Estudio bíblico de Lucas 21:1-38

Lucas 21

Hemos llegado a la sección profética del Evangelio de Lucas. Aunque ésta se corresponde con el Discurso del Monte de los Olivos de los Evangelios de Mateo y Marcos, hay un contraste, además de la similitud del texto Bíblico. El Evangelio de Mateo nos daba la respuesta a las siguientes 3 preguntas que los discípulos hicieron al Señor Jesús. (1) ¿Cuándo sucederán estas cosas?, es decir el cumplimiento de que no quedaría piedra sobre piedra; (2) ¿Cuál será la señal de Tu venida? y (3) ¿Cuál será la señal del fin del mundo? (Mateo 24:3). En este capítulo 21 de Lucas Jesús respondió a la primera pregunta. Lucas se ocupó de uno de los aspectos más prácticos de la profecía y no quedó ningún misterio ni especulación acerca de su significado. Porque la mayor parte de este relato de Lucas ya no es profecía, sino historia. Se cumplió en el año 70 de nuestra era. Después de todo, "la profecía es el molde en el cual se vierte la historia".

El capítulo comienza con Jesús observando cómo la gente entregaba su dinero en el templo y destacando Su elogio a la actitud de una viuda pobre.

Leamos, pues, los versículos 1 al 4, en los cuales

Jesús observó a la gente dando su dinero al templo

"Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre echó más que todos, pues todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía."

Pensando en las riquezas del templo (y era verdaderamente un templo suntuoso), la donación de la viuda, de 2 monedas de cobre, no equivalía a mucho para el mantenimiento del templo. El Señor no evaluaba la cantidad que una persona daba, sino lo que esa persona guardaba para sí. No estamos actualmente viviendo bajo un sisTema rígido de contribución en cuanto a las ofrendas, porque ello determinaría cuánto debe uno dar. En cuanto al contribuir con la décima parte, hay algunos que debieran dar más que esa cantidad debido a la forma en que Dios les ha bendecido económicamente. Dios mira al sacrificio que realiza el que da. Generalmente, es la persona que no puede contribuir más a causa de sus limitados recursos, la que hace un verdadero sacrificio. Porque Él le da valor a lo que una persona al dar, se reserva para sí.

Leamos los versículos 5 y 6, que comienzan a relatar como

Cómo Jesús respondió a la pregunta "¿Cuándo sucederán estas cosas?"

"A unos que hablaban de que el Templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida."

Cuando el Señor declaró que la viuda pobre contribuyó con su ofrenda más que todos los ricos, los discípulos dijeron: "¡Mira el templo, con sus riquezas y las valiosas piedras de su construcción!" Aquella riqueza era impresionante. Pero su magnificencia pronto desaparecería, convertida en cascotes, y piedras sueltas y caídas. Esa es la manera en que debiéramos contemplar las riquezas de este mundo. No permanecerán aquí por mucho tiempo. Pronto pasarán a la historia. Dice el versículo 7:

"Le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo ocurrirá esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?"

En los Evangelios de Mateo y Marcos, el énfasis se colocó sobre las 2 últimas preguntas formuladas al Señor Jesús: "¿Cuál será la señal de tu venida?" y "¿Cuáles serán las señales del fin del mundo?". En el Evangelio de Mateo lo más importante es el retorno de Cristo, y Él respondió a las preguntas relacionadas con ese evento. Aquí en el Evangelio de Lucas Jesús enfatizó el momento en que no quedaría en aquel lugar "piedra sobre piedra", es decir, en la destrucción de Jerusalén. Aunque ésta es una parte del Discurso del Monte de los Olivos, el Señor probablemente respondió a la primera pregunta de los discípulos; entonces, más tarde, cuando ellos vinieron al Monte de los Olivos y le preguntaron en detalle, les dio una explicación más formal y completa, que encontramos en el Evangelio de Mateo. Indudablemente el Señor pronunció Sus enseñanzas una y otra vez. Después de todo, la repetición es el método por medio del cual todos aprendemos.

Continuemos leyendo el versículo 8:

"Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: Yo soy el Cristo y: El tiempo está cerca. Pero no les sigáis."

Las características de los tiempos consistirían en la aparición de cristos falsos, que también son rasgos distintivos de la época en que vivimos, y de épocas anteriores desde que Cristo estuvo en la tierra. En Su tiempo ya hubo falsos mesías y, en la actualidad, hay quienes alegan poseer poderes sobrenaturales. Además, vivimos en una época en la que abundan nuevas sectas y religiones. Y añaden los versículos 9 y 10:

"Cuando oigáis de guerras y de revueltas, no os alarméis, porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces añadió: Se levantará nación contra nación y reino contra reino"

Otra característica de la época son las guerras, que se intensificarán hacia el final del período. Aunque el pacifismo se está extendiendo, la Palabra de Dios dice, en 1 Tesalonicenses 5:3, Cuando la gente diga "Todo está en paz y tranquilo", vendrá de repente sobre ellos la destrucción, como vienen los dolores de parto a una mujer encinta, y no podrán escapar. Esta es precisamente la situación en que nos encontramos. Las guerras son, pues, un rasgo característico de la totalidad del período hasta que el Señor regrese. Continuando con la descripción, dice el versículo 11,

"habrá grandes terremotos y, en diferentes lugares, hambres y enfermedades; y habrá terror y grandes señales del cielo."

