Estudio bíblico de 1 Tesalonicenses 2:7-13

1 Tesalonicenses 2:7-13

En el día de hoy, estimado oyente, continuamos nuestro estudio del capítulo 2 de esta Primera epístola a los Tesalonicenses. En nuestro Bosquejo General, presentado en la introducción a este libro, hemos titulado a este capítulo "La venida de Cristo es una esperanza activa". Recordemos que en el primer capítulo de esta carta, titulado "La venida de Cristo es una esperanza inspiradora" hemos visto que el evangelio había sido recibido por los Tesalonicenses en medio de una gran aflicción. Pero también comprobamos los resultados de la predicación del apóstol Pablo, en que aquellos fieles creyentes se habían apartado de la idolatría para volverse a Dios. Y esa relación que tenían con Cristo les había convertido en un ejemplo para los cristianos de aquella época en otras ciudades del imperio Romano.

En los primeros 6 versículos de este capítulo hemos examinado "el motivo y método de un verdadero testigo de Jesucristo". Y a partir del versículo 7, podemos considerar "el aspecto maternal "del ministerio del apóstol Pablo, expresado en el consuelo que él les proporcionó a los Tesalonicenses.

La venida de Cristo para recoger a Su iglesia ha sido llamada "el arrebatamiento de la iglesia". Y no es una doctrina para discutir, sino una doctrina para vivir. Hay muchas personas que creen que Cristo vendrá a recoger a la iglesia después de la Gran Tribulación. Hay quienes piensan que vendrá antes, como creemos nosotros, y otras que creen que vendrá durante ese período de tiempo. Y aun, otros creen que no vendrá en absoluto, y sin embargo manifiestan creer en Él, como su Salvador. Ahora bien, para todos estos grupos que hemos mencionado, se plantea una pregunta importante: ¿cómo afecta su interpretación de la venida de Cristo a su vida? ¿La influencia de alguna manera? Estimado oyente, si su punto de vista sobre este tema no tiene efecto alguno sobre su vida, entonces usted debería reconsiderar lo que usted cree. La expectativa del retorno del Señor tendría que ser un factor motivador en la vida del creyente.

Vamos a leer nuevamente el versículo 7 de este segundo capítulo de la primera carta a los Tesalonicenses, a partir del cual vemos una faceta importante de la personalidad del apóstol Pablo, que era

El aspecto maternal del ministerio del apóstol (el consuelo)

"Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos."

La imagen entrañable que transmiten estas palabras, y que nos describe la relación del apóstol con los miembros de aquella iglesia de Tesalónica, nos recuerda al Señor Jesucristo cuando se refirió a Jerusalén con estas palabras: 37» ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!", como vemos en Mateo 23:37. Aquí vemos también una comparación que señala a esa relación entre madre e hijos, con la ternura y cuidado que ello implica. En este sentido, hemos de destacar que Jesús se identificó de diversas maneras en la Biblia. Se describió a sí mismo como el Buen Pastor que daría Su vida por las ovejas. El protege a Sus ovejas, y algún día las va a reunir en un redil en el cual vivirán seguras con El.

Así que el apóstol Pablo era esa clase de siervo de Dios. Amó a los creyentes Tesalonicenses con el amor de una madre. Para él, ellos eran entrañables. Debemos estar agradecidos a Dios que hoy también haya personas dedicadas al ministerio cristiano que demuestran tener ese carácter en su trato con los creyentes. Quizás tales cristianos no sean grandes expositores Bíblicos, pero creen en la Palabra de Dios y la predican por medio de palabras y obras. Son aquellos que consuelan a los que necesitan ese contacto personal y ese estímulo, en una época en que la depresión, la tristeza y la angustia hacen estragos en las vidas de los creyentes. Estimado oyente, Dios utiliza a estos hombres y mujeres de una manera tal, que usted no debe temer el permitir que le ayuden y le aconsejen. En todo caso, en esta carta del apóstol Pablo, al ver el ejemplo en que se convirtieron aquellos cristianos de Tesalónica, tenemos una demostración práctica de los resultados de la influencia de uno de estos mensajeros de Dios, mensajeros que hoy mismo, por medio de la Biblia y la influencia del Espíritu Santo en sus vidas, producen en nuestras vidas un impacto espiritual, un crecimiento integral.

Vamos a continuar en esta sección considerando lo que nos dijo Pablo en el versículo 8:

"Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, porque habéis llegado a sernos muy queridos."

Por la forma de expresarse, mostrándose dispuestos a dar literalmente la vida por ellos, podemos ver cuán genuino era el amor que Pablo y sus colaboradores sentían por aquellos cristianos. Y dijo además en el versículo 9:

"Os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo, trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios."

La expresión trabajo y fatiga. . . trabajando de noche y de día podría describir el trabajo de una madre. Hay un dicho que, más o menos, dice lo siguiente: "El trabajo de un hombre es de sol a sol, pero el trabajo de una mujer, nunca queda terminado". Una madre no es como una nodriza, mujer que por dinero cría una criatura ajena. Pablo estaba diciendo que él no era como una nodriza, que trabajaba por horas. No era como un canguro, que cuidaba a niños y es contratada por períodos limitados.

