Estudio bíblico de Apocalipsis 3:20-22

Apocalipsis 3

Versículos 20-22

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro estudio del único libro profético del Nuevo Testamento, y que también es el último libro de la Biblia: el libro de Apocalipsis. En nuestro programa anterior, habíamos llegado hasta el versículo 19 del capítulo 3 de Apocalipsis.

Se trata del mensaje que Jesucristo, glorificado, envió por medio del apóstol Juan, a la iglesia en Laodicea, con una amonestación y una recomendación. Retomamos el versículo 19, y leemos: Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. (Ap. 3:19).

Así es que, los cristianos, miembros de esa iglesia, aún podían volverse a Cristo, podía recobrar su celo y devoción de antaño. Ahora, esa palabra celoso, significa "ser ferviente", "entregado". Esta iglesia había llegado al punto de ser calificados por Jesucristo como "tibios". Continuamos con el siguiente versículo 20. Es una invitación amplia y general de parte del Señor Jesucristo, leamos:

20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Ap. 3:20)

Este es un hermoso cuadro del Señor Jesucristo, esperando, golpeando suavemente la puerta del corazón del pecador. Es una ilustración preciosa de la amorosa y tierna paciencia del Señor Jesucristo. El artista inglés Holman Hunt pintó un cuadro de Cristo frente a una puerta, según su imaginación. Cuando finalizó su obra, la expuso e invitó a sus amigos artistas a que lo vieran, y expresaran su opinión al respecto. Uno de ellos le dijo: "Holman, no incluiste una parte muy importante de la puerta. Te has olvidado de pintar un picaporte, o un pomo en la puerta". Y Holman contestó: "Bueno, es que esa puerta es un cuadro del corazón humano, y el pomo, el picaporte de la puerta, se encuentra por el lado de adentro de la puerta". Y, sí, estimado amigo oyente, eso es exactamente lo que quiere indicarnos este versículo. Él, Jesucristo está a la puerta y llama. Él no derriba ninguna puerta. Él no impone Su presencia, ni obliga a nadie "alojarlo" en su vida íntima, en su corazón. El Señor Jesucristo moverá el cielo y la tierra para llegar a la puerta de su corazón, estimado oyente, y cuando Él se encuentra cerca de usted, Él se detiene y llama suavemente, pero con paciencia. Usted es quien tiene que decidir si abrirá su corazón, su vida, o si por el contrario, se niega a escuchar esa voz, y le grita para que Él se marche, y le dice que le deje en paz, que no le necesita, que se encuentra bien, y que no tiene ninguna necesidad de Su compañía. Pero, aunque le hayamos rechazado una y otra vez, Jesucristo siempre continuará esperando. Su más ferviente deseo es transformarnos en verdaderos hijos de Dios, perdonándonos, y amándonos.

Y Él dice: Entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Esto nos habla de comunión, de comunicación, y de interacción con el Ser Supremos de todo el Universo. El "cenar", indica el alimentarse de la Palabra de Dios. Indica llegar a conocer a Jesucristo más íntimamente, personalmente. Continuamos en el versículo 21:

21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. (Ap. 3:21)

Debemos volver a recalcar que aquí Él nos está hablando de la relación estrecha con Su Padre. Destaca el hecho de que cuando Él está hablando de Su relación con el Padre, Él siempre personaliza esa relación, la hace excluyente, única. Así lo vemos aquí también. Jesucristo dice: Mi Padre. Cuando estaba en la Tierra dijo, por ejemplo: Subiré a Mi Padre. (Jn. 14:28); no dijo nuestro Padre, porque Su relación con el Padre siempre tiene otras características muy personales.

Ahora, con las siguientes palabras Él nos está preparando para la próxima escena que nos revela, dice: Y me he sentado con Mi Padre en Su trono, ese es el cuadro que veremos en los siguientes capítulos, y comentaremos en detalles, más a delante. Luego, en el versículo 22 de este capítulo 3 de Apocalipsis, leemos:

22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Ap. 3:22)

Este es un mensaje especial del Señor Jesucristo a todas las iglesias, pero para escucharlo se necesita tener el oído regenerado, limpio, ungido; cada hijo de Dios, que ya ha aceptado al Salvador, es limpiado, y regenerado por Su sangre, completamente. Su vista es la de Cristo, sus manos y pies, son como las de Cristo, y su oído y su habla, son como los de Cristo, o "como debieran ser". La facultad de comprender lo que Jesucristo nos quiere comunicar no depende de nuestra habilidad, ni de nuestra cultura y preparación académica. Y esa es la razón por la cual debemos tener mucho cuidado en cuanto a nuestro estudio de la Palabra de Dios. No debemos adelantarnos al Espíritu de Dios, sino que debemos permitir que Él sea nuestro maestro. Él quiere que usted le escuche, que escuche lo que Él tiene que decirle. Sólo el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, puede darnos la capacidad y la sensibilidad para escuchar y entender los misterios de Dios.