Esta será otra característica de la época, que, probablemente, también se intensificará hacia los tiempos finales. Leamos también los versículos 12 al 15:

"Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Pero esto os será ocasión para dar testimonio de mí. Proponeos en vuestros corazones no pensar antes cómo habréis de responder en vuestra defensa, porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan."

En estos versículos el Señor estaba hablando a la nación de Israel. Y todos estos detalles se aplican específicamente a los judíos. En el Evangelio de Juan 15:18 y 19, el Señor dijo: Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió primero. Si fuerais del mundo, la gente del mundo os amaría como ama a los suyos. Pero yo os escogí de entre los que son del mundo, y por eso el mundo os odia, porque ya no sois del mundo. Si tú eres un seguidor del Señor Jesucristo, puedes estar seguro de que no te vas a destacar precisamente por tu popularidad. Continuemos leyendo los versículos 16 al 19:

"Seréis entregados aun por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Seréis odiados por todos por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras vidas."

La persecución que experimentarían los primeros discípulos era precursora de la que los discípulos futuros experimentarían al final de los tiempos. Estos versículos podrían aplicarse a los 144.000 judíos citados en el Apocalipsis, que estarán especialmente protegidos durante el período de la Gran Tribulación. Los sufrimientos de los judíos serán mucho mayores en ese período que los que han experimentado durante la segunda guerra mundial en los campos de concentración.

Los versículos 18 y 19 han confundido a algunos. Parece que aquí Jesús se refería a la salvación en el sentido de entrar al reino con vida. La frase "ganaréis vuestras almas con vuestra paciencia" (o vuestras vidas, como traducen otros) significa que los creyentes demostrarán pertenecer a una comunidad de amor, en oposición a los que se aparten de le fe y que se odiarán unos a otros durante los tiempos de persecución (como vemos en Mateo 24:10) Los que se salven serán aquellos que sean preservados por el soberano poder de Dios. Y dice el versículo 20:

"Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado."

Recordemos que los discípulos le habían preguntado al Señor: "¿Cuándo sucederán estas cosas?", es decir, el tiempo en que no quedaría una piedra sobre otra, lo cual ocurrió cuando el general romano Tito sitió a Jerusalén en el año 70. Creo que, cuarenta años más tarde, muchos de aquellos que oyeron estas palabras, al contemplar las fortificaciones en los muros de Jerusalén y ver los estandartes romanos desplegados, habrán recordado lo que Jesús predijo en esta ocasión. Leamos algunas advertencias más en el versículo 21:

"Entonces los que estén en Judea huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos no entren en ella."

Ellos tendrían que hacer entonces lo mismo que los que vivan en un futuro, en el período de la Gran Tribulación: salir de Jerusalén lo antes posible. El gran historiador judío Josefo nos relató el horrible sitio de Jerusalén. Durante el prolongado bloqueo de la ciudad, las madres devoraron a sus propios hijos. La gente murió en enormes cantidades y los muertos fueron arrojados por las murallas. Aquellos que se quedaron, murieron de hambre o fueron vendidos como esclavos. El Señor estaba dibujando un cuadro en miniatura de lo que sucedería en los últimos días. Algunos sostienen que aquello ya se cumplió en el año 70 y nunca podría ocurrir por segunda vez. El Señor dijo que ocurriría y sucedió una vez y dijo que volvería a ocurrir.

Continúan diciendo los versículos 22 al 24:

"porque estos son días de castigo, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Pero ¡ay de las que estén embarazadas y de las que tengan niños de pecho en aquellos días!, porque habrá gran calamidad en la tierra e ira sobre este pueblo. Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos hasta que sus tiempos se cumplan."

Los judíos fueron dispersados y Tito les convirtió en esclavos. Muchos de ellos edificaron el gran Coliseo de Roma. La ira y la aflicción cayeron sobre la nación de Israel. Desde el día en que Tito entró en la ciudad para conquistarla, hace más de 1.900 años, los judíos nunca han podido expulsar a los no judíos de Jerusalén, quienes han controlado la ciudad a partir de aquel día, incluyendo a muchos de los llamados "santos lugares". Y allí se encuentra la mezquita de Omar, en el lugar donde estaba su templo. El Señor dijo que los no judíos ocuparían Jerusalén hasta que los tiempos permitidos a esas naciones se cumpliesen. Y tales pueblos aún se encuentran en la ciudad. Resulta sorprendente comprobar la exactitud de las predicciones de la Palabra de Dios. Leamos ahora el versículo 25:

"Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas."

Creo que estas palabras se refieren a los últimos días de la época, antes de que Cristo regrese a la tierra. Este será el estado de la humanidad en esos últimos días. Leamos el versículo 26:

"Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas."