¿Ha oído usted alguna vez de un sindicato que establezca que una madre debe trabajar solo por ocho horas al día? ¿Ha sabido usted de alguna madre que, como si estuviera en un centro de trabajo, marque en una ficha en una máquina con reloj la hora de su entrada y salida, y que cuando cumpla su horario deje de atender a su hijo que llora negándose a seguir trabajando? Todos sabemos que una madre no tiene horario; su amor requiere una dedicación completa. Y de esa manera actuó el apóstol Pablo, mostrando el tierno cuidado de una madre.

Y llegamos ahora sí, al versículo 10 de este capítulo 2 de la Primera epístola a los Tesalonicenses, donde el apóstol pasó a describir

El aspecto paternal del ministerio del apóstol (el mandato)

"Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con vosotros los creyentes."

Dice aquí: Vosotros sois testigos. Pablo estaba hablando de algo que ellos sabían de primera mano que era cierto. Observemos cómo se comportó el apóstol entre ellos.

Dijo a continuación, que lo hizo de manera santa. El cumplió cuidadosa y prudentemente su deber ante Dios. En esto consiste una vida que llamamos "santa". De la misma manera, actuó de forma justa. Es decir, que también cumplió cuidadosamente su función ante los hombres. Pablo tenía una responsabilidad ante Dios y ante los creyentes y la cumplió en ambos casos.

A veces oímos hablar de cristianos "consagrados". Si usted espera ser uno de ellos deberá vivir una vida santa delante de Dios. Dependiendo de Dios y sin prestar atención a la hora. Los que trabajan a veces intensifican su actividad cuando su jefe los observa o está cerca. Si usted trabaja para Dios, se espera que usted trabaje todo el tiempo, porque Dios siempre está cerca. El solo hecho de sentirse emocionado por un sermón, y pedir que alguien ore por usted no producirá una vida consagrada. ¿Qué piensa su jefe de usted? O, si usted es un estudiante, ¿qué piensa su maestro de usted? La pereza no tiene cabida en una vida consagrada. Una vida cristiana consagrada es una vida santa, vivida siempre con una conciencia plena de la presencia de Dios.

Este versículo también añade que Pablo se comportó irreprochablemente. Esto quiere decir que ninguna acusación o reproche podía mantenerse contra el apóstol o sus compañeros de tarea misionera. Ello no significa que sus enemigos no le acusaron de algo, porque así lo hicieron. Pero tales críticas, como eran infundadas, se desvanecieron por sí mismas.

La gente siempre podrá decir cosas desagradables de usted, pero lo importante es que las críticas no sean ciertas. Pablo y sus colaboradores mantuvieron el elevado nivel de una vida santa. Una vida santa siempre cuenta. No tiene nada que ver con obtener su salvación, pero tiene la máxima importancia para la salvación de las personas que le rodean, porque ellas le están observando. Continuemos leyendo el versículo 11 de este segundo capítulo de 1 Tesalonicenses:

"También sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros"

Aquí dice exhortábamos. Esta palabra proviene del griego "parakaleo". Quiere decir que Pablo se puso al lado de ellos para ayudar, para aconsejar, para suplicar, para convencerlos. Es interesante observar que fue la misma palabra que se utilizó para el Espíritu Santo. Recordemos que Jesús dijo que enviaría el Espíritu Santo, que convencería al mundo de su error en cuanto al pecado, en cuanto a la justicia, y en cuanto al juicio, como podemos ver en Juan 16:7-11. Estos tres elementos están siempre presentes en el mensaje del evangelio. (Y estamos convencidos que uno nunca llega a presentar el evangelio con el poder del Espíritu Santo, hasta que el Espíritu Santo pueda convencer a las personas de pecado, de justicia y de juicio.)

En este versículo 11 el apóstol continuó diciendo de él y sus colaboradores: consolábamos. Este no es el sentido en que usamos la palabra hoy. Vimos este significado en el aspecto maternal del ministerio de Pablo. La palabra en el idioma original significa más bien "persuadir", que es convencer o inducir a alguien para que crea o haga algo. Hay que destacar que había un sentido de urgencia en el mensaje del apóstol a los Tesalonicenses. Este sentido es evidente cuando él, en varias ocasiones se dirigió a ellos diciendo en un tono de súplica, os rogamos. Y esta es la forma en que, aun hoy, el evangelio debería ser presentado. Pero continuemos leyendo el versículo 12:

"Y os encargábamos que anduvierais como es digno de Dios, que os llamó a su Reino y gloria."

Aquí el apóstol comenzó diciendo os encargábamos. Otra versión tradujo "amonestábamos". Aquí hay una nota de severidad, que implica disciplina. Es una palabra muy viril, que contiene la idea de solidez, de firmeza. Nos tememos que, a veces, la predicación cristiana del púlpito parece débil, pronunciada por un predicador bondadoso, y dirigida a personas bondadosas, animándolas para que continúen siendo bondadosas. Contiene poco sentido de urgencia, de apremio. ¡Qué gran contraste con el ministerio del apóstol Pablo!