Bien, con esto concluye el tema de las siete iglesias. Estas son las "cosas que son". Hemos dedicado bastante tiempo a las siete iglesias, porque cada una se relaciona con un período en la historia de la iglesia de Jesucristo. Entender los tiempos, y conocer el momento en el cual vivimos, nos afecta y afectan a nuestra propia congregación; si somos miembros de Su iglesia, también somos miembros de Su cuerpo, que comenzó con la predicación del apóstol Pedro, en el día de Pentecostés. Su cuerpo, Su Iglesia, ha sobrevivido a todos los vaivenes de la historia, hasta la presente hora, y muchos millones ya han confiado en el Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador personal. Pero muchas almas todavía deben escuchar, "mientras haya tiempo" las buenas noticias del regalo de la salvación de su alma, por la Gracia de Jesucristo, de su Amor y Perdón.

Ahora, hemos mencionado que cada una de estas siete iglesias representaba un período de tiempo definido, que en su gran mayor parte ya se han cumplido. Creemos que nos encontramos en el período de las dos últimas iglesias. Y como ya hemos mencionado anteriormente, creemos observar una bifurcación en la visible y organizada iglesia de nuestro tiempo presente. Hay una parte de la iglesia que se está apartando cada vez, hasta llegar a la apostasía, que es representada por la iglesia de Laodicea. Una iglesia, con mucha estructura y organización, en la cual se podrá incluir todas las diversas familias del Cristianismo, que todavía se consideran "iglesias cristianas", pero que desde hace mucho se han apartado de la Palabra de Dios, y de la persona de Cristo. Pero, también continuará la iglesia que permanece cerca de la Palabra de Dios, representada por la iglesia en Filadelfia. Esa es la iglesia que será removida y quitada del mundo, cuando Jesucristo la llame. Una iglesia será "rescatada y removida" por el Señor, pero la otra pasará por el período de la Gran Tribulación.

Hay un claro mensaje en cada una de estas 7 iglesias. El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee decía que él había disfrutado mucho con el estudio de estas iglesias, porque había podido realizar varios viajes a Turquía, a esa zona que antes se llamaba el Asia Menor. Él tuvo la oportunidad de visitar las ruinas de las siete iglesias mencionadas aquí. Y decía, que cada vez que le tocaba estudiar cada una de estas iglesias, podía visualizar en su memoria las ruinas que observó, y recordar su situación actual. El Señor Jesucristo habló a cada iglesia, dentro de su contexto local y su situación particular. Cada una de estas 7 iglesias representan un período específico, y juntas completan toda la historia de la Iglesia de Jesucristo mientras ésta continúa aquí, en la Tierra.

Pero también encontramos, en cada una de ellas, un mensaje para usted y para mí, amigo oyente, aplicable y práctico para nuestra actualidad. A la iglesia de Éfeso, su mensaje contenía una seria advertencia que es válido e importante también para nosotros. Jesucristo había encontrado que a pesar de todas sus excelentes cualidades, la iglesia se estaban apartando de su primer, su mejor amor; se estaba enfriando en esa estrecha relación personal que tenían con el Señor Jesucristo. Creemos que la verdadera prueba para cualquier creyente hoy, especialmente para aquellos que desean servirle, es la prioridad que damos a nuestra relación con el Señor Jesucristo. ¿Le amamos? ¿Le amamos, sobre todas las cosas? ¿Atesoramos y cultivamos, como vital e insustituible, nuestra relación con el Señor Jesucristo? Cuando le amamos, entonces tendremos una relación íntima y personal con Él. Pero, cuando comenzamos a apartarnos de la persona de Cristo, cuando otras cosas se interponen, entonces nuestra relación se enfría, y llega a ser "tibia". La iglesia apóstata de Laodicea, era culpable de ser tibia. No parece ser esa una condición extremadamente mala, pero es la peor condición en la que se puede encontrar una persona en el plano espiritual.

Cierto predicador dijo en una ocasión: "Veinte creyentes tibios dañan más la causa de Cristo, que un ateo beligerante". Y estamos de acuerdo con esa observación. Una iglesia tibia es una desgracia para la causa de Cristo.