Hay algunos que citan este versículo y afirman que es una imagen de la actualidad. No creo que estemos viendo el cumplimiento de este versículo en la actualidad. Es cierto que las situaciones de crisis política y tensión social son motivo de gran preocupación en muchas naciones. Y las alteraciones en el mundo de la naturaleza son abrumadoras. Pero todo ello no hace más que confirmar que estos factores que hoy están presentes se agravarán mucho más en el futuro. Y dice el versículo 27:

"Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria."

Pero Cristo podría regresar en cualquier momento. Los acontecimientos se suceden con mucha rapidez en el mundo actual y la iglesia, llamada en la Biblia el cuerpo espiritual de Cristo, formada por todos los creyentes, podría ser llevada de esta tierra como parte de estos eventos futuros. Leamos el versículo 28:

"Cuando estas cosas comiencen a suceder, animaos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención y liberación está cerca."

¿Están estas cosas comenzando a suceder? No estamos en condiciones de saberlo, por carecer de una información interna de muchos de los factores que configuran en la escena internacional. Todo lo que podemos decir es que nuestra salvación y redención están más cerca hoy que cuando creímos en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor. Sabemos que Él vendrá otra vez y esto es lo realmente importante.

Continuemos leyendo los versículos 29 al 31:

"También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando veis que ya brotan sus hojas, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios."

En la Biblia, la higuera representa a la nación de Israel, como puede verse en Jeremías 24:1-5 y Oseas 9:10. Y añade el versículo 32:

"De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."

Algunos creen que la frase "esta generación" podría referirse a la raza de Israel. De esa manera, se afirmaría el carácter indestructible y la permanencia de ese pueblo en la historia. Pero aquí el énfasis parece recaer sobre la rapidez con la que se suceden estos eventos, más que sobre el carácter permanente del pueblo de Israel. Otros piensan que Jesús estaba diciéndoles a los discípulos que su generación vería la destrucción del templo, teniendo en cuenta que en los versículos 5 al 7 la discusión trataba sobre la destrucción del templo. Sin embargo, debido a que en el versículo 31 Jesús habló de la venida del reino de Dios, y también a la luz de Mateo 24:33 y 34, que dice que el Hijo del Hombre está cerca, a las puertas, parece preferible decir que la frase "esta generación", se refiere a la generación que vivirá en el tiempo de los eventos cosmológicos que precederán a la segunda venida de Cristo. En este caso la frase significaría que aquellas personas que verán el comienzo de estos eventos verán también la conclusión de los mismos. Esa generación realmente verá la instauración del reino de Dios. Yo me inclino por esta última explicación.

Leamos ahora los versículos 33 al 35:

"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se llenen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, porque como una trampa vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra."

Jesús exhortó a Sus discípulos a que estuvieran listos en todo tiempo. Aunque un creyente será capaz de anticipar la venida del reino por medio de las señales que la Biblia destaca, es posible enredarse tanto en los asuntos de esta vida, que algunos no estarán listos para el reino, cuando éste venga de forma repentina (como dice el versículo 34) y universal (como afirma el versículo 35). Fue contra esta actitud errónea, por tener las prioridades equivocadas, que Jesús les advirtió que tuviesen cuidado. No debemos descuidar la defensa en la guerra espiritual ni abandonar la vida cristiana activa. Estos son grandes días de oportunidad para vivir un testimonio dinámico de Dios. No me siento llamado para reformar al mundo, o para cambiarlo. Eso es asunto de Dios y no mío. El me ha pedido que viva para Él y que difunda Su Palabra. Y es lo que estoy intentando hacer, y espero que tú también lo hagas. Uno se siente muy a gusto cuando se encuentra controlado por la voluntad de Dios.

Prestemos, pues, atención a la siguiente recomendación del Señor. Leamos el versículo 36:

"Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre."

Vemos la importancia que el Señor le dio a que los suyos permaneciesen vigilantes y en una actitud de oración y dependencia de Él. ¿Y cómo podemos llegar a ser dignos de ese privilegio? Lo único que puede hacernos dignos es Cristo. En consecuencia, yo he confiado en Él como mi Salvador y le he entregado mi vida. Así que si estoy con vida en el momento en que Él recoja a Su iglesia, me encontraré con Él por la gracia de Dios.

Para finalizar nuestro programa de hoy, leamos el versículo 37:

"De día enseñaba en el Templo y por la noche salía y se quedaba en el monte que se llama de los Olivos. Y todo el pueblo acudía a él por la mañana para oírlo en el Templo."

La multitud reaccionó con asombro a la enseñanza de Jesús. El pasaba las noches en el Monte de los Olivos, donde seguramente dedicaba mucho tiempo a la oración, y cada mañana regresaba al templo para enseñar. La gente estaba tan a gusto con Su enseñanza que llegaba con las primeras horas del día, para tener oportunidad de oírle. Seguramente sus oyentes entendieron Sus enseñanzas sobre la venida del reino de una forma que no habían comprendido antes. Seguramente a ti y a mí nos hubiera agradado madrugar para estar en aquel grupo escuchándole. Sus palabras pronunciadas hace tanto tiempo, nos permiten vernos a nosotros mismos como Dios nos ve, y nos ayudan a comprender lo que está sucediendo hoy en el mundo.

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