Y continuó diciendo en el versículo 12: "y os encargábamos que anduvierais como es digno de Dios". Esto mismo fue lo que Pablo escribió a los Efesios en 4:1, 1Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados.

Y este versículo 12 termina diciendo que Dios ha llamado a los Suyos a Su Reino, lo cual se refiere a Su reino terrenal, y también los ha llamado a la gloria, que se refiere al reino eterno. En otras palabras, les pidió que tuvieran una perspectiva del gran plan y propósito de Dios, y que vivieran a la luz de la eternidad. Finalmente por hoy, leamos el versículo 13 de este segundo capítulo de 1 Tesalonicenses.

"Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes."

Aquí tenemos el otro lado de la proclamación del evangelio. Pablo les había dicho al principio, como vimos en 1 Ts. 1:5, pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo. Esa es la forma en la cual el evangelio debe ser presentado. Si alguien está presentando el evangelio y lo está comunicando con el poder divino, su mensaje debería ser recibido como la Palabra de Dios.

Estimado oyente, permítanos hacerle una pregunta: ¿Cómo recibe usted la Palabra de Dios? ¿La recibe como la Palabra de Dios? ¿Se siente aludido por ella, emocionado, impactado, o la recibe con un actitud crítica hacia el predicador, o hacia el contenido del mensaje? En este último caso, ¿será que no está recibiendo el mensaje como la Palabra de Dios?

La Palabra de Dios debe ser comunicada como la Palabra de Dios, y también debe ser recibida como tal, con una actitud abierta, con un espíritu sensible, y con respecto a la autoridad que tiene como Palabra de Dios. Estimado oyente, si usted la recibe de esa manera, entonces esa Palabra podrá actuar en usted, y usted será bendecido, inspirado y motivado por ella. Si no la recibe con esa actitud, entonces, usted estará perdiendo el tiempo.

Hemos visto entonces la claridad con la que Pablo estuvo exponiendo la Palabra de Dios. Esta Palabra irritó a algunas personas porque la Palabra de Dios es como la sal, y la sal escuece cuando está en contacto con la herida abierta del pecado en la vida de un individuo. Y la Palabra de Dios es también una luz, pero hay muchas personas que prefieren la oscuridad, porque sus hechos son perversos. Como dijo Juan en el capítulo 3, versículo 19; Y esta es la condenación; la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus acciones eran malas.

Pablo estaba enseñando en este capítulo que la iglesia de Dios debería reflejar a la familia de Dios aquí en la tierra. El habló de una relación maternal con los creyentes, de una relación paternal, y después, en el párrafo siguiente, vemos que hablará sobre una relación fraternal. Ahora, ¿qué queremos decir al expresar que la iglesia tendría que reflejar a la familia de Dios?

La iglesia debería ser una revelación de Dios para la comunidad, tal como la familia debería serlo. La relación entre marido, mujer e hijos en el hogar tendría que revelar el triple aspecto del amor de Dios y Cristo para el mundo. Pablo acababa de presentar el aspecto maternal expresado en la iglesia local. El estaba dispuesto a trabajar día y noche para alimentar a los Tesalonicenses, tal como un niño es alimentado por su madre. No trabajaba por horarios previamente determinados, sino que estaba dedicado a ellos a tiempo completo. O sea, que les dedicó a aquellos creyentes todas sus fuerzas, su energía, y la totalidad de su tiempo. Se entregó a ellos sin ninguna limitación.

Después Pablo dijo que era como un padre para esa iglesia. Un hijo en el hogar necesita experimentar tanto el amor maternal como el amor paternal. En nuestro tiempo, cuando los padres están separados o divorciados es una tragedia para los hijos. El hijo con mucha frecuencia no recibe el amor del padre. Ese amor paternal también es expresado en la disciplina, y Pablo dijo que él era esa clase de padre para la iglesia en Tesalónica.

Algunos al enseñar la Biblia ponen el énfasis sobre el consuelo. Siempre están consolando a los cristianos. A la gente le agrada ese énfasis porque a todos les gusta ser consolados. A algunos les gusta que les froten la espalda y la cabeza, porque es físicamente reconfortante, es relajante y produce un bienestar físico. Pero no solo debemos tener consuelo; también necesitamos disciplina. Nos tememos que, lamentablemente, el aspecto paternal, el lado de la disciplina, es una carencia en nuestros hogares, en la vida pública, y también en la comunidad cristiana. Por todo ello, siguiendo los principios de la Palabra de Dios, del modelo de la vida y del mensaje de Jesucristo, el mensaje de los apóstoles y siervos de Dios de los primeros tiempos de la historia de la iglesia, y concretamente el ministerio del apóstol Pablo que estamos considerando, mantuvo el equilibrio adecuado entre el consuelo y la disciplina. El mismo Pablo les diría a los Efesios en 4:15 que hablaran la verdad en amor. Y así hicieron todos aquellos siervos de Dios: comunicaron la verdad con amor. Y ese, estimado oyente, es el principio que rige nuestra comunicación del mensaje del evangelio, y la enseñanza de la Biblia.

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