Y, como mencionamos en otra ocasión, cada una de estas iglesias tiene un mensaje que también es válido para nosotros. A la iglesia en Esmirna, Jesucristo le dijo que no temiera al sufrimiento. Pero, la posibilidad de sufrir nos llena de temor. No queremos pagar el precio que implica el servir a Cristo. Y, sin embargo, ese es muchas veces Su método para enseñarnos, y hacernos madurar.

Luego, tenemos la iglesia en Pérgamo. Recordemos lo que estudiamos en el capítulo 2 de Apocalipsis, versículos 14 y 15:

14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. 15Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. (Ap. 2:14-15)

Esa iglesia estaba expuesta al peligro de muchas falsas doctrinas. Éste grave peligro existe también hoy, enseñanzas que se desvían y alejan de las verdades del Evangelio. Eso es lo que andaba mal en la iglesia en Pérgamo. A la iglesia en Tiatira Jesucristo le dijo, lo estudiamos en el mismo capítulo 2 de Apocalipsis, versículo 20:

20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. (Ap. 2:20)

Aquí está lo que se llama "la nueva moralidad", que es presentada como un tema de ética moderna, tolerante y respetuosa; sin embargo es un grave peligro para muchos que no están firmes en su fe. Muchos creyentes piensan que pueden aceptar a Cristo, y luego vivir de cualquier manera, a "su" manera, pero no a la manera de Cristo. Pero, si usted es un verdadero hijo de Dios, no se rebajará a ese nivel.

El mensaje a la iglesia en Sardis, se le advirtió del peligro de una muerte espiritual. A ella le dijo Jesucristo: Tienes nombre de que vives, y estás muerto. ¿Asiste usted, estimado amigo oyente a una iglesia que Cristo evaluaría como "viva"? ¿Y usted, está vivo, espiritualmente hablando?

Luego, hemos visto el mensaje a la iglesia de Filadelfia. Jesucristo no tuvo ninguna palabra de condena para esa iglesia, pero sí le hizo una recomendación. Le dijo: Retén lo que tienes. ¿Qué es lo que ellos tenían? Él les elogió porque guardaba fielmente Su Palabra. Esa advertencia también nos afecta a nosotros, porque debemos tener mucho cuidado en ser fieles a Su Palabra, y guardarla como un tesoro. Tantas personas que comenzaron su camino como cristianos comprometidos amaban la Palabra de Dios, la guardaban, pero a lo largo de sus vidas, se fueron apartando de la ley de Dios, negando la fe que tiempo atrás les era tan importante.

Llegamos ahora al capítulo 4. Hemos visto la historia de la iglesia en los 3 capítulos anteriores, pero ahora ¿qué ocurrió con la Iglesia? A partir del capítulo 4, hasta el final del libro de Apocalipsis, ya no se menciona más a la Iglesia, excepto al final del libro. Pero de aquí en adelante, no vamos a encontrar la palabra "iglesia", que sin embargo fue mencionada 19 veces en los 3 primeros capítulos de Apocalipsis. ¿Por qué? Porque ha tenido lugar "el arrebatamiento o la recogida" de todos los miembros que pertenecían a esa Iglesia. Porque toda la Iglesia, sorpresivamente, instantáneamente, y de manera sobrenatural fue trasladada para encontrarse con Jesucristo en las nubes, y es llevada por Él al Cielo. Este evento ocurrirá durante el simbólico período de la iglesia de Filadelfia, quedando en la Tierra una organización religiosa que sí pasará la Gran Tribulación. A ese organismo lo volveremos a ver cuando se lo denomina como la Gran Ramera, o prostituta. El capítulo 17 de Apocalipsis es el cuadro más aterrador que encontramos en la Biblia. ¿Veremos otra vez a la Iglesia? Sí, pero ya no es la "Iglesia"; la veremos como una novia ? una novia adornada y preparada para el esposo. Los capítulos 4 al 22 abarcan la última división, la más amplia de este asombroso libro de Apocalipsis. Recordemos que Jesucristo mismo le dio al apóstol Juan la división de este libro. Le dijo: Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. (Ap. 1:19). Esto es en griego, "meta-tauta", las cosas que han de ser después de estas. Así es que, cuando llegamos a este capítulo 4 de Apocalipsis, ¿qué es lo que encontramos? Leamos el versículo 1 del capítulo 4:

1a Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, (Ap. 4:1a)

Ese es el sonido de la trompeta que ha llamado a la Iglesia a las nubes. ¿Y de quién era esa voz? La voz de Jesucristo. . .

