El apóstol Pablo consideraba como el verdadero Israel a todos los que se había vuelto a Cristo.

Ignacio, según Trench, y reconocido por Vincent, se refirió en sus escritos a una situación local, donde los judíos conversos a Jesucristo predicaban la fe que antes habían despreciado. Es interesante que en el imperio romano se enviaran grupos de judíos a zonas lejanas e inhóspitas, con el propósito de colonizar esa región, formando nueva colonias; esa fue la razón por la cual había tantos judíos también en esa región.

6.- He aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Ahora, el Señor Jesús también quiere hacer saber, a los enemigos de la fiel iglesia de Filadelfia, que Él ama a esta iglesia. Este es el sexto punto de su elogio.

Leamos lo que Él dice en el versículo 10:

10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. (Ap. 3:10)

7.- Has guardado la palabra de mi paciencia Esta es la última palabra de encomio a esta iglesia, que ha guardado la Palabra de Cristo, en paciencia. Esto, evidentemente, tiene que ver con la espera paciente por la venida de Cristo para recoger a los Suyos. En el siglo pasado se comenzó a enfatizar más las doctrinas de la escatología, el conocimiento y análisis de las profecías relacionadas con todos los grandes acontecimientos que están por delante, en un tiempo futuro. Creemos percibir un renovado interés por tratar de entender lo que ocurrirá en un futuro, según la Biblia.

Ahora, dijimos que el libro de Jesucristo es "el Libro de la Vida". Sabemos que aquellos que son salvos, los genuinos creyentes, serán llevados un día, todos juntos y de manera sobrenatural, para encontrarse con el Señor en las nubes, que será el traslado, o el arrebatamiento de la Iglesia. Pensamos que la iglesia de Filadelfia tiene las características de "la iglesia del rapto". La última iglesia que veremos más adelante, en nuestro próximo programa, será la iglesia de Laodicea, muy diferente a la de Filadelfia.

O sea que, las palabras de ánimo de Jesucristo a Su iglesia en Filadelfia significan, que ésta no pasará por el período de la Gran Tribulación. La iglesia será quitada del mundo, "arrebatada" antes de ese período de sufrimiento, y ese es su consuelo; esa es su esperanza; esa es su paciente espera por Cristo, por medio de la fe y la paciencia, para heredar las promesas que Dios ha anticipado a Sus hijos. La Iglesia no está aguardando la Gran Tribulación, con su juicio, como podemos ver aquí en Apocalipsis, sino que está esperando a que Él venga. Y Jesucristo, a continuación dice en el versículo 11 de este capítulo 3 de Apocalipsis:

11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. (Ap. 3:11)

"Pronto", no quiere decir "inmediatamente". Indica que cuando Él venga, las cosas sucederán rápidamente. Usted no puede perder su salvación, si es un hijo, una hija de Dios, y pertenece a la Familia de Dios. Pero, sí puede perder su corona. Puede perder su recompensa. En el versículo 12 de este capítulo 3 de Apocalipsis, dice:

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. (Ap. 3:12)

Hay dos columnas en la Filadelfia actual. Una, es la de la iglesia bizantina, pero no creemos que el texto haga alusión a ésta; y hay otra, una columna en la ladera de la montaña, oculta entre los cipreses y los laurel; esa columna es todo lo que queda de la ciudad original que existía en los tiempos de Juan. Yo lo haré columna en el templo de mi Dios. La iglesia aquí abajo fue destruida. Pero las columnas permanentes se encuentran allá arriba.

Luego Jesucristo dice: Escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios. . . y mi nombre nuevo. Esto será una visa en un pasaporte del creyente que le autorizará a ser considerado como ciudadano del Cielo.

Y escribiré en él mi nombre nuevo. Ese es Su nombre. Nosotros no tendremos un nombre nuevo. Jesucristo dice que Él tendrá un nombre nuevo, que nos lo dará a conocer en su momento. Este nuevo nombre tiene que ver con la relación personal que tendremos con Él en la Eternidad.

En nuestro próximo programa, hablaremos acerca de la iglesia de Laodicea. Estimado oyente, le animamos a que nos acompañe también en el siguiente programa. Como siempre, le recordamos que Dios está muy cerca de usted, pero Él desea, que usted se acerque a Él. Dios desea ofrecerle Su perdón, Su paz y Su amor. Jesucristo es el puente, y el camino, que nos permite llegar a la misma Presencia de la Santidad de Dios, nuestro Padre Celestial, y el Creador de todo el vasto e inmenso Universo. ¡Le animamos a que busque a Dios, y su vida nunca más será la misma!

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