1b dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. (Ap. 4:1b)

¿Qué clase de cosas? Bueno, eso lo veremos ahora al considerar este versículo 1. Son las cosas que sucederán después de estas. ¿Después de qué? Bueno, después de que la Iglesia completó su trayectoria terrenal, será llevada a los Cielos. Llegamos ahora a estas cosas, "meta-tauta", después de estas cosas. Vamos a destacar varias hechos, o acontecimientos sorprendentes que demuestran por sí mismas, que hemos entrado a una nueva división al comenzar el capítulo 4 de Apocalipsis.

1.- A partir del capítulo 4 hasta el final de Apocalipsis, la Iglesia ya no se menciona más. La última y breve referencia es el testimonio final en el capítulo 22, versículo 16. En el evangelio de Juan, capítulo 17, versículo 16, Cristo dijo de los Suyos: No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Él también dijo, en el versículo 3 del capítulo 14, del mismo evangelio de Juan: Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

2.- La escena en el capítulo 4 ahora se desarrolla en el Cielo, y ya que la Iglesia todavía es el tema principal, le seguimos a su nuevo hogar. ¿Cómo llegó la Iglesia al Cielo? El Apóstol Pablo nos da la respuesta; escribió: Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire. (1 Tes. 4:17). Y él explica este acontecimiento en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 15, versículos 51 y 52, del siguiente modo: He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Amigo oyente, la fe en el Señor Jesucristo nos permite ser parte de esa iglesia verdadera que un día se encontrará con Él en el aire. Los santos, los creyentes fieles, entrarán por la puerta abierta al cielo. Esta es la reunión de la Iglesia con Jesucristo en el cielo, desde donde Él se ocupará en dirigir los sucesos del período de la Gran Tribulación, que se desarrollarán en la Tierra, que veremos cuando lleguemos al capítulo 6 de Apocalipsis.

3.- La Iglesia no es un nombre, sino una definición de aquellos que han confiado en Cristo en este tiempo. Debemos tener algo claro en nuestras mentes: La palabra "iglesia" se deriva del sustantivo griego, "ekklesia"; y ek-kaleo, significa "llamar fuera de". Por lo tanto "ekklesia" quiere decir "un grupo de personas llamado a salir (fuera) del mundo". Al llegar la iglesia a su destino, al Cielo, pierde ese nombre por el cual era conocida en el mundo. Ahora, se utiliza otros términos para describirla. Vamos a verlo en el capítulo 4, como los 24 ancianos representan a la iglesia en el Cielo. También veremos a la iglesia en el Cielo como la Esposa, descendiendo a su nuevo hogar, la nueva Jerusalén.

Mientras tanto continúa en el mundo la organización apóstata, que se denominará con una terminología eclesiástica. Pero no se le otorga el título de "iglesia", sino que es llamada con el terrible nombre de la Gran Ramera, o prostituta. El Dr. George Gill dijo en cierta ocasión: "Cuando tenga lugar el arrebatamiento, habrá algunas iglesias que se reunirán al siguiente domingo, después de ese desconcertante suceso mundial, y no echará de menos a ninguno de sus miembros, todos estarán presente. ¿Por qué? Porque esa será una iglesia como la de Laodicea".

4.- Si la Iglesia, la fiel seguidora de Jesucristo y de Su Palabra, permaneciera en el mundo durante los juicios que se mencionan a partir del capítulo 6, no habría armonía entre la Gracia y la promesa que Dios ha hecho a la Iglesia de liberarnos del juicio.

5.- Finalmente, si continuamos del capítulo 3 al capítulo 4, sin reconocer este cambio, sería ignorar la división natural y normal del libro de Apocalipsis, la cual Jesucristo marcó cuando dijo: Las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas (Ap. 1:19). Esta última división se nos presenta con todo Su juicio e ira, y conviene que mantengamos nuestro enfoque sobre el Señor Jesucristo, porque Él es el centro. Él está dirigiendo todos los eventos para llevarlos a una conclusión efectiva y determinante. Apocalipsis 7, 17 dice: ...el Cordero que está en medio del trono.... Él es el Cordero que murió por los pecados del mundo. Y Él es Aquel que juzgará.

En nuestro programa de hoy, apenas hemos llegamos al umbral de este capítulo 4, pero tenemos que resaltar que se utiliza esta palabra "meta-tauta", que significa las cosas que han de ser después de estas dos veces, como reforzando ese pensamiento. En nuestro próximo estudio entraremos en más detalles para ver a la Iglesia en el cielo, y veremos el Trono de Dios, a los 24 ancianos, y cuatro seres vivientes en este capítulo. Le sugerimos adelantarse en su lectura de todo el capítulo 4. Pídale a Dios que le ilumine y le haga entender esos grandiosos textos bíblicos de la profecía de Apocalipsis. Hasta nuestro próximo programa, entonces, ¡que el Señor le bendiga!

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